Notas de navegación

La humildad: el sustrato que nos compone

Hoy leía en las redes una frase de Alejando Jodorowsky, que dice así:

Tratar de sanar al otro exige humildad, porque en el camino de su curación tú debes desaparecer para permitirle curarse a sí mismo»

Reflexionando sobre las palabras del maestro Jodorowsky, han aparecido otras palabras de Rolando Toro: «el otro me trae noticias de mí«. Entre una y otra frase y otros pensares de aquí y de allá que emergen en mi sentir, me adentro en los armónicos sonoros que resuenan dentro y aparecen nuevos sonidos que suman y expanden significado y sentido.

Cuando el otro trae noticias de mí y mi intención vinculante es tratar de sanarle, en realidad, a quien estoy tratando de sanar es a esa parte de mí misma que sigue insistiendo en percibirse separada y que en esa humanidad fronteriza en la que vivo, donde van surgiendo grietas que se convierten en abismos, lo único que me regresa a la Verdad en mayúsculas, es la humildad entendida como el sustrato que me compone, que si bien es materia en descomposición, esa misma materia descompuesta es la que nutre la tierra en sus diversas capas, posibilitando que germinen nuevas semillas que darán flores que pueden dar frutos, y así, en una secuencia armónica de danza, música y vivencia, se da la Vida, de nuevo en mayúsculas; porque nada más existe que el Verbo, entendido como Nombre y Acción a la vez, que por eso le llaman Innombrable, y que en el intento de nombrar surge el palíndromo YoSoY haciendo referencia al círculo eterno y las pocas conjugaciones que lo sintetizan en primera y tercera persona en presente simple y continuo.

Reflexionar, crear espacios de reflexión ampliada, donde poder resignificar lo aprendido y dotarlo de nuevos sentidos y formas; y no sólo en la soledad del pensamiento que, aún siendo necesario ese estar sola, no puede ser solitario, pues la Vida no cesa y todo confluye en un sólo punto que podríamos llamar evolución, o quizás mejor, aprendizaje. No, mejor danza porque en la danza se da la evolución, el aprendizaje y el factor más importante que siempre, o casi siempre, queda rezagado en la traicionera memoria: el juego, que podría llamarse arte también, porque no hay juego sin arte y no hay arte sin juego. Un juego que no es uno cualquiera, sino el Juego (en mayúsculas de nuevo), el Juego Divino o la Lilah, como dejaron dicho los antiguos sabios de la India.

Me quedo pensando y… ¿será que hay algo no-divino?

Siguiendo el Hilo de Ariadna, la heroína del laberinto del Minotauro, como metáfora del Juego Divino (otra vez), la cual dicen que entró junto con Teseo, danzando con su hilo rojo hasta llegar al centro, allí donde habita el monstruo temido, y Teseo cubierto con una máscara de toro, mientras Ariadna seguía danzando con su hilo rojo rodeando a la bestia desprotegida por reconocer a un igual en Teseo, la temida fiera, embelesada por la escena, finalmente se deja herir de muerte, sembrando su sangre en el substrato de la tierra. Dicen que después salieron los dos, Ariadna y Teseo, siguiendo el hilo rojo de la heroína y que al salir, nuevas danzas y cantos siguieron, promesas de amor que terminaron en desencanto que a su vez abrió puertas al encuentro de su verdadero Yo, como reina del reino, junto a Dionisio. Y podríamos seguir así hasta quizás nuestros días, pero no es necesario porque mi intención en este post es destacar la humanidad que nos habita y que toma verdadero sentido en la vivencia comunitaria pues es la comunidad la que nos acoge, nos sustenta, nos compone, como ejemplo vivo del humus que somos.

Humus es un abono orgánico que se da por la descomposición avanzada de restos orgánicos. Es de color negruzco por su elevado contenido de carbono. Los elementos orgánicos que componen el humus son considerados estables ya que no se pueden ver significativamente modificados en el tiempo. El contenido de humus en la tierra es del 5% en bosques, mientras que en la playa es de 1%.

Fíjate que el porcentaje de humus, en relación a la composición de la tierra, es mínimo y, justo ahí, en la humanidad que nos compone, es donde se manifiesta la infinita Belleza que vincula dentro-fuera, luz-sombra, tierra-aire, fuego-agua, en una conjunción copulativa llamada «y» donde, como dice la Real Academia Española, copulan los mal llamados opuestos en una danza sin fin creadora del triángulo vital eterno vida-muerte-vida, una y otra vez, una y otra nota, uno y otro tono, uno y otro acorde que se vuelve sinfonía y así hasta el más allá.

Y… en esta danza copulativa me pregunto ¿dónde está el límite?

La voz me responde, no existe. El límite lo creamos nosotros, seres humanos (del humus), cuando nos quedamos atascados en la materia descompuesta que nos compone, sin percibir que es en ella donde se dan las características necesarias y sublimes que enriquecen la tierra para retener el agua y filtrarla a capas más profundas, para dar consistencia a los suelos arenosos, para enriquecer el suelo con los nutrientes de la descomposición, para prevenirla de patógenos, … Sí. Somos así los humanos: conjunción copulativa y frontera. ¿dónde está el límite?

Insiste la voz: no existe. Sólo existe la «inmutabilidad de lo eternamente mutable» como dice el Tao. Entonces, ¿Será por eso que el humano cuestiona tanto todo que se olvida que la cuestión es el hilo rojo de Ariadna?, aquella que después de participar en la matanza del monstruo, huyó con su infame amado Teseo, que la abandonó en una playa lejana y solitaria, donde más tarde Dionisio la encontró enloquecida de su sufrir, y en ese encuentro renació como Reina de su reino, no porque Dionisio le diera nada que ella no tuviera, sino porque es en la conjunción copulativa donde la frontera toma sentido y se significa, para volver a empezar o quizás sería mejor decir, para seguir empezando una y otra vez, una y otra nota, uno y otro tono, uno y otro acorde que se vuelve sinfonía y así hasta el más allá.

Todo esto para decirte que, el límite sí está. Existe. Su existencia es la justa y necesaria para regresar al centro donde todo confluye, donde todo se conjuga en un único Verbo, en un solo Armónico, con muchos nombres nombrado más con único sonido innombrable, que nos habita, nos compone, nos humaniza como humus en la tierra.

Amor y Servicio.

Biodanza, Cursos

Descanso en el sentir. Biodanza profundización

Descanso en el sentir. Una manera profunda de Danzar la Vida

Descanso en el sentir” es un encuentro de Biodanza profundización para honrar la Biodanza en mi vida y en la Vida, celebrando juntas y juntos dos acontecimientos bien significativos:

  • El 19 de abril de 1925 nacía Rolando Toro Araneda, el padre de la Biodanza. En su memoria, el 19 de abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Biodanza.
  • El mismo día 19 de abril del año 2008, me titulé como profesora de Biodanza SRT, junto con otras queridas compañeras de formación, así que este año hace 15 años.

Aunque ambas fechas tienen dimensiones muy distintas, las une la vivencia comunitaria que me recuerda las palabras de Toro: “Biodanza es un sistema de mudanza social cuya base en la comunidad”. Teoría de Biodanza, tomo I, Editora ALEB.

Si bien la transformación se da en lo individual, es en lo colectivo, en la comunidad humana donde incidimos, fortaleciéndonos en la verdadera vivencia integradora del Amor y el bienamar.

Mi deseo es celebrar contigo, biodanzante de más de dos años de experiencia en grupo regular de Biodanza, y contigo facilitadora y facilitador de Biodanza, porque cuando nuestra corporeidad viviente danza junta desde ese lugar experiencial, puedo-podemos sumergirme-nos en la profundidad del sentir, sentirme-sentirnos y descansar allí donde corazón y oído (no es casual que compartan el mismo verbo) se reúnen en sincronía con la Vida que Soy-Somos.

Si te vibra dentro, te invito a estar presente en esta celebración comunitaria. Para ello deberás formalizar la inscripción en el enlace https://forms.gle/uSk4DCG5EVmQ3H1k7

Domingo 16 de abril de 17,30 a 20,30h en l’Hivernacle Nature Sanctuary, BCN.

Aportación económica: 25€

Recuerda inscribirte con antelación ya que las plazas son limitadas.

Te veo. Nos vemos.

Amor y Servicio

Teresa Tendero

Teoría de Biodanza

El principio biocéntrico de Rolando Toro

Cuando hablamos del Principio de Vida, nos referimos a algo muy preciso: a funciones universales, a formas de vinculación y a desarrollo evolutivo. Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos” dice Rolando Toro. Esa manera de pensar y de sentir, referenciada en la vivencia y en la comprensión de los sistemas vivientes, Rolando la llamó Principio Biocéntrico.

