Biodanza

El potencial genético del Modelo Teórico de Biodanza

Voy a intentar explicarte porqué la estandarización del ser humano, el intento de encasillar la singularidad única e irrepetible que somos en un estereotipo de ser humano robotizado, dependiente de un estado y sistema que lo deja vivir a penas como un esclavo, sólo puede tener un éxito perecedero y siempre caduco en sí mismo. Te lo voy a explicar desde la base del eje vertical del Modelo Teórico de Biodanza, donde se encuentra la reseña a Potencial Genético (PG).


Rolando Toro, como introducción al Modelo Téorico de Biodanza, explica que un modelo teórico debe posibilitar “un intenso proceso de remodelación conceptual, cuestionando sus factores, permutando la estructura icónica[1] y semántica[2], para ajustarlo a las exigencias de la realidad. (…) es un instrumento para operar sobre la realidad, por tanto, debe mantener una firme coherencia con ella”.

En la base del eje vertical del Modelo Teórico de Biodanza, encontramos el concepto “Potencial Genético”, pero ¿qué es el Potencial genético? ¿Qué relación tiene con la expresión de la identidad? Según la teoría de Rolando Toro.

La genética humana describe el estudio de la herencia biológica de los seres humanos, o sea, la transmisión de información que configura la singularidad de nuestro organismo. Este proceso de transferencia de información se da a nivel celular y en cada una de las células de nuestro cuerpo.

Una parte ínfima de ese proceso, exactamente el 1% según los expertos, es gracias a los genes o unidades mínimas de almacenamiento y transmisión de información que codifican un producto genético específico, es decir contiene la información que indica de dónde a dónde se tiene que leer los códigos para determinar la composición de moléculas proteicas encargadas de que el cuerpo funcione de una determinada manera.

Los genes son a su vez, fragmentos de ADN, tal y como vemos en la Figura 1, que a su vez se encuentran en los cromosomas o estructuras en forma de X formadas de ADN y proteínas que por su estructura altamente organizada (Figura 2) contienen la mayor parte de información genética de un ser vivo. Así, el ser humano tiene 23 pares (total 46) cromosomas, 22 de estos pares son idénticos tanto en hombres como en mujeres, excepto el par 23 que determina el sexo (XX femenino, XY masculino)

Figura 1

Figura 1. Diagrama esquemático de un gen corto, dentro de la estructura en doble hélice del ADN que, al comprimirse, va formando un cromosoma (derecha). Se trata de un gen eucariota.

Figura 2. Vista general de los cromosomas y su aspecto cambiante dentro de las células: (a) células sin dividirse; (b) núcleos preparados para la división celular; (c) células en distintos estadios de división mitótica; (e) par de células hijas poco después de la división. Wilson, Edmund B. (1900) The cell in Development and Inheritance (2.o ed.), Category:New York: The Macmillan Company

Todos los genes (la especie humana tiene más de 25.000) en su conjunto forman el genoma o la información genética de la especie.

El ADN o ácido desoxirribonucleico, es una de las dos moléculas de ácidos nucleicos que se encuentra dentro de cada célula de nuestro cuerpo, y está compuesta por fosfatos, azucares y cuatro tipos de bases nitrogenadas que se describen con las letras A (adenina), T (timina), G (guanina) y C (citosina). El orden y la secuencia en la que se encuentran estas letras determina una serie de instrucciones biológicas contenidas en una hebra de las dos que componen el ADN, que ordenan al organismo para que se manifieste de una manera concreta.

Cada molécula de ADN compuesta por segmentos de genes o unidades de información está empaquetada de forma compacta y concreta, en forma de doble hélice, como si fuera una escalera de caracol formada por dos pasamanos que son grupos de fosfato y azúcar, y peldaños que son las bases nitrogenadas que contienen las letras que te he nombrado anteriormente. Las dos hebras están orientadas en direcciones opuestas de manera que una y otra se complementan por oposición siguiendo el patrón A-T y G-C ya que A-T son de mayor tamaño que G-C y se complementan por uniformidad.

La estructura única del ADN hace posible que la molécula se copie a sí misma durante la división celular o mitosis (Figura 3 y 4) de manera que la doble hélice se separa temporalmente en dos hebras individuales que sirven de plantilla para construir dos nuevas moléculas exactamente iguales de ADN de doble hebra.

