Biodanza, Teoría de Biodanza

Conexión a la Vida según Rolando Toro

Lo primero que nos encontramos en el punto 3 del capítulo 1 de la teoría de Biodanza, que lleva como título La Conexión a la Vida, es una reflexión de Rolando Toro en la que afirma que “la conexión a la vida es una función primordial de todo lo viviente que propicia la existencia misma de la vida”. ¿De dónde viene esta afirmación?

En el punto anterior de la teoría, Rolando Toro desarrollaba el concepto de autodivinización del Ser humano como la pulsión natural del ser en la búsqueda de reconocerse como el ser divino que es por el solo hecho de existir. Este proceso de integración humana estaba referenciado en varios autores del campo de la biología, la teología y de la propia mitología griega. (véase los dos artículos anteriores de la Teoría de Biodanza). En este punto titulado Conexión a la Vida, Rolando añade una función primordial para que la vida se manifieste a sí misma: la “pulsión instintiva guiada por tropismos[1] y afinidades”, de manera que es la interrelación con el entorno y lo existente que permite la manifestación de la vida, porque la separación no existe, es una ilusión. La Vida es unidad y se manifiesta a sí misma en infinidad de formas.

En este sentido, el ser humano ha ido perdiendo la conexión a la vida como consecuencia de un estilo de vida que tiende cada vez más a mantener el contacto con cosas y un entorno de no-vida (ciudades, casas y edificios con material sintético, etc.) que propician la desconexión de sí mismo con aquello que es y siempre ha sido. El contacto con el asfalto, el creciente uso de la tecnología desenfrenada que nos desconecta del medio ambiente y una cultura de individualización y apariencia, hacen que en el ser humano predomine, cada con más intensidad, una relación tóxica con el mundo. Tanto es así que Rolando afirma que “podemos decir que la enfermedad es la incapacidad de establecer los bio-feed-backs con todo aquello que está vivió en el ambiente”, ya que el intelecto humano va desarrollando con el tiempo y la desconexión, “una monstruosa capacidad de combinarse con las cosas muertas en un proceso de sofisticación necrofilia[2], estableciendo la vacía y muerta relación mecánica de la que habla Jaspers”. Y surge la pregunta ¿quién es Jaspers?

Karl Jaspers (1883-1969), psiquiatra y filósofo alemán y suizo. Tenía una salud delicada desde pequeño y esto le ocasionó graves problemas de adulto. Primero estudió derecho durante un año y se pasó a medicina titulándose como médico en 1908. Al año siguiente Jaspers fue asistente de investigación en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Heildelberg, Alemania, hasta 1915. Jaspers se interesó en las patologías psiquiátricas y solicitó investigar como voluntario para investigar con pacientes en los que estaba particularmente interesado.

Hemos de tener en cuenta que en esa época las enfermedades mentales carecían de conocimiento sistémico, con lo que cuando Jaspers empezó a interesarse por qué aspectos del organismo humano intervenían en las patologías mentales, lo que hizo fue acreditar las palabras del paciente, cosa inédita en esa época ya que lo que contaba el paciente era fruto de su delirio y no se le tenía en cuenta. Jaspers Creó el Método biográfico, en el que se pide al paciente que relate específicamente qué le ocurre, cuáles son sus sensaciones físicas y como percibe sus síntomas. A partir de la percepción corporal, el paciente tiene la posibilidad de reconectarse a la Vida y de trascender la pulsación de muerte que le lleva la experiencia de una situación límite que no ha podido gestionar. Con sus investigaciones, Jaspers ayudó a establecer la psicopatología como una ciencia que describe los síntomas de la enfermedad con precisión, facilitando así el reconocimiento de aquello que afecta a la persona, o sea, hacer un diagnóstico apropiado. 

