Biodanza

Biodanza y la poética de la voz y la palabra

El tema que hoy nos ocupa fue propuesto por nuestra seguidora en el canal de YouTube Marcela Carlino. Gracias Marcela por tu sugerencia inspiradora.

Para hablar de la expresión poética de la voz y la palabra desde una perspectiva biocéntrica, vamos a referenciarnos en la propia Vida. Concretamente en el inicio de la creación.

En las tradiciones antiguas, los sabios de todo el planeta relatan cómo fue la creación de la Vida. Si bien cada cultura usa su propia expresión poética para describirla con detalle, todas ellas coinciden en un vacío creador llamado de muchas maneras, entre ellas Amor que, para experimentarse y gozarse, se proyectó hacia fuera. Esa fuerza proyectiva se la conoce como energía electromagnética la cual contiene y distribuye toda la información necesaria para que se manifieste en múltiples dimensiones.

La energía electromagnética viaja por el plasma (el líquido amniótico y medio salino conductor) en forma de ondas de luz (ondas de radiación) y sonido (ondas acústicas), similares a las que se forman al lanzar una piedra a un estanque. Las ondas de radiación o luz, al ser la consecuencia de la aceleración de las partículas cargadas, pueden viajar en el vacío y siempre en línea recta. Las ondas sonoras necesitan un medio material para transmitirse ya que son ondas mecánicas y se propagan por oscilación (gravedad y distribución) de la presión, o sea, producen una vibración que es lo que conocemos como sonido.

El sonido primigenio, conocido como Aum, Amén, y otros nombres, es la vibración original de donde proviene toda la creación. En la tradición veda significa la Unidad de lo Supremo; sus letras A-U-M dicen que son la única sílaba eterna que contiene en sí misma pasado, presente y futuro, así que es el principio y el fin, el todo y las partes. En la India es el primer sonido que se les enseña en la infancia pues es el símbolo del despertar de la Voluntad Creadora sin actividad. En la tradición judeocristiana, la Biblia empieza con la frase “Al principio fue el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. El símbolo del Tao es en sí mismo la representación de la energía creadora ying-yang en constante movimiento, siendo yang el polo positivo o eléctrico, y yin el polo negativo o magnético.

El Verbo, la vibración sonora, es Sabiduría y Acción Creadora. Tal es así que a mediados del siglo XX el mundo occidental ratificó la capacidad creadora del Sonido constatando que, formas que parecen sólidas, en realidad son su propia vibración. El suizo Hans Jenny fue el precursor de la disciplina llamada cimática, que estudia el origen de las vibraciones y cómo afectan a la materia. Podemos “ver” el sonido porque crea patrones geométricos precisos. En este vídeo que viene a continuación puedes apreciarlo.

El sonido es el lenguaje del universo que habitamos. Es nuestro lenguaje. Nosotros humanos, somos seres sonoros. Nuestra naturaleza biológica es de hecho, un instrumento acústico.

Cuando el aire que viene de los pulmones asciende por la laringe ( entre otras funciones es el órgano de fonación, que genera fonemas, formas)  y pasa por los pliegues o cuerdas vocales cerradas, genera una energía vibratoria que crea una frecuencia (numero de repeticiones o ciclos por unidad de longitud)  que se convierte en onda sonora y se hace audible gracias al desplazamiento de las moléculas de aire que espiramos.  De energía vibracional se convierte en acústica y es entonces cuando podemos oír la Voz.

La etimología de voz, viene del latín voce (aire que se expresa como vibración). En su raíz indoeuropea hace referencia a vibración poética, épica. La raíz de voz también se asocia al verbo vocare (llamar, nombrar), del que surgen las palabras, vocablo, vocativo, vocabulario, vocación, … La voz se atribuye al habla del ser humano. Con ella expresamos pensamientos, nos comunicamos.

La voz no puede ser tocada, ni es visible aún siendo una acción en sí misma. Es en este sentido que se dice que la voz humana es el órgano del alma que la revela al mundo a través del sonido. La voz genera y transmite emociones, da forma a pensamientos, nombra las cosas y al nombrarlas las hace reales. Por eso necesitamos ser conscientes de lo que dice nuestra voz, de lo que está transmitiendo, con su tonalidad (agudo-grave), timbre (cerrado-abierto), intensidad (alto-bajo) y duración (lento-rápido).

En Biodanza, “la consigna tiene el objetivo de motivar el movimiento y la vivencia”, dice Rolando Toro – “la calidad de las vivencias depende en gran parte de las consignas”.