Figura 3
Figura 4

En ese proceso de división celular o mitosis, los expertos denominan divisiones silenciosas aquellas que transmiten información sin mutaciones. Recuerda que Luz y Sonido son los componentes primigenios de la Vida y se sabe que la división es sin mutaciones porque se comparan las frecuencias de los alelos de la línea celular (los alelos son las formas alternativas de un mismo gen donde se pueden manifestar modificaciones concretas de la función hereditaria, ej.: grupo sanguíneo, color de ojos, …). La suma de las frecuencias de los alelos de las dos células derivadas tiene que ser similar o sus frecuencias están alteradas.

NOTA: Recuerda que nuestro cuerpo es energía vibracional electromagnética (luz, sonido, forma), así que la sonoridad forma parte de nuestra manifestación, aunque no la podamos escuchar con los oídos. Los antiguos sabios rishis de la India escucharon el sonido primordial de la Vida, como el Om. Cada ser emite con su singularidad, su propia «música» que compone la Música Cósmica o Música de las Esferas de Pitágoras.

El proceso en sí es complejo y mi interés no es dar una clase de biología sino centrarnos en comprender el Modelo Teórico de Biodanza, que señala el desarrollo humano a partir del potencial genético. Algunas de las reflexiones que Rolando expone en el Tomo II de la Teoría de Biodanza son:

  • Todo nuestro potencial está contenido en cada una de nuestras células. Algunos genes permiten o impiden la expresión de determinadas características.
  • Para la expresión de una característica o formación de determinada proteína, es necesaria la presencia de cofactores aportados por el propio organismo (ejemplo: sales, minerales, vitaminas, …) o por el medio. Sin esos cofactores, los genes no pueden expresarse. El ambiente pues es decisivo.
  • Las infinitas posibilidades dentro de la doble espiral del AND sugieren insospechadas capacidades humanas que se expresan reguladas por un “reloj biológico” que determina cuando y cómo desempaquetar la información genética necesaria para el desarrollo biológico del organismo, y también desinhibirse del despliegue de información dependiendo de los cofactores existentes en el ambiente.
  • La hipótesis de que en la estructura genética pulsa una exigencia evolutiva, justifica la esperanza de una psicoterapia y acciones educativas profilácticas.

A partir de estas reflexiones, Rolando propone que, mediante la estimulación de emociones específicas, que actúen como cofactores (sobretodo en la edad temprana), se puede activar la expresión genética, porqué “La variabilidad prácticamente infinita de combinaciones del código genético, no se debe sólo a las probabilidades matemáticas de combinación, sino al fenómeno singularísimo de que en la traducción del ARN del núcleo para le ARN mensajero que se organiza en el citoplasma, se producen zonas de silencio [¿te suena?], que permiten una nueva composición y la expresión de nuevas características de las proteínas”.

“Si nuestra hipótesis es verdadera, una selección de ejercicios y situaciones de grupo debe provocar la expresión de potenciales genéticos específicos que se encuentran reprimidos o latentes por los valores impuestos por la cultura”. Y termina diciendo: “El plan evolutivo -me aventuro a proponerlo- es preexistente [filogénesis: origen, formación y desarrollo evolutivo general de una especie biológica], inherente a la génesis de la Vida, y sólo necesita expresarse. Es algo así como un itinerario de optimización genética”.

Más de cuarenta años de Biodanza en el mundo, prueban que la hipótesis de Rolando no sólo es verdadera, sino que es efectiva y afectiva (cabe decir).

Estudiando la genética, pero también la biología, la química, la física, sólo por nombrar algunas de las ciencias de la Vida, percibimos que el principio que rige la Vida es el Amor entendido como la capacidad de evolucionar siempre hacia la perfección y la armonía. La solidaridad, la colaboración, la unidad y la singularidad, son elementos que se replican en una fractalidad imposible de pasar desapercibida en todos los planos existenciales.

