Estamos en el punto 2 del capítulo I de la Teoría de Biodanza de ALAB, donde Rolando Toro explica a través de 21 puntos qué es la Danza de la Vida.
Este segundo punto se titula: Autocontrol evolutivo. Me llama la atención la palabra autocontrol porque relaciono Biodanza con soltar el control del movimiento, dejarlo que ocurra, así que veamos qué quiere decir Rolando Toro.
En el primer párrafo Rolando afirma que Biodanza no provoca modificaciones conductuales relacionadas con determinados valores culturales anti-vida y al servicio de un sistema de castración y sometimiento de la humanidad. Biodanza es un sistema de integración individual y colectiva que desarrolla las potencialidades innatas en la dirección de la autodivinización de la vida humana en el sentido prometeico.
¿Quién es Prometeo?

Para hablar de Prometeo necesitamos ir a los inicios de la Creación del Universo y la Vida en la Tierra según la mitología griega, que dice que al principio de la creación sólo existía el Caos de donde apareció Gea como Diosa Madre Tierra y Urano como Dios Cielo. De su unión nacieron los doce hijos: seis machos (Titanes) y seis hembras (Tatánides). Los titanes gobernaron la Tierra en la Edad de oro (anterior a los dioses olímpicos liderados por Zeus). Representaban conceptos esenciales de la Vida en el Universo antes que existiera el humano. De hecho, según la mitología griega, aquel que dio origen a la raza humana fue Protomeo, el hijo de Jápeto (uno de los Titanes de primera generación.
Urano tenía miedo de que sus hijos e hijas se revelaran contra su padre y le suplantaran el trono y el poder, con lo que confinó a todos sus hijos e hijas al Tártaro, las tierras más profundas del inframundo. Gea cansada de las excentricidades de Urano instigó a sus hijos e hijas a revelarse contra Urano y, sólo Crono (el hijo menor) fue el que derrocó y castró a Urano y liberó a sus hermanos y hermanas del Tártaro, proclamándose rey de los Titanes junto a su hermana y esposa Rea, instaurando así el orden cósmico de la llamada Edad de oro.
Después de ser liberados por Crono, los titanes y la titánides dieron origen a la segunda generación de titanes, donde nace Protomeo al que se le considera el padre de la raza humana y el benefactor de ellos. En esta segunda generación se encuentran Selene (diosa de la Luna), Helios (dios del sol), el centauro Quirón que tenía a su cargo la educación de dioses y semidioses, las ninfas y los oceánides, dioses y diosas de las aguas. Todos ellos eran inmortales, así que convivían.
En esta nueva etapa de la historia, los Titanes encomiendan a Protomeo y Epimeteo (otro titan) la tarea de distribuir las diversas cualidades entre los seres vivos creados con tierra y fuego en el interior de la tierra en proceso de emerger en el reino que se les tiene destinado a reinar, pero Epitemeo, al hacer la distribución, se equivoca y favorece a los animales en detrimento de los humanos, a lo que Prometeo, sensibilizado por la belleza singular humana, roba la Sabiduría del taller de Hefesto y Atenea junto con el Fuego astral para regalarla a los humanos, consiguiendo así infundir el aliento y la chispa divina en las almas de las nuevas criaturas. Así es como se manifiesta por primera vez la energía espiritual que anima a los hombres. Prometeo les enseñó el cómputo del tiempo, la ciencia de los números, el alfabeto, la domesticación y el uso del caballo y el buey para labrar la tierra y para transporte, les mostró el arte de la navegación, de la medicina y la industria de los metales. Los instruyó en la ciencia de los presagios y el desarrollo de la intuición. Prometeo representa el desarrollo del ser humano, tanto tecnológico como en su libertad de conquistar su condición divina. El coraje indómito que mostró frente a la divinidad castradora, soportando sufrimientos, fue un ejemplo para los humanos para sublevarse contra la tiranía y la superstición, y elevar su condición de animalidad a la condición divina real.
La historia continúa repitiéndose en un Crono asustado como su padre, temiendo que sus descendientes le robarán el trono y cada vez que Rea daba a luz a un bebé, Crono terminaba devorándolo. Rea consiguió salvar a los dos últimos hijos Zeus y Poseidón engañando a Zeus y llevando a sus hijos a lugares inhóspitos donde fueran criados -Zeus fue criado en una cueva de la isla de Creta- Una maga de la corte, le dio una pócima a Zeus para que vomitara a todos los hijos e hijas y cuando estuvieron salvadas, Zeus los instigó a derrocar a su padre Crono.
