Notas de navegación

La humildad: el sustrato que nos compone

Hoy leía en las redes una frase de Alejando Jodorowsky, que dice así:

Tratar de sanar al otro exige humildad, porque en el camino de su curación tú debes desaparecer para permitirle curarse a sí mismo»

Reflexionando sobre las palabras del maestro Jodorowsky, han aparecido otras palabras de Rolando Toro: «el otro me trae noticias de mí«. Entre una y otra frase y otros pensares de aquí y de allá que emergen en mi sentir, me adentro en los armónicos sonoros que resuenan dentro y aparecen nuevos sonidos que suman y expanden significado y sentido.

Cuando el otro trae noticias de mí y mi intención vinculante es tratar de sanarle, en realidad, a quien estoy tratando de sanar es a esa parte de mí misma que sigue insistiendo en percibirse separada y que en esa humanidad fronteriza en la que vivo, donde van surgiendo grietas que se convierten en abismos, lo único que me regresa a la Verdad en mayúsculas, es la humildad entendida como el sustrato que me compone, que si bien es materia en descomposición, esa misma materia descompuesta es la que nutre la tierra en sus diversas capas, posibilitando que germinen nuevas semillas que darán flores que pueden dar frutos, y así, en una secuencia armónica de danza, música y vivencia, se da la Vida, de nuevo en mayúsculas; porque nada más existe que el Verbo, entendido como Nombre y Acción a la vez, que por eso le llaman Innombrable, y que en el intento de nombrar surge el palíndromo YoSoY haciendo referencia al círculo eterno y las pocas conjugaciones que lo sintetizan en primera y tercera persona en presente simple y continuo.

Reflexionar, crear espacios de reflexión ampliada, donde poder resignificar lo aprendido y dotarlo de nuevos sentidos y formas; y no sólo en la soledad del pensamiento que, aún siendo necesario ese estar sola, no puede ser solitario, pues la Vida no cesa y todo confluye en un sólo punto que podríamos llamar evolución, o quizás mejor, aprendizaje. No, mejor danza porque en la danza se da la evolución, el aprendizaje y el factor más importante que siempre, o casi siempre, queda rezagado en la traicionera memoria: el juego, que podría llamarse arte también, porque no hay juego sin arte y no hay arte sin juego. Un juego que no es uno cualquiera, sino el Juego (en mayúsculas de nuevo), el Juego Divino o la Lilah, como dejaron dicho los antiguos sabios de la India.

Me quedo pensando y… ¿será que hay algo no-divino?

Siguiendo el Hilo de Ariadna, la heroína del laberinto del Minotauro, como metáfora del Juego Divino (otra vez), la cual dicen que entró junto con Teseo, danzando con su hilo rojo hasta llegar al centro, allí donde habita el monstruo temido, y Teseo cubierto con una máscara de toro, mientras Ariadna seguía danzando con su hilo rojo rodeando a la bestia desprotegida por reconocer a un igual en Teseo, la temida fiera, embelesada por la escena, finalmente se deja herir de muerte, sembrando su sangre en el substrato de la tierra. Dicen que después salieron los dos, Ariadna y Teseo, siguiendo el hilo rojo de la heroína y que al salir, nuevas danzas y cantos siguieron, promesas de amor que terminaron en desencanto que a su vez abrió puertas al encuentro de su verdadero Yo, como reina del reino, junto a Dionisio. Y podríamos seguir así hasta quizás nuestros días, pero no es necesario porque mi intención en este post es destacar la humanidad que nos habita y que toma verdadero sentido en la vivencia comunitaria pues es la comunidad la que nos acoge, nos sustenta, nos compone, como ejemplo vivo del humus que somos.

Humus es un abono orgánico que se da por la descomposición avanzada de restos orgánicos. Es de color negruzco por su elevado contenido de carbono. Los elementos orgánicos que componen el humus son considerados estables ya que no se pueden ver significativamente modificados en el tiempo. El contenido de humus en la tierra es del 5% en bosques, mientras que en la playa es de 1%.

Fíjate que el porcentaje de humus, en relación a la composición de la tierra, es mínimo y, justo ahí, en la humanidad que nos compone, es donde se manifiesta la infinita Belleza que vincula dentro-fuera, luz-sombra, tierra-aire, fuego-agua, en una conjunción copulativa llamada «y» donde, como dice la Real Academia Española, copulan los mal llamados opuestos en una danza sin fin creadora del triángulo vital eterno vida-muerte-vida, una y otra vez, una y otra nota, uno y otro tono, uno y otro acorde que se vuelve sinfonía y así hasta el más allá.

Y… en esta danza copulativa me pregunto ¿dónde está el límite?

La voz me responde, no existe. El límite lo creamos nosotros, seres humanos (del humus), cuando nos quedamos atascados en la materia descompuesta que nos compone, sin percibir que es en ella donde se dan las características necesarias y sublimes que enriquecen la tierra para retener el agua y filtrarla a capas más profundas, para dar consistencia a los suelos arenosos, para enriquecer el suelo con los nutrientes de la descomposición, para prevenirla de patógenos, … Sí. Somos así los humanos: conjunción copulativa y frontera. ¿dónde está el límite?

Insiste la voz: no existe. Sólo existe la «inmutabilidad de lo eternamente mutable» como dice el Tao. Entonces, ¿Será por eso que el humano cuestiona tanto todo que se olvida que la cuestión es el hilo rojo de Ariadna?, aquella que después de participar en la matanza del monstruo, huyó con su infame amado Teseo, que la abandonó en una playa lejana y solitaria, donde más tarde Dionisio la encontró enloquecida de su sufrir, y en ese encuentro renació como Reina de su reino, no porque Dionisio le diera nada que ella no tuviera, sino porque es en la conjunción copulativa donde la frontera toma sentido y se significa, para volver a empezar o quizás sería mejor decir, para seguir empezando una y otra vez, una y otra nota, uno y otro tono, uno y otro acorde que se vuelve sinfonía y así hasta el más allá.

