Teoría de Biodanza

Sistemas vivientes en la teoría de Biodanza

Nos encontramos en el punto 6 – Sistemas Vivientes – de la Teoría de Biodanza publicada por ALAB en 1991, el capítulo 1 donde Rolando Toro desarrolla el concepto de “Danza de la Vida”.

Cuando estudiamos los sistemas vivientes podemos observar una constante que se repite: la adaptabilidad para conservar el equilibrio funcional. Si bien la Vida se rige por un Orden Cósmico universal, su expresión singular y diferenciada es altamente compleja. Esa complejidad adaptativa es llamada plasticidad biológica.

La plasticidad biológica alude a la capacidad celular y de los organismos para adaptarse a los cambios producidos en el medio y modificar sus propiedades sinápticas, morfológicas, inmunitarias, entre otras. Se había dado por hecho que las células tenían una función y un comportamiento diferenciado, fijo y estable, pero los avances científicos han demostrado que el acontecer del vivir, incluso en su fractalidad más minúscula como es el comportamiento de las células, corresponde a un proceso dinámico que puede llegar a modificar la estructura celular y conformar otra que configure un organismo entero diferenciado. O sea, que hay células pueden modificar su destino final si el medio en el que habitan así lo exige, como por ejemplo las células en su fase embrionaria. Las investigaciones afirman que si las células embrionarias se trasplantan y se exponen a un micro entorno distinto, modifican su función de manera que los factores epigenéticos[1] (gen y entorno) marcan la variabilidad fenotípica.

Es verdad que la determinación genética propone caminos de solución altamente específicos pero la especificidad de los organismos está ligada a principios organizacionales propios de su capacidad para “renovarse y establecer nuevos equilibrios a partir de ciertos estados de desorden”. En este sentido, quisiera recomendarte la lectura del libro La Biología de la creencia del biólogo celular Dr. Bruce H Lipton que aporta datos muy interesantes que complementan lo abordado en este tema.

Seguimos en el texto de Rolando Toro y nos encontramos con una cita de Edgar Morín y la transcripción de un párrafo del autor que dice así:

la máquina artificial, luego que constituida, sólo puede comenzar degenerando, mientras que la máquina viva, aunque temporalmente, es no-degenerativa, es decir, apta para aumentar su complejidad”.

Esta renovación biológica me lleva a Humberto Maturana y Francisco Varela[2], creadores del término autopoiesis, aunque Rolando no los nombre en el texto.

Autopiesis es la capacidad de adaptabilidad de un sistema a su entorno, de manera que la red propia de su sistema puede crear o destruir elementos del mismo sistema, como respuesta a las perturbaciones del medio, pero, aunque el sistema cambie estructuralmente, la red permanece manteniendo la identidad del sistema durante toda su existencia. En otras palabras, se autogenera a sí misma cuando algo externo incide en el sistema y su equilibrio pide una adaptabilidad para continuar vivo, entonces referenciándose en sí mismo, se auto recrea. En el caso del cáncer, cuando ya el sistema no puede regenerarse, colapsa y el organismo muere, pero también existen casos de remisión espontánea, renovando el equilibrio funcional provocado por el cambio de un estilo de vida.

Francisco Varela describe tres criterios que validan el sostén de un sistema autopoyésico:

  1. Borde semipermeable. Constituido por componentes moleculares que discriminan entre interior y exterior del sistema.
  2. Red de reacciones: los componentes de la barrera o borde semipermeable son producto de una red de reacciones que opera al interior de la barrera.
  3. Interdependencia. La red de reacciones es generada por condiciones producidas por la existencia de la misma barrera. O sea, 1 y 2 son interdependientes.

Varela no estaba de acuerdo en extrapolar la autopoiesis a otros campos y Maturana sí, así que se distanciaron, lo que no impidió que la capacidad autopoyésica de los sistemas vivas, siguiera su curso, tal  y como lo hizo la teoría de las Redes de Niels Jerne (1974), ésta sí nombrada por Rolando en el texto, que explica el funcionamiento del sistema inmunológico adaptativo, reconociéndolo como una red interactiva de linfocitos y moléculas que tienen componentes conectados que interactúan en tolerancias y afinidades, como una red comunitaria para el equilibrio del sistema mayor. Esta teoría de Redes, incide en la importancia de los procesos de innovación y creación biológica, que pueden extenderse a otros campos como la sociología, la psicología, la economía, etc.

Rolando hace énfasis en la necesidad de “acostumbrarnos a pensar holísticamente el organismo” y olvidar las dialécticas que impiden la concepción sistémica del ser humano. no en vano estamos desarrollando el concepto de Danza de la Vida y si nos referenciamos en ella veremos que todo cuanto existe, aunque singular es un unidad a la vez, comparten esta paradoja asombrosa que se repite en el micro y el macro pues todo es Vida. Enmarcar la concepción de la Vida desde el pensamiento sistémico propicia comprender la realidad como un sistema de objetos interconectados con otros subsistemas y sistemas mayores, que permanecen unidos para la recreación de más vida en la misma vida. Esto nos habla de nosotros también, aunque cueste de creer. Somos Vida, no lo olvides. No soy alguien o algo viviendo la Vida. Soy la propia Vida expresándose a sí misma.

Rolando termina el texto diciendo: “La dialéctica Taoísta o la occidental, deben considerarse superadas por el pensar sistémico”. Cuando dice occidental no sé qué quiere decir exactamente, pero en referencia al pensamiento taoísta, manifiesto mi sorpresa ante tal afirmación ya que el Tao, si hablamos de pensamiento sistémico, es el pensamiento sistémico por excelencia desde hace miles de años, antes que existiera el concepto, y si no que se lo digan a Fritjof Capra en su magnífico libro El Tao de la Física, que te recomiendo.

