Biodanza

Biocentrismo y principio biocéntrico. Ética y vivencia

Siguiendo con el interés en difundir la base teórica de Biodanza, me propongo escribir sobre biocentrismo y principio biocéntrico para esclarecer los orígenes de ambas propuestas y disipar las dudas y confusiones que, desde el mismo movimiento Biodanza, surgen en relación a este tema.

IntroducciónA partir de mediados del siglo XX se impulsa a nivel mundial la conciencia ecológica en contraposición de la ética antropocéntrica que postula que, el ser humano es el centro y el eje del universo por la capacidad de razonar y actuar respecto a fines, permitiéndole transformar la naturaleza a su conveniencia y crear una realidad a su gusto. Esta superioridad del ser humano sobre toda la biosfera se apoya en los avances científicos y tecnológicos que posibilitan el control y el dominio del mundo natural.

Desconectarse de la vida implica dar vía libre al ego y terminar olvidándose del principio fundamental de unidad que sitúa al ser humano como un habitante más del conjunto viviente. La debastación de los bosques, el crecimiento ilimitado, el consumismo, las políticas de supremacía, la indutrialización, no sólo estan agotando los recursos naturales, provocando esclavitud y desequilibrio, sino que están destruyendo nuestro hogar. Esta realidad despertó la conciencia ecológica (del griego eco-casa y logia-conocimiento) desde un enfoque biocéntrico, recuperando el valor intrínseco de la naturaleza generadora de vida y planteando un cambio del paradigma existencial que redefine conceptos y valores.

BiocentrismoLa ética biocéntrica coloca al ser humano en su verdadero lugar en el hábitat, como un miembro más de la comunidad biosfera, compartiendo destino común con las otras especies y elementos de la Tierra en tanto que forma parte de la totalidad del sistema. Se fundamenta en el paradigma holista de la ciencia, desplazando al paradigma positivista que defiende un mundo atomizado y jerarquizado sin reconocimiento de interconexiones y vínculos entre elementos que lo integran.

El paradigma biocéntrico se asocia a la ecología profunda propuesta por el filósofo y activista Arne Naess en 1973. Su enfoque partió de empezar a “hacernos preguntas y búsquedas más profundas, observando el para qué y cómo de la forma como vivimos, identificando como encaja en nuestras creencias, necesidades y valores más profundos. Une pensamiento, sentimiento, espiritualidad y acción para trascender el individualismo y participar en la evolución de la vida y el mundo al que pertenecemos.

Naess desarrolla dos “normas últimas” de la ecología profunda que resumen la base conceptual filosófica del movimiento: la autorrealización (crecimiento y desarrollo integral del ser) y la igualdad biocéntrica (toda estructura viviente tiene el mismo derecho a vivir, crecer, expresarse y evolucionar).

Principio Biocéntrico. En esa misma dácada de los 70, Rolando Toro, creador del sistema Biodanza, propone denominar Principio Biocéntrico a un estilo de sentir y pensar que toma como punto de partida y como referencia existencial la vivencia y la comprensión de los sistemas vivientes.

Rolando dice: “el método utilizado en Biodanza es antipredictivo. Procede desde el hecho ineludible de la existencia de la vida aqui-ahora, hacia el origen del cosmos. Nuestra propuesta puede parecer sorprendente, porque estamos habituados a usar la lógica deductiva, es decir, a partir de ciertos hechos derivar conclusiones predictivas. Nuestro enfoque es de conocimiento a partir de la vivencia de la vida y de la certidumbre que entrega esa vivencia como dato inicial.”

De acuerdo con el Principio Biocéntrico, – continúa diciendo- el universo es un portentoso sistema viviente. La vida no surgió como una consecuencia de procesos atómicos y químicos, sino como estructura guía de construcción universal. La evolución del universo es, en realidad, la evolución de la vía.

Debido a la riqueza del pensamiento de Rolando Toro, transcribo íntegramente el texto del material teórico de Biodanza donde el autor define el origen Principio Biocéntrico.

A partir del Principio Biocéntrico cambia la estrategia de mudanza existencial. Los parámetros de nuestro estilo de vida son los parámetros de la vida cósmica. Esto quiere decir que nuestros movimientos, nuestra danza, se organizan como expresiones de vida no como medios para alcanzar fines antropológicos, sociales o político-económicos. Nuestros movimientos se gestan en el sentido nutricio del proceso evolutivo, para crear más vida dentro de la vida. Para rescatar vida allí donde es oprimida. Si las condiciones sociales y culturales son anti-vida, nuestra propuesta es la mudanza de esos sistemas, no a partir de ideologías o acciones política, sino restableciendo en cada momento, con nuestra propia vida, las condiciones para la nutrición de la vida. No nos interesa, por tanto, la consistencia ideológica de un hombre, sino su consistencia afectiva, el ejercicio del movimiento-amor.