Para Jaspers existían dos tipos de delirios: el primario (sin razón aparente) y el secundario (como explicación a experiencias impactantes y no comprensibles). Las situaciones límites vividas por un individuo, le llevan a un recorrido existencial de sufrimiento y muerte, que tienden a buscar su salvación a partir de la apertura a un nuevo horizonte de realización existencial. Para Jasper el hombre vive permanentemente en una situación; puede cambiar de situación, pero no puede dejar de estar en situación. Jaspers afirma que hemos sido arrancados de nuestro contexto natural, originario, y que vivimos –o sobrevivimos– en un nuevo contorno en el que la técnica hace que «todo dependa de la función del aparato artificial. Si el aparato falla, la vida confortable se convierte en la suma penuria, nunca conocida antes. El hombre queda entonces más abandonado que en la existencia natural del campesino». Hemos llegado a un punto en el que no podemos sustraernos de esa técnica que nosotros mismos hemos creado por lo que la clave se halla en asumir la propia libertad, que permite al ser humano percibir el sentido de lo ocurrido y ser la unidad indivisible de sujeto y Vida. Las conclusiones de sus estudios se publicaron en un libro llamada “Psicopatología general[3], que hoy día sigue siendo un clásico en la psiquiatría.

Ser hombre es ser libre. El sentido de la historia es que nos convirtamos realmente en hombres.

Karl Theodor Jaspers

Recuperar la conexión a la Vida es, para Rolando Toro, la clave para vivir una existencia de pleno sentido, pero eso requiere de entrenamiento (justamente Rolando usa esta palabra) a tres niveles:

  • Conexión consigo mismo (unidad primordial). Abrazarse a sí mismo, percibir el pulso del corazón como la llamada a la Vida, percibirse vivo y viva puede generar un “estado de Íntasis o felicidad suprema durante la cual se intensifica la consciencia de estar vivo y de ser único”.
  • Conexión con el semejante (la Especie). A partir de la mirada, del gesto afectivo, del encuentro humano, la dualidad se convierte en unicidad y los aparentes opuestos llegan al estado de armonía. “Una comunión plena de sentido”– dice Rolando.
  • Conexión con el Universo.cuando las identidades forman una unidad mayor, surge un tercer estado: la conexión a la Vida en trinidad”. Rolando define el estado trino como la fusión en la totalidad, alcanzando el trance o éxtasis: que es la vivencia de ser vida palpitante en un universo pleno y sin límites”.

Los tres niveles de conexión a la Vida son los tres vínculos de expresión esenciales en el ser humano para percibirse vivo y por tanto, conectado a la Vida que en sí misma es Equilibrio y Armonía en Mayúsculas.

A mi entender, los tres puntos que hemos visto hasta ahora del capítulo I de la teoría de Biodanza, abordan desde aspectos antropológicos, biológicos, filosóficos y psicológicos, la naturaleza humana y divina que somos y el encuentro inevitable con esta realidad requiere de un proceso de integración que transforme nuestra percepción para reconocer el gozo de aquello que somos y hemos sido siempre: una unidad primordial en sí misma.

Amor y Servicio


[1] Tropismo: fenómeno biológico natural que indica el crecimiento de una planta como respuesta a un estímulo medioambiental.

[2] Necrofilia: patología sexual que consiste en el abuso o disfrute sexual del cuerpo de una persona muerta. NOTA: en este enlace encontrarás una noticia reciente (5 de enero 2022) donde un hombre desea casarse con una robot.

[3] En el enlace encuentras un fragmento del capítulo del libro mencionado.

Biodanza

Autocontrol evolutivo. Un camino de autodivinización del ser

Estamos en el punto 2 del capítulo I de la Teoría de Biodanza de ALAB, donde Rolando Toro explica a través de 21 puntos qué es la Danza de la Vida.

Este segundo punto se titula: Autocontrol evolutivo. Me llama la atención la palabra autocontrol porque relaciono Biodanza con soltar el control del movimiento, dejarlo que ocurra, así que veamos qué quiere decir Rolando Toro.

En el primer párrafo Rolando afirma que Biodanza no provoca modificaciones conductuales relacionadas con determinados valores culturales anti-vida y al servicio de un sistema de castración y sometimiento de la humanidad. Biodanza es un sistema de integración individual y colectiva que desarrolla las potencialidades innatas en la dirección de la autodivinización de la vida humana en el sentido prometeico.  

¿Quién es Prometeo?