Estamos en el punto 5 titulado El Principio Biocéntrico, del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, donde Rolando Toro desarrolla el significado de la Danza de la Vida. La Teoría de Biodanza son dos volúmenes con los textos originales escritos por Rolando Toro y editados por ALAB (Asociación Latino Americana de Biodanza) en el año 1991.


La Vida, tal y como nos la cuenta la ciencia tradicional, nos dice que surgió como consecuencia de la combinación y recombinación de elementos químicos expuestos a determinadas condiciones de ambiente, temperatura y presión que favorecieron la creación de la diversidad de las formas que conocemos. En resumen, la Vida es una consecuencia de procesos atómicos. Para Rolando Toro y muchos otros pensadores, la Vida no es una consecuencia; Ella es preexistente a la creación; es la guía y la estructura que construye el Universo. Las combinaciones de los elementos se dan por un Orden Mayor preexistente que ordena y estructura los grados de integración que se manifiestan como el Universo conocido. El Universo existe porque la Vida existe, no a la inversa.

Esta afirmación que Rolando Toro define como Principio Biocéntrico, parte de la vivencia de un universo organizado en función de la Vida. No es un planteamiento antrópico (producido por la actividad humana), cosmológico (parte de la astronomía que estudia las leyes universales), ni teológico (ciencia que trata de Dios y de las cosas divinas). El planteamiento del Principio Biocéntrico es biocosmológico ya que es la Vida la que organiza y estructura todo cuanto existe, ya sean elementos, astros, plantas, animales, moléculas; todo cuanto existe son componentes de un sistema viviente mayor llamado Bios = Vida, con sus ciclos vitales.

A pesar de que en el modelo teórico de Biodanza, la Anábasis y Catábasis se incorporaron unos cuantos años más tarde, Rolando Toro, en sus textos originales nos habla de los ciclos de la vida definidos por: la función catabólica (en biología sería el descenso de los nutrientes orgánicos hasta su degradación y muerte; en mitología Katábasis hace referencia al descenso al inframundo como parte del proceso evolutivo donde deviene la «muerte» como transformación necesaria para resucitar); y la función anabólica que en biología es el proceso metabólico de fabricar y almacenar (en mitología Anábasis hace referencia al resurgir de la Katábasis o muerte, como ser transformado para compartir lo vivido e incidir en y con el mundo). Todo este proceso viviente es, literal y simbólicamente, la expresión de la propia evolución del universo, que es la evolución de la Vida; no como aquello que se crea conforme a algo externo que favorece o no el proceso, sino como algo interno que lo permea todo, que lo habita todo dotándolo de estructura y orden para que la Vida siga evolucionando en sí misma, como sistema viviente.Como nota, te dejo dos enlaces a dos conferencias de Jaime Buhigas sobre Anábasis y Katábasis como proceso evolutivo de la Vida y Anábasis y Katábasis dentro del Laberinto.

Todo cuanto existe, desde los neutrinos hasta los quarks, las rocas, los mares, los pensamientos más sutiles, la danza del vivir es la expresión de la Vida manifestándose a sí misma, sin otra finalidad que el gozo de vivir, que la alegría de existir. La vida no tiene que alcanzar un fin; la Vida es y se manifiesta como aquello que es en infinitos ensayos de sí misma. El problema radica en que las condiciones sociales y culturas que predominan en nuestro planeta son anti-vida y en esas condiciones, el ser humano ha olvidado su naturaleza divina y se ha identificado separado de la Vida, como si la Vida estuviera fuera de sí mismo. Esa identificación ilusoria lo hace buscar permanentemente un sentido al vivir, un objetivo, una finalidad, ya sea asociada al poder (paradigma político), al saber (paradigma científico), al tener (paradigma económico) o al estar (paradigma espiritual), lo que sigue alejándolo más aun de su naturaleza esencial que es Ser Vida.

El Principio Biocéntrico postulado por Rolando Toro transforma los parámetros de un estilo de vida basado en una cultura anti-vida y los eleva a la comunión con la Vida Cósmica, con la clara intención de presentarse al mundo como un punto de partida para estructurar las nuevas percepciones y las ciencias, dando prioridad a lo viviente, transformando la ilusión del determinismo físico y el pensamiento lineal, en “una percepción topológica y en la poética de la similitud”– según palabras del mismo Toro; pero ¿qué quiere decir con percepción topológica y la poética de la similitud?

La percepción topológica es una propuesta de Lin Chen (1982) en la que demuestra que el funcionamiento de nuestro sistema de percepción visual se basa en la percepción de ciertas características topológicas del objeto relacionadas con la razón matemática o la comparación de dos objetos, prescindiendo de los significados concretos. Posteriormente, el cerebro añade información geométrica, contexto y semántica.

Cuando Rolando habla de la poética de la similitud encontramos que similitud tiene la raíz etimológica sem que quiere decir la unidad frente a la dualidad.

Así pues, el Principio Biocéntrico apunta a una mirada, semántica y contexto centradas en la Unidad de la Vida y su infinita diversidad manifestada, donde “los hábitos intelectuales de selección, evaluación y juicio sobre objetos y fenómenos serán reemplazados por la percepción de todas las expresiones, de todos los movimientos en tanto que lenguajes de lo viviente”.  

En la interpretación de Copenhague de la física cuántica, desarrollada por Bohr y Heisenberg en la década de 1920, se revela la interconexión existente en el universo y se demuestra que no es posible descomponer el mundo en las más pequeñas unidades que existan independientemente. A medida que se va penetrando en la materia, los físicos encontraron que está hecha de partículas, pero éstas no son los «ladrillos básicos» al estilo de Newton, sino meramente idealizaciones que resultan útiles desde un punto de vista práctico, pero sin significado en sí mismas. Según Niels Bohr: «las partículas materiales aisladas son abstracciones, y sus propiedades son definibles y observables sólo a través de su interacción con otros sistemas«[1].

Más adelante, en el punto 5 de la Teoría de Biodanza titulado El Principio Biocéntrico, Toro dice “Frente al terror del origen, frente a la soledad inexpugnable del infinito, los seres buscan la respuesta mirándose a los ojos. Todo gira en el fuego de una pasión misteriosa; piel y escalofrío, semen y besos entre las estrellas”.

Para mí, es innegable que Rolando Toro tiene experiencias místicas donde el universo es vivenciado como una danza cósmica inseminada de Amor difícilmente descriptible a no ser por un lenguaje poético donde la atracción de las fuerzas y energías que componen la Vida, gozan en el éxtasis de Ser Vida.

No es de extrañar que para Rolando Toro fuera muy importante fundamentar toda la base epistemológica y ontológica de Biodanza con la Biología, la Antropología y las ciencias de la Vida, para que Biodanza no se confundiera con algo esotérico, espiritual o una propuesta más del movimiento New Age. Rolando Toro insistía en que la Biodanza trascendiera las barreras ideológicas y se reconociera como un sistema de integración humana con la Vida y en la Vida, no sólo como un sistema de desarrollo humano que cambia la conducta.

Han pasado más de 30 años y si bien la ciencia va encaminándose hacia formular la Unidad de lo viviente, tal como las tradiciones ancestrales de oriente y los pueblos originarios de la Tierra afirman desde tiempos inmemorables, Biodanza hoy ya no puede ocultar más la mística de su propuesta. La ciencia y los otros tres paradigmas imperantes (la política, la economía y la religión) que han regido nuestro último ciclo histórico, ya no tienen credibilidad por sí mismos. El ser humano ya no admite que le digan qué es verdadero o falso; la Verdad habita en su interior y ya no hay cómo ocultar esta máxima. Sólo en la vivencia directa podrá trascender el engaño en sí mismo, y reconocerse como parte integrante de la Vida. Por eso Biodanza es, ante todo, vivencia, porque la vivencia es transformación, es la que nos permite vivir y experimentar el proceso evolutivo de la Vida, con sus Katábasis y Anábasis danzando sin otro objetivo que la Danza en sí misma.

Biodanza seguirá adelante en este tiempo histórico de transición, porque es un sistema de integración humana que, como otros sistemas de integración humana, sostiene al ser humano en su proceso de ser humano auténtico y reconocerse como Aquello que Es y siempre ha sido.

Seguimos.


[1] N. Bohr, Atomic Physics and the Description of Nature (Cambridge University Press, Londres, 1934), pág. 57.

Teoría de Biodanza

Sacralización de la Vida según Rolando Toro

Sacralización de la Vida es el título del punto 4 del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza publicada por ALAB en el año 1991. Vamos a ver el desarrollo que Rolando Toro nos ofrece en relación a este punto.

