Biodanza

Biodanza en familia: el encuentro con lo esencial

Estoy trabajando con un hermoso grupo compuesto por mamas y papas [pocos papas, aún son pocos los hombres que participan de las actividades fuera del horario escolar] y niños/as de 5 a 7 años, aunque también vienen hermanitos y hermanitas menores. Es un programa promovido por el Ajuntament de Rubí, al que doy las gracias por su disponibilidad y confianza.

El primer día pregunté si alguien sabía qué era la Biodanza. Nadie la conocía excepto una mamá que estuvo mirando por internet para hacerse una idea. Le pedí una palabra para definir la sensación que le produjo y dijo «Desestresante». ¿por qué has escogido esa palabra? le pregunté curiosa y contestó que el hecho de que cada uno se moviera a su antojo, libremente, le pareció muy desestresante. Sonreí para mis adentros, recordando esa sensación de estar sujeta a hacer las cosas que toca hacer cuando los hijos/as son aún pequeños y requieren tanta atención y cuidado que no hay apenas tiempo para hacer nada más que lo que toca hacer.  Pensé lo importante que es cuidarlas a ellas también, creando espacios para ellas/os mientras están con sus criaturas.

Hablamos brevemente sobre la propuesta de Biodanza e hicimos mención a la autorregulación, la progresividad, el grupo, y especialmente a «Portarse bien»; estas dos palabras me las enseñó mi querida amiga Rosa Palacios, fruto de su larga experiencia con niños/as y familias. En Biodanza el «Portarse bien» no existe; no conocemos este concepto porque entendemos que siempre hacemos lo mejor que sabemos. Esto da pie a  invitar a las mamás y papás a que descansen de su rol de padres y madres, y dejen que las cosas sucedan tal como son, sin exigencias. Sí indicamos que si no deseamos hacer algo, podemos optar por descansar o hacer otra actividad siempre que ésta no moleste a nadie ni al grupo. El respeto es primordial.

Dejar el rol de padres/madres, generalmente causa un efecto de alivio: tienen el permiso de pasárselo bien ellos y ellas, sin controlar lo que hacen sus hijos e hijas. Es inevitable que, al  menos en la primera sesión, los más pequeños vayan pegados a sus progenitores si no conocen a ningún otro niño y niña, pero a lo largo de la sesión y de los días, cada vez hay más espacio entre ellos. Después de dos o tres sesiones, cuando la confianza en el lugar y en la facilitadora se ha generado, empezamos a hacer propuestas de vivencia en las que los adultos interactúan sólo entre ellos mientras los más pequeños los observan, y al revés; por ejemplo, con ruedas concéntricas, rondas de presentación al centro, juegos de interpretación. Es muy interesante ver el efecto que causa en los papas y mamás y también en sus hijos e hijas. De primer momento, los adultos suelen encontrarse algo desubicados cuando no están con sus hijos/hijas y se encuentran con otros/as adultos, como si por un instante se dijeran a sí mismo/a ¿Pero esto no era para los más pequeños?, pero la música ya está sonando y la propuesta está en acción así que se entregan a la vivencia. Sus hijos e hijas están allí mirándolos, observando con sus ojos limpios de juicio. Quizás hay algún pequeño que se puede pegar a las piernas de la mama o el papa mientras están allí sin ellos, pero no suele ocurrir; en general les gusta ver a sus papas y mamas haciendo cosas que no suelen hacer: los ven jugar entre ellos, divertirse como niños y niñas, hacer y deshacer con la misma simplicidad que nuestros pequeños y pequeñas. Es un momento mágico. La sala se llena de un hermoso aroma de Alegría y Libertad. La esencia del Ser se manifiesta y no hay diferencia entre personas y personitas.  Así es como va ocurriendo la trans-forma-ción: danza a danza, movimiento a movimiento, círculo a círculo.

Hay otro momento especialmente significativo en la aula de Biodanza y Familia: es la parte de la curva metodológica donde descendemos y las músicas son melódicas, las propuestas de movimiento son más lentas y las expresiones de afecto y cariño se hacen más evidentes. ¡Cuán distinto es este momento en las sesiones con adultos!!!! Con los niños, el darnos amor, cuidarnos, querernos, es algo natural. Pocos pequeños rehuyen el contacto afectivo: sus manitas aman a sus compañeros/as, aman a sus mamas y papas y se dejan amar.  En Biodanza para adultos, la progresión hacia la expresión de la ternura, es lenta en el tiempo, muy progresiva, leve y con consignas poéticas para no herir sensibilidades.