Amor y Servicio


[1] La Epigenética es el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarias y que no se pueden atribuir a alteraciones de la secuencia de ADN.

[2] Humberto Maturana y Francisco Varela. De máquinas y seres vivos (1973)

Teoría de Biodanza

El principio biocéntrico de Rolando Toro

Cuando hablamos del Principio de Vida, nos referimos a algo muy preciso: a funciones universales, a formas de vinculación y a desarrollo evolutivo. Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos” dice Rolando Toro. Esa manera de pensar y de sentir, referenciada en la vivencia y en la comprensión de los sistemas vivientes, Rolando la llamó Principio Biocéntrico.

Estamos en el punto 5 titulado El Principio Biocéntrico, del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, donde Rolando Toro desarrolla el significado de la Danza de la Vida. La Teoría de Biodanza son dos volúmenes con los textos originales escritos por Rolando Toro y editados por ALAB (Asociación Latino Americana de Biodanza) en el año 1991.


La Vida, tal y como nos la cuenta la ciencia tradicional, nos dice que surgió como consecuencia de la combinación y recombinación de elementos químicos expuestos a determinadas condiciones de ambiente, temperatura y presión que favorecieron la creación de la diversidad de las formas que conocemos. En resumen, la Vida es una consecuencia de procesos atómicos. Para Rolando Toro y muchos otros pensadores, la Vida no es una consecuencia; Ella es preexistente a la creación; es la guía y la estructura que construye el Universo. Las combinaciones de los elementos se dan por un Orden Mayor preexistente que ordena y estructura los grados de integración que se manifiestan como el Universo conocido. El Universo existe porque la Vida existe, no a la inversa.

Esta afirmación que Rolando Toro define como Principio Biocéntrico, parte de la vivencia de un universo organizado en función de la Vida. No es un planteamiento antrópico (producido por la actividad humana), cosmológico (parte de la astronomía que estudia las leyes universales), ni teológico (ciencia que trata de Dios y de las cosas divinas). El planteamiento del Principio Biocéntrico es biocosmológico ya que es la Vida la que organiza y estructura todo cuanto existe, ya sean elementos, astros, plantas, animales, moléculas; todo cuanto existe son componentes de un sistema viviente mayor llamado Bios = Vida, con sus ciclos vitales.

A pesar de que en el modelo teórico de Biodanza, la Anábasis y Catábasis se incorporaron unos cuantos años más tarde, Rolando Toro, en sus textos originales nos habla de los ciclos de la vida definidos por: la función catabólica (en biología sería el descenso de los nutrientes orgánicos hasta su degradación y muerte; en mitología Katábasis hace referencia al descenso al inframundo como parte del proceso evolutivo donde deviene la «muerte» como transformación necesaria para resucitar); y la función anabólica que en biología es el proceso metabólico de fabricar y almacenar (en mitología Anábasis hace referencia al resurgir de la Katábasis o muerte, como ser transformado para compartir lo vivido e incidir en y con el mundo). Todo este proceso viviente es, literal y simbólicamente, la expresión de la propia evolución del universo, que es la evolución de la Vida; no como aquello que se crea conforme a algo externo que favorece o no el proceso, sino como algo interno que lo permea todo, que lo habita todo dotándolo de estructura y orden para que la Vida siga evolucionando en sí misma, como sistema viviente.Como nota, te dejo dos enlaces a dos conferencias de Jaime Buhigas sobre Anábasis y Katábasis como proceso evolutivo de la Vida y Anábasis y Katábasis dentro del Laberinto.

Todo cuanto existe, desde los neutrinos hasta los quarks, las rocas, los mares, los pensamientos más sutiles, la danza del vivir es la expresión de la Vida manifestándose a sí misma, sin otra finalidad que el gozo de vivir, que la alegría de existir. La vida no tiene que alcanzar un fin; la Vida es y se manifiesta como aquello que es en infinitos ensayos de sí misma. El problema radica en que las condiciones sociales y culturas que predominan en nuestro planeta son anti-vida y en esas condiciones, el ser humano ha olvidado su naturaleza divina y se ha identificado separado de la Vida, como si la Vida estuviera fuera de sí mismo. Esa identificación ilusoria lo hace buscar permanentemente un sentido al vivir, un objetivo, una finalidad, ya sea asociada al poder (paradigma político), al saber (paradigma científico), al tener (paradigma económico) o al estar (paradigma espiritual), lo que sigue alejándolo más aun de su naturaleza esencial que es Ser Vida.

El Principio Biocéntrico postulado por Rolando Toro transforma los parámetros de un estilo de vida basado en una cultura anti-vida y los eleva a la comunión con la Vida Cósmica, con la clara intención de presentarse al mundo como un punto de partida para estructurar las nuevas percepciones y las ciencias, dando prioridad a lo viviente, transformando la ilusión del determinismo físico y el pensamiento lineal, en “una percepción topológica y en la poética de la similitud”– según palabras del mismo Toro; pero ¿qué quiere decir con percepción topológica y la poética de la similitud?

La percepción topológica es una propuesta de Lin Chen (1982) en la que demuestra que el funcionamiento de nuestro sistema de percepción visual se basa en la percepción de ciertas características topológicas del objeto relacionadas con la razón matemática o la comparación de dos objetos, prescindiendo de los significados concretos. Posteriormente, el cerebro añade información geométrica, contexto y semántica.

Cuando Rolando habla de la poética de la similitud encontramos que similitud tiene la raíz etimológica sem que quiere decir la unidad frente a la dualidad.