Sabemos que la vivencia integradora que propone Biodanza, tiene la capacidad de reeditar la información genética y «despertar» potenciales genéticos. Para que eso se dé es necesario que la frecuencia con la que se emite la voz de la consigna llegue al corazón, pues es allí donde los armónicos tienen la capacidad de resonar y expandir por todo el organismo la nueva información.

Sólo podemos conectar con los armónicos del corazón con el corazón mismo, o sea, la palabra ha de salir del corazón. No importa si estás explicando el nombre del ejercicio y el modo de realizarlo, o el efecto del ejercicio en el organismo; lo que sí importa es que aquello que salga de ti sea auténtico. Ahora bien, para inducir a la vivencia con tu voz, precisamos la amable compañía de la poética, porque el lenguaje poético es genuino del alma, del ser, es el que tiene la capacidad de crear resonancias armónicas que despierten los potenciales genéticos que nos hacen trascender cualquier estado limitante que nos mantiene sujetos, parados, dormidos, eclipsados en nuestro desarrollo y experiencia terrenal.

Martin Heodegger (1889-1976), uno de los pensadores que componen el campo teórico de la Biodanza, dice la respecto “todo lenguaje poético, tanto en el sentido amplio como en el más estricto poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser (…); El lenguaje es la casa del ser; en su morada habita el ser humano” “Ser en el mundo”.

La poética en la consigna de Biodanza se da en la medida que tu alma se expresa libremente mediante tu voz. Suele tomar tiempo y práctica constante porque siempre es nueva la experiencia. Cuando consigues conectar con tu misión como facilitadora y facilitador, y dejas que sea Ella la que hable a través de ti, tu Ser en el mundo resuena en el campo unificado y se acoplan las resonancias armónicas que sintonizan con la propuesta, ampliando así el campo electromagnético individual y colectivo. Así, desde el Amor que somos expresado como individualidad, vamos apoyando la evolución de esta maravillosa Gaia y por ende, el universo ya que no hay nada desconectado. Amor y Servicio.

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Cantarte, cantarme, cantar

Hoy he ido a la sesión de Cantart a la Vida, proyecto de Navina Soler donde voz, movimiento y presencia se unen para redescubrir nuestros potenciales dormidos, potenciar los que están despiertos y compartirlos en comunidad, porque de poco sirven si no se comparten.

Navina es una mujer comprometida consigo misma. A ella no le gusta la palabra «comprometida» porque le recuerda alguna vivencia, creencia, costumbre que la incomoda. Para mí, que esta palabra me resuena lindo dentro, la relaciono con ella en este momento porque conozco su caminar desde hace tiempo y se que Navina tenia una Voz dentro que le susurraba al oído cosas que ella no podía comprender, pero que no acallaba. Tanto así, que escuchando escuchando, oyendo, sintonizando mientras danzaba entre enfados y placeres, dolores, ausencias y una larga inmovilidad, encontró la manera de darle forma a lo que su Voz le susurraba. Así nació Cantart la Vida de un sentido parto vivido en comunidad.  Es muy probable que Navina cuente este parto de otra manera, pero así son los sentires cuando tienen voz, cuentan y dicen desde lugares distintos, rincones diferentes que, como fractales, componen una hermosa canción.

Al inicio de la sesión, Navina nos ha invitado a contar, de forma breve, la relación que tenemos con nuestra voz. De una a una han ido expresándose voces que contaban su peregrinar. Historias breves de alegría, de limitación, vergüenza y otras. Una de ellas ha captado mi atención de forma especial. Se trataba de una mujer joven, quizás 25 años, que nos contaba el agradecimiento que sentía al haber encontrado Cantart en su vida y para nombrar Cantart ha dicho «Cantarte». Nos decía que ella viene de México y lleva en Barcelona dos años. En ese tiempo se hallaba falta de enraizamiento y buscó con el deseo de encontrar algo que la conectara a la tierra.  Fue a un taller de Cantart la Vida donde la tierra se hizo presente en sus pies y desde entonces, se siente otra. Nos lo contaba emocionada y agradecida.

Ha sido su manera de decir «Cantarte» que ha despertado en mí la magia de «cantarme».  Sin saberlo, la muchacha mejicana ha puesto palabras a un sentir que comparto con vosotras porque es la esencia del trabajo de toda facilitadora de procesos de integración. No es lo que hago para los demás, es lo que hago para mí que toma pleno sentido cuando lo comparto. Es ahí donde germina y florece, donde se reeditan memorias antiguas que un día nos marcaron límites al amar.