Lo primero que Toro nos dice es que, si bien las investigaciones y hallazgos de la Biología y las ciencias de la Vida nos dan un “punto de partida sólido y fecundo para comprender muchos misterios de la biosfera, de modo alguno son suficientes para exprimir todos los significados esenciales acerca de la condición humana”.  Se hace necesario “incorporar las grandes intuiciones sobre aspectos aun no revelados y misteriosos de la vida humana«.

Estas palabras son de hace treinta años y si bien es verdad que la cuántica y las neurociencias están aportando una visión mucho más amplia y flexible a los dogmas científicos imperantes en el paradigma antropocéntrico, dejando entrever atisbos de sacralidad incluso en los nombres con los que bautizan sus hallazgos -como por ejemplo el bosón o Partícula de Dios[1], también queda mucho camino para incorporar lo sagrado a lo profano, si podemos decirlo así. Y es aquí donde Rolando incide en esta diferencia impuesta por un sistema de creencias que mantiene al ser separado de su naturaleza esencial. Pero, antes de seguir adelante, detengámonos en la etimología de profano y sagrado.

Sagrado hace referencia a sacro, que en anatomía es el nombre del hueso situado en la parte inferior de la espina dorsal/columna vertebral, compuesto por cinco vértebras unidas entre sí que componen una estructura piramidal cuadrangular. También hace alusión a lo divino, aquello que es digno de ser venerado y profundamente respetado y aquello que recibió la consagración o el reconocimiento por el cumplimiento de las ceremonias y ritos considerados sagrados por una religión o culto religioso.

Profano proviene del latín profanum, palabra que se forma con el prefijo latino pro-, que significa ‘enfrente’ o ‘antes’, y la voz fanum, que significa ‘templo’, por lo tanto, se refiere a aquello que está separado o es distinto al templo. En la Antigüedad se usaba este término para referirse a las personas que no eran permitidas dentro de los templos para participar en los rituales, ritos o misterios.

En antropología se define sagrado como aquello perteneciente al reino transcendental y lo profano a lo que involucra los reinos del tiempo y el espacio; causa y efecto. Por otra parte, Lo sagrado y lo profano es una obra del rumano Mircea Eliade (Budapest, 1907-Chigago, 1986) publicada en el año 1956, donde define por primera vez lo sagrado como una oposición a lo profano.

Para Toro, “la vida tiene una cualidad sagrada y su expresión a través de las criaturas, es la más grande hierofanía (manifestación de lo sagrado en un ambiente profano), absolutamente fascinante y absolutamente terrible”.  ¿a qué se referiría cuando dijo terrible? ¿será quizás el espanto que produce la disolución del ego?  ¿o el terror de ser divinos con todo lo que ello implica?

En Biodanza, el cuerpo va más allá de la forma y pasa a ser la corporeidad viviente, el templo donde converge lo finito con lo infinito, lo mesurable con la inconmensurable, donde sagrado y profano (según el concepto de la antropología) se fusionan como las cinco vértebras lumbares para crear un único hueso fuerte y grande, que es la base de la conexión Tierra y Cielo mediante la columna vertebral que sustenta el gran templo humano. Todo nos habla de sacralidad cuando estamos dispuestas a contemplar la vida tal y como es: fractales de una única Unidad organizada y estructurada que se manifiesta en todo lo viviente.

Las personas, al relacionarse en una Danza de Amor, restablecen un sentido cósmico que las integra a una unidad mayor. Los magnetismos de la danza generan campos creativos, eróticos y biológicos que no pretenden representar una realidad trascendente, sino que constituyen en sí mismo, la gran ceremonia de la Vida, trascendente por sí sola.”  Y es que la sacralidad de la Vida es profundamente vital, trascendente y sexual, pero cuidado con la palabra sexual, no confundirla con la genitalidad. Sexual como la gran energía creadora que, concentrada en nuestra zona sacra que compone la pelvis, va más allá del placer genital para fundirse en el pulso del corazón y la consciencia ampliada, convirtiendo el placer en un goce eternamente renovado, creador de realidades basadas en la alegría de vivir. Es así como el Universo sintoniza y crea sinfonías que se manifiestan en el plano material: a través del goce y la alegría de vivir.

El ser humano puede teorizar sobre el inicio y el fin de la Creación; podemos intuir la existencia de un Vacío creador y un Infinito eterno, podemos teorizar sobre aspectos transcendentes y sobre todo lo que queramos, pero de lo único que podemos dar cuenta es del proceso del vivir, y es en este sentido que el ser humano vive aquí-ahora eternamente renovado. Rolando Toro dice “Toda la realidad es sagrada para el hombre de Biodanza y todo tiempo es litúrgico”. Es así como “lo sagrado no se da en un espacio mandálico ritual. Lo sagrado se da en cualquier circunstancia en que la vida se hace presente pues toda la Vida es Sagrada”.

Es evidente que no todos los lugares favorecen percibir habitar en lo eterno, pero “si Ud. está vinculado de centro a centro con el principio de Vida, experimenta la vinculación cosmobiológica, la antigua familiaridad con las piedras, con los pájaros, con el Sol, con el mar. (…) Podríamos hablar de que los Principios de Vida surgen de una inteligencia divina que trasciende valores egocéntricos.”

Para Rolando Toro, el sentido de lo sagrado se referencia en las funciones universales, las formas de vinculación de lo viviente, en el desarrollo evolutivo de la vida. Es esa mirada reverente por la Vida la que confiere a Biodanza una dimensión trascendente y libre. “Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos”.  

En uno de los párrafos del texto que nos ocupa, Rolando hace mención del hinduismo como “la más catastrófica filosofía”, por considerar que la antiquísima tradición oriental afirma que la vida es una ilusión, “apenas la manifestación de los infinitos velos de Maya”, lo que Toro considera una grave descalificación de la vida como expresión máxima de lo divino. Quiero aclarar este punto, porque entiendo que Toro para afirmar lo que dice, se referenció en la interpretación que hizo Arthur Schopenhauer en su sistema filosófico del término sánscrito Maya. En este sentido, recomiendo la lectura del artículo de Luis Vivanco Saavedra, El concepto de Maya (I) en el pensamiento indio y El concepto de Maya (II).

El término sanscrito Maya etimológicamente significa “medida” pero generalmente se traduce como ilusión. ¿porqué? Porqué la realidad es infinita y por lo tanto no puede estar sujeta a medición, de la misma manera cualquier medición que haga la mente sobre la realidad es una ilusión. Un ejemplo es la concepción del tiempo y espacio. 

El velo de Maya sería la ilusión fruto de las creaciones de nuestros propios pensamientos, influenciados por creencias, aspectos culturales y tendencias, que son las que dan forma a las realidades en nuestra naturaleza humana. Cuando tomamos nuestros propios conceptos como realidades, es cuando podemos decir que estamos bajo el Velo de Maya, o sea, bajo la ilusión de nuestro ego. Trascender el Velo de Maya significa vencer el espejismo, la ignorancia y las limitaciones que nos impiden conocer la verdadera naturaleza de nuestra unión en armonía con el Todo.

La Vida no es una ilusión en la antiquísima tradición oriental del hinduismo, como afirma Rolando Toro; nunca puede serlo porque Todo es Uno. La ilusión es cuando nos percibirnos separados de lo que siempre es y siempre ha sido.

Amor y Servicio


[1] Peter Higgs, físico cuántico e investigador de las partículas subatómicas que componen el Universo. Su objetivo principal era describir la fuerza que sostiene al cosmos, bajo una misma ley y un mismo principio. Teorizó sobre una partícula subatómica que porta un campo magnético que, a su vez, dota de masa a todas las partículas elementales del Universo. A esas partículas se las nombra bosón o en lenguaje popular partícula de Dios.

Biodanza, Teoría de Biodanza

Conexión a la Vida según Rolando Toro

Lo primero que nos encontramos en el punto 3 del capítulo 1 de la teoría de Biodanza, que lleva como título La Conexión a la Vida, es una reflexión de Rolando Toro en la que afirma que “la conexión a la vida es una función primordial de todo lo viviente que propicia la existencia misma de la vida”. ¿De dónde viene esta afirmación?

En el punto anterior de la teoría, Rolando Toro desarrollaba el concepto de autodivinización del Ser humano como la pulsión natural del ser en la búsqueda de reconocerse como el ser divino que es por el solo hecho de existir. Este proceso de integración humana estaba referenciado en varios autores del campo de la biología, la teología y de la propia mitología griega. (véase los dos artículos anteriores de la Teoría de Biodanza). En este punto titulado Conexión a la Vida, Rolando añade una función primordial para que la vida se manifieste a sí misma: la “pulsión instintiva guiada por tropismos[1] y afinidades”, de manera que es la interrelación con el entorno y lo existente que permite la manifestación de la vida, porque la separación no existe, es una ilusión. La Vida es unidad y se manifiesta a sí misma en infinidad de formas.

