Biodanza

Grupo-música-movimiento-vivencia: estructura unitaria e integradora de Biodanza

Una de las bases fundamentales de la propuesta de Biodanza para que se dé el proceso de integración humana, es la estructura unitaria que forman música-movimiento-vivencia. Rolando Toro, el creador del sistema Biodanza, dice al respecto: “la eficacia de un ejercicio de Biodanza radica en la profunda integración entre la música, el movimiento y la vivencia. (…) cada una de las partes es inseparable de la función de la totalidad”. ¿Cuál es la fuente inspiradora que lleva a Rolando a tal afirmación? ¿De dónde se nutre?

En los textos escritos por Rolando, que forman parte de la formación de docente de Biodanza, encontramos innumerables citas a diferentes autores que forman parte de la base epistemológica y ontológica de Biodanza. En Semántica Musical, Rolando cita varias veces a Kurt Lewin, un investigador nacido en Prusia en 1890, considerado el padre de la psicología social y la psicología de las organizaciones, así como también uno de los principales impulsores de lo que sería la Gestalt. Sus aportes en la comprensión del comportamiento humano dieron un giro radical al paradigma psicológico que imperaba en la época de los treinta, donde el conductismo había surgido como contraposición al psicoanálisis para proporcionar una base demostrable y medible a la psicología.

Kurt Lewin (!980-1947). Reconocido como el fundador de la Psicología Social.

El foco del conductismo era medir la conducta humana a partir de la observación, priorizando lo objetivo de lo subjetivo. En sus observaciones descubren lo que llaman el condicionamiento operante, o sea, defienden que el ser humano es un sujeto pasivo que se comporta principalmente condicionado por el ambiente que le rodea. Esta es la base del conductismo tradicional que después se desarrollaría en otras ramas.

Para Lewin, que venia de estar en contacto con el marxismo y el movimiento feminista, la psicología debería ser una ayuda para transformar la sociedad en una más igualitaria y justa. Sus investigaciones se enfocan en los fenómenos sociales con el interés de identificar y entender cuáles son los factores que influyen en el comportamiento humano.

En sus investigaciones, Lewin se inspira en las teorías de la física cuántica, especialmente en la teoría del campo, que dice: el campo es una zona del espacio en donde existen propiedades representadas por magnitudes físicas (temperatura, fuerza, etc.). Este campo unificado, donde todo ocurre y es de manera interrelacionada y nada existe por separado, todo está vinculado entre sí, Lewin lo lleva a la psicología y lo renombra como Espacio Vital.  Sus observaciones las centra en los grupos humanos y de ahí formula que la conducta humana se da por la interacción en un campo unificado dinámico o espacio vital en el que sólo existe el presente, y donde las dinámicas que surgen en esa interacción hacen que el sujeto pueda percibirse a sí mismo.

El enfoque de la teoría de campo de Kurt Lewin hace que el estudio del comportamiento humano se aborde desde una perspectiva de totalidad, donde el sujeto y su entorno no están aislados. Lewin dice: “Si no hay cambios en el campo, no hay cambios en la conducta. Todas las partes están dinámicamente conectadas de tal modo que la modificación de una parte de ellas produce un cambio en todas las demás”.

La aportación de Lewis da pleno sentido a Rolando en su afán por encontrar la manera de rescatar al humano de sus “gestos despedazados” y redescubrirse como ser libre y pleno en sí mismo.  La música, el movimiento y la vivencia, como estructura unitaria, constituyen en sí mismo un conjunto organizado y organizador e inseparable de la función de totalidad.  Para Toro la influencia recíproca que existe en música-movimiento-vivencia, se evidencia cuando se realiza un mismo ejercicio con músicas diferentes, dando como resultado vivencias totalmente distintas.

Los ejercicios de Biodanza -dice Rolando Toro- tendrán en cada persona una resonancia y un grado de intensidad diferentes. No obstante, el patrón inductor apuntará siempre a una de las Cinco Líneas de Vivencia. De ese modo, una música, unida a una determinada propuesta de movimiento, producirá en cada miembro del grupo, vivencias afines, aunque de distinta intensidad y matiz, de acuerdo con los grados de represión y sensibilidad”. Cuando Rolando dice vivencias afines, está hablando de patrones inductores integrativos que se dan en la selección de las músicas, los ejercicios asociados a las músicas y la semántica de la consigna, que “es el producto de un cuidadoso y paciente trabajo de selección e investigación que ha demorado más de veinte años”, dice Toro en la década de los ochenta. Aún así la estructura sutil del grupo es única por lo que los patrones de vivencia deben tener una “extraordinaria carga intencional para conservar, a pesar de los posibles factores perturbadores, su eficacia esencial” afirma Rolando.

