¿Por qué Biodanza tiene la capacidad de incidir en la identidad y modificar estructuras biológicas, psicológicas y emocionales? La respuesta la encontramos en la base teórica de Biodanza. El estudio de los organismo vivos o los sistemas vivientes proporciona a Rolando Toro el fundamento biológico en el que estructura un sistema que se autodefine como de integración humana: biológicamente por renovación orgánica, psicológicamente por reeducación afectiva e intuitivamente por reaprendizaje de las funciones originarias de vida, cuando Biodanza es practicada con regularidad.
Los principios fundamentales de este sistema integrador, surgen de las investigaciones en el campo de la Biología Genética, la Ciencia de la Evolución, el estudio comparado de las estructuras morfológicas, la Teoría de Sistema de Regulación, el estudio bioquímico de la memoria, entre otros. En este artículo, analizaremos algunos de esos principios (utilizaremos material teóricos de los textos de Teoría de Biodanza, vol I. Editoria ALAB) para llegar al concepto de armonía propuesto por Rolando. Algunos de esos principios son:
Filiación bioquímica común de los seres vivos. Los elementos químicos de todos los seres vivos son los mismos, tanto para una ameba como para un ser humano: 20 aminoácidos (para las proteínas) y 4 tipos de nucleótidos (para los ácidos nucleares). Este descubrimiento fundamenta la unidad del reino viviente, la ineludible vinculación que tenemos los seres humanos con todos los seres vivos desde los más simples a los más diferenciados.
El funcionamiento de los procesos biológicos de todos los seres vivos se produce también con las mismas secuencias de reacciones en todos los organismos vivos: replicación (ADN), transferencia de información (ARN), expresión (polipéptidos), replicación (proteína globular).
Invariancia reproductiva. El contenido de información genética de cada especie, se transmite de generación a generación dentro de un patrón específico, garantizando los procesos de renovación y conservación permanente del organismo. En los organismos pluricelulares, cada célula posee la totalidad de la información genética.
Ontogenia, Filogenia y Teleonomia. La ontogenia es el proceso integral de desarrollo hacia un estado adulto, mediante el cual se alcanzan ciertas formas estructurales que permiten al organismo desempeñar ciertas funciones en concordancia con el plan innato que lo delimita con respecto al medio circundante. La filogenia sería la historia de transformaciones adaptativas a través de procesos reproductivos, con la tendencia de llevar a cabo el plan de la especie con una total subordinación del individuo a ese fin. Teleonomía es el «plan innato» o rasgos indispensables para definir la organización del sistema vivo.
Las proteínas de la estructura del ADN desempeñan la función telenómica, los ácidos nucléicos la invariancia.
Evolución selectiva. Principio de adaptabilidad. Los organismos vivos cumplen líneas evolutivas diferentes de acuerdo a las condiciones del ambiente. Mientras algunas especies se mantienen durante millones de años dentro del mismo patrón estructural, como insectos u ostras, otras se modifican y continúan su proceso evolutivo. La «estructura selectiva» individual conecta con el ambiente mediante mecanismos de afinidad y rechazo en una pulsación orgánica. Interviene un proceso de aprendizaje y determina las relaciones del individuo con su medio.
Diferenciación. Principio de bio-diversidad. Existe diferencia entre especies y en cada individuo de la misma especie, hasta tal punto que se convierte en un individuo único, un ejemplar biológico singular. El proceso de diferenciación individual (ontológico) se acentúa de acuerdo con las posibilidades de desenvolvimiento del medio ambiente que lo circunda y por otras circunstancias.
La diferenciación evolutiva individual se produce por el reforzamiento y refinamiento de ciertos impulsos del potencial humano en tendencia a la armonía y la plenitud.
Memoria. En los organismos vivos existe el proceso de codificación, decodificación, almacenamiento y evocación de informaciones, que se estructuran químicamente a través del ácido ribonucleico. Todo aprendizaje es siempre una modificación bioquímica del organismo. Existe aprendizaje cognitivo-operacional, emocional-afectivo y visceral. El instinto puede considerarse la memoria de la especie, una expresión teleonómica de preservar la vida.
Autorregulación. Los seres vivos son sistemas autorregulados y sus funciones automáticas se basan en la perfección de sus mecanismos de retroalimentación. En los mamíferos superiores y en especial el ser humano, existen además sistema nos autorregulados que a menudo interfieren gravemente en la unidad funcional. De alguna manera, la autonomía del ser humano, su libertad de acción y libre elección, ponen en riesgo su supervivencia. El desorden en las regulaciones ecológicas producido por la civilización, es un ejemplo de este fenómeno.