Prometeo con el Fuego Astral

Para hablar de Prometeo necesitamos ir a los inicios de la Creación del Universo y la Vida en la Tierra según la mitología griega, que dice que al principio de la creación sólo existía el Caos de donde apareció Gea como Diosa Madre Tierra y Urano como Dios Cielo. De su unión nacieron los doce hijos: seis machos (Titanes) y seis hembras (Tatánides). Los titanes gobernaron la Tierra en la Edad de oro (anterior a los dioses olímpicos liderados por Zeus). Representaban conceptos esenciales de la Vida en el Universo antes que existiera el humano. De hecho, según la mitología griega, aquel que dio origen a la raza humana fue Protomeo, el hijo de Jápeto (uno de los Titanes de primera generación.

Urano tenía miedo de que sus hijos e hijas se revelaran contra su padre y le suplantaran el trono y el poder, con lo que confinó a todos sus hijos e hijas al Tártaro, las tierras más profundas del inframundo. Gea cansada de las excentricidades de Urano instigó a sus hijos e hijas a revelarse contra Urano y, sólo Crono (el hijo menor) fue el que derrocó y castró a Urano y liberó a sus hermanos y hermanas del Tártaro, proclamándose rey de los Titanes junto a su hermana y esposa Rea, instaurando así el orden cósmico de la llamada Edad de oro.

Después de ser liberados por Crono, los titanes y la titánides dieron origen a la segunda generación de titanes, donde nace Protomeo al que se le considera el padre de la raza humana y el benefactor de ellos. En esta segunda generación se encuentran Selene (diosa de la Luna), Helios (dios del sol), el centauro Quirón que tenía a su cargo la educación de dioses y semidioses, las ninfas y los oceánides, dioses y diosas de las aguas. Todos ellos eran inmortales, así que convivían.

En esta nueva etapa de la historia, los Titanes encomiendan a Protomeo y Epimeteo (otro titan) la tarea de distribuir las diversas cualidades entre los seres vivos creados con tierra y fuego en el interior de la tierra en proceso de emerger en el reino que se les tiene destinado a reinar, pero Epitemeo, al hacer la distribución, se equivoca y favorece a los animales en detrimento de los humanos, a lo que Prometeo, sensibilizado por la belleza singular humana, roba la Sabiduría del taller de Hefesto y Atenea junto con el Fuego astral para regalarla a los humanos, consiguiendo así infundir el aliento y la chispa divina en las almas de las nuevas criaturas. Así es como se manifiesta por primera vez la energía espiritual que anima a los hombres. Prometeo les enseñó el cómputo del tiempo, la ciencia de los números, el alfabeto, la domesticación y el uso del caballo y el buey para labrar la tierra y para transporte, les mostró el arte de la navegación, de la medicina y la industria de los metales. Los instruyó en la ciencia de los presagios y el desarrollo de la intuición.  Prometeo representa el desarrollo del ser humano, tanto tecnológico como en su libertad de conquistar su condición divina. El coraje indómito que mostró frente a la divinidad castradora, soportando sufrimientos, fue un ejemplo para los humanos para sublevarse contra la tiranía y la superstición, y elevar su condición de animalidad a la condición divina real.

La historia continúa repitiéndose en un Crono asustado como su padre, temiendo que sus descendientes le robarán el trono y cada vez que Rea daba a luz a un bebé, Crono terminaba devorándolo. Rea consiguió salvar a los dos últimos hijos Zeus y Poseidón engañando a Zeus y llevando a sus hijos a lugares inhóspitos donde fueran criados -Zeus fue criado en una cueva de la isla de Creta- Una maga de la corte, le dio una pócima a Zeus para que vomitara a todos los hijos e hijas y cuando estuvieron salvadas, Zeus los instigó a derrocar a su padre Crono.

A partir de ese momento se estableció una batalla entre titanes y titánides liderados por Crono y, los dioses liderados por Zeus que se ocultaban en el Monte Olimpo. Después de diez años, la batalla fue ganada por Zeus y los dioses del Olimpo y los titanes fueron expulsados al Tártaro o esclavizados. Prometeo fue castigado por su desobediencia persistente y también por amor a los hombres, lo cual hizo creer a Zeus que Prometeo les revelaría el gran secreto de los dioses: la PALABRA. Así que fue que lo encadenó en un acantilado donde cada día un águila le comía el hígado, que por la noche volvía a reproducirse para ser comido de nuevo, una y otra vez por el águila. A pesar del sufrimiento atroz de Prometeo, éste nunca desfalleció y no reveló el secreto siendo fiel a la rectitud y a la visión de futuro que le alertó del destino que le esperaba a Zeus. Pasados unos años, Hércules mató al águila liberándolo de su sufrimiento. Con la derrota de los titanes y la batalla ganada por Zeus, se inicia una nueva historia de la mitología griega en la que Zeus se erige Dios de los Cielos, Hades del Inframundo y Poseidón de los mares.

