Este post es la última parte del segundo punto del capítulo uno de la Teoría de Biodanza editada por ALAB, titulado Autocontrol evolutivo, en el que Rolando afirma que el individuo toma el control de su propia existencia en la dirección de la autodivinización de la vida humana, a partir de su propio patrón genético.
Biodanza se propone como un sistema de integración y desarrollo humano donde cada individuo, es respetado como el sujeto individual y colectivo que es, según el axioma[1] que dice que igual que la semilla de cualquier planta, árbol o arbusto, “la semilla humana es esencialmente buena, o sea, hay un impulso divino dentro de cada individuo” que lo organiza todo. Nadie le dice a un peral que ha de dar peras en lugar de manzanas; en sí mismo contiene toda la información necesaria para ser en el mundo aquello que ya es y siempre ha sido. De igual manera, el ser humano tiende a esa realización única y sagrada que le impulsa a un “estado de plenitud al que cada individuo se dirige, con intensa y magnética fuerza selectiva, hacia formas de acción que refuerzan su desarrollo, o sea, que lo integran a sí mismo, a la especie y al cosmos” por la propia evolución de la materia hacia lo que podemos llamar, una espiritualización progresiva y evolutiva, en el sentido del teólogo y paleontólogo francés Piere Theillard de Chardin. Veamos qué dice este autor.

Pier Theillard de Chardin, desde pequeño siente la inclinación por observar la vida y descubrir en ella un orden subyacente, una inteligencia cósmica a la que nada se le escapa y todo ordena. Esta afición por la observación de la naturaleza junto con su inclinación espiritual, lo llevan a la teología y a la paleontología, escribiendo varios libros reveladores para la época. Uno de los es “El poder espiritual de la materia” en el que Teilhard, a partir de sus observaciones sobre los pueblos, paisajes, vegetación, animales y fósiles, percibió que el dogma de la creación del ser humano y el pecado original postulados por la iglesia católica de la que él era cura jesuita, debían revisarse en un sentido más real, más universal y desde una visión cosmogónica, es decir, un universo evolutivo y convergente, donde Dios se revela como el éxtasis Absoluto. Al Papa Benedicto XV (en el año 1914) no le pareció nada bien esas nuevas teorías evolucionistas, por lo que destinaron a Theillard a Mongolia.

En China Teilhard forma parte del equipo que descubrió los restos del Homo Erectus Pekinense, lo que le lleva a abrir de nuevo las puertas de París presentando los descubrimientos. Ya en París ofrece charlas y conferencias sobre la evolución de las especies que siguen disgustando a la Iglesia y en 1923, lo vuelven destinar a China. Un mes después de su nueva llegada a China, recibe la orden de comparecer ante el Tribunal Superior de la Iglesia para firmar una declaración en la que repudiaba sus ideas sobre el pecado original.
En sus investigaciones Teilhard reconoce un momento significativo para el desarrollo de la conciencia humana y de la especie, en el hecho de fabricar herramientas y usar el fuego. Es entonces cuando comienza a usar en el esquema geológico, el término “Biosfera” como la capa terrestre de seres vivos, intuyendo un proceso evolutivo que desarrollará en 1940 en el libro titulado “El fenómeno del hombre” en el que sitúa el nacimiento del ser humano dentro de la evolución terrestre, como el punto unificador del proceso evolutivo que se desarrolla en cuatro secuencias: evolución galáctica, evolución terrenal, evolución de la vida, evolución de la conciencia). Así se establece lo que llaman un nuevo género literario evolucionista.
Teilhard de Chardin, como jesuita y geo-paleontólogo, siente la necesidad de un metacristianismo que contribuya a la evolución del Universo que pasa del caos primordial hasta el despertar de la consciencia humana sobre la Tierra, al que le sigue un estadio llamado Noogénesis que es la integración de todo el pensamiento humano en una única red inteligente que envuelve a la Tierra: la Noosfera. Todo este proceso está guiado por una fuerza intrínseca evolutiva que habita toda la materia y la orienta en dirección a un punto de convergencia llamado el Punto Omega, el punto de máxima unión del Universo, preexistente a toda evolución, o sea Dios, donde el ser humano se transforma en Ultrahumano o Consciencia Cósmica según el hinduismo.


Este concepto de Noosfera como la transición evolutiva de un orden inconsciente instintivo a un orden superconsciente de telepatía es el resultado directo del aumento exponencial de la complejidad bioquímica y la consecuente liberación de “energía libre” o plasma, debido a la aceleración de la transmisión termoquímica-nuclear de los elementos. La evolución del llamado Cerebro Galáctico sigue un proceso estrictamente regulado e integrado en el desarrollo de la biosfera.
A pesar de que Piere Theillard de Chardin fue atacado por la ortodoxia religiosa e ignorado por la ortodoxia científica, sus obras teológicas y filosóficas fueron de una gran relevancia para la época ya que aportaron una forma totalmente nueva de entender y definir los vínculos de unos con otros basados en la permeabilidad del mundo físico, el mundo mental y la consciencia, así como con todo el universo que a todos nos permea.
¿Qué aporta este saber en la praxis de Biodanza?
A mi modo de entender, profundizar en el campo teórico del que se nutre la Biodanza como facilitadoras y facilitadores que somos, nos aporta intencionalidad y poética en las consignas, la posibilidad de crear las sesiones sin perder de vista el proceso intrínseco de autodivinización que propone Biodanza y potenciar en las personas participantes de nuestras aulas la conciencia intuitiva y cognitiva de formar parte del proceso de autocontrol evolutivo. Revisar y profundizar el cuerpo epistemológico que sustenta la Biodanza, propicia colocarla en el lugar que le corresponde: un sistema de desarrollo humano que incide en una transformación real del ser, más allá de los cambios conductuales.
Puede ocurrir que en el proceso de facilitar, percibamos que se nos acaban los recursos, que repetimos ejercicios-vivencias y que hemos perdido la perspectiva de temas generadores que sustenten las sesiones que presentamos. La teoría de Biodanza bebe de múltiples fuentes y esa diversidad puede inspirarnos a abordar las clases desde ángulos diversos, desde perspectivas que se nos habían pasado desapercibidas. Este es el sentido de profundizar en la teoría de Biodanza: enriquecernos para enriquecer nuestras aulas.
En el próximo artículo profundizaremos el punto 3 de la teoría de Biodanza, que lleva por título La Conexión con la Vida.
Amor y Servicio
[1] Axioma: enunciado o proposición que es tan evidente que se considera que no requiere demostración alguna.