Observarles en ese acto amoroso que surge como caricia, para mí es un momento de Gran Belleza. Padres/madres junto a sus hijos/as se expresan amor mutuo acurrucados en un nido afectivo, apoyados unos con otros con cuidado,  estirados en el suelo, en un tren de descanso o en un mandada,… y surge la caricia, el mimo, el contacto de la piel con la piel que nutre. Siento que esos instantes amorosos son como cantos de Esperanza y de Fe en el Ser Humano, en la Vida, en el vivir.

La Biodanza es un sistema de induce a la reeducación afectiva proponiendo vivencias integradoras que devuelven el sentido a Ser Humano.

 

Cursos

Camino, Verdad y Vida. Taller de Biodanza

Todas las mañanas paseo con mi perro Roc durante una media hora antes de desayunar; es nuestro ritual matinal diario. Solemos hacer el mismo recorrido: unas pocas calles para cruzar el asfalto que nos separa de tierra, hierba y árboles donde Roc camina a sus anchas sin correa que lo sujete.

El camino que recorremos es agradable, silencioso, a penas transitado. Cuando llueve, la hierba florece y todo huele a tierra fértil. Los pájaros revolotean de árbol en árbol sin prisa. Andamos despacio, oliendo el espacio y regalándonos momentos de sin tiempo. En mi interior resuena la palabra «camino».

Camino proviene de la palabra celta cammin que deriva de cam (paso). Así, camino viene a ser «senda por donde se transita para llegar a un destino«.

Nos han educado, o mejor digo adiestrado, para negar nuestro mundo interior y permanecer atentas a todo cuanto ocurre fuera donde todo es «realidad» y no quimeras, fantasías e imaginación. La voracidad del mundo que existe fuera de nosotras es avasalladora, regida por estándares y patrones inventados para servir la fiera del consumo, la propiedad privada y el lucro despiadado, sin lugar ni espacio para la singularidad en la diversidad. Durante siglos nos han insistido en seguir y obedecer patrones que ya hoy no tienen ningún sentido para seguir manteniendo. Ha llegado el fin de la noche donde la ensoñación nos parecía vida en lugar de la muerte que es. Es momento de volver a mirar desde dentro y escuchar lo que nuestro ser siente.

Si volvemos la mirada hacia el «yo» interior, podemos percibir que camino es también el paso que surge del propio ser en acción, cuando siente que está vivo. Dentro de cada una de nosotras, existe la maravillosa posibilidad de Ser Camino porque todo parte de la vida que somos. Todo es creación y parte de una misma, aunque la consciencia permanezca dormida. Para ello, «yo» se convierte progresivamente en «nosotros» y después en «todo», donde el «yo» se funde con la vida y pasamos a ser «co-creadoras» de cuanto existe.

Caminar entonces, es un acto afectivo/motor que abarca la singularidad del ser en expresión amplia, solidaria, comunitaria y dialogante con la propia creación. Así, comunicar con animales, abrazar árboles, extasiarse con un amanecer, yacer con hierba, saciarse de agua, calentarse al fuego, contemplar al ser amado,… son acciones que hablan de auténtica humanidad, del verdadero sentido de ser humano, de con-vivir. Rescatar la Verdad que habita en nuestro interior, en nuestra esencia, en lo esencial del vivir, sintonizados con la Vida y con todo lo que favorece su evolución.

Por eso he escogido como título de este taller «Camino, Verdad y Vida» en recuerdo al mantra milenario que se repite  a través de los tiempos: «Yo soy camino, yo soy verdad, yo soy vida».

Sábado 31 de mayo 2014, de 17 a 20h.

Espai «Cal Gorina» – carrer Centre, 8 de Castellar del Vallés.

Aportación económica: 11€ (precio social)

Metodología del taller

Biodanza Rolando Toro es sistema de integración motor-afectiva y reeducación existencial que utiliza arte, música y poética para potenciar la expresión más saludable del ser en conexión con la vida. Esta indicada para todas las personas de todas las edades y toda condición. Siempre se trabaja en grupo.

Facilita el taller

Teresa Vázquez Tendero, facilitadora de Biodanza y Educadora Biocéntrica por la International Biocentric Foundation (IBF) con núm. de colegiada: BAR 0823. Post grado de Neurociencia aplicada y Biodanza Acuática. En formación de Escuela Matrística.

Indicaciones:

Traer ropa cómoda, vaso o taza para beber. Para participar en el taller se requiere inscribirse mediante correo electrónico a tevazte@gmail.comteléfono 649085439

Educación Biocéntrica

Sexualidad femenina (2). Proyecto de Educación Biocéntrica

Llevábamos ya varias sesiones juntas. Cuando las mujeres se encontraban en el vestuario para cambiarse, se oía desde fuera risas y algarabía femenina. Me placía escucharlas. Entraban a la sala dispuestas a dar y recibir. 

