Biodanza

El concepto de Identidad en Biodanza

En los apuntes de la Teoría de Biodanza, volumen II editado por Associaçao Latino-Americana de Biodança (ALAB) encontramos esta frase de Rolando Toro: “La revisión del concepto de Identidad representa, a mi modo de ver, la tarea fundamental de la Filosofía Contemporánea”. ¿qué motivos llevaron a Toro a afirmar tal necesidad?

Para Rolando Toro la definición de identidad sólo puede entenderse desde el “ser en el mundo de Heidegger”, y las aportaciones de Maurice Merleau-Ponty y Jean Piaget, aunque también reconoce las aportaciones de otros autores como Leibniz, Kant, Schelling, Hegel, Buber, entre otros. Estimulado por sus investigaciones en otras áreas como la Sociología, la Antropología, la Mística y la Medicina, Rolando decide iniciar, según sus palabras, “una meditación sobre el concepto de Identidad, con todos los riesgos que implica esta aventura intelectual”, que le llevaran a postular una definición provisional (como dice él mismo), sobre el concepto de Identidad, que será la base estructural del proceso de integración de Biodanza.

Antes de entrar en la definición de Identidad que propone Rolando, vamos a conocer brevemente a estos tres autores significativos para el concepto psicológico de identidad.

Martin Heidegger

Martin Heidegger (1889-1976), nace en Alemania. Tenía una salud delicada, así que, en su primer intento de ingresar con veinte años en el seminario de los jesuitas, tuvo que abandonarlo por causa de su precaria salud. Años más tarde cursó estudios de teología católica que abandonó para entrar en Universidad de Friburgo para estudiar Filosofía con el profesor Edmund Husserl (fundador de la fenomenología trascendental basada en la contemplación de la esencia de las cosas) con quien se inició en la fenomenología que luego él aplicaría en sus investigaciones.

Aunque sus inclinaciones políticas le llevaron a apoyar a Hitler y afiliarse al Partido Nacionalsocialista, cosa que creó un vacío de reconocimiento público, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, Heidegger regresó a la Universidad y siguió su carrera filosófica ya fuera de la militancia nazi.

Influenciado por los presocráticos y en especial por Nietzche, Heidegger se cuestiona ¿qué es ser? desde una perspectiva no metafísica, ya que considera que la esencia del ser se ha olvidado. Heidegger pretende renovar totalmente el pensamiento occidental de tal forma que recupere la esencia del ser sin atributos, o sea, el “ser en el mundo de los hombres como un habitar poético”, porque afirma que el lenguaje de la ciencia e incluso de la filosofía no alcanza a dimensionar al ser; solo puede hacerlo la poesía. Heidegger afirma que “mi esencia como ser humano siempre está en contacto con el mundo”. El ser humano se autopercibe como “soy yo mismo”, pero no soy una entidad aislada, “Soy-con-el-mundo”.

Para acercarse a la comprensión de qué es ser, Heidegger introduce un término inventado por él mismo –Dasein-, que define las infinitas posibilidades de reconstruirnos como humanos en el instante presente, proyectándonos más allá de nuestro envoltorio físico ya que la conciencia se expande y trasciende la banalidad del vivir. Incide en la toma de conciencia de nuestra temporalidad, apreciándonos como seres finitos cuyo destino final es la muerte. Afrontar la finitud, la percepción temporal del vivir, aporta pleno sentido ya el tiempo se revela como un acontecer sin distracciones para apropiarnos de un destino realmente auténtico, evitando la fenomenología, aquello que se desvanece, que fluctúa y es pasajero.

En este sentido Rolando Toro cita en sus notas el sagrado libro Bhagavad-Guita en referencia al Ser Absoluto que habita en cada individuo, llamado en las enseñanzas védicas como “El Invulnerable Morador Interior” entre otros nombres. Es decir, cada ser humano participa de una Identidad Mayor, Absoluta y Eterna.

Maurice Merleau-Ponty

El otro autor nombrado especialmente por Tor es Maurice Merleau-Ponty (1908-1961), nacido en Francia. Se le conoce por tender puentes entre visiones filosóficas distantes entre sí, lo que llevó a conocerse como la “tercera vía” ontológica o relacionada con el ser. Fue catedrático de Filosofía Teórica en Collège de la France. Como en Heidegger, la fenomenología fue una notable fuente de inspiración para Merleau-Ponty. 

Aunque era un profundo defensor de la tesis cartesiana, no concebía el cuerpo y el pensamiento como entes independientes, sino como fenómenos integrados en una esencia común. Merleau-Ponty defendía que el cuerpo es un sujeto sintiente (corporeidad), diferente del organismo fisiológico estudiado por la biología. La corporeidad vivida unifica la actividad física con el pensamiento de manera que se reconocen mutuamente en su habitar juntos. Así, la realidad no es más que ”la simple proyección del individuo en unas coordenadas de espacio y tiempo que no existen más allá de su propia experiencia”.

El concepto de corporeidad vivida (cuerpo existente entre el punto de unión de conciencia y mundo) propuesto por Merleau-Ponty no niega la dimensión física; la equipara a un escenario donde los seres conscientes expresan su libertad de existir aún sabiendo que tiempo y espacio son objetos que explican propiedades de lo que es, y se manifiestan para que puedan ser sentidos y experimentados. 