Como síntesis afirmo que la Vida se manifiesta sí o sí en todo su esplendor dentro de los ciclos evolutivos cósmicos y universales. La ilusión de dominar la vida convirtiéndola al antojo de unos pocos que se autoproclaman gobernadores del mundo, es pura ilusión. Igual ocurre en el sentido individual: si quieres vivir como un insignificante mortal, hazlo, somos libres de escoger, pero recuerda que llegará el momento en que deberás asumir tu divinidad. Sólo es cuestión de tiempo, si podemos decirlo así, aunque no un tiempo de Cronos, sino el de la tríada que compone el factor tiempo (Cronos, Kairós y Aión). La Vida Es (en mayúsculas) Ahora y siempre.

Amor y Servicio


[1] Icónica: signos y símbolos gráficos que representan la apariencia visual de un objeto real, manteniendo una relación de semejanza.

[2] Semántica: estudia el significado (mental, convencional y abstracto) de las expresiones lingüísticas y su evolución en el tiempo.

Biodanza

Relato de intimidad verbal de una facilitadora de Biodanza a la comunidad biodanzante del mundo

Dedicado a mis maestras y maestros de Biodanza y Educación Biocéntrica. Con todo mi amor y reconocimiento.

Inspirada por el video de la conferencia titulada «Afectividad y ética» de Carlos García, director de la Escuela de Biodanza de la ciudad de Buenos Aires (al pie te dejo el vídeo entero por si te interesa), he decidido compartir en relato de vivencia, la experiencia de ser una facilitadora de Biodanza calificada de «incómoda» en algunos de los círculos de Biodanza. Este post va dirigido especialmente a la comunidad Biodanza del mundo pues no es un caso aislado; ocurre con demasiada frecuencia en nuestro entorno biodanzante.

No pretendemos apenas elevar la calidad de vida de las personas,  somos decididamente más ambiciosos, pretendemos la felicidad. Rolando Toro Araneda.

A simple vista parecería que según el principio biocéntrico, fundamento del sistema Biodanza y de la vida de toda facilitadora de Biodanza, nuestra comunidad debería ser ejemplo de coherencia e integración afectiva, trascendiendo el antiguo paradigma androcéntrico y patriarcal, y estabilizando el paradigma biocéntrico en todas y cada una de nuestras relaciones. Pero la sombra forma parte de la propia experiencia del vivir, y en Biodanza no podemos evitarla; tampoco lo hacía su creador. ¿Acaso la sombra no es también un aspecto de la misma Luz? Honrando la memoria del maestro Toro y reconociendo su precioso legado, nos cabe revisar no el sistema en sí, sino el uso que hacemos de él.

Nuestra comunidad Biodanza está dividida por desencuentros que nos mantienen separadas y condicionadas por barreras de egos exaltados y altivos. Eso, en sí mismo, es disociativo. A mi entender la facilitación de Biodanza pide excelencia continuada, y digo continuada porque la excelencia que señalaba Rolando Toro, no la propuso como un destino sino como camino; camino de vida que escogemos cuando asumimos la facilitación como servir a la Vida. La cuestión es, ¿qué es servir desde la mirada biocéntrica? Demasiado a menudo se da por hecho un entendimiento consensuado y se actúa «como si» fuéramos inmunes a la arrogancia, la vanidad, la manipulación. La realidad es que el pensamiento crítico dentro del entorno Biodanza, se cuestiona, se evita y se juzga en nombre del faso «cuido».

Y digo esto porque mi experiencia como facilitadora «incómoda» no es un caso aislado. Demasiado a menudo la facilitación se viste de rol y de autoridad moral, repitiendo patrones patriarcales que permanecen aún activos en el inconsciente individual y colectivo a la espera de ser mirados, reconocidos y desvanecidos por el calor del entendimiento humano. Pero eso no puede ocurrir cuando la persona que facilita se identifica con el rol y crea su identidad bajo la autoridad moral que sustenta su creencia, y así facilita grupos y esparce la simiente de la confusión y la falsa dicha en su comunidad.

Mi intención no es descalificar, ni defender, ni enfrentar. Por supuesto, hay muchas facilitadoras y didactas absolutamente comprometidas con su misión. Lo que me impulsa a escribir este post es compartir realidades que, aunque no coincidan con tu experiencia, son verdades que precisan ser escuchadas porque han generado y generan aún sufrimiento, desconsuelo y mucha soledad. Si, una soledad impuesta por el colectivo, que con su silencio, ha permitido y sigue permitiendo que la facilitación maternal, la seductora, la manipuladora, la que sitúa al facilitador como una estrella de cine interpretando un papel de «ser perfecto» que le autoriza moralmente a exigir camufladamente un vasallaje y una fidelidad en nombre del falso cuido y la falsa pertenencia.