El dolor del desamor callado tanto tiempo, ocultado tras «hacer ver que no pasa nada» para seguir adelante, deja huellas profundas de culpabilidad, desmerecimiento y una terrible sensación de no poder contarlo, que no se sepa porque «es muy feo».  El Círculo de Cultura de Educación Biocéntrica, nos ayudaba a expresar con sencillas palabras, lo que no se había podido contar en ningún otro lugar, ni tan solo entre sus amigas.

Las mujeres arrastramos una pesada carga emocional que viene acumulándose desde tiempos remotos, cuando la ignorancia masculina junto con ansia de dominación, nos condenaron a vivir avergonzadas de nuestros cuerpos, humillados nuestros dones, perseguidas por nuestro vínculo sagrado con la Madre Tierra, sometidas a la barbarie de tomarnos a la fuerza sin consentimiento. Esas atrocidades nos pesan a todas y todos, porque sufre perseguidor y perseguida, la conciencia no distingue roles. Se queda todo en el inconsciente colectivo ejerciendo su influencia en la medida que nos identificamos con ello, y desde la inconsciencia seguimos repitiendo patrones que ya no nos sirven. Por eso se hace inminente despertar la conciencia y mirar la verdad, hablar de ella y recordarla para que la esencia de nuestra naturaleza profunda emerja como Ave Fénix y brillemos con Luz propia.

Así, con el espíritu de re-conocer, cogimos todas las palabras del nuevo círculo de cultura que habíamos creado juntas, y las desperdigamos por el suelo de forma que las pudiéramos leer. Pusimos una canción que nos permitiera caminar entre todas las palabras, mirarlas y dejarnos atraer por una de ellas. Después, en silencio, danzamos la palabra escogida, evocando su máxima expresión. Sus cuerpos iniciaron danzas tímidas de ternura, movimientos lentos, suaves, pulsantes, que fueron desatándose en alegría, placer, apertura, confianza,…

Seguimos con juegos de vitalidad y contacto, danzas creativas, samba. Las mujeres reían, movían sus cuerpos alegres, las caderas jugueteaban sinuosas, erotizadas con la manifestación abundante de la vida, con la alegría inocente del amor en la piel. Fue maravilloso presenciarlo.

Después hicimos una ronda sentadas de acariciamiento de pelo. Los rostros estaban relajados, labios sonrientes, complacidos, pecho caricias-salvajesabierto, acompasado por respiración natural. Las manos acariciaban los cabellos despacio, sin tiempo. Estábamos reeditando nuestra memoria celular femenina.

Hay mucho por hacer, muchas caricias que ofrecer, que recibir, muchas miradas y encuentros, muchos círculos que celebrar. Vamos andando sin prisa porque vamos lejos, muy lejos. Objetivo: sanar la humanidad.

Mediateca, Notas de navegación

Destapando la Luz

Entre finales de septiembre y principios de octubre de este año 2013, decidí renovar mi compromiso como Facilitadora de Biodanza y Educadora Biocéntrica con un ritual de celebración. La intención del ritual es restablecer vínculo con lo sagrado, con la sacralidad de la Vida, que de forma incondicional y como manifestación de la Gran Madre, nos ofrece cobijo y amparo para rescatarnos del olvido.

Deseaba poder celebrar mi voto de renovación con la Vida, con mi misión (como dice Rolando Toro) como Facilitadora y Educadora Biocéntrica para que el viento, la tierra, las aguas y los fuegos que se enciendan, me recuerden siempre mi compromiso de Servicio con Amor. Así, contacté con un profesional del audiovisual y le expliqué mi propósito: «Quiero grabar un video de una sesión de Educación Biocéntrica creada para celebrar el camino de realización que he escogido». Y empezaron los preparativos. ….  Concretar fecha y horario, lugar del evento; invitar a todas las personas que quería que estuvieran, confiar  y, preparar la sesión. Necesitaba encontrar un título que enfocara mi intención.

«Destapando la luz» vino a mi como baño de agua templada, acariciando mi rostro con sonrisas. Sí, destapando la Luz porque la Vida me ha mostrado insistentemente, sin cansarse nunca, a pesar de mis sensaciones de ausencia y soledad reiteradas a lo largo de los años, que la única Luz que nunca engaña y siempre ilumina el sendero a seguir, se encuentra dentro nuestro, esperando ser atendida, a veces llena de telarañas, polvo reseco  y olvido gastado, pero palpitando como Pulsar luminoso, sin muestras de cansancio.