Todo esto para decirte que, el límite sí está. Existe. Su existencia es la justa y necesaria para regresar al centro donde todo confluye, donde todo se conjuga en un único Verbo, en un solo Armónico, con muchos nombres nombrado más con único sonido innombrable, que nos habita, nos compone, nos humaniza como humus en la tierra.

Amor y Servicio.

Biodanza, Cursos

Descanso en el sentir. Biodanza profundización

Descanso en el sentir. Una manera profunda de Danzar la Vida

Descanso en el sentir” es un encuentro de Biodanza profundización para honrar la Biodanza en mi vida y en la Vida, celebrando juntas y juntos dos acontecimientos bien significativos:

  • El 19 de abril de 1925 nacía Rolando Toro Araneda, el padre de la Biodanza. En su memoria, el 19 de abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Biodanza.
  • El mismo día 19 de abril del año 2008, me titulé como profesora de Biodanza SRT, junto con otras queridas compañeras de formación, así que este año hace 15 años.

Aunque ambas fechas tienen dimensiones muy distintas, las une la vivencia comunitaria que me recuerda las palabras de Toro: “Biodanza es un sistema de mudanza social cuya base en la comunidad”. Teoría de Biodanza, tomo I, Editora ALEB.

Si bien la transformación se da en lo individual, es en lo colectivo, en la comunidad humana donde incidimos, fortaleciéndonos en la verdadera vivencia integradora del Amor y el bienamar.

Mi deseo es celebrar contigo, biodanzante de más de dos años de experiencia en grupo regular de Biodanza, y contigo facilitadora y facilitador de Biodanza, porque cuando nuestra corporeidad viviente danza junta desde ese lugar experiencial, puedo-podemos sumergirme-nos en la profundidad del sentir, sentirme-sentirnos y descansar allí donde corazón y oído (no es casual que compartan el mismo verbo) se reúnen en sincronía con la Vida que Soy-Somos.

Si te vibra dentro, te invito a estar presente en esta celebración comunitaria. Para ello deberás formalizar la inscripción en el enlace https://forms.gle/uSk4DCG5EVmQ3H1k7

Domingo 16 de abril de 17,30 a 20,30h en l’Hivernacle Nature Sanctuary, BCN.

Aportación económica: 25€

Recuerda inscribirte con antelación ya que las plazas son limitadas.

Te veo. Nos vemos.

Amor y Servicio

Teresa Tendero

Biodanza

Acompañarnos en el proceso de facilitar

El próximo lunes 8 de agosto, iniciamos un ciclo de cuatro encuentros para facilitadoras y facilitadores de Biodanza titulados, para aquellas personas que están en su último año de formación y para todas las que deseen seguir profundizando en la teoría y la praxis de Biodanza.

Cuando me decidí a hacer los videos de YouTube para compartir mi experiencia como facilitadora de Biodanza y educadora biocéntrica, no pensaba que iba a tener la repercusión que está teniendo. El motivo que me llevó a hacerlo fue sencillamente compartir mi experiencia por si le servía a alguna persona en su propio proceso de ser facilitadora biocéntrica. La respuesta que he recibido ha sido sorpresiva: mensajes alentándome a seguir compartiendo, muchas consultas, dudas, y mucha gratitud.

Algunos de los mensajes que recibí me motivaron profundamente a hacer realidad un sueño que había dejado guardado en un lugar de mi corazón donde las barrera de mis propias limitaciones y creencias lo tenían a buen recaudo. Y sí, me decidí a abrir el cofre y releer mi sueño de crear un espacio biocéntrico donde acompañarnos en el arte de facilitar espacios biocéntricos reales, compartir saberes, experiencias, cosas que nos funcionan y otras que no, profundizar en la teoría tan rica de Biodanza, en su praxis, en las nuevas investigaciones de campos diversos donde la Vida cada vez más está en el centro y no hay quien lo pare ya.

Así que los lunes de agosto (8, 15, 22 y 29) de 20 a 21,30h -hora de la Península Ibérica- vamos a encontrarnos virtualmente con todas aquellas y aquellos que sintáis que esta propuesta puede ser para tí.

Te dejo el video que he diseñado para la publicación del evento, donde encontrarás la información del programa y precio de los cuatro encuentros de agosto y otro vídeo donde te explico brevemente el propósito de éstos encuentros.

Si crees que este mensaje es para tí, escríbeme a mi correo electrónico tenderoteresa@gmail.com y te informo con más detalle.

Abrazos

Amor y Servicio.

Biodanza

Cerramos el ciclo de las Mujeres Jardín

Hacía días que sentía que el ciclo con las Mujeres Jardín estaba completándose y era el momento de la despedida. No es fácil enfrentar este sentir cuando llevamos cuatro años juntas, viviendo un universo entero de emociones, anécdotas, despedidas a compañeras que partieron para reunirse con las estrellas, mañanas de frío invierno y calor de verano en una de las plazas del pueblo resistiendo la separación impuesta por la situación mundial, alegrías, llantos, confidencias, miradas, abrazos de hermanas, caricias de cuido y tanto más que ya pertenece a nuestra piel, a nuestra alma, a nuestra historia de vida para siempre.

Ellas, mis Mujeres Jardín, las mujeres sabias del Clan de las Abuelas, llegaron a mi vida cuando mi corazón necesita mares de amor. Había estado trabajando casi dos años con trabajadoras sexuales, prostitutas, putas como se llaman ellas a sí mismas, y me había quedado seca de afecto, o así me lo pareció a mí. Demasiada dureza para mi corazón. Necesitaba danzar con otras mujeres y hombres desde otro lugar más amable con la vida, más lento, más apacible, y después de un tiempo de reposo, sentí la llamada del Clan de las abuelas y los abuelos. Busqué la manera de hacer Biodanza con ellas y ellos y en Cruz Roja de mi pueblo, Castellar del Vallés, nos abrieron las puertas con gusto.