Así pues, el Principio Biocéntrico apunta a una mirada, semántica y contexto centradas en la Unidad de la Vida y su infinita diversidad manifestada, donde “los hábitos intelectuales de selección, evaluación y juicio sobre objetos y fenómenos serán reemplazados por la percepción de todas las expresiones, de todos los movimientos en tanto que lenguajes de lo viviente”.  

En la interpretación de Copenhague de la física cuántica, desarrollada por Bohr y Heisenberg en la década de 1920, se revela la interconexión existente en el universo y se demuestra que no es posible descomponer el mundo en las más pequeñas unidades que existan independientemente. A medida que se va penetrando en la materia, los físicos encontraron que está hecha de partículas, pero éstas no son los «ladrillos básicos» al estilo de Newton, sino meramente idealizaciones que resultan útiles desde un punto de vista práctico, pero sin significado en sí mismas. Según Niels Bohr: «las partículas materiales aisladas son abstracciones, y sus propiedades son definibles y observables sólo a través de su interacción con otros sistemas«[1].

Más adelante, en el punto 5 de la Teoría de Biodanza titulado El Principio Biocéntrico, Toro dice “Frente al terror del origen, frente a la soledad inexpugnable del infinito, los seres buscan la respuesta mirándose a los ojos. Todo gira en el fuego de una pasión misteriosa; piel y escalofrío, semen y besos entre las estrellas”.

Para mí, es innegable que Rolando Toro tiene experiencias místicas donde el universo es vivenciado como una danza cósmica inseminada de Amor difícilmente descriptible a no ser por un lenguaje poético donde la atracción de las fuerzas y energías que componen la Vida, gozan en el éxtasis de Ser Vida.

No es de extrañar que para Rolando Toro fuera muy importante fundamentar toda la base epistemológica y ontológica de Biodanza con la Biología, la Antropología y las ciencias de la Vida, para que Biodanza no se confundiera con algo esotérico, espiritual o una propuesta más del movimiento New Age. Rolando Toro insistía en que la Biodanza trascendiera las barreras ideológicas y se reconociera como un sistema de integración humana con la Vida y en la Vida, no sólo como un sistema de desarrollo humano que cambia la conducta.

Han pasado más de 30 años y si bien la ciencia va encaminándose hacia formular la Unidad de lo viviente, tal como las tradiciones ancestrales de oriente y los pueblos originarios de la Tierra afirman desde tiempos inmemorables, Biodanza hoy ya no puede ocultar más la mística de su propuesta. La ciencia y los otros tres paradigmas imperantes (la política, la economía y la religión) que han regido nuestro último ciclo histórico, ya no tienen credibilidad por sí mismos. El ser humano ya no admite que le digan qué es verdadero o falso; la Verdad habita en su interior y ya no hay cómo ocultar esta máxima. Sólo en la vivencia directa podrá trascender el engaño en sí mismo, y reconocerse como parte integrante de la Vida. Por eso Biodanza es, ante todo, vivencia, porque la vivencia es transformación, es la que nos permite vivir y experimentar el proceso evolutivo de la Vida, con sus Katábasis y Anábasis danzando sin otro objetivo que la Danza en sí misma.

Biodanza seguirá adelante en este tiempo histórico de transición, porque es un sistema de integración humana que, como otros sistemas de integración humana, sostiene al ser humano en su proceso de ser humano auténtico y reconocerse como Aquello que Es y siempre ha sido.

Seguimos.


[1] N. Bohr, Atomic Physics and the Description of Nature (Cambridge University Press, Londres, 1934), pág. 57.

Teoría de Biodanza

Sacralización de la Vida según Rolando Toro

Sacralización de la Vida es el título del punto 4 del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza publicada por ALAB en el año 1991. Vamos a ver el desarrollo que Rolando Toro nos ofrece en relación a este punto.

Lo primero que Toro nos dice es que, si bien las investigaciones y hallazgos de la Biología y las ciencias de la Vida nos dan un “punto de partida sólido y fecundo para comprender muchos misterios de la biosfera, de modo alguno son suficientes para exprimir todos los significados esenciales acerca de la condición humana”.  Se hace necesario “incorporar las grandes intuiciones sobre aspectos aun no revelados y misteriosos de la vida humana«.

Estas palabras son de hace treinta años y si bien es verdad que la cuántica y las neurociencias están aportando una visión mucho más amplia y flexible a los dogmas científicos imperantes en el paradigma antropocéntrico, dejando entrever atisbos de sacralidad incluso en los nombres con los que bautizan sus hallazgos -como por ejemplo el bosón o Partícula de Dios[1], también queda mucho camino para incorporar lo sagrado a lo profano, si podemos decirlo así. Y es aquí donde Rolando incide en esta diferencia impuesta por un sistema de creencias que mantiene al ser separado de su naturaleza esencial. Pero, antes de seguir adelante, detengámonos en la etimología de profano y sagrado.

Sagrado hace referencia a sacro, que en anatomía es el nombre del hueso situado en la parte inferior de la espina dorsal/columna vertebral, compuesto por cinco vértebras unidas entre sí que componen una estructura piramidal cuadrangular. También hace alusión a lo divino, aquello que es digno de ser venerado y profundamente respetado y aquello que recibió la consagración o el reconocimiento por el cumplimiento de las ceremonias y ritos considerados sagrados por una religión o culto religioso.

Profano proviene del latín profanum, palabra que se forma con el prefijo latino pro-, que significa ‘enfrente’ o ‘antes’, y la voz fanum, que significa ‘templo’, por lo tanto, se refiere a aquello que está separado o es distinto al templo. En la Antigüedad se usaba este término para referirse a las personas que no eran permitidas dentro de los templos para participar en los rituales, ritos o misterios.