En este sentido, el ser humano ha ido perdiendo la conexión a la vida como consecuencia de un estilo de vida que tiende cada vez más a mantener el contacto con cosas y un entorno de no-vida (ciudades, casas y edificios con material sintético, etc.) que propician la desconexión de sí mismo con aquello que es y siempre ha sido. El contacto con el asfalto, el creciente uso de la tecnología desenfrenada que nos desconecta del medio ambiente y una cultura de individualización y apariencia, hacen que en el ser humano predomine, cada con más intensidad, una relación tóxica con el mundo. Tanto es así que Rolando afirma que “podemos decir que la enfermedad es la incapacidad de establecer los bio-feed-backs con todo aquello que está vivió en el ambiente”, ya que el intelecto humano va desarrollando con el tiempo y la desconexión, “una monstruosa capacidad de combinarse con las cosas muertas en un proceso de sofisticación necrofilia[2], estableciendo la vacía y muerta relación mecánica de la que habla Jaspers”. Y surge la pregunta ¿quién es Jaspers?

Karl Jaspers (1883-1969), psiquiatra y filósofo alemán y suizo. Tenía una salud delicada desde pequeño y esto le ocasionó graves problemas de adulto. Primero estudió derecho durante un año y se pasó a medicina titulándose como médico en 1908. Al año siguiente Jaspers fue asistente de investigación en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Heildelberg, Alemania, hasta 1915. Jaspers se interesó en las patologías psiquiátricas y solicitó investigar como voluntario para investigar con pacientes en los que estaba particularmente interesado.

Hemos de tener en cuenta que en esa época las enfermedades mentales carecían de conocimiento sistémico, con lo que cuando Jaspers empezó a interesarse por qué aspectos del organismo humano intervenían en las patologías mentales, lo que hizo fue acreditar las palabras del paciente, cosa inédita en esa época ya que lo que contaba el paciente era fruto de su delirio y no se le tenía en cuenta. Jaspers Creó el Método biográfico, en el que se pide al paciente que relate específicamente qué le ocurre, cuáles son sus sensaciones físicas y como percibe sus síntomas. A partir de la percepción corporal, el paciente tiene la posibilidad de reconectarse a la Vida y de trascender la pulsación de muerte que le lleva la experiencia de una situación límite que no ha podido gestionar. Con sus investigaciones, Jaspers ayudó a establecer la psicopatología como una ciencia que describe los síntomas de la enfermedad con precisión, facilitando así el reconocimiento de aquello que afecta a la persona, o sea, hacer un diagnóstico apropiado. 

Para Jaspers existían dos tipos de delirios: el primario (sin razón aparente) y el secundario (como explicación a experiencias impactantes y no comprensibles). Las situaciones límites vividas por un individuo, le llevan a un recorrido existencial de sufrimiento y muerte, que tienden a buscar su salvación a partir de la apertura a un nuevo horizonte de realización existencial. Para Jasper el hombre vive permanentemente en una situación; puede cambiar de situación, pero no puede dejar de estar en situación. Jaspers afirma que hemos sido arrancados de nuestro contexto natural, originario, y que vivimos –o sobrevivimos– en un nuevo contorno en el que la técnica hace que «todo dependa de la función del aparato artificial. Si el aparato falla, la vida confortable se convierte en la suma penuria, nunca conocida antes. El hombre queda entonces más abandonado que en la existencia natural del campesino». Hemos llegado a un punto en el que no podemos sustraernos de esa técnica que nosotros mismos hemos creado por lo que la clave se halla en asumir la propia libertad, que permite al ser humano percibir el sentido de lo ocurrido y ser la unidad indivisible de sujeto y Vida. Las conclusiones de sus estudios se publicaron en un libro llamada “Psicopatología general[3], que hoy día sigue siendo un clásico en la psiquiatría.

Ser hombre es ser libre. El sentido de la historia es que nos convirtamos realmente en hombres.

Karl Theodor Jaspers

Recuperar la conexión a la Vida es, para Rolando Toro, la clave para vivir una existencia de pleno sentido, pero eso requiere de entrenamiento (justamente Rolando usa esta palabra) a tres niveles:

  • Conexión consigo mismo (unidad primordial). Abrazarse a sí mismo, percibir el pulso del corazón como la llamada a la Vida, percibirse vivo y viva puede generar un “estado de Íntasis o felicidad suprema durante la cual se intensifica la consciencia de estar vivo y de ser único”.
  • Conexión con el semejante (la Especie). A partir de la mirada, del gesto afectivo, del encuentro humano, la dualidad se convierte en unicidad y los aparentes opuestos llegan al estado de armonía. “Una comunión plena de sentido”– dice Rolando.
  • Conexión con el Universo.cuando las identidades forman una unidad mayor, surge un tercer estado: la conexión a la Vida en trinidad”. Rolando define el estado trino como la fusión en la totalidad, alcanzando el trance o éxtasis: que es la vivencia de ser vida palpitante en un universo pleno y sin límites”.

Los tres niveles de conexión a la Vida son los tres vínculos de expresión esenciales en el ser humano para percibirse vivo y por tanto, conectado a la Vida que en sí misma es Equilibrio y Armonía en Mayúsculas.

A mi entender, los tres puntos que hemos visto hasta ahora del capítulo I de la teoría de Biodanza, abordan desde aspectos antropológicos, biológicos, filosóficos y psicológicos, la naturaleza humana y divina que somos y el encuentro inevitable con esta realidad requiere de un proceso de integración que transforme nuestra percepción para reconocer el gozo de aquello que somos y hemos sido siempre: una unidad primordial en sí misma.

Amor y Servicio


[1] Tropismo: fenómeno biológico natural que indica el crecimiento de una planta como respuesta a un estímulo medioambiental.

[2] Necrofilia: patología sexual que consiste en el abuso o disfrute sexual del cuerpo de una persona muerta. NOTA: en este enlace encontrarás una noticia reciente (5 de enero 2022) donde un hombre desea casarse con una robot.

[3] En el enlace encuentras un fragmento del capítulo del libro mencionado.

Biodanza

Autocontrol evolutivo. Un camino de autodivinización del ser

Estamos en el punto 2 del capítulo I de la Teoría de Biodanza de ALAB, donde Rolando Toro explica a través de 21 puntos qué es la Danza de la Vida.

Este segundo punto se titula: Autocontrol evolutivo. Me llama la atención la palabra autocontrol porque relaciono Biodanza con soltar el control del movimiento, dejarlo que ocurra, así que veamos qué quiere decir Rolando Toro.

En el primer párrafo Rolando afirma que Biodanza no provoca modificaciones conductuales relacionadas con determinados valores culturales anti-vida y al servicio de un sistema de castración y sometimiento de la humanidad. Biodanza es un sistema de integración individual y colectiva que desarrolla las potencialidades innatas en la dirección de la autodivinización de la vida humana en el sentido prometeico.  

¿Quién es Prometeo?

Prometeo con el Fuego Astral

Para hablar de Prometeo necesitamos ir a los inicios de la Creación del Universo y la Vida en la Tierra según la mitología griega, que dice que al principio de la creación sólo existía el Caos de donde apareció Gea como Diosa Madre Tierra y Urano como Dios Cielo. De su unión nacieron los doce hijos: seis machos (Titanes) y seis hembras (Tatánides). Los titanes gobernaron la Tierra en la Edad de oro (anterior a los dioses olímpicos liderados por Zeus). Representaban conceptos esenciales de la Vida en el Universo antes que existiera el humano. De hecho, según la mitología griega, aquel que dio origen a la raza humana fue Protomeo, el hijo de Jápeto (uno de los Titanes de primera generación.

Urano tenía miedo de que sus hijos e hijas se revelaran contra su padre y le suplantaran el trono y el poder, con lo que confinó a todos sus hijos e hijas al Tártaro, las tierras más profundas del inframundo. Gea cansada de las excentricidades de Urano instigó a sus hijos e hijas a revelarse contra Urano y, sólo Crono (el hijo menor) fue el que derrocó y castró a Urano y liberó a sus hermanos y hermanas del Tártaro, proclamándose rey de los Titanes junto a su hermana y esposa Rea, instaurando así el orden cósmico de la llamada Edad de oro.