A mi entender, el grupo forma parte de la estructura unitaria integradora propuesta por Biodanza ya que sin grupo no existe la Biodanza; no hay Biodanza individual.


Es común observar en los facilitadores y facilitadoras noveles, el ansia de incorporar músicas afines al entorno del profesional mas está totalmente desaconsejado, al menos hasta que la persona que facilita se haya familiarizado totalmente con las músicas “oficiales” y haya adquirido experiencia y criterio suficientes para poder incorporar, con total certeza, músicas de su cosecha que sigan los principales criterios para la selección de música-movimiento-vivencia que son:

  • Potencial de integración afectivo-motora
  • Potencial armonizador de la totalidad.
  • Potencial deflagrador de la comunicación humana.
  • Potencial psicomotor arquetípico.
  • Potencial creativo
  • Potencial de desarrollar la sensibilidad frente a la Vida.

Con todas estas consideraciones presentes, el creador del sistema Biodanza, escribe: “comprendemos la delicada responsabilidad técnica que tiene el profesor de Biodanza y la sensibilidad y asertividad que requiere para lograr resultados efectivos”.


Grupo-música-movimiento-vivencia: la estructura unitaria e integradora del sistema Biodanza

Amor y Servicio.

Notas de navegación

Estar bien desde la perspectiva de Biodanza

Hay una herida profunda en el alma de muchas y muchas personas, que suele aparecer en algún momento u otro en los grupos de iniciación a la Biodanza y tiene que ver con la trascendencia; esa línea de expresión de la identidad que posibilita transcender estados de conciencia limitantes, que condicionan nuestra manera de relacionarnos con el mundo, con la otra y conmigo misma. Sobre todo conmigo misma, pues el retorno a mi ser íntimo es en realidad lo desconocido.

Nuestro Angel estaba con el corazón partido, la mirada triste, el semblante cansado de tanto llorar, intentando sostener el peso de la pérdida, que suele dejar un rastro de dolor y de angustia difícil de digerir. Ella llevaba una sesión sin venir: me llamó para decirme que estaba recogida en su interior y aún no podía salir de allí. Esperaba que esta semana encontrara la forma para venir al grupo y dejarse arropar por él. Yo había preparado la sesión pensando en ella. No sabía si vendría, sólo tenía el anhelo, y sí, apareció. Cuando abrí la puerta y la encontré, nos abrazamos; habían otras compañeras así que no hubo tiempo de intimidad. Nuestro Angel se mostraba resignado. Empezamos la sesión.

En la Rueda de Intimidad Verbal abrimos el espacio para compartir: no había compartires, así que hablamos sobre la vivencia y cómo se significa en Biodanza. Me parecía importante dialogar sobre este tema pues el grupo ha crecido: se han incorporado dos mujeres más y ninguna de ellas conoce la Biodanza más que por la sesión de presentación que hicimos hace unos días. Sólo llevamos dos sesiones juntas. Sentí necesario situar a las dos mujeres nuevas en el contexto de vivencia propuesta por Rolando Toro, ya que el grupo lleva funcionando ocho meses y en este tiempo han pasado muchas cosas, como grupo y como singularidades. Ellas no son las mismas. No lo digo yo, lo dicen ellas. Además, esta era nuestra primera sesión con el grupo al completo y nuestro Angel se incorporaba después de su temporal ausencia. Era un momento delicado.

Al término de la rueda de diálogo, recogimos cojines y dejamos la sala preparada para danzar. Suena la primera música; suena la segunda y nuestro Angel me llama en privado. – Me voy a marchar. No puede seguir. (…). No puedo hacerles esto al grupo. No estoy bien (…) tal como estoy creo un mal ambiente…- Mantuvimos un breve diálogo. Al finalizar la canción, nuestro Angel y yo entrábamos en la sala para seguir adelante. La siguiente vivencia era un caminar a dos con una música de Dixieland. Nuestro Angel estaba allí y, al decir la consigna con la persona voluntaria para mostrar la vivencia, hice mención a la oportunidad de caminar a dos con lo que somos en ese preciso instante, con lo que hay, sea lo que sea, sin tener que estar de ninguna otra forma; sólo en el presente, aquí, con lo que yo soy ahora y nada más. Y es así como todo está bien.