Reconocer la luz que habita en mi, ha sido trabajo arduo que ha exigido dedicación, constancia, fe y altas dosis de autodisciplina que siempre han sido recompensadas con indescriptibles muestras de Amor. No puedo dejar de Honrar la Vida por su inevitable transparencia. Cuando soy capaz de entrar en ese espacio cristalino de mi alma, todo está en maravillosa calma que vitaliza mi ser, definiendo mis propósitos.

Del 2012 a mediados del 2013, necesité tomar distancia de mi vocación como Facilitadora de Biodanza y Educadora Biocéntrica y atender mi vínculo con la Vida. Coherencia existencial me lo pedía. Tenía el alma lastimada con heridas remendadas para salir del paso; no eran muchas, pero sí reiteradas en el mismo lugar, lo que las hacía profundas y dolorosas. «Nada nuevo», pensé. «Reconozco la Bella Oscuridad», y me tomé tiempo y distancia para sanar. Y sin darme cuenta, orando para ver en la Luz Negra que ilumina lo que el Sol no puede mostrar, encontré mi Noche Cósmica alumbrando de nuevo el camino. Y no es que Noche hubiera dejado de alumbrar, es que en el camino de regreso, me creí perdida y andé sin saber hacia donde debía dirigir mis pasos. Tanto caminé, conocí, compartí, exploré,… que necesitaba tiempo de receso, pan recién horneado, descanso, silencio, integrar lo vivido.

En este espacio/tiempo de reencuentro, los largos paseos por el bosque y las montañas de mi pueblo con mi fiel perro Roc han sido milagrosos, ayunos conscientes, meditación continuada, escribir, componer poemas, cantar, han sido bálsamo para mi alma saturada. Y, muy importante para mi total recuperación, los Círculos de Mujeres celebrando la Luna. Allí recordé el verdadero significado de hermandad, de coraje, de amor incondicional a pesar de nuestra historia de dolor, ultraje, violencia y miedo; mi memoria celular regresó a tiempos remotos cuando las mujeres se unían en círculos de vida para tejer, contar historias, hornear pasteles, contar cuentos, reír y llorar juntas y amamantar a los hijos e hijas que la Diosa les daba. Nutrí mi alma, cuerpo y Ser del Amor de la Gran Madre y  me bañé en sus aguas curativas.  Sigo creciendo en Amor. Ahora puedo volver a facilitar.

Biodanza es sistema de integración que rescata al Ser humano de su nostalgia de Amor para recordarle que, desde dentro y en comunidad, cobijado por música que nos danza, podemos mirar y encontrarlo todo, mirar-me y encontrar-me, mirar-nos y encontrar-nos y, sencillamente Ser sin más. Desde la progresividad y la autoregulación, todo fluye hacia la Gran Unión del Ser Una.

Dentro nuestro, se encuentra todo lo necesario para ser feliz y convivir en sintonía con la vida. Se hace necesario un vaciado de costumbres, hábitos, cultura y educación, un tiempo y espacio donde restablecer la sabiduría ancestral que nos habita. Somos seres multidimensionales capaces de experimentarnos completos aquí y ahora, en esta densidad hiriente. Nos cabe regresar con el cuerpo, junto a él y con él, para vivenciarnos luminosos tal como somos.  Destapar la Luz que somos es el título que escogí porque Biodanza y Educación Biocéntrica pueden ofrecerte lo que necesitas para que esto que te explico, sea una realidad también para tí. Así diseñé la sesión de dos horas de duración, que fue grabada íntegramente.

Aquí tienes una breve síntesis del vídeo de 3 minutos de duración. Si te apetece, clicka el enlace y compártelo. Así nos ayudamos todas.  Destapando la Luz – Biodanza y Educación Biocéntrica

Gracias por leerme.

Biodanza

Biodanza y la nueva pobreza. Registro 20.102.013

Diario de navegación Proyecto «La Trobada, el trobador i la trobairitz». Biodanza para personas afectadas de la nueva pobreza. Data estelar 20.102.013

Han pasado dos semanas de la primera sesión de este programa piloto de tres meses. Durante el viaje de mi hogar a «La Trobada» pensé en la posibilidad de que vinieran menos personas: el día estaba frío, lluvioso e invitaba a recogimiento. Si no había un motivo suficiente poderoso para moverse, la sesión de Biodanza sería difícil con pocos participantes.