Ya sabes que en todos los grupos de desarrollo personal, de autoconocimiento o entornos vinculados en éste ámbito, la afluencia de mujeres es mucho mayor que la participación de hombres. Ocurre mucho más cuando las edades del grupo corresponden a mayores de 70a; no sólo por cultura sino también por índice de mortalidad. Estadísticamente los hombres mueren antes que las mujeres, así que el grupo de iniciación a al Biodanza para personas mayores de 65a, se convirtió en un grupo de mujeres que con el tiempo bautizamos como Mujeres Jardín. ¿por qué? porque son verdaderas flores que año a año expanden su perfume generosamente.

No te voy a contar anécdotas y vivencias de nuestro recorrido juntas durante estos cuatro años maravillosos porque aquí en la web, con la etiqueta «Mujeres Jardín» vas a encontrar mucho material. Mi interés hoy es compartirte lo que han significado para mí y la huella que ha dejado en mi vida.

Las ancianas y ancianos de la tribu humana siempre me han fascinado. Me acuerdo de mis abuelos, especialmente de mi abuelo materno con el que convivíamos hasta que murió. Recuerdo sus canciones, sus anécdotas de la guerra, el hambre que habían pasado, sus juegos infantiles, la muerte de dos de sus hijos, su habilidad para arreglar «provisionalmente» todo lo que se estropeaba en casa, su sabiduría adquirida con la experiencia de toda una vida buscando siempre la libertad y la felicidad, su inmenso amor por mi abuela Catalina que murió cuando yo tenía cuatro años, la oración que nos enseñó a mi hermana y a mí cuando mi papá estaba muriéndose poco a poco,…

Recuerdo que cada día en la mañana, venían a visitarlo a la tienda de mi mamá, un viejo amigo y su hermano menor. Se sentaban en una esquina de la boutique y pasaban el rato. Yo los escuchaba hablar en la distancia. A veces estaban callados mucho rato, sin decir nada; solo estaban allí y era natural. Otras veces discutían por desacuerdos que nunca llegaban a ninguna parte más que al momento presente. El afecto era lo más importante, el afecto verdadero.

Después, con el tiempo y el hacerme mayor, he tenido la suerte de trabajar durante algunos años con ancianas y ancianos en residencias asistidas, en hogares tutelados y en sus propios domicilios. He aprendido de ellos y ellas muchas lecciones que conservo en mi interior como tesoros. A veces no era fácil lidiar con su amargura, con su resentimiento, con sus demencias,… aún así, cuando consigues entrar en su código y te paseas por su ritmo desacelerado escuchando sus sentires, sus anécdotas, sus pausas y silencios, sus miradas que a veces se congelan en el tiempo que fue y les dejó nostalgia,… todo toma un sentido más tierno, más lúcido, todo se relativiza, porque pertenecer al Clan de los Abuelos y las Abuelas sabias de la tribu humana, es un derecho que sólo se adquiere por merecimiento. No todas y todos lo consiguen.

Yo he tenido la gran suerte de encontrarme con auténticas Mujeres Jardín que han colmado mis días de ilusión por nuestros encuentros, por compartir saberes y sentir su corazón florecer, por acompañarnos mutuamente y hacerme sentir que yo también he sido un miembro de su clan. Con la práctica de la Biodanza y la Educación Biocéntrica, han descubierto dones y talentos que permanecían a la espera de ser reconocidos; y sí lo hemos conseguido: han surgido poetas y escritoras, han recuperado sus cantos y juegos infantiles, hemos cantado y bailado como se hacía antes o como se hace cuando eres niña y todo es perfecto tal como es aunque no lo parezca, hemos paseado del bracito y se han disfrazado, bailado, pintado, recitado,… Hemos hecho fiestas y compartido recetas sabrosas hechas con amor,…

No hay palabras suficientes para contarte todo lo que ha significado para mi vida encontrarme con ellas. Solo puedo decir gracias. Me siento en Gracia por haber compartido con vosotras cuatro años de profunda amistad. Ahora la vida nos lleva a despedirnos, como cuando danzamos en Biodanza y luego de un rato toca la despedida para encontrarnos con otras; pues lo mismo. Ahora es momento de despedida.

El último día, justo el martes 1 de marzo, nos encontramos por última vez en nuestro Círculo de Saberes. Disfrutamos del mural que habían hecho en mis tres semanas de ausencia. Aquí más abajo te dejo las fotos. Compartimos los sentires y nuestra Dama de Noche nos invito a chocolate deshecho en una cafetería próxima.

Este mural fue hecho con la intención de dejar un mensaje a los adolescentes y jóvenes de estos tiempos: «No os desanimeis. El mundo está cambiando y necesita de vosotros y vosotras. Sois como gusanos que se transforman en lindas mariposas». Pintaron mandalas, escogieron fotos hermosas, escribieron sus sentires y crearon este mural, nuestro último recuerdo.

El vínculo está hecho para siempre. Nada podrá borrarlo jamás. Estamos unidas por la piel y el corazón. Nos amamos.

Amor y servicio.

Biodanza

La palabra sentida de las Mujeres Jardín

Me maravilla ver sus rostros cuando entran en la sala. Las veo y las siento sólo mirándolas. Ellas preparan las sillas para nuestra rueda sagrada mientras, yo acomodo el equipo para que todo suene bien. Llegan puntuales. Vienen con el corazón lleno de bienaventuranza, colmadas del bien común compartido que se expresa en sus palabras, silencios, miradas y en el tacto. ¡Cuánto bien nos hace el contacto!.

Hacía días que no escribían las Mujeres Jardín. Son tiempos de movimientos internos y externos; tiempos para observar y dejar que el silencio nos guíe. Hay mucho barullo en el mundo y en el Jardín de las Mujeres poetas, nos recogemos para que el aroma del Jazmín en flor, vuelva a penetrar el alma y la Rosa recupere su perfume; el Clavel andaba apurado: sentía su cabeza hueca pero ahora parece que ya pasó y de nuevo se ríe y está alegre; nuestra Margarita – una nueva flor del jardín- luce satisfecha y la Dama de Noche sonríe mientras danza y esparce su aroma. La violeta sigue en flor después de un descompuesto y la Flor del Higo Pico va y viene a ritmo tropical. La Azucena anda pa dentro: demasiado sol la quema y nos ha pedido un poco de sombra fresquita para descansar de tanto calor. Así que vamos despacito, con calma, danzando el final de una primavera y el nacimiento de un nuevo verano.