Extásis/intasis. El ser humano manifiesta desde su nacimiento el impulso de trascender límites, buscando la integración de unidades mayores. Podemos llamar impulso de transcendencia, de expansión hasta la Experiencia Cósmica, para fusionarse con la totalidad. En estos estados de fusión, se activan diferentes zonas del cerebro que desencadenan sentimiento de alegría y éxtasis de fusión con la totalidad, en un universo indiferenciado donde no existe dentro/fuera; todo es uno.
El «Eterno Retorno» es una conducta registrada arquetípicamente en los mitos de renacimiento y en las festividades agrícolas. La tendencia a volver al orden primigenio y reciclar los padrones biológicos originarios, es una constante en todos los pueblos. Las ceremonias de trance y renacimiento son manifestaciones de este impulso.
Identidad. Uno de los procesos más evolucionados de los seres vivos es la aparición de la identidad o la conciencia de sí mismo como ser diferenciado y la percepción conmovedora de estar vivo. La función de la conciencia tiene una raíz biológica y se estructura sobre un fondo bioquímico.
Así podriamos estar nombrando unos cuantos puntos más sobre la base teórica de Biodanza (evolución radial y reticular, autonomía, simbiosis,…), corroborando científicamente que todo organismo vivo sigue un patrón matricial que impulsa la evolución y conservación del mismo, en tendencia a la armonía de las partes y del conjunto. Y es aquí donde quiero llegar, al concepto de armonía propuesto por Rolando Toro.
En referencia a los sistema vivientes, Humberto Maturana dice: «son redes de producciones moleculares en las que las moléculas producidas generan con sus interacciones la misma red que las produce». Su principio es la Unidad que mantiene la armonía de las partes con el todo en perfecta evolución autopoyésica. Siguiendo el hilo y mirando al ser humano, podríamos pensar que la complejidad de la consciencia y el libre albedrío del que dispone, ppdrían dificultar esa tendencia a la armonía pero la vinculación orgánica con la estructura matricial de los sistemas vivos permanece latente en todos los seres vivos, impulsando al ser humano a la armonía y la integración armónica con la totalidad. A esa «llamada» Rolando la identifica como «la más intensa forma de nostalgia humana: la nostalgia de amor» que dispone al ser al encuentro consciente con su verdadera naturaleza trascendente, o también llamado «búsqueda del Santo Grial», la plenitud.
Esta necesidad de comunión armónica se manifiesta a lo largo de la historia de la humanidad en todas las culturas y tiempos: en India la búsqueda de la armonía interna en resonancia con la armonía cósmica a través de la meditación y el yoga; en China a través de la meditación corporal Tai Chi Chuan y los 64 exagramas del I´Ching; en Grecia la armonía de las esferas de Pitágoras para poner un ejemplo entre tantos otros filósofos y arquitectos en busca de la expresión de principio de armonía universal; astrólogos egipcios, medievales alquimistas, las danzas sufis,….Einstein a través de la Teoría del Campo Unificado,… una humanidad en búsqueda constante para describir de forma coherente, racional, poética, práctica, la tendencia intrínseca de la condición ser vivo: La Armonía.
Para Rolando Toro la armonía no es una categoría dialécticamente opuesta al caos, ni es oposición ni dinamismo cíclico. Es una relación procesal en que la armonía surge dentro de un cauce evolutivo por la sucesiva organización del caos. Como propone Heráclito, la armonía del eterno retorno, del eterno renacimiento: la armonía en movimiento.
En Biodanza la «Armonía es movimiento-amor, función hipotalámica de comunicación y contacto, riesgo, lucha y cuidado por establecer puentes a través de los cuales circula la energía vital.» ¿Cómo recuperar la vivencia íntima del movimiento-amor? ¿cuál sería su instrumento?. La mirada, el gesto, el canto, la caricia,.. el retorno a la esencia de la expresión del ser. «Una armonía pulsante, fluida, cálida; una armonía en la que cada individuo encuentra a Amnios, el semejante que lo contiene», dice Rolando.
Ese es su propósito: «Restituir en nosotros esta armonía original».
«(…) Si los movimientos que realiza un individuo aumentan su unidad y mantienen su homeostasis, estamos frente a un proceso integrador que podría llamarse evolutivo. Si la vida de un ser humano se integra a otros centros de vida cada vez más amplios, tal vez estaremos impulsando el proceso evolutivo».
Delante de un mundo recreado para morir, ser destruido, caducado, explotado, barrido, extorsionado, surge la llamada de la Vida que pulsa hacia la Armonía inevitable. Retomar gestos universales generadores de vida, recuperar su significado original y reeditar en nuestra piel la alegría de ser viviente, integrado en un todo cósmico, evolucionando a la par, transformando el presente en expresión de vida y sentir la satisfacción de ser en la vida.
Biodanza es así. Por eso hay que vivirla.