Después de ser liberados por Crono, los titanes y la titánides dieron origen a la segunda generación de titanes, donde nace Protomeo al que se le considera el padre de la raza humana y el benefactor de ellos. En esta segunda generación se encuentran Selene (diosa de la Luna), Helios (dios del sol), el centauro Quirón que tenía a su cargo la educación de dioses y semidioses, las ninfas y los oceánides, dioses y diosas de las aguas. Todos ellos eran inmortales, así que convivían.

En esta nueva etapa de la historia, los Titanes encomiendan a Protomeo y Epimeteo (otro titan) la tarea de distribuir las diversas cualidades entre los seres vivos creados con tierra y fuego en el interior de la tierra en proceso de emerger en el reino que se les tiene destinado a reinar, pero Epitemeo, al hacer la distribución, se equivoca y favorece a los animales en detrimento de los humanos, a lo que Prometeo, sensibilizado por la belleza singular humana, roba la Sabiduría del taller de Hefesto y Atenea junto con el Fuego astral para regalarla a los humanos, consiguiendo así infundir el aliento y la chispa divina en las almas de las nuevas criaturas. Así es como se manifiesta por primera vez la energía espiritual que anima a los hombres. Prometeo les enseñó el cómputo del tiempo, la ciencia de los números, el alfabeto, la domesticación y el uso del caballo y el buey para labrar la tierra y para transporte, les mostró el arte de la navegación, de la medicina y la industria de los metales. Los instruyó en la ciencia de los presagios y el desarrollo de la intuición.  Prometeo representa el desarrollo del ser humano, tanto tecnológico como en su libertad de conquistar su condición divina. El coraje indómito que mostró frente a la divinidad castradora, soportando sufrimientos, fue un ejemplo para los humanos para sublevarse contra la tiranía y la superstición, y elevar su condición de animalidad a la condición divina real.

La historia continúa repitiéndose en un Crono asustado como su padre, temiendo que sus descendientes le robarán el trono y cada vez que Rea daba a luz a un bebé, Crono terminaba devorándolo. Rea consiguió salvar a los dos últimos hijos Zeus y Poseidón engañando a Zeus y llevando a sus hijos a lugares inhóspitos donde fueran criados -Zeus fue criado en una cueva de la isla de Creta- Una maga de la corte, le dio una pócima a Zeus para que vomitara a todos los hijos e hijas y cuando estuvieron salvadas, Zeus los instigó a derrocar a su padre Crono.

A partir de ese momento se estableció una batalla entre titanes y titánides liderados por Crono y, los dioses liderados por Zeus que se ocultaban en el Monte Olimpo. Después de diez años, la batalla fue ganada por Zeus y los dioses del Olimpo y los titanes fueron expulsados al Tártaro o esclavizados. Prometeo fue castigado por su desobediencia persistente y también por amor a los hombres, lo cual hizo creer a Zeus que Prometeo les revelaría el gran secreto de los dioses: la PALABRA. Así que fue que lo encadenó en un acantilado donde cada día un águila le comía el hígado, que por la noche volvía a reproducirse para ser comido de nuevo, una y otra vez por el águila. A pesar del sufrimiento atroz de Prometeo, éste nunca desfalleció y no reveló el secreto siendo fiel a la rectitud y a la visión de futuro que le alertó del destino que le esperaba a Zeus. Pasados unos años, Hércules mató al águila liberándolo de su sufrimiento. Con la derrota de los titanes y la batalla ganada por Zeus, se inicia una nueva historia de la mitología griega en la que Zeus se erige Dios de los Cielos, Hades del Inframundo y Poseidón de los mares.

Regresando a Toro y la Biodanza, el autocontrol hace referencia a que nadie te dirija ni te controle, que sea tu Ser en el mundo como humano y divino, con sus potenciales y dones al servicio de la Vida, que te autocontrole porque ese control no caduca, es evolutivo como la Vida misma, como ejemplifica el coraje y la voluntad de Prometeo.

Más adelante, en unos párrafos posteriores del segundo punto del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro sigue haciendo referencia a la integración y en esta ocasión nos habla de “integración interespecie” en el sentido del biólogo Von Uexkull.

Veamos pues quién es el biólogo citado por Rolando Toro.

Jacob Von Uescull, biólogo alemán, padre de la Etología

Jacob Von Uexcull (1864-1944) biólogo alemán precursor de la Etología. Para Uexküll la idea de que los organismos son simplemente máquinas altamente complejas y pueden explicarse en términos mecanicistas, queda totalmente rechazada ya que en su investigación llega a afirmar que cada ser vivo es un sujeto y un agente y que cada uno habita su propio mundo fenoménico único, “mundos de experiencia subjetiva”, que se produce a través de sus propios procesos corporales y sus acciones en su entorno. Este pensar, junto con otros autores, abrió un amplio campo en la investigación no sólo de los animales sino también del ser humano ya que según Uexküll el mundo que experimentamos y estudiamos no nos brinda un acceso privilegiado a una verdad objetiva sobre un mundo independiente de la mente; cada individuo humano experimenta un mundo fenoménico privado propio y nunca se puede acceder a la experiencia subjetiva de nadie más.

La percepción de que el mundo es perfecto en su extraordinaria diversidad parte de la certeza que hay un orden implicado en toda la creación, un orden que en su expresión singular no está en lucha ni en guerra con nada ni nadie, sino que es justamente esa singularidad la que produce la armonía entre individuos, especies, mundos, universo, cosmos.  

Para expresar el fruto de su investigación (mundos dentro de más mundos entre animales y humanos), se basó en una metáfora musical, desarrollando una visión de la naturaleza como un gran todo significativo que consiste en melodías, armonías y contrapuntos entre las morfologías y comportamientos de depredadores y presas, si podemos decirlo así. Te dejo un enlace donde podrás acceder al cuatro capítulos de unos de los libros más significativos de Jacob Von Uexcull, Andanzas por los mundos circundantes de los animales y los hombres.

Quizás estos pensamientos hoy pueden parecer caducados, más hemos de tener en cuenta que son la base de nuevas visiones que hoy son base de otras nuevas experiencias que amplían y apoyan el paradigma biocéntrico.

Rolando Toro se inspiró en muchos autores e investigadores que apoyaban científicamente la realización de su hermoso y utópico sueño. Él los va nombrando uno a uno en la medida que desarrolla el campo teórico y práctico de la Biodanza. Como facilitadoras y facilitadores de espacios biocéntricos, nos cabe reconocer el proceso de creación de las bases epistemológicas y ontológicas de la Biodanza, no sólo para saber sino para honrar el proceso de gestación y evolución.

Autocontrol evolutivo es para Rolando Toro, autodivinización de la vida humana, de la Vida como fenómeno único y cósmico.

Seguimos. Amor y Servicio.

Biodanza

La Danza de la Vida. 2ª parte

Seguimos en el punto 1 del capítulo 1 del volumen I de la Teoría de Biodanza de los cuadernos de ALAB, 1991, titulada: La Danza de la Vida.

En la primera parte de este punto número 1 Rolando ubica la nostalgia de amor que sufre el ser humano y la necesidad urgente de reconciliarnos con la Vida, lo que le lleva al movimiento primordial, los movimientos que nos conectan con la Vida, con el otro y con nosotros mismos. Afirma que el primer conocimiento que tenemos del mundo es a través de esos movimientos primordiales que surgen de la profundidad de la propia biología, donde todo es ritmo y danza (el latido corazón, la pulsación de la respiración, el encuentro humano, el sentimiento de pertenencia a la especie) con lo que la danza es la expresión íntima de la Vida, de ahí el nombre “La Danza de la Vida” en el sentido, nos dice Rolando, de Roger Garaudy. Veamos quién es Garaudy.

Lo primero que me llama la atención es que hay poca información sobre Garaudy, y casi ninguna foto de su rostro. En Wikipedia dice que tenía muy mala fama por su ideología antisemita, por la fue juzgado y condenado, aunque no se llegó a cumplir la condena. Empiezo a entender por qué de tan poca información en la red. Continúo investigando y encuentro una página web de familiares del propio Garaudy, fallecido en 2012 con 99 años. Leo su biografía y tiene una extensísima obra publicada, un recorrido muy prolífico entre el partido comunista francés, llegando a ser asesor educativo del programa político de Fidel Castro, con más de cincuenta libros escritos sobre espiritualidad y las tres grandes religiones, sobre educación, política, arte, ensayos para estudiantes sobre religiones comparadas, un libro sobre la poesía vivida de Don Quijote, estudios sobre Historia, y una extensa obra basada en lo que se la conoce como el  “diálogo de civilizaciones” muy reconocido sobre todo en las culturas no occidentales. Finalmente, una reseña cuestionando si Garaudy era antisemita.