Volver a flexibilizar sus corporeidades está siendo toda una experiencia. Un año y medio sin biodanzar es mucho tiempo para el alma y mucho más para sus añejos tallos, porque el alma se ha nutrido de la constancia de nuestros encuentros, que aunque no danzábamos en la sala, lo hacían nuestras palabras en la plaza, pero el cuerpo, sus hermosos y lozanos tallos se han resentido de la fría noche pandémica y hay que ir poquito a poco para que se acostumbren a las notas del agua bendita que nos riega.

La semana pasada ocupamos el espacio de nuestra rueda verbal con algún tema que no recuerdo y no tuvimos tiempo para la lectura de sus escritos, así que esta semana, lo primero que hicimos fue escuchar a nuestras poetas y escritoras. Son tan hermosos sus escritos, tan delicados, tan sinceros que te los transcribo aquí debajo, con su permiso, para que veas que no te miento ni exagero. Aquí lo tienes:

Autora: Azucena. Escrito el 7 junio 2021

Hola, Hola a todas. Os cuento como me fue la semana pasada en Biodanza.

Me sentí tan relajada y tan bien… La clase estuvo muy acertada, para mí por lo menos; esos ejercicios que me llevan a otro lugar, que me hacen sentir en el Jardín de las Flores que tenemos en Biodanza, como una yedra que trepa por las paredes buscando la sombra de mis compañeras; cuando abro los ojos y las veo, me da alegría y me doy cuenta que ellas también lo sienten así.

El otro día una señora me preguntó qué hacíamos en Biodanza, si bailábamos. No supe explicarle; sólo le dije: – Hay que vivirlo para sentirlo. Eres otra. – Aquí levantó la miradas y nos miró a todas sonriendo satisfecha. Luego siguió leyendo- . Mucho amor para este lindo grupo.

Autora: Margarita. Escrito el 7 junio 2021

Queridas compañeras y mujeres de Biodanza. Estoy muy contenta de poder compartir con vosotras estas dos horas en compañía de nuestra maestra Teresa que nos dice las cosas con tanto cariño que me llegan al alma. Así que cuando termina la clase, estoy relajada y feliz.

Autora: Dama de Noche. Escrito del 24 de mayo 2021.

Saludos compañeras,

Ya tenemos las puertas abiertas en el espacio que tanto hemos echado en falta. El pasado martes, fue una gozada danzar de nuevo juntas. No recuerdo los temas, fueron varios: el círculo, la rueda, el silencio, las risas, el juego de palmas, … La propuesta fue hermosa, escuchando la cajita de música que nos guiaba. Fue precioso.

Al salir de la sesión, no escuché ni una queja (me duele eso o aquello). Gracias.

Hay Mujeres Jardín en todas las comunidades pero la tribu humana se ha olvidado de que vive en un jardín y que hay que regarlo con el agua del Amor y la escucha. Las personas han aprendido a decir muchas cosas, a dar su opinión, a quejarse, a opinar,… pero han olvidado el arte de escuchar. ¡Hay tanto para escuchar de las Mujeres Jardín del mundo entero!.

Ellas, las de este jardín hermoso que cuidamos desde hace cuatro años, saben que lo que escriben y compartimos con todas vosotras aquí en las redes, llega a todo el mundo: Chile, Argentina, Uruguay, España, Colombia, Estados Unidos, Venezuela, Italia, México, Francia, Portugal, Perú, Suecia, Reino Unido, Venezuela, Rusia, Irlanda, Ecuador y Brasil. Creo que no me he dejado ningún país. Para ellas es una bendición ser inspiración para tantas personas que ni conocen pero que con certeza nos une el amor a la vida, a la sacralidad de la Vida que Rolando Toro y sus colaboradoras y colaboradores, tejieron en este sistema maravilloso llamado Biodanza.

Biodanza es música, grupo, consigna y vivencia en su más sublime expresión. Se expande en ondas de vibraciones-Amor que nos habitan dentro y fuera, mientras danzamos unas con otras, en las otras y en la totalidad, en movimiento constante, eterno, siempre renovado, renacido, autoreferenciado en la Vida que somos.

Ellas danzan y lo cuentan con sus hermosas palabras que brotan de la tierra cultivada de sus vidas y experiencias. Ellas danzan y cuentan lo que brilla en su corazón aún estando en silencio.

Te invito a que dejes un comentario para ellas. Una frase, una palabra, un sonido, un afecto. Todas somos Una.

Amor y Servicio.

Notas de navegación

Notas de navegación de una facilitadora de Biodanza hoy

De palabras que dicen y sones que cuentan

En estas fechas, en mi pueblo se celebraba la Fiesta Mayor. Eran días de música en la calle, de encuentros imprevistos, de sonrisas, abrazos, diàlogos improvisados, escenarios montados para conciertos, teatro, danza en las plazas y las avenidas, familias enteras reunidas disfrutando de espectáculos, baños de espuma, carrera de andróminas, risas y alegría. Este año la fiesta se ha suspendido.

También se suspendió la festividad de Sant Jordi, el dia de la Rosa y el Libro, cuando las calles enteras se llenan de puestos ambulantes repletos de rosas perfumando el ambiente, de libros antiguos, modernos, ilustrados, infantiles, novelas, ciencia ficción, filosofía, autores firmando sus obras, presentando sus libros… Los amantes pasean de la mano con sus rostros henchidos de pasión, los niños y las niñas llevan en sus manitas rosas confeccionadas a mano, hechas en sus escuelas, que regalan a sus madres y abuelas orgullosas, esposos trajeados con corbata y zapatos de vestir andan ligeros cargados con ramos de frescas rosas para regalar a su amada,… todo huele a rosas y a libros. Es la gran fiesta en Catalunya, la fiesta del Amor y la Cultura, del Amor y el Arte, del Amor y la Paz. Este año esta celebración se suspendió.

