Biodanza

Participando con principiantes

Gracias a la llamada que hizo mi amiga y facilitadora de Biodanza Elena Martín, a partir del viernes 9 de enero 2015, participo en el grupo regular de Biodanza para principiantes en Sant Cugat del Vallés, Barcelona. Es una hermosa manera de iniciar el año.

En la rueda de presentación, tras la invitación de Elena a presentarnos al grupo, no sabía qué decir respecto a porqué estaba allí. Tenía claro que mi papel en el grupo no es de facilitadora sino de participante y de alguna manera ese también era mi reto, ilusionado y consciente. ¿Cómo cuento desde modo «miembro de grupo regular de Biodanza para iniciantes» lo que siento después de sumergirme durante años en el papel de facilitadora? Desde hace tiempo que cuando participo en un grupo de Biodanza siempre es en grupo de profundización, radicalización de vivencia y con compañeras y compañeros facilitadores. Entiendo al principiante de Biodanza desde mi vivencia como facilitadora pero, ¿dónde está el recuerdo de mis inicios? Me sorprendió el olvido. Ya no soy la misma de entonces; no puedo recordar más que vagas sensaciones, así que me decido a compartir desde lo más simple de mi sentir y me sorprendo al decir que Biodanza es para mí el lugar donde yo soy sin más, sin palabras, con silencios que viven en la piel, en la mirada, en el adentro y están presentes porque no hay donde esconderlos. En Biodanza soy. No tengo que ser. Y agradecí en voz alta la presencia de hombres en la sesión porque la vida danza en energías complementarías y es así como entrelazamos saberes y maneras de hacer que conforman nuestra vivencia de comunidad. (…) Breve silencio en el que creo percibir en los tres hombres presentes una sutil relajación muscular que me agrada; cara y hombros descansan en el reconocimiento, y las mujeres respiran con ligera profundidad añadida. Mi piel sonríe por vibrar en la sintonía de la gratitud. Esa percepción es fruto de mi ser facilitadora de Biodanza.

La propuesta de la sesión era Potenciar la Luz interior de cada una. Todos los grupos del colectivo BiodanzaYa habían acordado que en las primera sesiones que se impartieran en el inicio del 2015, danzaran la misma invitación. Nuestro grupo se unió y fuimos conducidos por Elena hacia la vivencia compartida del «Bautismo de Luz», como ejercicio central de la sesión.

Dancé sin ocuparme de nada más que de estar presente, atenta al placer, la autoregulación, la progresividad en el encuentro. No había música que subir ni bajar de volúmen, ni consignas que formular, ni luces que apagar, ni muestras de ejercicios que ofrecer; estaba libre experimentando el gusto de participar en un grupo de principiantes.

Me sabe distinto danzar con iniciantes sin el rol de facilitadora. Ha sido como descubrir un nuevo matiz en el tallo de la flor que nace, o un tono más hermoso en los pétalos de la flor. Tenía tiempo para saborear la presencia del otro, disfrutarla y acercarme a la misma distancia del principiante. Cuando facilito Biodanza observo desde mi rol de facilitadora  detalles en miradas, gestos, corporeidad que me dan pistas para forjar la siguiente sesión, siguiendo hilos conductores que provienen de las tensiones, rigidez y dificultad de expresarse de los participantes. Nada de eso estaba presente. Yo danzaba sólo y aún percibiendo la tensión muscular del compañero o compañera que danzaba conmigo, sólo me ocupaba de sincronizarnos armónicamente y disfrutar sin más.

Aprecié torpeza de gestos, rigidez muscular, miradas vergonzosas, risas controladas, y la progresiva relajación de cara y hombros, manos y pecho que provoca la cadencia de la curva de Biodanza a lo largo de toda la sesión. Noté temblor en las manos y sudación en las palmas, miradas fugaces que se fueron sosegando ejercicio a ejercicio, y yo, me sentía libre de sentir.