En la década de los 80, Garaudy inicia investigaciones sobre la política israelí. En esa época ya se le empieza a tratar de antisemita, pero es en 1996, cuando el autor escribe un libro titulado Los mitos fundacionales de la política israelí en el que cuestiona el sionismo como una manera de justificar la expulsión de los palestinos de “la tierra prometida” designada por Dios según el Antiguo Testamento. En su estudio, Garaudy analiza el Holocausto y reconociendo el genocidio, pone en duda la cifra de seis millones de judíos exterminados en los campos de concentración. El autor afirma que en su exhaustiva investigación encontró grandes fosas de muertos judíos probablemente de tifus i malnutrición, pero ningún rastro de la existencia de las cámaras de gas. Afirma también haber encontrado testimonios que aseguran que a los prisioneros nazis se les torturaba para que confesaran la atrocidad que todos conocemos. La publicación del libro provocó que lo condenaran a prisión por crímenes contra la humanidad al difamar racismo antisemita e incitar al odio racial. No se llegó a cumplir, pero desde entonces, sus múltiples obras tan valoradas en la década de los 60 y 80, se prohíben en todas las librerías occidentales y Garaudy se ve obligado a retirarse de la vida mediática. Su forzada exclusión, hace que en 2004 escriba su último libro titulado El terrorismo occidental como su testamento espiritual. Sólo se encuentra en librerías musulmanas.

Buscando por la red, he encontrado algunas páginas escaneadas del libro Danzar su vida, publicado en francés el año 1973 y traducido al español en 2003 en las que el filósofo francés hace una conexión entre la danza y la totalidad de la experiencia humana, la danza como “una forma de existir”.  Transcribo unas frases del citado libro:  «Danzar significa, ante todo, establecer un vínculo activo entre el hombre y la naturaleza. Es el primer conocimiento sintético y estético del mundo; inmediatamente anterior al concepto y la palabra.» ¿Te suenan estas palabras?

Aquí tenemos una de las principales fuentes de inspiración de la que Rolando Toro bebió para dar forma a su sueño. Sintió la verdad de las palabras de Garaudy y buscó la manera de hacerlas realidad: “desde este punto de vista (haciendo alusión a la Danza de la vida inspirada por Roger Garaudy) pensé que era indispensable reencontrar la fuerza positiva que hace crecer y desarrollarse a los organismos. Esto es, los movimientos que permiten la evolución. Desde este misterioso aspecto, la Biodanza sería adaptarse al movimiento cósmico, reciclar la Armonía Generadora”.   ¿Cómo? En su bienamada locura creativa dice: “Creemos en una danza orgánica que responda a los patrones de movimiento que originan vida. Hemos buscado esa coherencia y la hemos encontrado: movimientos capaces de incorporar entropía negativa, patrones generadores, armonía musical entre los seres vivos, resonancia profunda con el micro y el macrocosmos”. Y termina el párrafo diciendo: “Solamente si nuestros movimientos restauran su sentido vinculante, lograremos renacer del caos obsceno de nuestra época”.

Llegado este punto, recuerdo a Maite Bernadette en la formación de los Cuatro elementos, contándonos su experiencia con Rolando Toro en esos laboratorios de experimentación improvisados en el comedor de alguna casa, en el salón de algún conocido, donde Rolando proponía consignas de movimiento y las personas que estaban allá, se entregaban a la experiencia con plena confianza de que lo que allí estaba ocurriendo podía ser el acceso a una nueva manera de vivir. Maite nos contaba que después de cada vivencia, cuidando con ternura a los participantes y a todo lo acontecido, se valoraba si la experiencia era positiva, si servía para vincularnos a la Vida, para rescatarnos de la somnolencia y resurgir como los seres divinos y sagrados que somos. Y así por delante se fue creando un catálogo de ejercicios y una propuesta de acción transformadora real.

En ese laboratorio, Rolando y sus colaboradores no sólo fueron descubriendo esos movimientos-danza vinculantes a la Vida, sino algo fundamental el hilo conductor de toda transformación, “La ternura: cualidad de una presencia que concede presencia”. En las propuestas de danzas con músicas escogidas por él mismo, Rolando percibió que “la gente necesita para vivir es un sentimiento de intimidad, de trascendencia, de vinculación gozosa y de estimulante dicha” y que para alcanzar los objetivos que Rolando visualizaba, sólo podía ser a través de “vivencias armonizadoras en acción” y no de ideologías o elaboraciones mentales.

A partir de todo lo que iba aconteciendo en esos laboratorios de vinculación humana armónica, llevaron a Rolando a afirmar que Biodanza no es tan sólo una reformulación de valores, sino una verdadera transculturación[1], un reaprendizaje a nivel afectivo y una modificación límbico-hipotalámica”.

Aquí termina el punto 1, del capítulo 1, del volumen 1 de la Teoría de Biodanza sistematizada por ALAB (1991).

Te recomiendo este video de la interesante trayectoria de Roger Garaudy .

Roger Garaudy (1913-202),

Amor y Servicio.

NOTA: por gentileza de Roman Mazzilli en el enlace anterior encuentras el libro de «Danzar su vida» en portugués, en formato pdf. Gracias Roman.


[1] Transculturación: adoptar formas culturales de otros pueblos que sustituyen completa o parcialmente las formas propias.

Biodanza

La danza de la Vida

Para poder hacer la entrega de cada lunes en mi canal de Youtube, me inspiro en los dos volúmenes de la Teoría de Biodanza, editorial ALAB. Son textos originarios de Rolando Toro escritos en los inicios de la Biodanza (1980) para que facilitadores y facilitadoras pudieran profundizar en la teoría del modelo biocéntrico, que fueron revisados y sistematizados en 1991 privilegiando el contenido esencial e indispensable de la construcción del modelo teórico. Son un verdadero tesoro.

Años después de esta primera sistematización, se crearon los cuadernos de texto para la formación oficial de Facilitación de Biodanza que, a mi entender no tienen, ni mucho menos, la riqueza de los dos volúmenes de ALAB donde se puede percibir no sólo la capacidad visionaria de Rolando Toro, sino el coraje de “bajar a la Tierra lo que está en el Cielo”, o sea de persistir en la realización de su sueño. Eso es lo que realmente hace de Rolando Toro un genio: mantener el encanto inocente junto con la persistencia, el estudio constante y la experimentación, es realmente ser un Mago, o la encarnación del Loco del Tarot de Biodanza, inspiración y creación de Silvia Eick.

Me parece importante resaltar el entusiasmo de Rolando Toro en la divulgación de su obra, como una de las fuentes de inspiración para facilitadoras de espacios biocéntricos, cuando pasemos por momentos que nos enfrentan quizás con sentimientos de frustración porque se han apuntado a una de nuestras actividades seis personas (por decir algo) y aparecen dos, o cuando contamos con un ingreso de dinero proveniente de un curso que ofrecemos y el resultado económico es deficiente… y tantas otras ocasiones en las que vamos a lidiar con sentimientos encontrados que van a poner a prueba nuestra vocación, nuestra misión como facilitadoras. Hay muchos seres en los que inspirarnos; uno de ellos es Rolando Toro, por su tesón y empeño en realizar ese maravilloso sueño que abarca los corazones de todas las personas que amamos la Vida.

Dicho esto, compartiros que estoy repasando la teoría de Biodanza y así como hasta ahora estaba ofreciendo temas que me latían en ese momento, he decidido sistematizar un poco las entregas de forma que sigan el recorrido mismo de los cuadernos de la ALAB. Siento que esto quizás también pueda serviros de inspiración para esa parte primera de la rueda verbal del grupo regular de Biodanza, en la que ofrecemos unos 15’ aproximados de teoría con la finalidad de contextualizar la Biodanza y dar a conocer su profundidad a las personas participantes de nuestros grupos.

En el capítulo Uno de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro explica detalladamente en veintiún puntos, qué es la Danza de la Vida. Inicia el texto con un párrafo muy conocido por la comunidad biocéntrica que dice así:

“La base conceptual de Biodanza proviene de una meditación sobre la Vida, o tal vez de la desesperación, del deseo de renacer de nuestros gestos despedazados, de nuestra vacía y estéril estructura de represión. Podríamos decirlo con certeza: de nostalgia de amor”.