Regresando a Toro y la Biodanza, el autocontrol hace referencia a que nadie te dirija ni te controle, que sea tu Ser en el mundo como humano y divino, con sus potenciales y dones al servicio de la Vida, que te autocontrole porque ese control no caduca, es evolutivo como la Vida misma, como ejemplifica el coraje y la voluntad de Prometeo.

Más adelante, en unos párrafos posteriores del segundo punto del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro sigue haciendo referencia a la integración y en esta ocasión nos habla de “integración interespecie” en el sentido del biólogo Von Uexkull.

Veamos pues quién es el biólogo citado por Rolando Toro.

Jacob Von Uescull, biólogo alemán, padre de la Etología

Jacob Von Uexcull (1864-1944) biólogo alemán precursor de la Etología. Para Uexküll la idea de que los organismos son simplemente máquinas altamente complejas y pueden explicarse en términos mecanicistas, queda totalmente rechazada ya que en su investigación llega a afirmar que cada ser vivo es un sujeto y un agente y que cada uno habita su propio mundo fenoménico único, “mundos de experiencia subjetiva”, que se produce a través de sus propios procesos corporales y sus acciones en su entorno. Este pensar, junto con otros autores, abrió un amplio campo en la investigación no sólo de los animales sino también del ser humano ya que según Uexküll el mundo que experimentamos y estudiamos no nos brinda un acceso privilegiado a una verdad objetiva sobre un mundo independiente de la mente; cada individuo humano experimenta un mundo fenoménico privado propio y nunca se puede acceder a la experiencia subjetiva de nadie más.

La percepción de que el mundo es perfecto en su extraordinaria diversidad parte de la certeza que hay un orden implicado en toda la creación, un orden que en su expresión singular no está en lucha ni en guerra con nada ni nadie, sino que es justamente esa singularidad la que produce la armonía entre individuos, especies, mundos, universo, cosmos.  

Para expresar el fruto de su investigación (mundos dentro de más mundos entre animales y humanos), se basó en una metáfora musical, desarrollando una visión de la naturaleza como un gran todo significativo que consiste en melodías, armonías y contrapuntos entre las morfologías y comportamientos de depredadores y presas, si podemos decirlo así. Te dejo un enlace donde podrás acceder al cuatro capítulos de unos de los libros más significativos de Jacob Von Uexcull, Andanzas por los mundos circundantes de los animales y los hombres.

Quizás estos pensamientos hoy pueden parecer caducados, más hemos de tener en cuenta que son la base de nuevas visiones que hoy son base de otras nuevas experiencias que amplían y apoyan el paradigma biocéntrico.

Rolando Toro se inspiró en muchos autores e investigadores que apoyaban científicamente la realización de su hermoso y utópico sueño. Él los va nombrando uno a uno en la medida que desarrolla el campo teórico y práctico de la Biodanza. Como facilitadoras y facilitadores de espacios biocéntricos, nos cabe reconocer el proceso de creación de las bases epistemológicas y ontológicas de la Biodanza, no sólo para saber sino para honrar el proceso de gestación y evolución.

Autocontrol evolutivo es para Rolando Toro, autodivinización de la vida humana, de la Vida como fenómeno único y cósmico.

Seguimos. Amor y Servicio.

Biodanza

La Danza de la Vida. 2ª parte

Seguimos en el punto 1 del capítulo 1 del volumen I de la Teoría de Biodanza de los cuadernos de ALAB, 1991, titulada: La Danza de la Vida.