Cantaba al corazón de mi compañera, la que por algún motivo insospechado entonces, ha sido mi pareja en la vivencia que Navina ha titulado «Cantar al corazón del otro», y he sentido una vez más como la vida siempre nos regala su saber aunque no lo queramos; pero ese no es mi caso porque he aprendido que todo cuanto la vida me da es hermoso aunque yo no pueda verlo desde el principio y me tome tiempo darle la vuelta, rodearlo hasta encontrar el sentido del aprendizaje.

Como decía, mi compañera me miraba con cara de espanto después de ver la propuesta que Navina ha mostrado. Su mirada asustada iba acompañada de un gesto con la mano de negación y una voz tenue que decía «Yo no sé hacerlo. No sabré». Las lágrimas brotaban libres de sus ojos asustados, ella no sabía cómo pararlas. Entonces he recordado todas las veces que me castigo imponiéndome limitaciones que no son mías y, le he sonreído con el placer que me produce la sororidad, y le he dicho calma: ¿Empiezo yo o empiezas tu? Dos segundos después, sin lágrimas ya, me ha dicho «Tú», y antes de cerrar los ojos para sumergernos en la aventura, nos hemos mirado cómplices.

Le he cantado sin pensar, sólo la intención contaba y al terminar, su rostro estaba tranquilo, sereno. Un abrazo a sellado el momento antes de que ella empezara su canto.

He cerrado los ojos dispuesta a ser penetrada por su amor. Su voz, trémula, confusa, cargada de intención me ha ido envolviendo en un mecerme de cuna y su nana me balanceaba el alma, acunando mi cuerpo y mi ser. Al terminar, sus ojos se han encontrado con los míos y yo me he mojado en lágrimas de placer. Al principio mis lágrimas la han confundido ¿será que se puede llorar de placer?. Ni una palabra entre nosotras, sólo gestos, miradas, un abrazo. Todo estaba dicho. Cantarme, cantarte, cant-arte, cantart.

Gracias Navina querida. Si hay Voz, nadie nos hará callar.

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Nuestra Voz: la verdadera revolución

A menudo nos enredamos en creencias que hemos asumido como verdades y vivimos con ellas, andamos con sus zapatos, cargamos con su peso y danzamos con los pasos que se supone son los que deben ser para esa canción. Así nos creemos torpes, listas, mediocres, simpáticas, que todavía no sabemos suficiente, antipáticas, raras, complicadas, … un sinfín más de pensamientos-remolino que nos ocupan la mente y comandan nuestras acciones.

Hablamos de feminismo cuando el Día Internacional de la Mujer se celebra y, lo hacemos durante unos días antes y después preparando el día o recordándolo si fue significativo; también lo hacemos cuando alguna mujer muere por lo que llamamos violencia de género.  Hablamos de independencia cuando la noticia ocupa los titulares de periódicos, noticiarios o se acerca una campaña electoral pactada de antemano.  Hablamos de crisis cuando un familiar se ha quedado en paro, cuando un hijo no encuentra trabajo, cuando no hay suficiente dinero para ir al dentista porque todo está muy caro y los sueldo no han subido desde hace ya unos años. Hablamos del cambio climático cuando lleva días sin llover, cuando hace frío o calor, cuando los catarros, gripes y gastroenteritis se extienden por la población según los datos estadísticos. Hablamos, hablamos, hablamos, pero ¿cuánto de lo que contamos construye realidades?

Todo cuanto decimos vibra porque la palabra, cuando sonora, moviliza y su movimiento genera reacciones que siguen las leyes que rigen la Vida, el Cosmos, el Uni-verso. Nuestras voces generan paisajes donde habitamos y nuestro habitar se vuelve ingobernable porque no sabemos cómo ocurren las cosas. Vivimos acostumbradas a aceptar como leyes lo que nos dicen, a lo sumo nos quejamos y poca cosa más. Hemos sido entrenadas a asumir las verdades que nos cuentan aunque vayan en contra de nuestro sentir. -Quejarse no tiene mayor repercusión, nada va a cambiar-, nos decimos en el fondo. Las que no creen así, luchan, se manifiestan, gritan, se reúnen, hablan, discuten, dialogan, acuerdan, … todavía somos pocas, todavía estamos aprendiendo a Ser en medio de ésta atrocidad concentrada. Seguimos practicando y con el hacer y rehacer, vamos aprendiendo a decir para crear otra realidad, la verdadera, la que es en sí misma Revolución.