¡Cuánto bien que me ha hecho la Biodanza en mi vida!!!! Seguramente yo también andaba con múltiples corazas en mis inicios. Ya no me acuerdo de eso; tengo tanto amor en la piel, tantas miradas, caricias, risas, llantos, tanta presencia, juego y diversión vividos en Biodanza, que no hay rastro ya de miedo a vivir. Me siento merecedora, digna, apropiada, vista y mirada tal y como soy. Ya no quedan indicios de vergüenza de sentir lo que siento, de esperar la aprobación del otro u otra para sentirme adecuada. Biodanza ha calado en mi ser a través de las células de mi organismo y ha absorbido las capas de desamor que arrastraba mi ser. Mi piel transpira libre, tranquila, sin expectativas, ausente de miedo, repleta de afecto, gracias a todas y cada una de las personas que componen mi canción.

Hoy puedo cantar sin miedo a desafinar, reír a carcajadas con la boca abierta y el corazón de par en par. Siento, me siento, alrededor y dentro, acunada por el latido de los corazones que componen el círculo de Biodanza.

Gracias Rolando Toro. Gracias, gracias, gracias.

Flor de loto
Flor de loto

 

Biodanza

Biodanza y la nueva pobreza. Registro 20.102.013

Diario de navegación Proyecto «La Trobada, el trobador i la trobairitz». Biodanza para personas afectadas de la nueva pobreza. Data estelar 20.102.013

Han pasado dos semanas de la primera sesión de este programa piloto de tres meses. Durante el viaje de mi hogar a «La Trobada» pensé en la posibilidad de que vinieran menos personas: el día estaba frío, lluvioso e invitaba a recogimiento. Si no había un motivo suficiente poderoso para moverse, la sesión de Biodanza sería difícil con pocos participantes.

Me preguntaba los motivos que pueden hacernos olvidar que pertenecemos a la vida y que somos parte de ella,  las causas que nos desvinculan del movimiento eterno que mantiene la evolución y la armonía con Unidad. Recordaba cuan amargo resulta sentirse desafortunado, maltratada y en plena borrasca de culpabilidad,  desarraigo y sentimiento de fracaso. Podría ser que las personas que habían venido el primer día, se dejaran vencer por la miseria que nos envuelve.  Podría ser que….. y así anduve unas dos calles desde la estación de tren  hasta que, cerca de «La Trobada»,  volví a la realidad: todo es perfecto. Sonreí para mis adentros y continué.

Subí las escaleras que me llevan a la sala donde todo ocurre y encuentro dos participantes de la primera sesión que hicimos en verano para presentar el proyecto. Han pasado casi cuatro meses y al vernos, sonrisa nos domina y surge abrazo inevitable. Es así Biodanza cuando cala el ser. Hablamos unos instantes para ponernos al día de novedades y empiezan a venir más participantes. En sus rostros se dibuja alegría de encuentro, besos y algún abrazo. Siento felicidad.

Preparamos el espacio: altavoces, ordenador, aguas, sillas. El círculo está creado y esperamos algunos minutos a algún despistado. Iniciamos 15′ más tarde de lo acordado. Recuerdo la importancia de la puntualidad.

Al mirar el círculo, no puedo dejar de sentir satisfacción, que se intensifica al escuchar sus relatos de vivencia.  Hablan de sensación extraña al salir de la sesión. Una mezcla entre sorpresa  y  bienestar. – Todo era tan natural que me dejé llevar por las propuestas- dijo G. Y seguían diciendo:  Al día siguiente de Biodanza, mantenía esa sensación de alegría y bienestar. – Nada ha cambiado pero puedo percibir mi realidad de otra manera, con mayor perspectiva- compartían en general, cada una con sus palabras.

Para J, le era especialmente confortable volver a percibir el placer de «este mundo alternativo» (nos describía), que había tenido que dejar por no poder pagarlo. Ya conocía Biodanza y reencontrarla fue placentero para J, nos dijo.

Todas las personas del círculo, manifestaron firmes deseos de que Biodanza llegará a más personas que están en su misma situación de nueva pobreza. – Hay que hacer una gran rueda!- dijo M con voz alta.