En realidad no recuerdo bien lo que dije, lo que sí recuerdo perfectamente fue la cara de nuestro Angel, sonriendo dulcemente, tranquila, relajada, confiada. Y eso, es una bendición.

Biodanza recupera gestos cotidianos tan simples como el caminar a dos y los resignifica, no con nada nuevo en realidad, aunque parece que lo fuera pues el amor está tan escondido, tan guardado, olvidado, custodiado, encerrado en nuestros corazones heridos que pareciera que es nuevo, pero sólo es hacerlo presente con nuestros gestos cotidianos. Una música básica, de dixieland, y un caminar cogidas de la mano, vinculándonos con la mirada, con el gesto,… nada más y nada menos. Todo un universo en acción en ese preciso instante, donde dos personas que a penas se conocen, andan juntas, sin hablar, acompañadas de una música rítmica,… y la magia del amor se hace presente, no porque sea mágica sino porque nunca ha dejado de estar presente; oculta o no, ella está siempre y cuando le damos un espacio y un ambiente propicio para que se muestre, de forma natural emerge el amar, amando, el amor amando, el amarnos amándome. Tan simple y tan complejo a la vez.

En Biodanza, no hablamos con palabras porque es nuestra corporeidad la que se expresa y su lenguaje es muy claro, simple, sin lugar a confusión. En Biodanza recuperamos los gestos perdidos que a golpes de desencuentros, nos han llevado lejos de nuestro interior y así nos hemos perdido.

En Biodanza no necesito -estar bien- para estar en el grupo, para participar de la sesión, porque estar bien es intrínseco del estar. No hay mal estar, sólo es el preludio de la transformación que ocurre cuando le damos tiempo a que acontezca; y no sólo tiempo sino el lugar y el ambiente adecuado para que se dé, y en Biodanza se da, porque la música, el grupo, la consigna y la facilitadora propician que se de la vivencia integradora; no sólo la vivencia, sino la vivencia integradora.

Photo by Tatiana Syrikova on

Y seguimos con la sesión. Cuando llegamos a la parte descendente de la curva metodológica, entramos en ella con una Rueda de Miradas. La música escogida: Marchando al frente de Renato Teixera . (aquí te dejo el audio para que la disfrutes).

El agua interna brotaba tranquila por la fuente de nuestros ojos mientras nos mirábamos; se deslizaba al compás de la melodía, con todo lo que allí había, sin palabras, sólo sonidos del alma, recuerdos, nostalgias, deseos, anhelos, goces y mucho más manifestándose calmadamente, sin prisa. Bendito momento, sagrado instante de bendición inesperada, colmando nuestro ser de una profunda Belleza. No hay palabras que describan tanto Amor; sólo el silencio que comparto contigo, a tí, que me escuchas más allá de lo que digo.

Biodanza es humildad, porque ante milagros así, no hay como sentirse de otra manera que no sea humilde.

No existe un -estar bien- para hacer Biodanza. En Biodanza el Bien es Ser y Estar, en grupo, en el corazón, en el silencio, en el gesto, en el abrazo y en la distancia. Olvídate de ser algo que no eres, de estar de una forma u otra para que te acepten, para que te quieran, para sentir que perteneces. Sólo por el hecho de existir ya es suficiente. Así en Biodanza, porque la propuesta de Rolando Toro es que todo el mundo dance la Vida, que todos los seres humanos rescaten sus gestos perdidos y se unan en una enorme ronda de manos dadas, donde el corazón de una no es más mío ni tuyo, sino de todas y todo.

Al terminar, pedí que dijerámos sólo una palabra que definiera el instante vivido. Se dijeron varias. Yo la recuerdo fue SUPERACIÓN. La dijo nuestro Ángel sonriendo.

Si aún no conoces la Biodanza, no te quedes con las ganas. Busca un lugar que sea fácil para ti, en tu entorno, en tu localidad más cercana (hay muchos ya). Déjate llevar por la intuición; deja que tu alma te guíe. Ella te agradecerá encontrar un espacio donde danzar la vida en la vida.

Amor y Servicio