Artista: Jopi #jopienamorada

Haciendo uso de esa autoimpuesta y consentida «autoridad moral», en mi comunidad Biodanza me etiquetaron de intensa. Algunas de ellas siguen haciéndolo, pero ya no tiene el menor impacto en mí.

Intensa puede parecer un calificativo inofensivo, incluso gracioso o cariñoso, pero en mi experiencia, no lo es. Con los años y mi especialización con el sagrado femenino, he sabido de muchas mujeres que han sufrido ese mismo calificativo, y digo mujeres porque entre nosotras ser «intensa» es ser exagerada, inadecuada, problemática, inapropiada,… en relación a un estándar de comportamiento «normalizado».

Intensa me llamaban por mi expresión apasionada, por mi vitalidad, por mi mirada crítica que no está bien vista porque «incomoda». Es cierto que cuando permitimos que el sentido crítico se manifieste en nuestras aulas y círculos de intimidad verbal de Biodanza, nos exponemos a situaciones que pueden llegar a ser muy incómodas, y digo incómodas porque esa incomodidad es el reflejo que nuestras carencias, de nuestras propias mentiras y creencias con las que danzamos la Vida. Y esa incomodidad es la que muchas profesoras evitan en sus aulas, en sus clases de Biodanza, en sus ruedas verbales, pero justo es ahí donde la facilitadora ejerce su saber, no como «la que sabe», sino como la que deja a la Vida ser la verdadera protagonista, pues solo Ella sabe qué y cómo hacer para que la armonía y el equilibrio prevalezca en la expresión de la diversidad del sentir.

Fue Ruth Cavalcante, la creadora de la Educación Biocéntrica quien me rescató del estigma. En una aula de educación biocéntrica, ante una situación que en otro contexto hubiera sido de incomodidad, de esa incomodidad sectaria y excluyente, ella me dijo mirándome fijamente: – Nunca pidas perdón por preguntar y querer saber. Cuestionar es un derecho humano que no podemos perder -, y siguió diciendo a toda la aula: – Honro el coraje de ser cuestionadora en este mundo hostil,… Nunca más me he sentido inadecuada. Despedí mi etiqueta y sustituí mi nostalgia de amor por el auténtico sentimiento de amar-me sin condiciones.

Vivir esta experiencia de «ser inapropiada» incluso en la comunidad Biodanza, me ha ayudado a percibir que detrás de los abrazos y las caricias que tanto prodigamos en Biodanza, también se esconden mentiras sostenidas que proyectan el personaje encarnado por el rol de facilitar.

La facilitación para mí es una bendición y como tal conlleva riesgos. Nos enfrenta a las propias carencias y nos pide ser autocríticas con nuestro hacer. Atender, cuidar y fomentar la excelencia en la facilitación (y en la Vida, por supuesto), repercute no sólo en la propia felicidad, sino en el entorno, en el mundo, y es así como generamos cambios. No dejes nada bajo la alfombra; se acumula la suciedad y la apariencia te consume.

Si has llegado hasta aquí y te resuena lo compartido, me hace feliz. Si por el contrario te has sentido ofendida, disgustada o incomodada, no ha sido mi intención; te pido disculpas. Sólo déjalo pasar y sigue tu camino. Mi deseo es crear con la palabra, un espacio donde recuperar el arte de la escucha para leer la vida y amarla más allá de las creencias y los papeles con los que nos hayamos identificado creando así una falsa identidad. Todo es Vacío, es Cero, y en ese círculo eterno nos mecemos. No lo olvidemos.

Com Amor y Servicio.

Aquí el video que te he comentado al principio.

Videoconferencia de Carlos García, el 1 de juliol 2020. Afectividad y ética en Biodanza
Notas de navegación

Mujeres hacedoras y el erotismo de los sentidos

Trabajar está relacionado con el sufrimiento y la penalidad.  Su origen latino es tripaliare y éste de tripalium tres palos, que se ataban entre sí para amarrar al esclavo o esclava para azotarles. Mi intención es resignificar la palabra trabajo con una nueva visión de tres palos unidos para generar una estructura tal que sostenga lo que uno sólo no podría hacer. Y es desde aquí donde quiero narrar mi historia.