Antes de iniciar la parte correspondiente a movimiento-danza, ocupamos un tiempo con asuntos administrativos referentes a la ficha de participación, compromiso de asistencia, recogida de datos para registrar los resultados que obtengamos con la experiencia, permisos de imagen y asegurar que todos los datos facilitados por las personas participantes, serán utilizados exclusivamente para el proyecto.

Habían transcurrido  45′ más o menos desde el inicio de la sesión. Era momento de danzar.

Repetimos propuestas básicas: caminar, coordinación, sincronización y progresiva desaceleración para llegar a la introducción de la caricia.  ¡Cuan importante es la consigna! Cada vivencia propuesta se adapta, moldea y acomoda  al grupo y su momento para estimular el mayor beneficio posible. Propusimos acariciamiento de manos en grupo, como momento de celebrar las manos, lo mucho que podemos hacer con ellas; celebrarlas con danza melódica de manos en grupo agradecidas de ser honradas, sin entretenerse en reconocer de quien son; manteniendo movimiento danzante desacelerado.

Sus ojos se cerraron y música inició compases.  Bajamos intensidad de luz. Sus manos  inauguraron danza lenta de agua. En su rostro aparecían progresivamente los rasgos de placidez. El movimiento era lento y suave, sus manos danzaban entre aguas de afecto presente. Transcurridos tres minutos, música finalizó y manos se encontraron en centro apacible donde brotó, de forma espontánea, abrazo colectivo tierno, dulce, afectivo. Y allí quedaron en íntasis orgánica, recomponiendo fragmentos del ser.

En la rueda de balanceo, repetimos la misma canción que en sesión anterior, porque experiencia me dice que repetir ciertas canciones en vivencias concretas, crea una emoción de reconocimiento que potencia confianza y progresiva entrega. Lo conocido, cuando gustoso, vuelve a ser presente y ocupa espacios-confort en piel y sentidos, adaptándonos así, progresivamente, a ecofactores positivos que impulsan identidad saludable y potenciales genéticos.

Al terminar nos miramos,  y alguna dijo  – ¡Biodanza ha de llegar a muchas más personas!!!.

Nos reencontramos en quince días.  🙂

 

Notas de navegación

Biodansa, connexió amb la vida

Ahir dimecres 11 d’abril, a Espai Berkana, varen venir l’equip de BTV (Televisió de Barcelona) a filmar-nos per un reportatge sobre el I Festival de Biodansa a Barcelona que estem organitzant un grup afí de facilitadores de Biodansa Barcelona i rodalies amb la finalitat de commemorar el naixement de Rolando Toro, el creador del sistema Biodansa, i donar a conèixer aquest sistema d’integració humana.

L’equip de BTV va ser molt professional i atent, eficaç i amable. Les preguntes que ens feia la periodista Jessica Moreno, eren encertades i expressades amb molt de gust. Convidaven a parlar i explicar-se de bon grat.

Quan la reportera em preguntà com vaig conèixer la Biodansa, de seguida vaig transportar-me al moment clau en que Biodansa em rescatà de l’oblit de “ser en la vida”. Si havia hagut un primer contacte anterior, on una amiga brasilera em va convidar a conèixer Biodansa ara fa uns vint anys. Llavors ja em va enamorar però va ser uns anys desprès, quan vaig decidir retrobar-la per què entrés de ple en la meva vida. Necessitava sentir-me viva, connectada al cos, a l’alegria de viure. I sí, Biodansa em va salvar.

Dic salvar per què aleshores, corrien temps difícils per a mi: estava en un procés terapèutic de recuperació existencial. La meva vida s’havia capgirat de tal manera que em sentia perduda, desorientada, desconnectada de tot i sense cap direcció. Havia iniciat un recorregut terapèutic que m’anava situant pas a pas en l’acceptació, la integració i el progressiu empoderament de la meva pròpia vida, però malgrat tot estava en ordre, l’alegria dormia entre somnis i anhels.

