Después de una jornada histórica del 1 de octubre, en la que el pueblo catalán manifestaba de forma pacífica su deseo de ser escuchado y de decidir cómo queremos vivir, y el cuerpo represivo del gobierno español expandía su violencia contra nuestra reivindicación pacífica, los sentimientos que mi pueblo está viviendo no son de rabia ni de resentimiento; predomina la tristeza y el dolor de evidenciar que en España y en algunas pocas partes del mundo, se nos trata como terroristas neuróticos, radicales y merecedores de respuestas «proporcionales» a nuestro acto de rebelión.
Las imágenes que circulan por internet y que el pueblo español no puede ver porque el gobierno de España las prohíbe, hablan de quién tiene el mando y cuales son sus formas y maneras de gobernar. Tengo amigos por toda España y son pocos los que saben la verdad de lo que está ocurriendo aquí en Catalunya, porque las noticias que les llegan están sesgadas y teñidas de un nacionalismo inquisidor y enfermo que manipula mentes y corazones a su conveniencia. ¿Es esta la España unida que proclaman los políticos que gobiernan el país? ¿Una España unida bajo el yugo de la violencia y la represión brutal de gentes y personas en pie de Paz? ¿Es así como se entiende y se ejerce la unidad? Nunca puede surgir la unidad sin respeto, sin espacios para la escucha y el diálogo, con mentiras tejidas para manipular la información y mostrarla a la conveniencia de un gobierno que pretende mantener la unidad con violencia y represión. ¿No tuvimos bastante con la dictadura militar de Franco? Parece que el pueblo español no ha limpiado esa herida profunda que ayer resurgió nuevamente.
Mi pueblo está triste, el pueblo catalán está triste, el humano allí donde esté está triste. La verdad que vivimos en Catalunya y en todo lugar donde se impone la violencia, no trasciende a las mentes que prefieren seguir creyendo en el viejo paradigma de la fuerza y la brutalidad. Este es un tiempo de cambio donde la oscuridad emerge para ser disipada, y mi pueblo, el pueblo catalán está preparado para que así sea. Seguiremos en pie de Paz, ahora y siempre. Nuestros corazones lloran de tristeza pero tenemos la fortaleza de la Tierra Libre y nos mantendremos como un pueblo libre y en Paz.
Ninguna bala de goma, ninguna porra, ninguna brutalidad hará que el pueblo catalán desista de ser un pueblo Libre y en Paz.