Las familias se reúnen en bautizos, casamientos, cumpleaños que son los momentos donde todos, los de lejos y los cercanos, se encuentran y,… desde hace meses, se han anulado los encuentros de más de diez personas.

Los ancianos se reunían en la plaza para charlar de sus cosas, mirar a las mujeres pasar, contar anécdotas, recordar momentos, comentar el partido de fútbol. Mientras, las mujeres ancianas de la comunidad, fuertes y valientes, se encontraban en el mercado comprando pescado, la carne, el pan,… Ahora no hay ancianos en la plaza y las mujeres no se encuentran en el mercado; van deprisa para recogerse pronto en casa y salir lo justito,no sea que se contagien.

Los niños y las niñas jugaban en los parques y las plazas mientras sus madres reunidas en corro, hablaban de esto y aquello, de lo de aquí y lo de allí. Plazas y parques hoy están clausurados; ya no hay criaturas que correteen, jueguen, rían. Ahora van todas enmascaradas, muy cerca de la mamá o el papá y en silencio.

El pueblo se ha vuelto un lugar de paso. Nadie se para en la calle para charlar; los saludos son escasos pues se hace difícil reconocer a la vecina tras la máscara, y hay prisa. El pueblo se ha vuelto silencioso pero no es un silencio natural, es sintético, aséptico, doloroso, temeroso, frustrante, desconcertante, apabullante, solitario, carente, ausente de Amor. Y no es que el Amor no esté, es que se esconde bajo máscaras de miedo, de terror, de incertidumbre. Los abrazos, los besos y las risas de esos abrazos y esos besos empiezan a ser un recuerdo de algo que fué. Y en ese vagar, nos vamos acostumbrando a andar con bozal, a callar, a sobrevivir, a alejarnos de la Vida cada día un poquito más, sin aliento renovado, respirando nuestro aire contaminado.

La Biodanza permanece; quizás ahora más que nunca pues la carencia de Amor es tan evidente, que la llamada del encuentro poético, de la mirada afectiva, del estar presente, corazón valiente, amoroso, húmedo, respetuoso y discreto, hoy tiene más sentido que nunca.

Los grupos se desvanecen entre miedos, temores y sin sabores. Al aire libre parece que aún algunos se sostienen pero viene el frío y ¿qué vamos hacer?. Hoy más que nunca la Biodanza és el aliento que mece las almas que encarnadas en cuerpos aislados, piden en silencio un sostén de amor, una cama de afecto, un lugar de encuentro donde encontrarse sin temor. Y no quiero decir que seamos imprudentes. Nunca. Lo que digo es que hoy más que nunca, la referencia que hay fuera no nos sirve, nunca lo ha hecho pero ahora es ya una evidencia sin retroceso. Cabe autoreferenciarse, mirar hacia dentro, donde la Vida sigue siendo el centro y responder con coraje que estamos vivas, que podemos recrear el Amor aún en tiempos de pandemia y con respecto, prudencia y corazón, restaurar la Vida que pulsa dentro.

Biodanza es el reencuentro con el Ser Vida, sin separaciones que nos dividan, sin creencias que nos limiten, deshaciendo corazas que nos protegen de un mundo desnaturalizado, carente, aislado, perdido, enturbiado. El regreso al Ser, al alma encarnada, al alma corporizada en cuerpos solitarios que mueren ahogados por la falta de afecto.

Biodanza es la propuesta danzante que te regresa al Ser, a recordarte la Vida que eres, que somos, a recuperar la unidad sagrada de cosmos y raíces, de cielo y tierra, agua y aire en reflexivo, donde solo existe un Yo, un único Soy que nos mece. Ese es el Autoreferenciarse que quise explicarte cuando hablamos de ética en este entorno politizado, estandarizado, manipulante, engañosamente poderoso, comercializado, estereotipado, estandarizado, capitalizado, colonizado por el lado oscuro de la Fuerza. Autoreferenciarse en la Vida que Soy, que Somos cada una y todas.

La Autoreferencia surge como el encuentro sagrado de la vida en la Vida, donde el yo ignorante y poseído por la ignorancia, recupera su esencia al descubrirse Vida, tal y como apunta el principio biocéntrico de Biodanza.

Aureferenciarse va más allá de un acto egoico donde sólo yo importo. Autoreferenciarse es mirándote me veo, no porque tu seas aquello que necesito, sino porque quedándome en la Vida, Me hallo, y en ese hallarme el tu y el yo son uno sólo danzando al mismo compás.

Dedicado a tí que me escuchas.

Amor y Servicio

Biodanza

Relato de intimidad verbal de una facilitadora de Biodanza a la comunidad biodanzante del mundo

Dedicado a mis maestras y maestros de Biodanza y Educación Biocéntrica. Con todo mi amor y reconocimiento.

Inspirada por el video de la conferencia titulada «Afectividad y ética» de Carlos García, director de la Escuela de Biodanza de la ciudad de Buenos Aires (al pie te dejo el vídeo entero por si te interesa), he decidido compartir en relato de vivencia, la experiencia de ser una facilitadora de Biodanza calificada de «incómoda» en algunos de los círculos de Biodanza. Este post va dirigido especialmente a la comunidad Biodanza del mundo pues no es un caso aislado; ocurre con demasiada frecuencia en nuestro entorno biodanzante.

No pretendemos apenas elevar la calidad de vida de las personas,  somos decididamente más ambiciosos, pretendemos la felicidad. Rolando Toro Araneda.