En antropología se define sagrado como aquello perteneciente al reino transcendental y lo profano a lo que involucra los reinos del tiempo y el espacio; causa y efecto. Por otra parte, Lo sagrado y lo profano es una obra del rumano Mircea Eliade (Budapest, 1907-Chigago, 1986) publicada en el año 1956, donde define por primera vez lo sagrado como una oposición a lo profano.

Para Toro, “la vida tiene una cualidad sagrada y su expresión a través de las criaturas, es la más grande hierofanía (manifestación de lo sagrado en un ambiente profano), absolutamente fascinante y absolutamente terrible”.  ¿a qué se referiría cuando dijo terrible? ¿será quizás el espanto que produce la disolución del ego?  ¿o el terror de ser divinos con todo lo que ello implica?

En Biodanza, el cuerpo va más allá de la forma y pasa a ser la corporeidad viviente, el templo donde converge lo finito con lo infinito, lo mesurable con la inconmensurable, donde sagrado y profano (según el concepto de la antropología) se fusionan como las cinco vértebras lumbares para crear un único hueso fuerte y grande, que es la base de la conexión Tierra y Cielo mediante la columna vertebral que sustenta el gran templo humano. Todo nos habla de sacralidad cuando estamos dispuestas a contemplar la vida tal y como es: fractales de una única Unidad organizada y estructurada que se manifiesta en todo lo viviente.

Las personas, al relacionarse en una Danza de Amor, restablecen un sentido cósmico que las integra a una unidad mayor. Los magnetismos de la danza generan campos creativos, eróticos y biológicos que no pretenden representar una realidad trascendente, sino que constituyen en sí mismo, la gran ceremonia de la Vida, trascendente por sí sola.”  Y es que la sacralidad de la Vida es profundamente vital, trascendente y sexual, pero cuidado con la palabra sexual, no confundirla con la genitalidad. Sexual como la gran energía creadora que, concentrada en nuestra zona sacra que compone la pelvis, va más allá del placer genital para fundirse en el pulso del corazón y la consciencia ampliada, convirtiendo el placer en un goce eternamente renovado, creador de realidades basadas en la alegría de vivir. Es así como el Universo sintoniza y crea sinfonías que se manifiestan en el plano material: a través del goce y la alegría de vivir.

El ser humano puede teorizar sobre el inicio y el fin de la Creación; podemos intuir la existencia de un Vacío creador y un Infinito eterno, podemos teorizar sobre aspectos transcendentes y sobre todo lo que queramos, pero de lo único que podemos dar cuenta es del proceso del vivir, y es en este sentido que el ser humano vive aquí-ahora eternamente renovado. Rolando Toro dice “Toda la realidad es sagrada para el hombre de Biodanza y todo tiempo es litúrgico”. Es así como “lo sagrado no se da en un espacio mandálico ritual. Lo sagrado se da en cualquier circunstancia en que la vida se hace presente pues toda la Vida es Sagrada”.

Es evidente que no todos los lugares favorecen percibir habitar en lo eterno, pero “si Ud. está vinculado de centro a centro con el principio de Vida, experimenta la vinculación cosmobiológica, la antigua familiaridad con las piedras, con los pájaros, con el Sol, con el mar. (…) Podríamos hablar de que los Principios de Vida surgen de una inteligencia divina que trasciende valores egocéntricos.”

Para Rolando Toro, el sentido de lo sagrado se referencia en las funciones universales, las formas de vinculación de lo viviente, en el desarrollo evolutivo de la vida. Es esa mirada reverente por la Vida la que confiere a Biodanza una dimensión trascendente y libre. “Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos”.  

En uno de los párrafos del texto que nos ocupa, Rolando hace mención del hinduismo como “la más catastrófica filosofía”, por considerar que la antiquísima tradición oriental afirma que la vida es una ilusión, “apenas la manifestación de los infinitos velos de Maya”, lo que Toro considera una grave descalificación de la vida como expresión máxima de lo divino. Quiero aclarar este punto, porque entiendo que Toro para afirmar lo que dice, se referenció en la interpretación que hizo Arthur Schopenhauer en su sistema filosófico del término sánscrito Maya. En este sentido, recomiendo la lectura del artículo de Luis Vivanco Saavedra, El concepto de Maya (I) en el pensamiento indio y El concepto de Maya (II).

El término sanscrito Maya etimológicamente significa “medida” pero generalmente se traduce como ilusión. ¿porqué? Porqué la realidad es infinita y por lo tanto no puede estar sujeta a medición, de la misma manera cualquier medición que haga la mente sobre la realidad es una ilusión. Un ejemplo es la concepción del tiempo y espacio. 

El velo de Maya sería la ilusión fruto de las creaciones de nuestros propios pensamientos, influenciados por creencias, aspectos culturales y tendencias, que son las que dan forma a las realidades en nuestra naturaleza humana. Cuando tomamos nuestros propios conceptos como realidades, es cuando podemos decir que estamos bajo el Velo de Maya, o sea, bajo la ilusión de nuestro ego. Trascender el Velo de Maya significa vencer el espejismo, la ignorancia y las limitaciones que nos impiden conocer la verdadera naturaleza de nuestra unión en armonía con el Todo.

La Vida no es una ilusión en la antiquísima tradición oriental del hinduismo, como afirma Rolando Toro; nunca puede serlo porque Todo es Uno. La ilusión es cuando nos percibirnos separados de lo que siempre es y siempre ha sido.