En la primera parte de este punto número 1 Rolando ubica la nostalgia de amor que sufre el ser humano y la necesidad urgente de reconciliarnos con la Vida, lo que le lleva al movimiento primordial, los movimientos que nos conectan con la Vida, con el otro y con nosotros mismos. Afirma que el primer conocimiento que tenemos del mundo es a través de esos movimientos primordiales que surgen de la profundidad de la propia biología, donde todo es ritmo y danza (el latido corazón, la pulsación de la respiración, el encuentro humano, el sentimiento de pertenencia a la especie) con lo que la danza es la expresión íntima de la Vida, de ahí el nombre “La Danza de la Vida” en el sentido, nos dice Rolando, de Roger Garaudy. Veamos quién es Garaudy.

Lo primero que me llama la atención es que hay poca información sobre Garaudy, y casi ninguna foto de su rostro. En Wikipedia dice que tenía muy mala fama por su ideología antisemita, por la fue juzgado y condenado, aunque no se llegó a cumplir la condena. Empiezo a entender por qué de tan poca información en la red. Continúo investigando y encuentro una página web de familiares del propio Garaudy, fallecido en 2012 con 99 años. Leo su biografía y tiene una extensísima obra publicada, un recorrido muy prolífico entre el partido comunista francés, llegando a ser asesor educativo del programa político de Fidel Castro, con más de cincuenta libros escritos sobre espiritualidad y las tres grandes religiones, sobre educación, política, arte, ensayos para estudiantes sobre religiones comparadas, un libro sobre la poesía vivida de Don Quijote, estudios sobre Historia, y una extensa obra basada en lo que se la conoce como el  “diálogo de civilizaciones” muy reconocido sobre todo en las culturas no occidentales. Finalmente, una reseña cuestionando si Garaudy era antisemita.

En la década de los 80, Garaudy inicia investigaciones sobre la política israelí. En esa época ya se le empieza a tratar de antisemita, pero es en 1996, cuando el autor escribe un libro titulado Los mitos fundacionales de la política israelí en el que cuestiona el sionismo como una manera de justificar la expulsión de los palestinos de “la tierra prometida” designada por Dios según el Antiguo Testamento. En su estudio, Garaudy analiza el Holocausto y reconociendo el genocidio, pone en duda la cifra de seis millones de judíos exterminados en los campos de concentración. El autor afirma que en su exhaustiva investigación encontró grandes fosas de muertos judíos probablemente de tifus i malnutrición, pero ningún rastro de la existencia de las cámaras de gas. Afirma también haber encontrado testimonios que aseguran que a los prisioneros nazis se les torturaba para que confesaran la atrocidad que todos conocemos. La publicación del libro provocó que lo condenaran a prisión por crímenes contra la humanidad al difamar racismo antisemita e incitar al odio racial. No se llegó a cumplir, pero desde entonces, sus múltiples obras tan valoradas en la década de los 60 y 80, se prohíben en todas las librerías occidentales y Garaudy se ve obligado a retirarse de la vida mediática. Su forzada exclusión, hace que en 2004 escriba su último libro titulado El terrorismo occidental como su testamento espiritual. Sólo se encuentra en librerías musulmanas.

Buscando por la red, he encontrado algunas páginas escaneadas del libro Danzar su vida, publicado en francés el año 1973 y traducido al español en 2003 en las que el filósofo francés hace una conexión entre la danza y la totalidad de la experiencia humana, la danza como “una forma de existir”.  Transcribo unas frases del citado libro:  «Danzar significa, ante todo, establecer un vínculo activo entre el hombre y la naturaleza. Es el primer conocimiento sintético y estético del mundo; inmediatamente anterior al concepto y la palabra.» ¿Te suenan estas palabras?

Aquí tenemos una de las principales fuentes de inspiración de la que Rolando Toro bebió para dar forma a su sueño. Sintió la verdad de las palabras de Garaudy y buscó la manera de hacerlas realidad: “desde este punto de vista (haciendo alusión a la Danza de la vida inspirada por Roger Garaudy) pensé que era indispensable reencontrar la fuerza positiva que hace crecer y desarrollarse a los organismos. Esto es, los movimientos que permiten la evolución. Desde este misterioso aspecto, la Biodanza sería adaptarse al movimiento cósmico, reciclar la Armonía Generadora”.   ¿Cómo? En su bienamada locura creativa dice: “Creemos en una danza orgánica que responda a los patrones de movimiento que originan vida. Hemos buscado esa coherencia y la hemos encontrado: movimientos capaces de incorporar entropía negativa, patrones generadores, armonía musical entre los seres vivos, resonancia profunda con el micro y el macrocosmos”. Y termina el párrafo diciendo: “Solamente si nuestros movimientos restauran su sentido vinculante, lograremos renacer del caos obsceno de nuestra época”.