Hace unas semanas, tres mujeres de la comunidad que nombramos Teixint Vincles (Tejiendo vínculos) donde estamos vinculadas por el deseo de unir saberes para co-crear nuevos haceres, decidimos unirnos para ofrecer una sesión biocéntrica basada en tres palabras clave que habían surgido en la comunidad y que estaban causando mucho revuelo. Se trata de: abundancia, dones y talentos.

¿Qué es la abundancia? nos preguntamos al iniciar el hacer de las tres mujeres hacedoras. Cada una de nosotras expuso su sentir. (nótese que no es pensar; el pensar es mente, el sentir es cuerpo). En ese compartir de los sentidos, donde la mente escucha lo que el cuerpo dice, nos encontramos con nuestras historias de vida, recuerdos, vivencias, anécdotas, que formaron la base donde apoyar nuestros tres palos y unirlos para crear una estructura segura donde las otras mujeres pudieran apoyarse, no para ser golpeadas y azotadas, sino para ser cuidadas, escuchadas, acogidas, miradas, abrazadas y erotizadas por la vida hasta amarse a sí mismas tanto como al prójimo. Esta es nuestra intención.

El reto era atrayente. Nuestro hacer común es el principio biocéntrico desarrollado por Rolando Toro. Trabajar poniendo la vida en el centro es un aprendizaje que requiere práctica en la observancia constante de nuestro sentir, y destreza en la escucha de nuestros dones y talentos ocultos tras los patrones adquiridos del viejo y caducado sistema neoliberal patriarcal que pugna por sobrevivir.  Para dejar de luchar hay que mostrar otras maneras de trabajar, de crear sin sufrir. ¿cómo? Creando espacios en femenino. El femenino es inclusivo y afectivo por naturaleza sin condición.

Las tres mujeres nos zambullimos en la atemporalidad del tiempo-arte que se manifestó a cada paso que dábamos. Entre infusiones, dulces caseros, vino, queso y pan recién horneado, fuimos tejiendo la sesión. Hicimos y deshicimos, escuchamos músicas escogiendo la que mejor afinaba con la propuesta, danzamos consignas, reescribimos lo escrito, dialogamos… el reloj seguía sin nuestra atención marcando un tiempo regido por Kairós, y parimos lo que juntas gestamos.

Satisfechas por el resultado, conversamos sobre todo el proceso creativo que habíamos vivido, la hermosura del círculo de saberes, la magia del tres, la transformación que genera la co-creación desde la escucha respetuosa, la igualdad y la sinceridad, y surgió el título de nuestra sesión: Alquimia interior, parte 1. Supimos que vendrá la parte 2 en el momento adecuado.

Tengo un recuerdo entrañable que habita en mi vientre. Agradezco poder resignificar el trabajar y el trabajo con una realidad vivida, sentida, habitada en mi piel. Es posible el consenso, es posible dejar que la intención guíe la acción para que surja lo inesperado, más bello de lo que había imaginado, más duradero. Es real el sueño común de un mundo humano donde la vida es protagonista y nosotras y nosotros somos sus servidores, siendo siervo/a no ya símbolo de esclavitud sino el de servir a la vida.

Siento que vale la pena estar ahí, habitando mi cuerpo, escuchando su latir y avanzando en la integración del ser y el sentir. Juntas y juntos podemos danzar la biosinfonía de la co-creación donde los cuerpos están vivos y se alzan en pie de Paz por un mundo mejor.

Erotizemos los sentidos para ser hombres y mujeres hacedoras de vida en todo nuestro hacer.

Cursos

Camino, Verdad y Vida. Taller de Biodanza

Todas las mañanas paseo con mi perro Roc durante una media hora antes de desayunar; es nuestro ritual matinal diario. Solemos hacer el mismo recorrido: unas pocas calles para cruzar el asfalto que nos separa de tierra, hierba y árboles donde Roc camina a sus anchas sin correa que lo sujete.

El camino que recorremos es agradable, silencioso, a penas transitado. Cuando llueve, la hierba florece y todo huele a tierra fértil. Los pájaros revolotean de árbol en árbol sin prisa. Andamos despacio, oliendo el espacio y regalándonos momentos de sin tiempo. En mi interior resuena la palabra «camino».