Des del psicoanàlisi fins l’art-teràpia, vaig transitar per diferents sistemes, tècniques i abordatges. Cada teràpia te eines de treball que ajuden a veure les coses d’altres maneres, a abordar la vida i les situacions de forma que en puguem treure-hi profit. De cadascuna en vaig treure benefici però em faltava connectar amb el cos, sentir en la pell que tot estava bé, en harmonia i creixement.

Mirant de trobar la manera d’anar més lluny, vaig recordar la sensació que m’havia provocat Biodansa al conèixer-la: plaer de ser més enllà d’estar, alegria de viure, connexió amb els instints, potenciar l’expressió sincera i creativa…. No ho vaig dubtar: havia de trobar la Biodansa per acabar de recuperar-me, de sentir-me viva, profunda i intensament viva. I així va ser.

Els beneficis que provoca la Biodansa son a nivell orgànic i existencial. El nostre organisme és viu, per tant, sensible, influenciable i transpirable a tot el que genera vida. La música és una de les expressions més complertes de la vida i te la capacitat d’incidir en la identitat.

Els efectes que provoca la música en els éssers vius, alteren estructures que modifiquen la bios orgànica i existencial, incrementant l’estat de salut i benestar. Sense anar més lluny i per no estendre’ns gaire, el nostre organisme està composat d’un 70% d’aigua aproximadament en la persona adulta. En els estudis del científic Masaru Emoto amb els cristalls de l’aigua, va mostrar la sensibilitat d’aquest element viu, la interconnexió entre tota vida, l’estructura ordenada de tota organització vital i la transformació inherent a tota vida.

Així, la música (element imprescindible a Biodansa) mou, transforma les nostres aigua internes/externes i modificar la seva estructura possibilitant-nos crear estats de salut a partir de les intencions que hi posem.

Jo estava decidida a sentir-me viva. Després de tot el que havia passat i a on havia arribat en la meva recuperació existencial, volia aspirar al màxim i Biodansa m’ho va proporcionar. La música, vivenciar-la fins poder ser música dintre d’un entorn protegit on grup i facilitadora son continent afectiu que, sense paraules està present, viu amb tu, sense judici ni opinió, només presència i essència. Va ser el que necessitava per reconnectar-me a la vida i sentir-me viva, que la vida era dintre meu, que sóc vida i participo de la vida, que no és fora si no dintre de mi, amb mi, a través de mi. Que sóc estimable pel que jo sóc, no pel que faci o desfaci. Ser al centre de la roda, al mig de la vida amb la vida mirant-me i gaudint-la.

Part del grup de Formació de Biodansa
Part del grup de Formació de Biodansa

En la primera sessió vaig poder vessar aigües internes que brollaven de la font mateixa de la nit fosca. No era dolor, més aviat una mena d’enyorança íntima reconeixent la presència de l’altre en mi, sensació de pertinença, vincle afectiu i calor de llar. Plorar/riure sense haver de demanar disculpes ni justificar-se per sentir així. Trobar-me amb mirades de presència, silencis musicals, mans d’afectes que ni esperen ni demanen, només hi son. Encara ara se m’humitegen les finestres del cos que habito en recordar les sensacions.

I és que Biodansa és això: la vivència de sentir-se viva i per això en evocar memòries, les sensacions tornen presents regalant-me presències, benestar, confort.

Un altre company, al ser preguntat: què t’aporta la Biodansa? , contestà: “M’ha fet millor persona, les meves relacions han canviat, sóc més feliç”. I no és que la Biodansa ens canviï, si no que ens mostra qui som de veritat, retornant-nos progressivament a l’origen i l’essència del jo, quan aquest jo no és contaminat per l’engany del poder que proporciona tenir, i ens recorda que el veritable poder és Ser. Senzillament ser. Només ser.

Reportatge de Biodansa a BTV, Infobarris, minut 7:40 del divendres 19 d’abril 2013

Teresa Vazquez Tendero, Facilitadora del Sistema Biodansa Rolando Toro