Como afirma la física cuántica, Merleau-Ponty postula que ninguna persona abierta al conocimiento de las cosas es sólo un espectador pasivo de la realidad, sino que existe una relación entre el ser y la otredad que construye el conocimiento subjetivo del vivir. “La relación entre todo hombre y la historia pasa necesariamente por el modo en que percibe los hechos que se despliegan durante su ciclo vital en una dialéctica viva entre los cuerpos pensantes como ecosistema para la memoria de la humanidad”.

Jean Willian Fritz Piaget

Y por último tenemos a Jean William Fritz Piaget (1896-1980) nacido en Suiza. Doctor en Biología e interesado en la naturaleza del conocimiento. Sus estudios sobre el desarrollo intelectual, cognitivo y genético de los infantes le llevaron a influenciar significativamente en la psicología evolutiva y la pedagogía moderna. Desarrolla la teoría de las cuatro etapas del desarrollo cognitivo, afirmando que los principios de la lógica inician su desarrollo antes que el lenguaje y se generan a través de las acciones sensoriales y motrices del bebé en interacción con el medio.

Piaget percibe el proceso de adquisición de conocimientos en todos los estadios como el resultado natural que existe en todo individuo de comprender el mundo que le rodea. Este proceso de desarrollo intelectual implica estructuras compuestas de esquema, adaptación y organización, que se subdividen entre ellas para reorganizarse constantemente según el flujo del conocer, generando así su propia conciencia de “ser en el mundo”.

Sus estudios aportaron una nueva perspectiva a la psicología centrada en esa época por el psicoanálisis de Sigmund Freud (el desarrollo sexual del infante y sus relaciones afectivas con sus padres), y el conductismo que postulaba que el infante es una pagina en blanco que se escribe por las normas de conducta y la red de condicionamientos externos.

A partir de los estudios de Piaget, Merleau-Ponty, Heidegger y de otros, Rolando elabora un esquema dinámico de la Identidad[1], que es la base estructural del proceso de integración humana que propone la Biodanza.

Una de las aportaciones magistrales que Rolando aporta al concepto de Identidad, la encontramos en este texto que sigue:
“Yo puedo identificarme, en un momento dado, con el Aleluya de Haendel. ¿qué significa esto? Simplemente que me dejo conducir por ese movimiento musical hasta el punto de disminuir de tal modo la distancia entre la música y la propia percepción de mí mismo, que la frontera exterior-interior queda abolida y entonces, ya no estoy escuchando el Aleluya, sino que “yo soy la música”. Se ha producido una transubstanciación ontológica, un acto de mediumnidad. Este fenómeno tiene que ser el paradigma de nuestra meditación respecto al fenómeno de la identidad”.

Entonces Rolando deja rienda suelta a su verbo inspirado y sigue diciendo: “La ontología imposible de Heidegger no encontró la brecha en la investigación de la identificación musical. Digo que el centro de atención para la investigación de una ontología tiene que hacerse a través del éxtasis musical, por ser la música la “via regia”, es decir, la forma en que la consciencia se transforma en vivencia y la vivencia retorna de nuevo a la conciencia. Y es también, el fenómeno de la identificación musical, el que nos hace accesible la comprensión de la unidad cuerpo-alma, del continuum psicosomático y, en fin, de la filiación visceral del lenguaje poético».

Para Rolando Toro la conciencia de la propia identidad “no es solamente un pensamiento, es una vivencia corporal” que sólo puede resolverse a través del trance musical, donde la Identidad propia se funde con la Identidad del Todo. ” El secreto de la renovación de la vida está en esta coherencia con el origen”.  – dice el creador de la Biodanza.

Las ideas fundamentales de su meditación sobre la Identidad se resumen en seis puntos:

  1. La Identidad de un individuo se llena de significación ontológica, sólo en presencia de otro.
  2. La Identidad es inmutable, y sin embargo, está en permanente transformación.
  3. La relación erótica refuerza la identidad, a la vez que la torna vulnerable, mediante el contacto.
  4. La identidad sólo es concebible en relación con la nada-todo (desdiferenciación).
  5. La via regia para comprender la identidad es el trance musical.
  6. Siendo el movimiento la expresión de nuestra identidad, el acceso a sus modificaciones sólo puede ser a través de la danza, en su condición de vehículo para el trance.

De estas seis ideas fundamentales, Rolando destaca tres aspectos esenciales de la Identidad que rigen la estructura del proceso de integración de Biodanza:

  1. El concepto de Identidad no puede ir separado del concepto de Regresión o Desdiferenciación.
  2. La Identidad es permeable a los agentes externos, en especial a la música.
  3. La expresión ontológica de nuestra identidad es el movimiento corporal. La danza, por tanto, es una acción ejercida directamente sobre la identidad. El amor y el placer refuerzan la identidad.

Todas las propuestas de movimiento-danza en Biodanza, siguen estos tres aspectos para potenciar el “ser en el mundo” integrado y conectado a la Vida.


[1] Lo encuentras en los textos de la Formación para docentes de Biodanza y en la pág. 273 de la Teoría de Biodanza, volumen II. Editado por ALAB.

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