Camino proviene de la palabra celta cammin que deriva de cam (paso). Así, camino viene a ser «senda por donde se transita para llegar a un destino«.

Nos han educado, o mejor digo adiestrado, para negar nuestro mundo interior y permanecer atentas a todo cuanto ocurre fuera donde todo es «realidad» y no quimeras, fantasías e imaginación. La voracidad del mundo que existe fuera de nosotras es avasalladora, regida por estándares y patrones inventados para servir la fiera del consumo, la propiedad privada y el lucro despiadado, sin lugar ni espacio para la singularidad en la diversidad. Durante siglos nos han insistido en seguir y obedecer patrones que ya hoy no tienen ningún sentido para seguir manteniendo. Ha llegado el fin de la noche donde la ensoñación nos parecía vida en lugar de la muerte que es. Es momento de volver a mirar desde dentro y escuchar lo que nuestro ser siente.

Si volvemos la mirada hacia el «yo» interior, podemos percibir que camino es también el paso que surge del propio ser en acción, cuando siente que está vivo. Dentro de cada una de nosotras, existe la maravillosa posibilidad de Ser Camino porque todo parte de la vida que somos. Todo es creación y parte de una misma, aunque la consciencia permanezca dormida. Para ello, «yo» se convierte progresivamente en «nosotros» y después en «todo», donde el «yo» se funde con la vida y pasamos a ser «co-creadoras» de cuanto existe.

Caminar entonces, es un acto afectivo/motor que abarca la singularidad del ser en expresión amplia, solidaria, comunitaria y dialogante con la propia creación. Así, comunicar con animales, abrazar árboles, extasiarse con un amanecer, yacer con hierba, saciarse de agua, calentarse al fuego, contemplar al ser amado,… son acciones que hablan de auténtica humanidad, del verdadero sentido de ser humano, de con-vivir. Rescatar la Verdad que habita en nuestro interior, en nuestra esencia, en lo esencial del vivir, sintonizados con la Vida y con todo lo que favorece su evolución.

Por eso he escogido como título de este taller «Camino, Verdad y Vida» en recuerdo al mantra milenario que se repite  a través de los tiempos: «Yo soy camino, yo soy verdad, yo soy vida».

Sábado 31 de mayo 2014, de 17 a 20h.

Espai «Cal Gorina» – carrer Centre, 8 de Castellar del Vallés.

Aportación económica: 11€ (precio social)

Metodología del taller

Biodanza Rolando Toro es sistema de integración motor-afectiva y reeducación existencial que utiliza arte, música y poética para potenciar la expresión más saludable del ser en conexión con la vida. Esta indicada para todas las personas de todas las edades y toda condición. Siempre se trabaja en grupo.

Facilita el taller

Teresa Vázquez Tendero, facilitadora de Biodanza y Educadora Biocéntrica por la International Biocentric Foundation (IBF) con núm. de colegiada: BAR 0823. Post grado de Neurociencia aplicada y Biodanza Acuática. En formación de Escuela Matrística.

Indicaciones:

Traer ropa cómoda, vaso o taza para beber. Para participar en el taller se requiere inscribirse mediante correo electrónico a tevazte@gmail.comteléfono 649085439

Biodanza

Qué distingue Biodanza de otros sistemas

La Teoría de la Resonancia Mórfica del biólogo Rupert Sheldrake postula que la conducta de una especie cambia cuando las modificaciones dentro de ella alcanzan un nivel crítico o número concreto de sujetos, llegando a transformar hábitos de la especie entera. Ken Keyes, Jr. escribió la versión más extendida del relato alegórico a la teoría titulado «El centésimo mono», y dice así:

Durante treinta años, un grupo de científicos se dedicó a estudiar las colonias de monos que habitaban diversas islas, separadas entre sí, en las inmediaciones de las costas de Japón. A fin de hacer que los monos bajaran de los árboles para poder estudiarlos de cerca, los investigadores solían arrojar boniatos en la playa a modo de cebo, y cuando los monos acudían a saborear el almuerzo gratuito, tenían ocasión de observarlos en detalle cómodamente. Un buen día, una mona de dieciocho meses a la que llamaban Imo se acercó a lavar su boniato al mar antes de comérselo; supongo que sabía mejor limpio de arena o de pesticidas, o quizás adquiría de ese modo un ligero gusto salado que resultaba agradable al paladar. Imo enseño a hacer eso a sus compañeros de juego y a su madre; sus compañeros se lo enseñaron a sus madres y paulatinamente fueron cada vez más los monos que empezaron a lavar sus boniatos en lugar de comérselos rebozados de arena. Al principio sólo las hembras adultas aprendieron a hacerlo a imitación de sus crías, pero poco a poco otros aprendieron también.