Amor y Servicio


[1] Peter Higgs, físico cuántico e investigador de las partículas subatómicas que componen el Universo. Su objetivo principal era describir la fuerza que sostiene al cosmos, bajo una misma ley y un mismo principio. Teorizó sobre una partícula subatómica que porta un campo magnético que, a su vez, dota de masa a todas las partículas elementales del Universo. A esas partículas se las nombra bosón o en lenguaje popular partícula de Dios.

Biodanza

La Noosfera en la epistemología y ontología de Biodanza

Este post es la última parte del segundo punto del capítulo uno de la Teoría de Biodanza editada por ALAB, titulado Autocontrol evolutivo, en el que Rolando afirma que el individuo toma el control de su propia existencia en la dirección de la autodivinización de la vida humana, a partir de su propio patrón genético.

Biodanza se propone como un sistema de integración y desarrollo humano donde cada individuo, es respetado como el sujeto individual y colectivo que es, según el axioma[1] que dice que igual que la semilla de cualquier planta, árbol o arbusto, “la semilla humana es esencialmente buena, o sea, hay un impulso divino dentro de cada individuo” que lo organiza todo. Nadie le dice a un peral que ha de dar peras en lugar de manzanas; en sí mismo contiene toda la información necesaria para ser en el mundo aquello que ya es y siempre ha sido. De igual manera, el ser humano tiende a esa realización única y sagrada que le impulsa a un “estado de plenitud al que cada individuo se dirige, con intensa y magnética fuerza selectiva, hacia formas de acción que refuerzan su desarrollo, o sea, que lo integran a sí mismo, a la especie y al cosmos” por la propia evolución de la materia hacia lo que podemos llamar, una espiritualización progresiva y evolutiva, en el sentido del teólogo y paleontólogo francés Piere Theillard de Chardin.  Veamos qué dice este autor.

UNSPECIFIED – MAY 24: Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) french priest, theologian, scientist, (Photo by Apic/Getty Images)

Pier Theillard de Chardin, desde pequeño siente la inclinación por observar la vida y descubrir en ella un orden subyacente, una inteligencia cósmica a la que nada se le escapa y todo ordena. Esta afición por la observación de la naturaleza junto con su inclinación espiritual, lo llevan a la teología y a la paleontología, escribiendo varios libros reveladores para la época. Uno de los es “El poder espiritual de la materia” en el que Teilhard, a partir de sus observaciones sobre los pueblos, paisajes, vegetación, animales y fósiles, percibió que el dogma de la creación del ser humano y el pecado original postulados por la iglesia católica de la que él era cura jesuita, debían revisarse en un sentido más real, más universal y desde una visión cosmogónica, es decir, un universo evolutivo y convergente, donde Dios se revela como el éxtasis Absoluto. Al Papa Benedicto XV (en el año 1914) no le pareció nada bien esas nuevas teorías evolucionistas, por lo que destinaron a Theillard a Mongolia.

En China Teilhard forma parte del equipo que descubrió los restos del Homo Erectus Pekinense, lo que le lleva a abrir de nuevo las puertas de París presentando los descubrimientos. Ya en París ofrece charlas y conferencias sobre la evolución de las especies que siguen disgustando a la Iglesia y en 1923, lo vuelven destinar a China. Un mes después de su nueva llegada a China, recibe la orden de comparecer ante el Tribunal Superior de la Iglesia para firmar una declaración en la que repudiaba sus ideas sobre el pecado original.  


En sus investigaciones Teilhard reconoce un momento significativo para el desarrollo de la conciencia humana y de la especie, en el hecho de fabricar herramientas y usar el fuego. Es entonces cuando comienza a usar en el esquema geológico, el término “Biosfera” como la capa terrestre de seres vivos, intuyendo un proceso evolutivo que desarrollará en 1940 en el libro titulado “El fenómeno del hombre” en el que sitúa el nacimiento del ser humano dentro de la evolución terrestre, como el punto unificador del proceso evolutivo que se desarrolla en cuatro secuencias: evolución galáctica, evolución terrenal, evolución de la vida, evolución de la conciencia). Así se establece lo que llaman un nuevo género literario evolucionista.

Teilhard de Chardin, como jesuita y geo-paleontólogo, siente la necesidad de un metacristianismo que contribuya a la evolución del Universo que pasa del caos primordial hasta el despertar de la consciencia humana sobre la Tierra, al que le sigue un estadio llamado Noogénesis que es la integración de todo el pensamiento humano en una única red inteligente que envuelve a la Tierra: la Noosfera. Todo este proceso está guiado por una fuerza intrínseca evolutiva que habita toda la materia y la orienta en dirección a un punto de convergencia llamado el Punto Omega, el punto de máxima unión del Universo, preexistente a toda evolución, o sea Dios, donde el ser humano se transforma en Ultrahumano o Consciencia Cósmica según el hinduismo.  

Este concepto de Noosfera como la transición evolutiva de un orden inconsciente instintivo a un orden superconsciente de telepatía es el resultado directo del aumento exponencial de la complejidad bioquímica y la consecuente liberación de “energía libre” o plasma, debido a la aceleración de la transmisión termoquímica-nuclear de los elementos. La evolución del llamado Cerebro Galáctico sigue un proceso estrictamente regulado e integrado en el desarrollo de la biosfera.

A pesar de que Piere Theillard de Chardin fue atacado por la ortodoxia religiosa e ignorado por la ortodoxia científica, sus obras teológicas y filosóficas fueron de una gran relevancia para la época ya que aportaron una forma totalmente nueva de entender y definir los vínculos de unos con otros basados en la permeabilidad del mundo físico, el mundo mental y la consciencia, así como con todo el universo que a todos nos permea.

¿Qué aporta este saber en la praxis de Biodanza?