A partir de ese momento se estableció una batalla entre titanes y titánides liderados por Crono y, los dioses liderados por Zeus que se ocultaban en el Monte Olimpo. Después de diez años, la batalla fue ganada por Zeus y los dioses del Olimpo y los titanes fueron expulsados al Tártaro o esclavizados. Prometeo fue castigado por su desobediencia persistente y también por amor a los hombres, lo cual hizo creer a Zeus que Prometeo les revelaría el gran secreto de los dioses: la PALABRA. Así que fue que lo encadenó en un acantilado donde cada día un águila le comía el hígado, que por la noche volvía a reproducirse para ser comido de nuevo, una y otra vez por el águila. A pesar del sufrimiento atroz de Prometeo, éste nunca desfalleció y no reveló el secreto siendo fiel a la rectitud y a la visión de futuro que le alertó del destino que le esperaba a Zeus. Pasados unos años, Hércules mató al águila liberándolo de su sufrimiento. Con la derrota de los titanes y la batalla ganada por Zeus, se inicia una nueva historia de la mitología griega en la que Zeus se erige Dios de los Cielos, Hades del Inframundo y Poseidón de los mares.
Regresando a Toro y la Biodanza, el autocontrol hace referencia a que nadie te dirija ni te controle, que sea tu Ser en el mundo como humano y divino, con sus potenciales y dones al servicio de la Vida, que te autocontrole porque ese control no caduca, es evolutivo como la Vida misma, como ejemplifica el coraje y la voluntad de Prometeo.
Más adelante, en unos párrafos posteriores del segundo punto del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro sigue haciendo referencia a la integración y en esta ocasión nos habla de “integración interespecie” en el sentido del biólogo Von Uexkull.
Veamos pues quién es el biólogo citado por Rolando Toro.

Jacob Von Uexcull (1864-1944) biólogo alemán precursor de la Etología. Para Uexküll la idea de que los organismos son simplemente máquinas altamente complejas y pueden explicarse en términos mecanicistas, queda totalmente rechazada ya que en su investigación llega a afirmar que cada ser vivo es un sujeto y un agente y que cada uno habita su propio mundo fenoménico único, “mundos de experiencia subjetiva”, que se produce a través de sus propios procesos corporales y sus acciones en su entorno. Este pensar, junto con otros autores, abrió un amplio campo en la investigación no sólo de los animales sino también del ser humano ya que según Uexküll el mundo que experimentamos y estudiamos no nos brinda un acceso privilegiado a una verdad objetiva sobre un mundo independiente de la mente; cada individuo humano experimenta un mundo fenoménico privado propio y nunca se puede acceder a la experiencia subjetiva de nadie más.
La percepción de que el mundo es perfecto en su extraordinaria diversidad parte de la certeza que hay un orden implicado en toda la creación, un orden que en su expresión singular no está en lucha ni en guerra con nada ni nadie, sino que es justamente esa singularidad la que produce la armonía entre individuos, especies, mundos, universo, cosmos.
Para expresar el fruto de su investigación (mundos dentro de más mundos entre animales y humanos), se basó en una metáfora musical, desarrollando una visión de la naturaleza como un gran todo significativo que consiste en melodías, armonías y contrapuntos entre las morfologías y comportamientos de depredadores y presas, si podemos decirlo así. Te dejo un enlace donde podrás acceder al cuatro capítulos de unos de los libros más significativos de Jacob Von Uexcull, Andanzas por los mundos circundantes de los animales y los hombres.
Quizás estos pensamientos hoy pueden parecer caducados, más hemos de tener en cuenta que son la base de nuevas visiones que hoy son base de otras nuevas experiencias que amplían y apoyan el paradigma biocéntrico.
Rolando Toro se inspiró en muchos autores e investigadores que apoyaban científicamente la realización de su hermoso y utópico sueño. Él los va nombrando uno a uno en la medida que desarrolla el campo teórico y práctico de la Biodanza. Como facilitadoras y facilitadores de espacios biocéntricos, nos cabe reconocer el proceso de creación de las bases epistemológicas y ontológicas de la Biodanza, no sólo para saber sino para honrar el proceso de gestación y evolución.
Autocontrol evolutivo es para Rolando Toro, autodivinización de la vida humana, de la Vida como fenómeno único y cósmico.
Seguimos. Amor y Servicio.