Y luego continua enfatizando la importancia de asumir una nueva sensibilidad frente a la existencia que nos “reconcilie con la Vida”, dice concretamente. La palabra reconciliar viene del latín y se vincula al sustantivo concilium (reunión, unión de paz) y re (prefijo que indica volver a), o sea: volver a reunirnos con la Vida. ¿Cómo? sería la pregunta. La respuesta de Rolando es, mediante una metodología que promueve “una sutil participación en el proceso evolutivo”. ¿Sutil? ¿Qué quiere decir: sutil participación? Rolando Toro usaba las palabras con precisión y con absoluta claridad de lo que quería transmitir, así que no es casual que usara la palabra sutil en este contexto. Vamos a profundizar en ello: sutil es un adjetivo que hace referencia a aquello que es delicado, tenue, fino. En la antigüedad se usaba para definir lo que es más leve que la tela. De forma figurada alude al ingenio y agudeza de una persona en percibir los pequeños detalles.

Seguimos leyendo y en los párrafos siguientes del texto de la teoría encontramos indicios de la respuesta a nuestra pregunta. Rolando nos habla de “rescatar el secreto perdido de nosotros mismos: el movimiento primordial, los gestos humanos naturales, los movimientos de conexión. Un secreto es algo sutil, casi imperceptible, sólo percibido por aquellas almas acostumbradas a ver los pequeños detalles. Rolando era una de esas almas y, en su observar encuentra la conexión más sutil con la Vida, la más obvia a la vez que por ser tan evidente es en sí misma imperceptible: el movimiento puesto que sin movimiento no hay vida. A ese movimiento Rolando lo llama danza porque a través de las sensaciones corporales que el individuo siente en sí mismo, tenemos el primer conocimiento del mundo. Entonces, “la danza es, por tanto, un modo-de-ser-en-el-mundo, dice Rolando, la expresión de la unidad orgánica del ser con el Universo.

Esta unidad cenestesia integrativa expresada como danza-movimiento-vivencia, es muy antigua, sigue diciendo Toro, y hace referencia a las danzas órficas, las ceremonias tántricas o las danzas giratorias del Sufismo.

Las Danzas órficas provienen del mito de Orfeo y Eurídice, esposos que emprenden un viaje iniciático al inframundo y regresan de él purificados. La tradición órfica reivindicaba la revelación no como algo razonado o filosófico sino como una vivencia trascendente, como un viaje experiencial cuya finalidad es alcanzar el conocimiento de la Vida, del Ser mediante la revelación vivenciada del descenso al Hades como proceso de purificación y el ascenso como el renacer en un ser puro. Para conseguir esos estados de trascendencia, danzaban y cantaban himnos llamados órficos en oscuras grutas donde conseguían alcanzar estados de conciencia alterada, trances místicos purificadores. La tradición órfica se constituyó como religión con su teogonía, cosmogonía y textos canónicos, que en su mayoría se perdieron, aunque quedó un papiro que se encontró en 1962, el papiro de Derveni.

Las ceremonias tántricas con los rituales sagrados donde la energía sexual del principio femenino y el principio masculino, creadores del universo, danzan eternamente en una danza de unión donde se produce la alquimia de la materia, representada en los cuerpos de hombre y mujer, y su transformación en amor absoluto trascendiendo el ego. Dos se hacen uno para disolverse en el éxtasis del no-yo, un estado llamado de orgasmo cósmico de plena presencia.

La danza giratoria sufí o Sema, es una ceremonia mística impulsada por los ascetas sufí (Jalai al-Din-Muhammad Rumi, en el siglo XIII con raíces en la cultura persa, anteriores al cristianismo. Son un viaje místico mediante el movimiento rotatorio que evoca el movimiento constante de la Vida, al que se entregan para alcanzar el éxtasis meditativo.

Como síntesis de hoy, te dejo con esta frase de Rolando: “Una sesión de Biodanza es una invitación a participar de esa Danza Cósmica” y, aunque danzar en estos tiempos de desencuentros pueda parecer una locura, ésta es la verdadera propuesta de Biodanza. Así es como cambiamos nosotros y cambiamos el mundo desde la propuesta biocéntrica.

Amor y Servicio

Biodanza

Progresividad y entropia en Biodanza

¿Qué es un código? Según la Real Academia Española (RAE) código es un libro que contiene el conjunto de normas y leyes que regulan unitariamente una materia determinada. En semántica lingüística es una serie de símbolos que por separado tienen una representación restringida, pero al combinarlos entre sí adquieren un significado mayor.

Rolando Toro escribió el Código de Biodanza con quince puntos que en su conjunto dan sentido y coherencia a la Biodanza como un sistema de integración y desarrollo humano, no interpretativo, basado en la danza y situaciones de comunicación en grupo, según sus propias palabras. Hoy vamos a desarrollar el punto número nueve del código de Biodanza: la Progresividad. Dice así:

Biodanza es un sistema evolucionario y no revolucionario. Está sujeto a una progresividad orgánica. Nadie puede violentar su maduración, sólo puede inducirla con delicadeza. Los relacionamientos y contactos no son impuestos desde fuera. Encuentro y aproximación se realizan mediante adecuada retroalimentación de la información (Feed Back). Cada repetición de los ejercicios es una vuelta dentro de la espiral evolutiva. De este modo, el progreso de la transtasis es sutil.

El hombre es el único animal que puede intervenir en el proceso de evolución de la energía cósmica y crear entropía negativa. No basta evolucionar a nivel individual. Es necesario ser un agente de evolución.”

En la primera frase Rolando nos dice que Biodanza no es revolucionaria sino un sistema evolutivo. ¿Porqué Biodanza no la considera revolucionaria siendo en sí misma una propuesta de cambio radical en el abordaje de la Vida y el vivir? La respuesta la encontramos en la etimología de la palabra, que si bien nos habla de la acción y el efecto de provocar un cambio profundo de una estructura [la que sustenta el paradigma antropocéntrico], la palabra revolución está asociada a sentimientos de indignación que provocan alzamiento, rebelión, sublevación, luchas, violencia y batallas polarizadas. Biodanza no tiene nada que ver con luchas ni batallas, ni tan sólo con indignación; es el sentido crítico basado en una profunda meditación sobre la vida, lo que lleva a Rolando a afirmar que es un sistema evolucionario.

Por otra parte, en el mismo párrafo Rolando dice que nadie puede violentar la maduración del ser humano, sólo inducirla con delicadeza.  Por una parte tenemos, el proceso de maduración del ser humano comparado con una semilla que crece hasta convertirse en árbol que dará frutos que serán nuevas semillas y así, seguir el ciclo evolutivo vital. Este proceso de maduración para que sea integrador pasa un acompañamiento con delicadeza, o sea un sentimiento cualitativamente agradable, cuyas propiedades o cualidades son la amabilidad, el cuido amoroso, la atención, el conocimiento, la intuición… y la presencia plena. La Afectividad es responsable del orden y el equilibrio de la estructura del ser. Sea cual sea la historia de vida de la persona que entra en un aula de Biodanza, sólo por el hecho de ser persona, de existir, merece ser honrarla como la Vida que es, que somos.

Más adelante en el texto, Rolando afirma que cada repetición de los ejercicios es una vuelta dentro de la espiral evolutiva. ¿Porqué Rolando habla de espiral evolutiva? La espiral es la representación gráfica del movimiento, o sea de la creación y evolución de la Vida. La línea recta es solo un fragmento limitado de la curvatura del movimiento. En el modelo teórico de Biodanza, Toro especifica que Identidad y Regresión son pulsantes y giran en forma espiral sobre un eje vertical que parte del núcleo de información genética (potencialidades) y se eleva en un proceso de crecimiento integrativo que produce entropía negativa.

De hecho, la espiral es una representación muy simbólica en todas las culturas originarias de la Tierra. Ya que Rolando era instructor de artes marciales y por tanto familiarizado con el Tao, voy a referenciar la espiral evolutiva con el símbolo del yin y el yang que deriva del I Ching o Libro de las Mutaciones, aproximadamente entre 5000-6000 años de antigüedad.

El símbolo del yin (luna) y el yang (sol) es una completa representación del ciclo del universo y su naturaleza cambiante. A partir de la observación del cielo, las estrellas y las sombras que proyecta el sol en la Tierra en los ciclos de solsticio, los sabios de la China registraron las cuatro estaciones, las cuatro direcciones y el movimiento de la energía. Las zonas de color negro representan la sombra y las de color blanco, la parte iluminada por el sol, como vemos en la Figura 1. http://www.chinesefortunecalendar.com/yinyang.htm
© Copyright 1999-2007 Allen Tsai

Figura 1. A partir del solsticio de verano e invierno, se midieron las sombras que proyectaba el sol, creando la figura que vemos

Yin representa la luna o la energía magnética, yang representa el sol o la energía eléctrica. Las ondas electromagnéticas se entrelazan en movimiento rotatorio de torsión perpendicular tal como muestra el dibujo (figura 2) y juntas en la misma dirección de manera que el polo positivo o yang al llegar al polo negativo, se transforma en negativo. Así la línea curva continua que divide el símbolo del yin y el yang, en su movimiento en espiral, representa la onda electromagnética (figura 3).