Me preguntaba los motivos que pueden hacernos olvidar que pertenecemos a la vida y que somos parte de ella,  las causas que nos desvinculan del movimiento eterno que mantiene la evolución y la armonía con Unidad. Recordaba cuan amargo resulta sentirse desafortunado, maltratada y en plena borrasca de culpabilidad,  desarraigo y sentimiento de fracaso. Podría ser que las personas que habían venido el primer día, se dejaran vencer por la miseria que nos envuelve.  Podría ser que….. y así anduve unas dos calles desde la estación de tren  hasta que, cerca de «La Trobada»,  volví a la realidad: todo es perfecto. Sonreí para mis adentros y continué.

Subí las escaleras que me llevan a la sala donde todo ocurre y encuentro dos participantes de la primera sesión que hicimos en verano para presentar el proyecto. Han pasado casi cuatro meses y al vernos, sonrisa nos domina y surge abrazo inevitable. Es así Biodanza cuando cala el ser. Hablamos unos instantes para ponernos al día de novedades y empiezan a venir más participantes. En sus rostros se dibuja alegría de encuentro, besos y algún abrazo. Siento felicidad.

Preparamos el espacio: altavoces, ordenador, aguas, sillas. El círculo está creado y esperamos algunos minutos a algún despistado. Iniciamos 15′ más tarde de lo acordado. Recuerdo la importancia de la puntualidad.

Al mirar el círculo, no puedo dejar de sentir satisfacción, que se intensifica al escuchar sus relatos de vivencia.  Hablan de sensación extraña al salir de la sesión. Una mezcla entre sorpresa  y  bienestar. – Todo era tan natural que me dejé llevar por las propuestas- dijo G. Y seguían diciendo:  Al día siguiente de Biodanza, mantenía esa sensación de alegría y bienestar. – Nada ha cambiado pero puedo percibir mi realidad de otra manera, con mayor perspectiva- compartían en general, cada una con sus palabras.

Para J, le era especialmente confortable volver a percibir el placer de «este mundo alternativo» (nos describía), que había tenido que dejar por no poder pagarlo. Ya conocía Biodanza y reencontrarla fue placentero para J, nos dijo.

Todas las personas del círculo, manifestaron firmes deseos de que Biodanza llegará a más personas que están en su misma situación de nueva pobreza. – Hay que hacer una gran rueda!- dijo M con voz alta.

Antes de iniciar la parte correspondiente a movimiento-danza, ocupamos un tiempo con asuntos administrativos referentes a la ficha de participación, compromiso de asistencia, recogida de datos para registrar los resultados que obtengamos con la experiencia, permisos de imagen y asegurar que todos los datos facilitados por las personas participantes, serán utilizados exclusivamente para el proyecto.

Habían transcurrido  45′ más o menos desde el inicio de la sesión. Era momento de danzar.

Repetimos propuestas básicas: caminar, coordinación, sincronización y progresiva desaceleración para llegar a la introducción de la caricia.  ¡Cuan importante es la consigna! Cada vivencia propuesta se adapta, moldea y acomoda  al grupo y su momento para estimular el mayor beneficio posible. Propusimos acariciamiento de manos en grupo, como momento de celebrar las manos, lo mucho que podemos hacer con ellas; celebrarlas con danza melódica de manos en grupo agradecidas de ser honradas, sin entretenerse en reconocer de quien son; manteniendo movimiento danzante desacelerado.

Sus ojos se cerraron y música inició compases.  Bajamos intensidad de luz. Sus manos  inauguraron danza lenta de agua. En su rostro aparecían progresivamente los rasgos de placidez. El movimiento era lento y suave, sus manos danzaban entre aguas de afecto presente. Transcurridos tres minutos, música finalizó y manos se encontraron en centro apacible donde brotó, de forma espontánea, abrazo colectivo tierno, dulce, afectivo. Y allí quedaron en íntasis orgánica, recomponiendo fragmentos del ser.

En la rueda de balanceo, repetimos la misma canción que en sesión anterior, porque experiencia me dice que repetir ciertas canciones en vivencias concretas, crea una emoción de reconocimiento que potencia confianza y progresiva entrega. Lo conocido, cuando gustoso, vuelve a ser presente y ocupa espacios-confort en piel y sentidos, adaptándonos así, progresivamente, a ecofactores positivos que impulsan identidad saludable y potenciales genéticos.

Al terminar nos miramos,  y alguna dijo  – ¡Biodanza ha de llegar a muchas más personas!!!.

Nos reencontramos en quince días.  🙂

 

Biodanza

Biodanza para familiares de enfermos crónicos

Trabajo de tres años de experiencia con datos estadísticos del programa piloto desarrollado en Castellar del Vallés (Barcelona).Programa subvencionado por el Ayuntamiento de Castellar del Vallès (Barcelona).

