Este post lo dedico a todas las personas que de alguna forma u otra, hemos aprendido a transformar la «diferencia» en una vivencia integradora de la diversidad que Somos
Esta mañana me he encontrado en la calle con una vecina del pueblo que no había visto desde el inicio del confinamiento. El encuentro entre máscaras que casi ocultan el rostro, me ha dejado la sensación de una comunicación escasa, casi diría insuficiente, porque el gesto, la piel, la palabra y el movimiento de la boca al hablar son lenguaje, el lenguaje corporal que no engaña. La conversación ha sido breve, justo para ponernos al día con cuatro detalles y convenir un encuentro en otro momento. En este encontrarnos, aunque fugaz, he recordado que es «ser diferente» en el patriarcado.
Para el Imperio, la diferencia es un error que subsanar, un fallo en el sistema, algo que no puede permitirse y por el «bien de todos» hay que asimilar. Ser distinta genera libertad y conciencia ampliada, así que si no eres útil para nutrir a la Bestia, vas a sufrir las consecuencias.
En mi historia personal, que en esencia es como tantas y tantas otras, recuerdo que mi singularidad era etiquetada como «diferencia». Con el tiempo aprendí que «ser diferente» en el sistema neoliberal, ocultaba un significado no-dicho de negación y carencia: no-ser-apropiada, no-ser-suficiente, provocar lástima o «pena» con la típica frase de «pobrecita» o «pobre» dicha por las almas «misericordiosas» que se llaman a sí mismas «compasivas». La lista sigue y sigue, porque la diferencia en este Imperio puede llevar a un desprecio tal que duela hasta morir, y no te hablo del morir simbólico y necesario para la transformación; te hablo del asesinato y del suicidio. Tal es la impiedad y locura del patriarcado.
Tengo el vivo recuerdo de, quizás con 10-12 años aproximadamente, cuestionarme en silencio ¿cómo he de ser si siendo como soy no soy bien?.
Esta pregunta la he escuchado y la sigo escuchando tantas y tantas veces en boca de tantas y tantas personas de todas las edades y condiciones, que hoy, concretamente hoy, me duele el alma. La buena noticia es que ese dolor forma parte de la transformación necesaria para recordar qué somos, qué hacemos aquí en este mundo tan hostil, tan difícil de sostener, tan oscuramente manipulado; y aunque de vez en cuando surjan estas inquietudes y otras que nos hagan dudar de todo, el resumen es uno sólo: Sé lo que ya eres y nunca has dejado de ser. Que no te aturda el estruendo del sistema: Sé lo que ya eres y nunca has dejado de Ser, nada más y nada menos; ni buena ni mala; ni eso o aquello, ni paquí ni pallà: Eres diversa, singular, porque formas parte de esta maravillosa diversidad que es la Vida. Tu singularidad es la Vida.
diversidad: distinto a; prefijo di (separación múltiple) más el verbo versus (girar, dar la vuelta). Cualidad de múltiple y abundante.
diferencia: prefio di (separación múltiple) y (verbo fere llevar, cargar). Sin cualidades.
Diccionario etimológico
Casi ocho millones de especies habitamos Gaia entre animales, hongos, plantas, algas, protozoo y moho. Los expertos han conseguido identificar sólo dos millones y afirman que, dado el impacto que causa el ser humano en el hábitat natural provocando la rápida extinción de múltiples especies, una gran cantidad de ellas desaparecerán antes de ser identificadas. ¿Por qué el ser humano se ha convertido en el mayor peligro para la Vida?
Desde la perspectiva biocéntrica la causa principal de este «desconcierto» es la ilusión de la separación vivida como realidad.

El ser humano ha dejado de sentirse parte de la Vida; no siempre ha sido así. En estos tiempos vivimos cargando literalmente la diferencia. En esta experiencia de separación, hemos olvidado el verdadero significado de diversidad. Diversidad es la capacidad de percibirse separada sin estarlo, para poder observar más allá de sí misma e identificar lo distinto/semejante. Si en ese percibirse nos olvidamos del propósito original y nos precipitamos a la experiencia de la disociación.
Para distinguir Verdad de Mentira, precisamos regresar al punto de partida, a la Unidad, lo único que existe.
Hay una definición de Verdad de Dan Winter (psicofisiólogo, ingeniero e investigador), que dice así:
«La Verdad es un punto de fricción donde chocan dos fuerzas con la misma intensidad pero en sentido contrario.
Nuestro cuerpo posee la llave maestra para regresar al centro, a la Vida. En el ADN se halla toda la información que define la singularidad de cada una y de todas las criaturas de la Tierra. El diseño fractal de la Vida se encuentra también (por supuesto) en nosotras.