Llegado este punto, recuerdo a Maite Bernadette en la formación de los Cuatro elementos, contándonos su experiencia con Rolando Toro en esos laboratorios de experimentación improvisados en el comedor de alguna casa, en el salón de algún conocido, donde Rolando proponía consignas de movimiento y las personas que estaban allá, se entregaban a la experiencia con plena confianza de que lo que allí estaba ocurriendo podía ser el acceso a una nueva manera de vivir. Maite nos contaba que después de cada vivencia, cuidando con ternura a los participantes y a todo lo acontecido, se valoraba si la experiencia era positiva, si servía para vincularnos a la Vida, para rescatarnos de la somnolencia y resurgir como los seres divinos y sagrados que somos. Y así por delante se fue creando un catálogo de ejercicios y una propuesta de acción transformadora real.

En ese laboratorio, Rolando y sus colaboradores no sólo fueron descubriendo esos movimientos-danza vinculantes a la Vida, sino algo fundamental el hilo conductor de toda transformación, “La ternura: cualidad de una presencia que concede presencia”. En las propuestas de danzas con músicas escogidas por él mismo, Rolando percibió que “la gente necesita para vivir es un sentimiento de intimidad, de trascendencia, de vinculación gozosa y de estimulante dicha” y que para alcanzar los objetivos que Rolando visualizaba, sólo podía ser a través de “vivencias armonizadoras en acción” y no de ideologías o elaboraciones mentales.

A partir de todo lo que iba aconteciendo en esos laboratorios de vinculación humana armónica, llevaron a Rolando a afirmar que Biodanza no es tan sólo una reformulación de valores, sino una verdadera transculturación[1], un reaprendizaje a nivel afectivo y una modificación límbico-hipotalámica”.

Aquí termina el punto 1, del capítulo 1, del volumen 1 de la Teoría de Biodanza sistematizada por ALAB (1991).

Te recomiendo este video de la interesante trayectoria de Roger Garaudy .

Roger Garaudy (1913-202),

Amor y Servicio.

NOTA: por gentileza de Roman Mazzilli en el enlace anterior encuentras el libro de «Danzar su vida» en portugués, en formato pdf. Gracias Roman.


[1] Transculturación: adoptar formas culturales de otros pueblos que sustituyen completa o parcialmente las formas propias.

Biodanza

La danza de la Vida

Para poder hacer la entrega de cada lunes en mi canal de Youtube, me inspiro en los dos volúmenes de la Teoría de Biodanza, editorial ALAB. Son textos originarios de Rolando Toro escritos en los inicios de la Biodanza (1980) para que facilitadores y facilitadoras pudieran profundizar en la teoría del modelo biocéntrico, que fueron revisados y sistematizados en 1991 privilegiando el contenido esencial e indispensable de la construcción del modelo teórico. Son un verdadero tesoro.

Años después de esta primera sistematización, se crearon los cuadernos de texto para la formación oficial de Facilitación de Biodanza que, a mi entender no tienen, ni mucho menos, la riqueza de los dos volúmenes de ALAB donde se puede percibir no sólo la capacidad visionaria de Rolando Toro, sino el coraje de “bajar a la Tierra lo que está en el Cielo”, o sea de persistir en la realización de su sueño. Eso es lo que realmente hace de Rolando Toro un genio: mantener el encanto inocente junto con la persistencia, el estudio constante y la experimentación, es realmente ser un Mago, o la encarnación del Loco del Tarot de Biodanza, inspiración y creación de Silvia Eick.

Me parece importante resaltar el entusiasmo de Rolando Toro en la divulgación de su obra, como una de las fuentes de inspiración para facilitadoras de espacios biocéntricos, cuando pasemos por momentos que nos enfrentan quizás con sentimientos de frustración porque se han apuntado a una de nuestras actividades seis personas (por decir algo) y aparecen dos, o cuando contamos con un ingreso de dinero proveniente de un curso que ofrecemos y el resultado económico es deficiente… y tantas otras ocasiones en las que vamos a lidiar con sentimientos encontrados que van a poner a prueba nuestra vocación, nuestra misión como facilitadoras. Hay muchos seres en los que inspirarnos; uno de ellos es Rolando Toro, por su tesón y empeño en realizar ese maravilloso sueño que abarca los corazones de todas las personas que amamos la Vida.