El proyecto social de Biodanza para familiares de enfermos crónicos tiene como título “El recreo del cuidador” y surgió a partir de la necesidad social de dar un espacio de cuidado y descompresión a la persona que, por circunstancias familiares, ha tenido que asumir el rol de cuidador de un familiar afectado por una enfermedad crónica.

El Ayuntamiento de mi pueblo, Castellar del Vallés (Barcelona), sensible a esta necesidad, solicitó mis servicios para aplicar la Biodanza en este colectivo de personas.

Las características de las personas llamadas “cuidadoras” de sus familiares enfermos crónicos son: pérdida de su actividad laboral para asumir los cuidados de la persona dependiente; pérdida progresiva de las relaciones sociales; gastos económicos añadidos que incluyen en el 93,7% de los casos, los gastos médicos y de soporte domiciliario que sólo en parte están cubiertos por las entidades públicas, y la pérdida añadida de los ingresos de su ocupación laboral. Todos estos factores afectan directamente a la salud y el bienestar del “cuidador”.

La visión de salud y bienestar pasa por procesos biológicos y por las interacciones ambientales, sociales, culturales y educativas que afectan directamente a la identidad del ser humano. El actual abordaje psicológico del principio de identidad afirma que la persona está en constante transformación sin dejar de ser la misma. Rolando Toro, el creador del Sistema Biodanza, así como otros pensadores, educadores, científicos, filósofos e investigadores, afirman que la identidad es permeable a la música por lo que puede transformar la conciencia propia de sentirse vivo y experimentarse a sí mismo. En este sentido el Sistema Biodanza aporta las herramientas necesarias para que las personas con rol de “cuidadores” puedan resignificar el sentido de “ser persona” (etimológicamente per sonare “para sonar”) y manifestarse con su propio “sonido” en la vida. En definitiva, recuperar su expresión de identidad, olvidada por el rol que desempeñan.

Grup Cuidadors Castelllar del Vallès

El programa piloto se desarrolló con un grupo de 12 mujeres con edades comprendidas entre 41-69 años, con participación voluntaria en le proyecto, grado de capacidad funcional i/o cognitiva independiente, residentes en el municipio de Castellar del Vallès y al cargo de los cuidados de familiares afectados por enfermedades crónicas y/o degenerativas. Todas las beneficiarias del proyecto fueron seleccionadas por el Ayuntamiento de Castellar del Vallès. El índice de participación fue del 95,9%.

Para la valoración del proyecto se hicieron servir:

• Test de sobrecarga del cuidador, validado para evaluar los índices de sobrecarga del cuidador con diferentes indicadores.

• Test de satisfacción personal del taller, con diferentes indicadores.
Los resultados obtenidos fueron plenamente satisfactorios hasta el punto de seguir con el proyecto subvencionado por el Ayuntamiento de Castellar del Vallés (Barcelona) por tres años más con incremento de dos sesiones semanales en horarios distintos para poder asumir las necesidades actuales de la población.

El Ayuntamiento, así como el Área de Bienestar Social en colaboración con el personal médico-sanitario del Centro de Atención Primaria de Castellar del Vallès, siguen trabajando para ampliar la demanda del servicio al cuidador.

Documento del proyecto de Biodansa social – Esbarjo del cuidador

Presentación de los resultados obtenidos: clika

Notas de navegación

Construyendo comunidad

Hay una parte de mí en la que habita el caminante del cielo. Pertenece a la raza roja: el inicio. Con él aprendo el desafío sagrado de la Exploración y la Vigilancia.

Hace dos años, impulsada por Caminante del cielo, empecé los preparativos de un viaje que no sabía donde me llevaría, en qué puertos descansaría, cuántas ciudades recorrería, qué aldeas y paisajes observarían mis ojos, cómo se instalarían en mi piel y qué dejaría correr como el agua de río.

Los preparativos fueron intensos e inesperados, no tanto por lo que llevaría conmigo sino por lo mucho que había de dejar. Poco a poco fui escogiendo con cuidado y detalle cada elemento de mi equipaje, valorando su servicio, descartando lo superfluo. El resultado fue una bolsa de viaje ligera, cómoda, útil.

De los muchos imprevistos que surgieron en la preparación del viaje, el que más me sorprendió fue la aparición de Roca Blanca, el amigo fiel que me acompaña y guía. Yo no quería ninguna compañía pero él lo había resuelto antes. Roc es justo, valiente y libre. Decidió venir conmigo porque es fiel al corazón y no se somete a ninguna forma engañosa de poder a no ser que éste sea el poder del amor indiferenciado. Juntos aprendemos.