(…) El pensamiento tradicional sostiene que la vida surgió por la combinación y recombinación de elementos químicos en condiciones de temperatura y presión apropiadas, dentro de un ambiente en que el agua, el carbono, el fósforo, sodio y otros elementos, estás presentes. Por el contrario, el universo como totalidad, puede ser concebido como un sistema viviente, un organismo pulsador de vida. Dentro de ese universo, la vida se expresa en infinitos ensayos.

El Principio Biocéntrico concentra su interés en el universo concebido como Sistema viviente. No son apenas los animales, las plantas o el hombre el reino de la vida. Todo lo que existe, desde los neutrinos hasta los cuazares, desde las rocas hasta los pensamientos más sutiles, forman parte de un fantástico Orologium biológico. El Principio Biocéntrico es, por tanto, un punto de partida para estructurar las nuevas percepciones y las nuevas ciencias del futuro. Prioridad de lo viviente, ilusión del determinismo físico y abandono progresivo del pensamiento lineal, para entrar en la percepción topológica y en la poética de la similaridad.

Así como la Física se funda dentro del cuerpo de la Biología, la conciencia se incorpora al ámbito de la emocionalidad, si podemos caracterizar lo emocional como lo vivencial. Si la verdad en el sentido tradicional de la Ciencia, es una propuesta tautológica, podemos sin embargo, alcanzar la Dimensión del Sentido e incorporarnos a ella en forma viviente: ser el Sentido mismo como el danzarín que es en sí mismo ritmo y armonía.

Toda expresión, movimiento, danza, es un lenguaje viviente. A través de Biodanza llegamos a la fuente originaria de los impulsos de vida. Danza, amor y vida son términos que aluden al fenómeno de la unicidad cósmica.

Síntesis. El biocentrismo surge como nuevo paradigma existencial donde todo sistema vivo está vinculado entre sí con la finalidad de preservar la vida. Así el ser humano no es superior que ningún otro componente de la creación. Sus capacidades están al servicio de preservar la vida. Restaura el equilibrio entre especies, revisa la realidad de las necesidades humanas al servicio de la vida y no la vida al servicio del ser humano. Proclama un estilo de vida basado en la solidaridad, la hermandad y la conciencia ecológica. Propone la vinculación con la vida a partir de actos que promuevan vida y su evolución.

El Principio Biocéntrico situa la vida como matriz generadora del Universo. Es la vida la que ordena el Universo y no a la inversa.  Su visión es cosmogónica, sistémica, ecológica y espiritual. Aporta al biocentrismo la vivencia de ser  vida. ¿Cómo?, articulando un sistema capaz de potenciar el vínculo con la vida, impulsar los potenciales genéticos que nos hermanan con la creación y nos devuelven la cordura perdida en el juego de la ilusión. Vivenciar la vida desde dentro, donde dentro y fuera no están separados, somos uno conmigo, uno contigo, uno con la naturaleza y el cosmos.

La metodología de Biodanza y Educación Biocéntrica despierta al ser a la vida real, la creativa, la que nos hace sentirnos vivos; no la nos hace desgraciadas y perdidas en un mundo imaginario abarrotado por culturas y patrones de convivencia que nos aíslan e inducen a una ensoñación extenuante que requiere muerte y destrucción para mantenerla.

El Principio Biocèntrico que propone Rolando empodera en el amor, ese palabra gastada que hemos de recuperar para resignificarla y darle el verdadero valor en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en nuestros pensamientos y actos para crear juntos el mundo que de verdad queremos para toda la creación, mirándonos de frente sin miedo a ser, reconocer al otro como a mi misma y vivir en satisfacción y plenitud.

Esta es la maravillosa propuesta de Rolando Toro cuando crea el Principio Biocéntrico como eje de un sistema que recupera el vínculo con la vida y la sitúa en la sacralidad, manifestándose en el movimiento danza, en la alegría de la celebración, en las rondas de manos dadas, miradas, gestos universales generadores de vida, encuentros, silencios, conexión con la divinidad que habita dentro de cada una de nosotras. La práctica continuada de Biodanza recupera la base existencial del ser y nos obsequia con la conciencia alegre que la vida, es para sentirse viva aquí y ahora.

Bibliografía

  • Toro, Rolando. Teoria de Biodanza. vol. 1. Editora ALAB.
  • La Torre, MA. Antropocentrismo e biocentrismo. Due paradigmi a confronto.  Alberto Perdisa Editore.
  • Ibarra, Guadalupe. Ética del medio ambiente. Rev Elementos nº 73, vol 16.
  • Libero Manoc, F. Biocentrismo. L’alba dela nuevoa civilta’umana. Editora Nuevo Impronta.
  • Walsh, Rogers; Vaughan Frances. Trascender el ego. Ed. Kairos).

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