También encontramos la representación de la espiral áurea como el movimiento de la génesis orgánica que se encuentra en las estructuras de las galaxias, de las flores, de los nidos de los pájaros, de nuestro ADN y de toda la creación. El progreso evolutivo se da por el grado de integración del sistema que culmina en saltos evolutivos o transtasis, que en Biodanza se dan de forma progresiva y armónica, como una flor al abrirse, por ejemplo.

Al final del texto, Rolando dice: El hombre es el único animal que puede intervenir en el proceso de evolución de la energía cósmica y crear entropía negativa. No basta evolucionar a nivel individual. Es necesario ser un agente de evolución.

Somos Vida, por tanto, somos energía cósmica individualizada en una forma humana que a su vez es componente de la totalidad. En el ciclo evolutivo de la vida en la Tierra, el ser humano está dotado de libre albedrío que nos capacita para intervenir en el medio con nuestra intención, voluntad y acción, modificando el entorno o campo energético. El uso que hagamos de nuestra libertad de hacer va a determinar el orden o el caos en el medio. Cuando Rolando nombra la capacidad que tenemos de crear entropía negativa, esta aludiendo a un concepto de la termodinámica, donde entropía es el grado de equilibro de un sistema o, dicho de otra manera, la tendencia al caos y al desorden. Cuando es entropía positiva tiende a mayor desorden; cuando es entropía negativa o neguentropía tiende a mantener los niveles entrópicos bajos, o sea, al orden. Tomar consciencia de nuestras capacidades, según Rolando Toro, no nos transforma ya que solo adquirimos el conocimiento. La transformación real se da en la vivencia. En lo vivido es cuando se puede dar la transtasis o salto en el proceso de evolución, que en Biodanza se va dando de forma sutil, afectiva e integradora, acompañando el proceso de maduración del ser individual y colectivo hasta ser “agente de evolución”.

Yo y nosotros somos Uno. Es en el Uno donde somos humanos auténticos.

Biodanza

Biodanza y la poética de la voz y la palabra

El tema que hoy nos ocupa fue propuesto por nuestra seguidora en el canal de YouTube Marcela Carlino. Gracias Marcela por tu sugerencia inspiradora.

Para hablar de la expresión poética de la voz y la palabra desde una perspectiva biocéntrica, vamos a referenciarnos en la propia Vida. Concretamente en el inicio de la creación.

En las tradiciones antiguas, los sabios de todo el planeta relatan cómo fue la creación de la Vida. Si bien cada cultura usa su propia expresión poética para describirla con detalle, todas ellas coinciden en un vacío creador llamado de muchas maneras, entre ellas Amor que, para experimentarse y gozarse, se proyectó hacia fuera. Esa fuerza proyectiva se la conoce como energía electromagnética la cual contiene y distribuye toda la información necesaria para que se manifieste en múltiples dimensiones.

La energía electromagnética viaja por el plasma (el líquido amniótico y medio salino conductor) en forma de ondas de luz (ondas de radiación) y sonido (ondas acústicas), similares a las que se forman al lanzar una piedra a un estanque. Las ondas de radiación o luz, al ser la consecuencia de la aceleración de las partículas cargadas, pueden viajar en el vacío y siempre en línea recta. Las ondas sonoras necesitan un medio material para transmitirse ya que son ondas mecánicas y se propagan por oscilación (gravedad y distribución) de la presión, o sea, producen una vibración que es lo que conocemos como sonido.

El sonido primigenio, conocido como Aum, Amén, y otros nombres, es la vibración original de donde proviene toda la creación. En la tradición veda significa la Unidad de lo Supremo; sus letras A-U-M dicen que son la única sílaba eterna que contiene en sí misma pasado, presente y futuro, así que es el principio y el fin, el todo y las partes. En la India es el primer sonido que se les enseña en la infancia pues es el símbolo del despertar de la Voluntad Creadora sin actividad. En la tradición judeocristiana, la Biblia empieza con la frase “Al principio fue el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. El símbolo del Tao es en sí mismo la representación de la energía creadora ying-yang en constante movimiento, siendo yang el polo positivo o eléctrico, y yin el polo negativo o magnético.

El Verbo, la vibración sonora, es Sabiduría y Acción Creadora. Tal es así que a mediados del siglo XX el mundo occidental ratificó la capacidad creadora del Sonido constatando que, formas que parecen sólidas, en realidad son su propia vibración. El suizo Hans Jenny fue el precursor de la disciplina llamada cimática, que estudia el origen de las vibraciones y cómo afectan a la materia. Podemos “ver” el sonido porque crea patrones geométricos precisos. En este vídeo que viene a continuación puedes apreciarlo.

El sonido es el lenguaje del universo que habitamos. Es nuestro lenguaje. Nosotros humanos, somos seres sonoros. Nuestra naturaleza biológica es de hecho, un instrumento acústico.

Cuando el aire que viene de los pulmones asciende por la laringe ( entre otras funciones es el órgano de fonación, que genera fonemas, formas)  y pasa por los pliegues o cuerdas vocales cerradas, genera una energía vibratoria que crea una frecuencia (numero de repeticiones o ciclos por unidad de longitud)  que se convierte en onda sonora y se hace audible gracias al desplazamiento de las moléculas de aire que espiramos.  De energía vibracional se convierte en acústica y es entonces cuando podemos oír la Voz.

La etimología de voz, viene del latín voce (aire que se expresa como vibración). En su raíz indoeuropea hace referencia a vibración poética, épica. La raíz de voz también se asocia al verbo vocare (llamar, nombrar), del que surgen las palabras, vocablo, vocativo, vocabulario, vocación, … La voz se atribuye al habla del ser humano. Con ella expresamos pensamientos, nos comunicamos.

La voz no puede ser tocada, ni es visible aún siendo una acción en sí misma. Es en este sentido que se dice que la voz humana es el órgano del alma que la revela al mundo a través del sonido. La voz genera y transmite emociones, da forma a pensamientos, nombra las cosas y al nombrarlas las hace reales. Por eso necesitamos ser conscientes de lo que dice nuestra voz, de lo que está transmitiendo, con su tonalidad (agudo-grave), timbre (cerrado-abierto), intensidad (alto-bajo) y duración (lento-rápido).

En Biodanza, “la consigna tiene el objetivo de motivar el movimiento y la vivencia”, dice Rolando Toro – “la calidad de las vivencias depende en gran parte de las consignas”.

Sabemos que la vivencia integradora que propone Biodanza, tiene la capacidad de reeditar la información genética y «despertar» potenciales genéticos. Para que eso se dé es necesario que la frecuencia con la que se emite la voz de la consigna llegue al corazón, pues es allí donde los armónicos tienen la capacidad de resonar y expandir por todo el organismo la nueva información.

Sólo podemos conectar con los armónicos del corazón con el corazón mismo, o sea, la palabra ha de salir del corazón. No importa si estás explicando el nombre del ejercicio y el modo de realizarlo, o el efecto del ejercicio en el organismo; lo que sí importa es que aquello que salga de ti sea auténtico. Ahora bien, para inducir a la vivencia con tu voz, precisamos la amable compañía de la poética, porque el lenguaje poético es genuino del alma, del ser, es el que tiene la capacidad de crear resonancias armónicas que despierten los potenciales genéticos que nos hacen trascender cualquier estado limitante que nos mantiene sujetos, parados, dormidos, eclipsados en nuestro desarrollo y experiencia terrenal.

Martin Heodegger (1889-1976), uno de los pensadores que componen el campo teórico de la Biodanza, dice la respecto “todo lenguaje poético, tanto en el sentido amplio como en el más estricto poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser (…); El lenguaje es la casa del ser; en su morada habita el ser humano” “Ser en el mundo”.

La poética en la consigna de Biodanza se da en la medida que tu alma se expresa libremente mediante tu voz. Suele tomar tiempo y práctica constante porque siempre es nueva la experiencia. Cuando consigues conectar con tu misión como facilitadora y facilitador, y dejas que sea Ella la que hable a través de ti, tu Ser en el mundo resuena en el campo unificado y se acoplan las resonancias armónicas que sintonizan con la propuesta, ampliando así el campo electromagnético individual y colectivo. Así, desde el Amor que somos expresado como individualidad, vamos apoyando la evolución de esta maravillosa Gaia y por ende, el universo ya que no hay nada desconectado. Amor y Servicio.