Roc con 14 mesos de edad

Cuando iniciamos el viaje, Roc tenia 6 meses. Era un cachorro grande y robusto, acostumbrado al entorno familiar, a la naturaleza, paseos prolongados por los bosques, descanso en la casa donde siempre suena música, ya sea por el reproductor o por los pájaros que habitan nuestro patio, por los maullidos seductores de gatos y gatas callejeros, o por los susurros de las dulces campanas que danzan al son del viento, aroma de pan recién hecho, incienso, noches de velas y alfombra, risas, gritos de niños que juegan a pelota y a mojarse con la manguera, caricias, besos…

Llegamos al primer asentamiento comunitario: una colonia post-industrial. Convivimos durante varios días, entre suciedad, pulgas, personas unidas por el deseo de habitar y rehabilitar un espacio donde ser, ruinas y un río contaminado por la avaricia productiva. Trabajamos duro y nos instruimos mucho. Roc aprendió que hay otras tribus humanas que viven y conviven de formas muy distintas y no hay qué temer. Se ejercitó en distinguir al humano del pseudo-humano, creando estrategias para defender su lugar entre perros y perras, humanos y humanas, experimentando con la autoridad y la obediencia en una tribu ajena a sus costumbres.

A mí me fascinó la capacidad humana de transformar el espacio. Somos capaces de modificar el entorno con gran velocidad, destreza y eficacia. Ésta característica nos permite adaptarnos a cualquier medio, desarrollando mecanismos, ingenios y estructuras que permiten el asentamiento deseado en condiciones óptimas, y así, volamos por los aires, buceamos por las aguas marinas, habitamos en las nieves perpetuas, en las selvas, las ciudades de asfalto, los bosques, los desiertos, las montañas y las llanuras.

Aprendí cuán difícil es la comunicación entre las personas y qué engañosa es la ilusión cuando vive en el imaginario. La in-comunicación no es una cuestión de lenguas sino de relaciones humanas. Existen muchos patrones, creencias y convicciones heredadas que condicionan la manera de relacionamos con el otro y la otra, conmigo y con el entorno. Somos inconscientes del peso heredado de una sociedad donde la sombra se oculta porque es “mala”. Cuando convivimos en comunidad, la presencia de la otra persona posibilita el encuentro con la propia luz y la propia sombra, pero nos cuesta identificar en nosotros y nosotras las distorsiones que ha creado el sistema en nuestro ser. Es más fácil culpabilizar al otro, al sistema, al de afuera. La división cuerpo/alma, mente/carne, ha generado profundos daños que requieren reparación inmediata. ¿Cómo? Reeducando la afectividad.

Hemos viajado por varias comunidades. A veces Roc no ha podido acompañarme pero aun así, al volver a casa, hemos seguido con el entrenamiento de fidelidad al co-razón.

El conjunto de comunidades que hemos conocido, convivido, habitado por un espacio de tiempo más o menos corto o largo, es afín al movimiento político, social, político y espiritual dedicado al cambio de paradigma existencial. Todas ellas tienen un eje central ideológico que las reúne en torno a centro personificado que impulsa el movimiento a una velocidad x. La huella que imprime el eje impulsor es asumida por ideal o convicción o ambas cosas a la vez  y en el transcurso de su dedicación para expandir el movimiento, genera la pulsación confianza-desconfianza que difícilmente podrá superar la continuidad si no es con la observancia del proceso afectivo, la inclusión de la escucha de sentimientos, la utilización de métodos de conectar con la vivencia espiritual y el espacio donde expresar la vivencia de ser miembro de la comunidad, con voz y presencia. No podemos seguir repitiendo patrones antropocéntricos. La liberación de la supremacía humana pasa por la vivencia biocéntrica.

No nos han enseñado a ser libres, y mucho menos a defender nuestra libertad sin luchas, ni agresiones, sin imponer ni exigir. Se hace necesaria la reeducación afectiva. Son muchos y muchas los que han salido a las calles para reivindicar la vida digna, justa y solidaria, al servicio del pueblo y en beneficio del pueblo. Las asambleas siguen en los barrios, en los centros ocupados, en las calles. El activismo une las masas que pierden sus viviendas, sus empleos y sus recursos, se genera hermandad pero se olvida algo muy importante, vital para la continuidad: sacralizar la vida.