A simple vista parecería que según el principio biocéntrico, fundamento del sistema Biodanza y de la vida de toda facilitadora de Biodanza, nuestra comunidad debería ser ejemplo de coherencia e integración afectiva, trascendiendo el antiguo paradigma androcéntrico y patriarcal, y estabilizando el paradigma biocéntrico en todas y cada una de nuestras relaciones. Pero la sombra forma parte de la propia experiencia del vivir, y en Biodanza no podemos evitarla; tampoco lo hacía su creador. ¿Acaso la sombra no es también un aspecto de la misma Luz? Honrando la memoria del maestro Toro y reconociendo su precioso legado, nos cabe revisar no el sistema en sí, sino el uso que hacemos de él.

Nuestra comunidad Biodanza está dividida por desencuentros que nos mantienen separadas y condicionadas por barreras de egos exaltados y altivos. Eso, en sí mismo, es disociativo. A mi entender la facilitación de Biodanza pide excelencia continuada, y digo continuada porque la excelencia que señalaba Rolando Toro, no la propuso como un destino sino como camino; camino de vida que escogemos cuando asumimos la facilitación como servir a la Vida. La cuestión es, ¿qué es servir desde la mirada biocéntrica? Demasiado a menudo se da por hecho un entendimiento consensuado y se actúa «como si» fuéramos inmunes a la arrogancia, la vanidad, la manipulación. La realidad es que el pensamiento crítico dentro del entorno Biodanza, se cuestiona, se evita y se juzga en nombre del faso «cuido».

Y digo esto porque mi experiencia como facilitadora «incómoda» no es un caso aislado. Demasiado a menudo la facilitación se viste de rol y de autoridad moral, repitiendo patrones patriarcales que permanecen aún activos en el inconsciente individual y colectivo a la espera de ser mirados, reconocidos y desvanecidos por el calor del entendimiento humano. Pero eso no puede ocurrir cuando la persona que facilita se identifica con el rol y crea su identidad bajo la autoridad moral que sustenta su creencia, y así facilita grupos y esparce la simiente de la confusión y la falsa dicha en su comunidad.

Mi intención no es descalificar, ni defender, ni enfrentar. Por supuesto, hay muchas facilitadoras y didactas absolutamente comprometidas con su misión. Lo que me impulsa a escribir este post es compartir realidades que, aunque no coincidan con tu experiencia, son verdades que precisan ser escuchadas porque han generado y generan aún sufrimiento, desconsuelo y mucha soledad. Si, una soledad impuesta por el colectivo, que con su silencio, ha permitido y sigue permitiendo que la facilitación maternal, la seductora, la manipuladora, la que sitúa al facilitador como una estrella de cine interpretando un papel de «ser perfecto» que le autoriza moralmente a exigir camufladamente un vasallaje y una fidelidad en nombre del falso cuido y la falsa pertenencia.

Artista: Jopi #jopienamorada

Haciendo uso de esa autoimpuesta y consentida «autoridad moral», en mi comunidad Biodanza me etiquetaron de intensa. Algunas de ellas siguen haciéndolo, pero ya no tiene el menor impacto en mí.

Intensa puede parecer un calificativo inofensivo, incluso gracioso o cariñoso, pero en mi experiencia, no lo es. Con los años y mi especialización con el sagrado femenino, he sabido de muchas mujeres que han sufrido ese mismo calificativo, y digo mujeres porque entre nosotras ser «intensa» es ser exagerada, inadecuada, problemática, inapropiada,… en relación a un estándar de comportamiento «normalizado».

Intensa me llamaban por mi expresión apasionada, por mi vitalidad, por mi mirada crítica que no está bien vista porque «incomoda». Es cierto que cuando permitimos que el sentido crítico se manifieste en nuestras aulas y círculos de intimidad verbal de Biodanza, nos exponemos a situaciones que pueden llegar a ser muy incómodas, y digo incómodas porque esa incomodidad es el reflejo que nuestras carencias, de nuestras propias mentiras y creencias con las que danzamos la Vida. Y esa incomodidad es la que muchas profesoras evitan en sus aulas, en sus clases de Biodanza, en sus ruedas verbales, pero justo es ahí donde la facilitadora ejerce su saber, no como «la que sabe», sino como la que deja a la Vida ser la verdadera protagonista, pues solo Ella sabe qué y cómo hacer para que la armonía y el equilibrio prevalezca en la expresión de la diversidad del sentir.

Fue Ruth Cavalcante, la creadora de la Educación Biocéntrica quien me rescató del estigma. En una aula de educación biocéntrica, ante una situación que en otro contexto hubiera sido de incomodidad, de esa incomodidad sectaria y excluyente, ella me dijo mirándome fijamente: – Nunca pidas perdón por preguntar y querer saber. Cuestionar es un derecho humano que no podemos perder -, y siguió diciendo a toda la aula: – Honro el coraje de ser cuestionadora en este mundo hostil,… Nunca más me he sentido inadecuada. Despedí mi etiqueta y sustituí mi nostalgia de amor por el auténtico sentimiento de amar-me sin condiciones.

Vivir esta experiencia de «ser inapropiada» incluso en la comunidad Biodanza, me ha ayudado a percibir que detrás de los abrazos y las caricias que tanto prodigamos en Biodanza, también se esconden mentiras sostenidas que proyectan el personaje encarnado por el rol de facilitar.

La facilitación para mí es una bendición y como tal conlleva riesgos. Nos enfrenta a las propias carencias y nos pide ser autocríticas con nuestro hacer. Atender, cuidar y fomentar la excelencia en la facilitación (y en la Vida, por supuesto), repercute no sólo en la propia felicidad, sino en el entorno, en el mundo, y es así como generamos cambios. No dejes nada bajo la alfombra; se acumula la suciedad y la apariencia te consume.

Si has llegado hasta aquí y te resuena lo compartido, me hace feliz. Si por el contrario te has sentido ofendida, disgustada o incomodada, no ha sido mi intención; te pido disculpas. Sólo déjalo pasar y sigue tu camino. Mi deseo es crear con la palabra, un espacio donde recuperar el arte de la escucha para leer la vida y amarla más allá de las creencias y los papeles con los que nos hayamos identificado creando así una falsa identidad. Todo es Vacío, es Cero, y en ese círculo eterno nos mecemos. No lo olvidemos.

Com Amor y Servicio.