Dicho esto, compartiros que estoy repasando la teoría de Biodanza y así como hasta ahora estaba ofreciendo temas que me latían en ese momento, he decidido sistematizar un poco las entregas de forma que sigan el recorrido mismo de los cuadernos de la ALAB. Siento que esto quizás también pueda serviros de inspiración para esa parte primera de la rueda verbal del grupo regular de Biodanza, en la que ofrecemos unos 15’ aproximados de teoría con la finalidad de contextualizar la Biodanza y dar a conocer su profundidad a las personas participantes de nuestros grupos.

En el capítulo Uno de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro explica detalladamente en veintiún puntos, qué es la Danza de la Vida. Inicia el texto con un párrafo muy conocido por la comunidad biocéntrica que dice así:

“La base conceptual de Biodanza proviene de una meditación sobre la Vida, o tal vez de la desesperación, del deseo de renacer de nuestros gestos despedazados, de nuestra vacía y estéril estructura de represión. Podríamos decirlo con certeza: de nostalgia de amor”.

Y luego continua enfatizando la importancia de asumir una nueva sensibilidad frente a la existencia que nos “reconcilie con la Vida”, dice concretamente. La palabra reconciliar viene del latín y se vincula al sustantivo concilium (reunión, unión de paz) y re (prefijo que indica volver a), o sea: volver a reunirnos con la Vida. ¿Cómo? sería la pregunta. La respuesta de Rolando es, mediante una metodología que promueve “una sutil participación en el proceso evolutivo”. ¿Sutil? ¿Qué quiere decir: sutil participación? Rolando Toro usaba las palabras con precisión y con absoluta claridad de lo que quería transmitir, así que no es casual que usara la palabra sutil en este contexto. Vamos a profundizar en ello: sutil es un adjetivo que hace referencia a aquello que es delicado, tenue, fino. En la antigüedad se usaba para definir lo que es más leve que la tela. De forma figurada alude al ingenio y agudeza de una persona en percibir los pequeños detalles.

Seguimos leyendo y en los párrafos siguientes del texto de la teoría encontramos indicios de la respuesta a nuestra pregunta. Rolando nos habla de “rescatar el secreto perdido de nosotros mismos: el movimiento primordial, los gestos humanos naturales, los movimientos de conexión. Un secreto es algo sutil, casi imperceptible, sólo percibido por aquellas almas acostumbradas a ver los pequeños detalles. Rolando era una de esas almas y, en su observar encuentra la conexión más sutil con la Vida, la más obvia a la vez que por ser tan evidente es en sí misma imperceptible: el movimiento puesto que sin movimiento no hay vida. A ese movimiento Rolando lo llama danza porque a través de las sensaciones corporales que el individuo siente en sí mismo, tenemos el primer conocimiento del mundo. Entonces, “la danza es, por tanto, un modo-de-ser-en-el-mundo, dice Rolando, la expresión de la unidad orgánica del ser con el Universo.

Esta unidad cenestesia integrativa expresada como danza-movimiento-vivencia, es muy antigua, sigue diciendo Toro, y hace referencia a las danzas órficas, las ceremonias tántricas o las danzas giratorias del Sufismo.

Las Danzas órficas provienen del mito de Orfeo y Eurídice, esposos que emprenden un viaje iniciático al inframundo y regresan de él purificados. La tradición órfica reivindicaba la revelación no como algo razonado o filosófico sino como una vivencia trascendente, como un viaje experiencial cuya finalidad es alcanzar el conocimiento de la Vida, del Ser mediante la revelación vivenciada del descenso al Hades como proceso de purificación y el ascenso como el renacer en un ser puro. Para conseguir esos estados de trascendencia, danzaban y cantaban himnos llamados órficos en oscuras grutas donde conseguían alcanzar estados de conciencia alterada, trances místicos purificadores. La tradición órfica se constituyó como religión con su teogonía, cosmogonía y textos canónicos, que en su mayoría se perdieron, aunque quedó un papiro que se encontró en 1962, el papiro de Derveni.