El ADN (ácido desoxirribonucleico) es un ácido nucleico (macromoléculas específicas en la célula), encargado de almacenar y difundir la información genética para el desarrollo y funcionamiento de todos los seres vivos, desde los organismos unicelulares hasta la persona que somos. Una de sus características es la autoregeneración: se repara a sí mismo cuando se daña.
Cada organismo vivo, y todos ellos, tienen su propio genoma o ADN completo. Se encuentra en el núcleo de cada célula y está compuesto de un código de seis mil millones de letras en cuatro tipos de bloques clasificados como: A [adeina], T [tininA], C [citosina] y G [guanina]. El orden de las letras de este código, que es único en cada ser vivo, hace que el genoma tenga diferentes funciones que definen la singularidad de cada ser.

No pretendo darte una clase de genética, tampoco podría porque no soy experta. Si te aburre el tema sólo te pido que te quedes un poco más; he de contarte todo esto para llegar a donde quiero llegar.
El movimiento del genoma es toroidal (ver mosaico de imágenes). La doble hélice se mueve en espiral, impulsada por el campo magnético de resonancia que se genera dentro del toroide. Cuando la doble hélice, en su movimiento danzante lleva a doblarse a sí misma, la información que contiene se «despierta» de forma que activa las funciones que van definiendo nuestra singularidad a lo largo de toda la vida. Ese punto de torsión es llamado también punto sagrado porque es donde convergen todas las fuerzas electromagnéticas. Las iglesias, catedrales, pirámides y muchos edificios emblemáticos están situados en lugares «sagrados» por esta motivo dentro de lo que llamamos Red Planetaria.




Según investigaciones de Dan Winter sobre la naturaleza eléctrica de la emoción, los análisis de las señales de frecuencia o armónicos del corazón, emiten señales eléctricas que intervienen en el desarrollo de las funciones del ser. Si las emociones son de amor, compasión, placer, paz,… genera armónicos que hacen «danzar» el ADN hasta el punto de torsión donde se libera la información que estructura al ser humano. [Nota: si te interesa saber más detalles técnicos sobre este tema, aquí te dejo un enlace donde hallarás diferentes videos explicativos. ( Dan Winter, Geometría del Corazón).
En sus investigaciones de más de treinta años, Dan Winter descubrió que hay emociones «calientes» y otras «frescas», esto es debido al movimiento toroidal de explosión/implosión. Las «calientes» o reactivas pertenecen al movimiento explosivo -hacia fuera- y están asociadas a la rabia, el miedo, la ira, la cólera, la frustración, etc. inundando el organismo de frecuencias desentructurantes en sí misma. Las «frescas» o armónicas (movimiento toroidal de implosión -hacia dentro) se asocian a sentimientos de paz, amor, bienestar, sosiego, contemplación, y activan la danza toroidal del ADN que libera la información de nuestros potenciales genéticos definiendo así nuestra singularidad. El equilibro armónico explosión/implosión nos define, pero es en la implosión donde puede modificarse. Esto ocurre en todos los seres vivos, no solo en el ser humano, porque la vida es fractal.

Todo esto para decirte que estamos diseñados para el placer y el bienestar. Nuestro organismo activa todos sus potenciales genéticos con la práctica del Amor y la Compasión. Todo lo que nos hace sentir separadas de la Vida, es una ilusión y por tanto limita. Somos la Vida manifestándose como individualidad en su Unidad.
En nuestras aulas, en nuestras familias, en nuestros círculos de amistades, en todas nuestras relaciones, si escuchamos el cuerpo, el latir del corazón, el calor y la frescura de las emociones, podremos Ser. Encuentra tiempo para amarte amando y transformar así conscientemente tu organismo, tu realidad, la nuestra y por ende, la realidad colectiva.
Para que esta escucha se dé, precisamos Paz y Silencio. No te hablo de una vida asceta y aburrida, te indico la autocontemplación, la autoindagación. La práctica diaria de la autoindagación, te hará corregir los errores y percibir las mentiras y las ilusiones que nos confunden y nos atrapan en tempestades que parecen eternas. Sólo la Verdad, la única Verdad permanece. Escuchar el cuerpo, nos puede ayudar a transformar la realidad. El poder está en ti, te habita, no está fuera. No es por mí, ni por ti, es por las generaciones futuras, por los hijos e hijas de la Tierra, por el Cosmos y el Universo. La Vida soy yo. Yo Soy la Vida.
Sigue adelante. No estas sola. Somos muchas ya; cada vez somos más.
Si este mensaje te ha llegado, me alegra de corazón porque esa es la intención. Si no es para ti, déjalo pasar y sigue tu caminar. Gracias.
Con Amor y Servicio.