La mayor revolución de hoy es la de Contar, Expresar, Transmitir, Decir, Hablar, Comunicar, con Voz y Gesto, Sonido y Forma. El silencio no puede ser más que el paréntesis donde me nutro para resurgir con más firmeza, más coraje, mayor confianza de que lo que siento y pienso. Quizás lo que diga no sea tan importante como un Nobel, Pulitzer o Goya, quizás no es más que mi sentir popular, cotidiano, despierta, sea como sea, es mi sentir, mi pensar, mi razonar, mi debatir las múltiples contradicciones con las que me encuentro día tras día en los libros, en la escuela, en la calle, en el trabajo, en las relaciones, en mí misma cuando hago cosas sin disfrutarlas o dejo de hacerlas por desaliento.

Tengo Voz y esa Voz es la que cambia el mundo. No hay muchos espacios donde la Escucha sea parte del debate, del diálogo. Suele abundar afán de ser protagonistas, de hablar, de demostrar lo mucho que se sabe, lo mucho que hemos vivido, lo tanto trabajado, lo tanto sufrido. ¡Basta ya!  Me cansan las palabras que dicen y dicen sin silencios, sin miradas, sin calor de afectos. Hablamos de Revolución y decimos cómo nos gustaría que fuese el mundo sin sabernos vivas y vivos, sólo como personajes que representan un papel que no terminamos de aprendernos.

Tenemos Voz y esa Voz es la que crea. Dejemos hablar a las adolescentes, a las niñas que juegan en el parque sin pensar si disfrutan o no, a los niños que bailan en la calle una canción imaginaria mientras sus papas miran los mensajes del móvil; escuchemos a las jóvenes y los chicos que fuman hierba en las plazas mientras se cuentan sus cosas; creemos espacios de afecto donde los ancianos y las abuelas nos cuenten sus historias y donde los perros pueden jugar y gruñir sus diferencias sin repercusiones. Aprendamos a escucharnos para que aprendamos a expresarnos sin hacernos daño. 

-¿Cómo se hace eso? ¿Cómo? – dice mi amiga- La teoría ya la sé pero cómo vamos a conseguir que los padres dejen de medicar a sus hijos por un diagnóstico inventado para vender fármacos. – Y me mira fijamente con cierta desesperación. Ella es una mujer, madre de su joven hijo que fue diagnosticado TDH y ella, entre miedos y desconciertos, escuchó su corazón y fue fiel a su llamada, luchó hasta conseguir que hoy su hijo estudie lo que le hace feliz, se relacione con la vida de forma constructiva, se ame a sí mismo sin hacerse daño y se acepte tal como es cambiando lo que cree que debe cambiar y siendo fiel a su diferencia. Y yo la miro y sonrío porque ella, justo ella es ejemplo de lo mucho que podemos hacer en nuestro diario, en nuestro hogar, en nuestra familia para cambiar el mundo. Su Voz es la que ha sonado sin descanso hasta que ha visto a su hijo ser feliz, sabiendo que la felicidad es una conquista diaria.

Cada una de nosotras, en nuestro cotidiano, podemos escoger Ser ejercitándonos día a día en comunicar lo que sentimos. Decir con sentido, hablar con sentir, contar lo que sentimos, expresar lo que nos parece, escuchar lo que otras sienten, hacer de nuestro mundo un lugar de aprehendizaje donde cada día nos entrenamos para Ser quien Somos.

Hazlo en tu escuela, es el trabajo, en la calle, en los comercios donde compras, mira a las personas a los ojos, escucha su decir y habla sólo para construir algo mejor, abstente de criticar pero no dejes de expresar tu sentido crítico. Deja que la rareza que puedan ver en ti sea la singularidad que aportas a la comunidad con tu sentir. Cada una de nosotras puede crear la Vida que queremos para nosotras y las próximas generaciones.

Te dejo con un video donde Teresa Forcades habla sobre «Orientación sexual, identidad de género e imagen de Dios». No es común oír hablar sobre  este tema en un contexto religioso pero Teresa lo hace. Ella es una de las mujeres que ejemplifica la verdadera revolución de la que te he hablado. (El audio no es de mucha calidad pero vale la pena).

Gracias por leer hasta aquí.