Al cabo de un tiempo, los científicos se dieron cuenta de que todos los monos de la isla lavaban sus boniatos antes de llevárselos a la boca. Pero, aún cuando ése era de por sí un hecho significativo, fue aún más fascinante descubrir que aquella alteración de la conducta no se había producido en esa isla únicamente, sino que, de pronto, los monos de todas las demás islas habían empezado  también a lavar sus boniatos a pesar de que nunca había existido contacto directo entre las colonias de monos de unas islas a otras.

He escogido este relato para desarrollar lo que distingue la Biodanza de otros sistemas enfocados al autoconocimiento y la expresión saludable del ser.

En el relato, Imo tiene la iniciativa de lavar su boniato en el mar y la place, por lo que decide enseñar a sus colegas de juego y su madre. El impulso que la transformación es el placer, y el siguiente gesto es compartirlo a su comunidad más cercana: sus hermanas y colegas de juego y después su madre.  En Biodanza trabajamos desde la conexión con la alegría de vivir porque reconocemos nuestra naturaleza profundamente placentera a pesar de haber integrado el mensaje «vivir es sufrir» inculcado durante varios siglos por nuestra sociedad enferma de poder. Ningún animal nace con sufrimiento excepto el ser humano. Nos cabe recordar (del latín recordare, volver a pasar por el corazón) que parir es con orgasmo y ese es el diseño de nuestro organismo; estamos diseñados para vivir en el placer, la alegría, el erotismo, la satisfacción, la confianza, el valor, la solidaridad, la nutrición. Consciente de ello, Biodanza potencia las funciones originarias, los instintos, para regresar a nuestro ser esencial, despertarle e impulsarlo a la conexión con su naturaleza primordial, recuperando así la natural alegría de vivir.

Vivir es un acto comunitario, donde singularidad y diversidad son artífices indispensable de la abundancia y el equilibrio armónico de la vida. Nosotros somos vida, aunque vivamos enfocados en la muerte como finitud. Biodanza sintoniza con la naturaleza cíclica del cosmos, por eso siempre trabaja de forma circular, manteniendo la espiral de la evolución en cuyo centro se encuentra la evolución saludable de la vida.

Hasta aquí no parece que haya grandes diferencias con otros sistemas pero la realidad es que hay distinciones primordiales que singularizan los resultados de Biodanza Rolando Toro. Son:

  • El inconsciente vital definido como psiquismo de células y órganos, que responde a estímulos externos e internos en función de la memoria primigenia que repite fractalmente patrones de comportamiento como: defensa, afinidad, rechazo, asimilación, solidaridad,… y una basta red comunicativa.
  • La inteligencia afectiva que es la base estructural de todas las demás inteligencias y que condiciona nuestra expresión de «ser en la vida».
  • El principio biocéntrico que sitúa la vida y su evolución en el eje central de toda creación, viviendo desde una perspectiva profundamente ecológica.

Para conseguir que esa masa crítica se de y que el centésimo mono transforme la manera de vivir de la humanidad en un mundo basado en el respeto a la singularidad y la diversidad, promoviendo acciones en pro de la vida, Biodanza propone círculos y más círculos de encuentro con nuestra naturaleza primordial capaz de generar el cambio de paradigma existencial. En esos círculos, se proponen vivencias integradoras a través de músicas escogidas, movimiento/danza, juegos, arte y situaciones de grupo que inciden en la inteligencia afectiva y el inconsciente vital, reeditando así nuestra expresión del ser hacia una vivencia de totalidad.

Biodanza es para vivirla. Si te llama la atención, no dudes en participar de la Danza de la Vida. Visita la web de profesionales de Biodanza Rolando Toro de toda Iberia BiodanzaYa - Mejor para encontrar tu grupo más cercano.