A mi modo de entender, profundizar en el campo teórico del que se nutre la Biodanza como facilitadoras y facilitadores que somos, nos aporta intencionalidad y poética en las consignas, la posibilidad de crear las sesiones sin perder de vista el proceso intrínseco de autodivinización que propone Biodanza y potenciar en las personas participantes de nuestras aulas la conciencia intuitiva y cognitiva de formar parte del proceso de autocontrol evolutivo. Revisar y profundizar el cuerpo epistemológico que sustenta la Biodanza, propicia colocarla en el lugar que le corresponde: un sistema de desarrollo humano que incide en una transformación real del ser, más allá de los cambios conductuales.

Puede ocurrir que en el proceso de facilitar, percibamos que se nos acaban los recursos, que repetimos ejercicios-vivencias y que hemos perdido la perspectiva de temas generadores que sustenten las sesiones que presentamos. La teoría de Biodanza bebe de múltiples fuentes y esa diversidad puede inspirarnos a abordar las clases desde ángulos diversos, desde perspectivas que se nos habían pasado desapercibidas. Este es el sentido de profundizar en la teoría de Biodanza: enriquecernos para enriquecer nuestras aulas.

En el próximo artículo profundizaremos el punto 3 de la teoría de Biodanza, que lleva por título La Conexión con la Vida.

Amor y Servicio

[1] Axioma: enunciado o proposición que es tan evidente que se considera que no requiere demostración alguna.

Biodanza

Biodanza y la poética de la voz y la palabra

El tema que hoy nos ocupa fue propuesto por nuestra seguidora en el canal de YouTube Marcela Carlino. Gracias Marcela por tu sugerencia inspiradora.

Para hablar de la expresión poética de la voz y la palabra desde una perspectiva biocéntrica, vamos a referenciarnos en la propia Vida. Concretamente en el inicio de la creación.

En las tradiciones antiguas, los sabios de todo el planeta relatan cómo fue la creación de la Vida. Si bien cada cultura usa su propia expresión poética para describirla con detalle, todas ellas coinciden en un vacío creador llamado de muchas maneras, entre ellas Amor que, para experimentarse y gozarse, se proyectó hacia fuera. Esa fuerza proyectiva se la conoce como energía electromagnética la cual contiene y distribuye toda la información necesaria para que se manifieste en múltiples dimensiones.

La energía electromagnética viaja por el plasma (el líquido amniótico y medio salino conductor) en forma de ondas de luz (ondas de radiación) y sonido (ondas acústicas), similares a las que se forman al lanzar una piedra a un estanque. Las ondas de radiación o luz, al ser la consecuencia de la aceleración de las partículas cargadas, pueden viajar en el vacío y siempre en línea recta. Las ondas sonoras necesitan un medio material para transmitirse ya que son ondas mecánicas y se propagan por oscilación (gravedad y distribución) de la presión, o sea, producen una vibración que es lo que conocemos como sonido.

El sonido primigenio, conocido como Aum, Amén, y otros nombres, es la vibración original de donde proviene toda la creación. En la tradición veda significa la Unidad de lo Supremo; sus letras A-U-M dicen que son la única sílaba eterna que contiene en sí misma pasado, presente y futuro, así que es el principio y el fin, el todo y las partes. En la India es el primer sonido que se les enseña en la infancia pues es el símbolo del despertar de la Voluntad Creadora sin actividad. En la tradición judeocristiana, la Biblia empieza con la frase “Al principio fue el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. El símbolo del Tao es en sí mismo la representación de la energía creadora ying-yang en constante movimiento, siendo yang el polo positivo o eléctrico, y yin el polo negativo o magnético.

El Verbo, la vibración sonora, es Sabiduría y Acción Creadora. Tal es así que a mediados del siglo XX el mundo occidental ratificó la capacidad creadora del Sonido constatando que, formas que parecen sólidas, en realidad son su propia vibración. El suizo Hans Jenny fue el precursor de la disciplina llamada cimática, que estudia el origen de las vibraciones y cómo afectan a la materia. Podemos “ver” el sonido porque crea patrones geométricos precisos. En este vídeo que viene a continuación puedes apreciarlo.

El sonido es el lenguaje del universo que habitamos. Es nuestro lenguaje. Nosotros humanos, somos seres sonoros. Nuestra naturaleza biológica es de hecho, un instrumento acústico.

Cuando el aire que viene de los pulmones asciende por la laringe ( entre otras funciones es el órgano de fonación, que genera fonemas, formas)  y pasa por los pliegues o cuerdas vocales cerradas, genera una energía vibratoria que crea una frecuencia (numero de repeticiones o ciclos por unidad de longitud)  que se convierte en onda sonora y se hace audible gracias al desplazamiento de las moléculas de aire que espiramos.  De energía vibracional se convierte en acústica y es entonces cuando podemos oír la Voz.

La etimología de voz, viene del latín voce (aire que se expresa como vibración). En su raíz indoeuropea hace referencia a vibración poética, épica. La raíz de voz también se asocia al verbo vocare (llamar, nombrar), del que surgen las palabras, vocablo, vocativo, vocabulario, vocación, … La voz se atribuye al habla del ser humano. Con ella expresamos pensamientos, nos comunicamos.

La voz no puede ser tocada, ni es visible aún siendo una acción en sí misma. Es en este sentido que se dice que la voz humana es el órgano del alma que la revela al mundo a través del sonido. La voz genera y transmite emociones, da forma a pensamientos, nombra las cosas y al nombrarlas las hace reales. Por eso necesitamos ser conscientes de lo que dice nuestra voz, de lo que está transmitiendo, con su tonalidad (agudo-grave), timbre (cerrado-abierto), intensidad (alto-bajo) y duración (lento-rápido).