Aquí el video que te he comentado al principio.

Videoconferencia de Carlos García, el 1 de juliol 2020. Afectividad y ética en Biodanza
Notas de navegación

El Vergel de las Hadas: un lugar para el encuentro del Ser

En el viaje que cada quien emprende en la búsqueda de respuestas a preguntas formuladas desde el eco del tiempo, pasamos por diferentes paisajes que nos llevan a relaciones diversas, silencios, ilusiones que se desvanecen, algunas permanecen… y así vamos haciendo nuestro andar, como si fuéramos al encuentro de un destino, un lugar preciso donde poder estar y quedarse. Con el tiempo y lo vivido, vamos percibiendo que no hay más lugar que el hogar interno, aquel en el que ya habitamos como cuerpo, alma y espíritu.

En ese encontrarnos dentro, regresar al contacto con la naturaleza, Gaia, la Pacha, se torna imprescindible para apaciguar el ruido de la mente, el barullo que genera la línea cuando no se percibe curva y andas y andas sin saber que ya estás regresando, que nunca te has ido pues no hay donde ir. Todo Es.

Si esta Unidad es Verdad y para significar verdad vuelvo a citar a Dan Winter «La Verdad es un punto de fricción donde chocan dos fuerzas con la misma intensidad pero en sentido contrario«, donde realmente puedes percibirte Una con la Vida, es en la Naturaleza. Entre los maestros árboles, los líquenes, los pájaros, los gusanos, las hadas, las plantas, las flores, los insectos, las lombrices, las ninfas, las bacterias, … Las respuestas a nuestra locura aparente se hallan allí, en ese silencio de la plenitud armónica de convivencia donde los mensajes no son palabras, son sentires de colores, de formas espirales, circulares, concéntricas, fractales eternos de proporción áurea que convergen en puntos constantes de verdad que Es Una y Son Cero. Aromas y fragancias de fertilidad.

El Vergel de las Hadas

Siempre he necesitado mantener contacto directo con la naturaleza; era la única manera de oxigenarme de toda la toxicidad de la gran urbe donde vivía: coches, masificación de personas, ritmo acelerado, edificios altos, contaminación acústica, ambiental y emocional. Era demasiado para mí, así que decidí encontrar un lugar relativamente cerca de la gran ciudad y suficientemente lejos para andar con ritmo orgánico, donde el aire fuera limpio y la naturaleza estuviera tan cerca que no necesitara desplazarme. Y lo encontré.

Mi pueblo no es el mejor del mundo, ni el más orgánico, ni el menos contaminado y hay muchas cosas por hacer aún en muchos aspectos, pero es el lugar donde habito y aquí me hallo. Con el paso de los años, paseando por sus calles y entornos, he ido encontrando rincones maravillosos donde me percibo Una con la Vida, envuelta en la Pacha, arropada por su saber añejo, sabroso, siempre dispuesta.

Uno de mis recientes descubrimientos es El Vergel de las Hadas, a ocho minutos en coche y treinta paseando. Allí la Unidad se vive, se experimenta, y ejerce con el conocer y el hacer. Allí también, el humano puede dejar de ser gente y regresar a ser humano. Adalú y Santi habitan el lugar junto con sus hijos. Ellos son los guardianes del Vergel, transmiten todo lo aprendido a lo largo de más de treinta años viviendo con sentido, aprendiendo de la Pacha, recordando como se hacía y como hacer para colaborar con la Tierra, con la Vida para nutrirnos sin desnutrirla, para disfrutar de la autonomía que nos brinda Gaia, para aprender sus ciclos, sus ondulaciones, sus necesidades, que son las nuestras si dejamos que Ella nos nutra.

Cada jueves nos encontramos de 9 a 12h y si llueve aprovechamos para aprender e indagar aspectos más teóricos del cuido de la vida; cuando ya podemos salir a la tierra entonces hacemos lo que haya que hacer en el momento, lo que toque hacer por la temporada, por el clima, por la hora. Santi nos enseña con pasión y sabiduría, Adalú añade comentarios y una tarta casera teción horneada con infusión improvisada con lo que haya. Me siento feliz de haberlos encontrado.

En el Vergel de las Hadas, no solo aprendemos a cuidar la Tierra, a distinguir las plantas y sus usos, las técnicas ancestrales, la química, el terreno, … también recuperamos la vivencia de la comunidad, porque las tareas se vuelven comunitarias cuando hay qué hacer y así, germina en los corazones las semillas del Amor y el Respeto al Vivir. Gracias Santi y Adalú.

Aquí te dejo algunas fotos del último día.

Notas de navegación

Reconocer la riqueza del Bien Común

Partiendo de la base que la Vida no se encuentra fuera de nosotras [personas], ya que nos habita, podemos decir que Somos Vida, Yo Soy Vida. En ese Ser Vida, hay implícita la Riqueza.

La riqueza es una palabra que proviene de la raíz indoeuropea «reg» relacionada con poder, destreza, y el sufijo latino itia que expresa cualidadde aquí podemos decir que riqueza es la característica que tiene todo ser humano de poder [Yo Puedo], de hacer [Yo hago].

La naturaleza de la humanidad es curiosa y creativa; un ejemplo de ello es la capacidad que hemos desarrollado de poblar el planeta en cualquier rincón de su superficie. Nos las ingeniamos para habitar la Tierra allí donde estemos; buscamos la manera de realizar aquello que deseamos. Ese es nuestro impulso creativo innato, imparable, y me atrevo a decir indomable, porque a pesar de todo el empeño que hemos puesto individual y colectivamente, en ahogar nuestros propios sueños abasteciendo así la distorsión enloquecida de la comprensión del Poder [Yo Puedo] y convertirla en la peor arma de destrucción, el Ser Humano sigue empeñado en vivir, en vivir Bien. No hay como frenar el impulso de la Vida que nos habita.