Las comunidades que hemos visitado en el ámbito rural, tienen un vínculo afectivo más sólido. El contacto con la tierra y sus ciclos de vida facilita relaciones colaborativas más estéticas, resolutivas y empáticas. El desafío de estas comunidades rurales, en las que sus jóvenes defienden el derecho de la autogestión, el beneficio revertido en la comunidad, la igualdad de derechos y deberes, la corresponsabilidad comunitaria, la ecología profunda, la permacultura, la inclusión, la cultura de la paz, la ciudadanía,… se centra en cómo hacer trascender lo que Freire llama “la adherencia del oprimido al opresor” de campesinos y campesinas que trabajando sus tierras de por vida, se siguen sometiendo al poder de un amo que discrimina, explota y excluye, argumentando que así es como ha sido siempre.

Antecedentes históricos. Nuestras sociedades actuales descienden de comunidades tribales donde la tribu es símbolo de sobrevivencia. Tenemos impreso en nuestros registros acásicos la vivencia tribal que refuerza el sentimiento de pertenencia, de solidaridad, de comunión, fraternidad y hermandad. El ciclo de la evolución nos ha llevado al aprendizaje de entrar en el imaginario, ese mundo placentero disfrazado de múltiples posibilidades donde no hay que hacer más que dejar que las cosas sucedan. No requiere dedicación, constancia, perseverancia, disciplina,… todo surge por el deseo de que así sea. Sus normas se extraen de las leyes divinas o universales, pero hay un elemento infiltrado: el deseo de ganar y ahí el juego ya no es jugar, es sufrir, crujir de dientes le llaman algunos. El aprendizaje se realizará igual, lo que cambia es el camino que escogemos: el sendero del dolor o el del goce.

Se hace necesario el retorno a lo originario. El espacio-tiempo del viaje circular ha llegado a su término, el momento perfecto no se detiene y nos impulsa a la reeducación afectiva, a la vivencia biocéntrica donde la vida es la que organiza el universo y no el universo el que organiza la vida.

Las comunidades que surgen fundamentadas en el deseo de un mundo mejor y en un movimiento pro-vida, están necesitando herramientas metodológicas que potencien el recuerdo de qué somos, qué hemos venido a hacer aquí en la tierra, y hacerlo. Esto no pasa por un trabajo exclusivamente cognitivo, o espiritual, o corporal; necesitamos la integración cuerpo-alma, mente-carne. El registro de toda la información necesaria para vivir el cambio en plenitud de consciencia, se encuentra materializado en la piel, los órganos y las vísceras. Es nuestro cuerpo el que tiene la llave de la conexión que posibilita la reunión, la comprensión de la unicidad, el sentido de la solidaridad exponenciado a lo cósmico. Nuestro organismo está dotado de toda la información necesaria para progresar en un sentido autopoiésico, y es así encontramos que el principal atractor de la evolución a partir de los estados originarios de materia/energía es la vida, y el alimento que la impulsa el amor. Cada acto vinculado a la vida es un acto de amor que nuestro ser reconoce y vibra, haciendo resonar ondas que alteran el orden cósmico, creando universos donde microcosmos y macrocosmos permanecen unidos en una escala eterna de autogeneración y aprendizaje.

La síntesis universal es la continuidad. De ahí que la experiencia educativa del ser requiera diferentes campos de sabiduría: arte, filosofía, ciencia, mística, mitología y espiritualidad. Estos campos son la base de la educación biocéntrica.

La educación biocéntrica. Yo soy educadora biocéntrica. Mi trabajo consiste en crear espacios de integración humana, potenciando los potenciales humanos, propiciando su expresión, reflexión, integración y síntesis para crear y recrear la comprensión del conocimiento de la vida, la valorización del saber en común, como dice Kapra, y acciones que celebren la vida, la eleven a niveles de sacralidad, y impulsen su evolución.

Todos los talleres que ofrezco están basados en mi propia experiencia de vida, en el aprendizaje de vivenciarme como ser en construcción y en la aplicación de la metodología de la educación biocéntrica. Así, cuando me expresaron las dificultades de comunicación y relación humanas entre algunas de las diferentes comunidades que componen el movimiento social y político de Sabadell (Barcelona), les propuse CONSTRUYENDO COMUNIDAD como el espacio/tiempo donde reflexionar vivencialmente qué queremos construir, cómo vamos ha hacerlo, qué estoy dispuesta y dispuesto a aportar y cuál es su valor.

Un taller no es suficiente para generar las herramientas que acompañan el proceso de construcción, por eso este monográfico es el inicio de una trayectoria que podemos llamar Laboratorio de aprendizaje, donde ejercitaremos la maestría de cada una y uno hasta que las alas de la autogestión estén suficiente fortalecidas para emprender el vuelo ansiado.

Para más información clicka Laboratorio de aprendizaje.