En Biodanza, “la consigna tiene el objetivo de motivar el movimiento y la vivencia”, dice Rolando Toro – “la calidad de las vivencias depende en gran parte de las consignas”.

Sabemos que la vivencia integradora que propone Biodanza, tiene la capacidad de reeditar la información genética y «despertar» potenciales genéticos. Para que eso se dé es necesario que la frecuencia con la que se emite la voz de la consigna llegue al corazón, pues es allí donde los armónicos tienen la capacidad de resonar y expandir por todo el organismo la nueva información.

Sólo podemos conectar con los armónicos del corazón con el corazón mismo, o sea, la palabra ha de salir del corazón. No importa si estás explicando el nombre del ejercicio y el modo de realizarlo, o el efecto del ejercicio en el organismo; lo que sí importa es que aquello que salga de ti sea auténtico. Ahora bien, para inducir a la vivencia con tu voz, precisamos la amable compañía de la poética, porque el lenguaje poético es genuino del alma, del ser, es el que tiene la capacidad de crear resonancias armónicas que despierten los potenciales genéticos que nos hacen trascender cualquier estado limitante que nos mantiene sujetos, parados, dormidos, eclipsados en nuestro desarrollo y experiencia terrenal.

Martin Heodegger (1889-1976), uno de los pensadores que componen el campo teórico de la Biodanza, dice la respecto “todo lenguaje poético, tanto en el sentido amplio como en el más estricto poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser (…); El lenguaje es la casa del ser; en su morada habita el ser humano” “Ser en el mundo”.

La poética en la consigna de Biodanza se da en la medida que tu alma se expresa libremente mediante tu voz. Suele tomar tiempo y práctica constante porque siempre es nueva la experiencia. Cuando consigues conectar con tu misión como facilitadora y facilitador, y dejas que sea Ella la que hable a través de ti, tu Ser en el mundo resuena en el campo unificado y se acoplan las resonancias armónicas que sintonizan con la propuesta, ampliando así el campo electromagnético individual y colectivo. Así, desde el Amor que somos expresado como individualidad, vamos apoyando la evolución de esta maravillosa Gaia y por ende, el universo ya que no hay nada desconectado. Amor y Servicio.

Biodanza

El potencial genético del Modelo Teórico de Biodanza

Voy a intentar explicarte porqué la estandarización del ser humano, el intento de encasillar la singularidad única e irrepetible que somos en un estereotipo de ser humano robotizado, dependiente de un estado y sistema que lo deja vivir a penas como un esclavo, sólo puede tener un éxito perecedero y siempre caduco en sí mismo. Te lo voy a explicar desde la base del eje vertical del Modelo Teórico de Biodanza, donde se encuentra la reseña a Potencial Genético (PG).


Rolando Toro, como introducción al Modelo Téorico de Biodanza, explica que un modelo teórico debe posibilitar “un intenso proceso de remodelación conceptual, cuestionando sus factores, permutando la estructura icónica[1] y semántica[2], para ajustarlo a las exigencias de la realidad. (…) es un instrumento para operar sobre la realidad, por tanto, debe mantener una firme coherencia con ella”.

En la base del eje vertical del Modelo Teórico de Biodanza, encontramos el concepto “Potencial Genético”, pero ¿qué es el Potencial genético? ¿Qué relación tiene con la expresión de la identidad? Según la teoría de Rolando Toro.

La genética humana describe el estudio de la herencia biológica de los seres humanos, o sea, la transmisión de información que configura la singularidad de nuestro organismo. Este proceso de transferencia de información se da a nivel celular y en cada una de las células de nuestro cuerpo.

Una parte ínfima de ese proceso, exactamente el 1% según los expertos, es gracias a los genes o unidades mínimas de almacenamiento y transmisión de información que codifican un producto genético específico, es decir contiene la información que indica de dónde a dónde se tiene que leer los códigos para determinar la composición de moléculas proteicas encargadas de que el cuerpo funcione de una determinada manera.

Los genes son a su vez, fragmentos de ADN, tal y como vemos en la Figura 1, que a su vez se encuentran en los cromosomas o estructuras en forma de X formadas de ADN y proteínas que por su estructura altamente organizada (Figura 2) contienen la mayor parte de información genética de un ser vivo. Así, el ser humano tiene 23 pares (total 46) cromosomas, 22 de estos pares son idénticos tanto en hombres como en mujeres, excepto el par 23 que determina el sexo (XX femenino, XY masculino)

Figura 1

Figura 1. Diagrama esquemático de un gen corto, dentro de la estructura en doble hélice del ADN que, al comprimirse, va formando un cromosoma (derecha). Se trata de un gen eucariota.

Figura 2. Vista general de los cromosomas y su aspecto cambiante dentro de las células: (a) células sin dividirse; (b) núcleos preparados para la división celular; (c) células en distintos estadios de división mitótica; (e) par de células hijas poco después de la división. Wilson, Edmund B. (1900) The cell in Development and Inheritance (2.o ed.), Category:New York: The Macmillan Company

Todos los genes (la especie humana tiene más de 25.000) en su conjunto forman el genoma o la información genética de la especie.

El ADN o ácido desoxirribonucleico, es una de las dos moléculas de ácidos nucleicos que se encuentra dentro de cada célula de nuestro cuerpo, y está compuesta por fosfatos, azucares y cuatro tipos de bases nitrogenadas que se describen con las letras A (adenina), T (timina), G (guanina) y C (citosina). El orden y la secuencia en la que se encuentran estas letras determina una serie de instrucciones biológicas contenidas en una hebra de las dos que componen el ADN, que ordenan al organismo para que se manifieste de una manera concreta.