¿Cómo podemos vivir Bien en mitad de tanto desconcierto? Está claro que la creencia de la separación nos ha llevado al mundo que hoy sufrimos, porque la separación es otra de las palabras inventadas para intentar explicar la Vida, pero no es real, no existe, la separación es ilusoria, pertenece al imaginario. Todo lo que existe está conectado como una Red sináptica de caminos, senderos, confluencias, que nos componen como un Ser único Yo Soy. Entonces, la única vivencia Real es la comunitaria, la comunidad humana, la comunidad afectiva, aquella en la que todos sus miembros pueden verse en círculo y donde todos pueden escuchar a uno de ellos sin necesidad de micrófono, sólo a viva voz. Esa comunidad está cuantificada por Edwin John con treinta familias del mismo barrio y una experiencia de años en la que su propio modelo de desarrollo junto con la aplicación de la Sociocracia, se ha replicado hasta llegar a una reorganización ciudadana afectiva y efectiva que abarca a 30.000 personas en India.

Uno de los requisitos imprescindibles para reorganizarnos y encaminarnos hacia esa convivencia comunitaria capaz de encontrar soluciones a los problemas comunes, a las necesidades vecinales, a las carencias locales, es re-educarnos en el afecto, el saber y el poder. Llevamos mucho tiempo sumidos en la noche del No-Puedo; el precio que hemos pagado ha sido curvar nuestras espaldas de tal modo que sólo alcanzamos a mirar nuestro ombligo y, desde allí sólo cabe la posibilidad de quejarnos y poco más. La impotencia a la que nos sometemos, nos lleva al desamor y sobrevivir a todo ello es tarea de titanes.

A pesar del panorama existencial, hay una Verdad que no necesita descansar porque es autosostenible en Sí misma, y es que Nosotros Somos Seres Luminosos en una experiencia Humana y la Luz que nos habita no conoce limitación alguna más que la propia creencia, así que: ¿En qué crees tu?.  Yo creo en la capacidad de Ser Vida, SerVivo, de Ser y escojo acciones, encuentros, alternativas que, a pesar de los tropiezos, me hacen volver a levantar y encontrar la comunidad del Bien Común a la que aspiro y por la que velo y hago para que así sea.

¿Nos encontramos para construir juntas Comunidades del Bien Común en España?

 

Cursos

Embarazo y Gestación en Biodanza

¿Deseas tener un/a hijo/a? ¿De donde viene el deseo de concebir una nueva vida? ¿Te has imaginado en tu interior como madre, como padre? ¿qué es para tí la maternidad, la paternidad? ¿cómo te gustaría que fuera tu familia, el vínculo con tu hijo/a?

Cuanto pensamos y sentimos se gesta en el universo cuántico donde todo ocurre en el ahora de forma transdimensional, o sea, alma-mente-cuerpo se expresan en diferentes frecuencias vibracionales que nos producen la sensación del tiempo (antes, después, lento, rápido). En esa condensación de la forma, lo que llamamos materialización (pues se corporifica, toma cuerpo), existe un traspaso de información que se asienta en la biología para asegurar que todo lo establecido se llevará a cabo. Ese asentamiento biológico es llamado memoria celular: allí se encuentra nuestra biografía desde antes de nuestra gestación como organismos vivos.

La memoria celular guarda todos los programas que heredamos del Inconsciente Familiar con sus fidelidades, secretos y pactos de amor que van a marcar nuestra experiencia de vida de una manera decisiva, así como las vivencias que experimentamos en el vientre materno y durante los primeros siete años de vida.

Cuando un óvulo y un espermatozoide se unen, empieza la gran danza de la Vida, que en su fase evolutiva embrionaria, dura aproximadamente nueve meses, durante los que el sentido de individualidad no existe ya que éste se desarrolla fuera del vientre materno, al cabo de unos meses de vida. Todo lo que la criatura gestante percibe, es vivido en primera persona, de ahí la importancia de vivir el proceso de gestación con plena consciencia de todo cuanto pensamos, decimos y hacemos. La criatura que habita en el vientre materno, va a percibirlo todo: pensamientos, emociones, sensaciones,… que influirán en el crecimiento o contracción de las células de nuestro bebé.

La propuesta de Biodanza nace de la Biología, de la corporeidad vivida. Todo el sistema Biodanza Rolando Toro está diseñado para generar impulsos que potencian gradualmente la expresión de nuestra identidad integrada y la alegría de vivir; por eso Biodanza es progresiva y autorregulada. Cada música, consigna y propuesta de movimiento, sigue una cadencia sonora y vibracional estudiada para que el organismo de todas las personas participantes responda a su estímulo, proporcionando vivencias integradoras que estimulan la sensación profunda de sentirse vivo, viva.

Cuando se practica Biodanza en la gestación, estamos ofreciendo a nuestro bebé, a través de nuestros cuerpos, impulsos de vida relacionados con la confianza, el cuidado, la celebración, la escucha, el respeto, la atemporalidad, la alegría, la comunidad afectiva y, la certeza de unos padres y madres deseosos de darse amor así mismos, a los otros y a la vida. Las heridas y herencias del inconsciente familiar, pueden ser reeditadas con danzas de amor, caricias de luz, miradas sin juicio, rondas de canto, encuentros afectivos, baños de dulzura, en un entorno afectivo donde la comunidad humana honra la Vida y la singularidad de cada una/o.

Hay demasiada nostalgia de amor aún hoy; nuestro mundo sigue carente de abrazos sinceros. Rolando Toro, el creador del sistema Biodanza, creó la Biodanza para llenar las vidas de todas las personas de danzas de amor, de gestos de afecto, de miradas limpias que borraran el dolor y las heridas que la humanidad carga generación tras generación.

Si eres una pareja que estás pensando en embarazarte, una mujer, un hombre, un ser humano gestando un proyecto de vida en tu vientre o en el de tu amor, ven a conocer la Biodanza. Te garantizo que tu cuerpo reconocerá el beneficio desde la primera sesión.

Estamos en Centre MÖUU, carrer Lacy, 102 Sabadell. Miércoles de 18:45 a 20h. +info: tenderoteresa@gmail.com y 649 085 439.