Cada molécula de ADN compuesta por segmentos de genes o unidades de información está empaquetada de forma compacta y concreta, en forma de doble hélice, como si fuera una escalera de caracol formada por dos pasamanos que son grupos de fosfato y azúcar, y peldaños que son las bases nitrogenadas que contienen las letras que te he nombrado anteriormente. Las dos hebras están orientadas en direcciones opuestas de manera que una y otra se complementan por oposición siguiendo el patrón A-T y G-C ya que A-T son de mayor tamaño que G-C y se complementan por uniformidad.

La estructura única del ADN hace posible que la molécula se copie a sí misma durante la división celular o mitosis (Figura 3 y 4) de manera que la doble hélice se separa temporalmente en dos hebras individuales que sirven de plantilla para construir dos nuevas moléculas exactamente iguales de ADN de doble hebra.

Figura 3
Figura 4

En ese proceso de división celular o mitosis, los expertos denominan divisiones silenciosas aquellas que transmiten información sin mutaciones. Recuerda que Luz y Sonido son los componentes primigenios de la Vida y se sabe que la división es sin mutaciones porque se comparan las frecuencias de los alelos de la línea celular (los alelos son las formas alternativas de un mismo gen donde se pueden manifestar modificaciones concretas de la función hereditaria, ej.: grupo sanguíneo, color de ojos, …). La suma de las frecuencias de los alelos de las dos células derivadas tiene que ser similar o sus frecuencias están alteradas.

NOTA: Recuerda que nuestro cuerpo es energía vibracional electromagnética (luz, sonido, forma), así que la sonoridad forma parte de nuestra manifestación, aunque no la podamos escuchar con los oídos. Los antiguos sabios rishis de la India escucharon el sonido primordial de la Vida, como el Om. Cada ser emite con su singularidad, su propia «música» que compone la Música Cósmica o Música de las Esferas de Pitágoras.

El proceso en sí es complejo y mi interés no es dar una clase de biología sino centrarnos en comprender el Modelo Teórico de Biodanza, que señala el desarrollo humano a partir del potencial genético. Algunas de las reflexiones que Rolando expone en el Tomo II de la Teoría de Biodanza son:

  • Todo nuestro potencial está contenido en cada una de nuestras células. Algunos genes permiten o impiden la expresión de determinadas características.
  • Para la expresión de una característica o formación de determinada proteína, es necesaria la presencia de cofactores aportados por el propio organismo (ejemplo: sales, minerales, vitaminas, …) o por el medio. Sin esos cofactores, los genes no pueden expresarse. El ambiente pues es decisivo.
  • Las infinitas posibilidades dentro de la doble espiral del AND sugieren insospechadas capacidades humanas que se expresan reguladas por un “reloj biológico” que determina cuando y cómo desempaquetar la información genética necesaria para el desarrollo biológico del organismo, y también desinhibirse del despliegue de información dependiendo de los cofactores existentes en el ambiente.
  • La hipótesis de que en la estructura genética pulsa una exigencia evolutiva, justifica la esperanza de una psicoterapia y acciones educativas profilácticas.

A partir de estas reflexiones, Rolando propone que, mediante la estimulación de emociones específicas, que actúen como cofactores (sobretodo en la edad temprana), se puede activar la expresión genética, porqué “La variabilidad prácticamente infinita de combinaciones del código genético, no se debe sólo a las probabilidades matemáticas de combinación, sino al fenómeno singularísimo de que en la traducción del ARN del núcleo para le ARN mensajero que se organiza en el citoplasma, se producen zonas de silencio [¿te suena?], que permiten una nueva composición y la expresión de nuevas características de las proteínas”.

“Si nuestra hipótesis es verdadera, una selección de ejercicios y situaciones de grupo debe provocar la expresión de potenciales genéticos específicos que se encuentran reprimidos o latentes por los valores impuestos por la cultura”. Y termina diciendo: “El plan evolutivo -me aventuro a proponerlo- es preexistente [filogénesis: origen, formación y desarrollo evolutivo general de una especie biológica], inherente a la génesis de la Vida, y sólo necesita expresarse. Es algo así como un itinerario de optimización genética”.

Más de cuarenta años de Biodanza en el mundo, prueban que la hipótesis de Rolando no sólo es verdadera, sino que es efectiva y afectiva (cabe decir).

Estudiando la genética, pero también la biología, la química, la física, sólo por nombrar algunas de las ciencias de la Vida, percibimos que el principio que rige la Vida es el Amor entendido como la capacidad de evolucionar siempre hacia la perfección y la armonía. La solidaridad, la colaboración, la unidad y la singularidad, son elementos que se replican en una fractalidad imposible de pasar desapercibida en todos los planos existenciales.

Como síntesis afirmo que la Vida se manifiesta sí o sí en todo su esplendor dentro de los ciclos evolutivos cósmicos y universales. La ilusión de dominar la vida convirtiéndola al antojo de unos pocos que se autoproclaman gobernadores del mundo, es pura ilusión. Igual ocurre en el sentido individual: si quieres vivir como un insignificante mortal, hazlo, somos libres de escoger, pero recuerda que llegará el momento en que deberás asumir tu divinidad. Sólo es cuestión de tiempo, si podemos decirlo así, aunque no un tiempo de Cronos, sino el de la tríada que compone el factor tiempo (Cronos, Kairós y Aión). La Vida Es (en mayúsculas) Ahora y siempre.

Amor y Servicio


[1] Icónica: signos y símbolos gráficos que representan la apariencia visual de un objeto real, manteniendo una relación de semejanza.

[2] Semántica: estudia el significado (mental, convencional y abstracto) de las expresiones lingüísticas y su evolución en el tiempo.