Las ceremonias tántricas con los rituales sagrados donde la energía sexual del principio femenino y el principio masculino, creadores del universo, danzan eternamente en una danza de unión donde se produce la alquimia de la materia, representada en los cuerpos de hombre y mujer, y su transformación en amor absoluto trascendiendo el ego. Dos se hacen uno para disolverse en el éxtasis del no-yo, un estado llamado de orgasmo cósmico de plena presencia.

La danza giratoria sufí o Sema, es una ceremonia mística impulsada por los ascetas sufí (Jalai al-Din-Muhammad Rumi, en el siglo XIII con raíces en la cultura persa, anteriores al cristianismo. Son un viaje místico mediante el movimiento rotatorio que evoca el movimiento constante de la Vida, al que se entregan para alcanzar el éxtasis meditativo.

Como síntesis de hoy, te dejo con esta frase de Rolando: “Una sesión de Biodanza es una invitación a participar de esa Danza Cósmica” y, aunque danzar en estos tiempos de desencuentros pueda parecer una locura, ésta es la verdadera propuesta de Biodanza. Así es como cambiamos nosotros y cambiamos el mundo desde la propuesta biocéntrica.

Amor y Servicio

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«Sentirse viva» en Biodanza

Teoría de Biodanza, pg 272. Rolando Toro

La vivencia del propio valor y de la auto aceptación es compleja. Proviene de la intensa sensación de estar vivo, de sentirse a sí mismo, de sentir el cuerpo como fuente de placer y de saber lo que se quiere, y por otro lado, de saberse único y singular, asumir su auto-imagen. El sentirse vivo con y para otro y, al mismo tiempo, exaltando sus propias características, refuerza todos los circuitos de la identidad saludable y de la vitalidad.

Vivenciarnos, habitarnos en conciencia, resulta complejo en el mundo actual que educa a los seres humanos para vivir proyectados hacia fuera, sirviendo a una sociedad cuya norma es altamente patógena, tóxica y caduca. Analizar la intención de esta sociedad, su locura, no es el objetivo de Biodanza ni de este post.

En Biodanza danzamos para regresar a la sensación de estar viva, singular, integrada en la diversidad y en profunda vivencia de pertenencia a la vida, sus habitantes y su hábitat. Por eso en las aulas de Biodanza nunca corregimos gestos, movimientos ni expresiones de la persona, porque no existe el movimiento adecuado ni inadecuado, la expresión incorrecta ni correcta, el hacer bien ni mal; cada gesto es expresión única e irrepetible del ser en el momento presente, aquí y ahora donde todo ocurre y se transforma a la vez, permitiendo la vivencia personal y comunitaria, de ser fragmento de sí mismo y fractal de la totalidad, espejo donde mirarse y reconocerse en la presencia del otro, rescatando nuestra profunda naturaleza afectiva.

Rolando nos habla de «sentir el cuerpo como fuente de placer» y esta expresión puede confundir ya que solemos vincular el placer corporal con genitales y sexo, limitando así su multidimensionalidad. En Biodanza, el placer es la forma natural del «ser humano»; es el motor de la existencia, el impulso de vivir, de buscar para encontrar, de seguir andando, de insistir en satisfacernos, y todo ello pasa por el cuerpo, el gran desconocido.

placerNuestra corporeidad está diseñada para reconocer lo que nos beneficia e impulsa vida. A través del placer y la satisfacción distinguimos lo que queremos y lo que no, tal y como hacen los bebes al nacer: lloramos cuando algo no va bien, reímos y dormimos cuando todo es plácido y agradable. Cada lloro, risa, sueño es expresión de la singularidad del ser, del «ser único» que dice Rolando en sus apuntes de teoría. Cuando reconocemos ese ser único y lo honramos con nuestros actos y acciones en coherencia con la vida, estamos en disposición de «sentirnos vivos con y para otro y, al mismo tiempo, exaltando sus propias características». ¿Para que perder tiempo en competitividad si podemos vivir en paz y armonía si reconocemos las característica del otro como complementariedad?

La ausencia de competitividad provoca solidaridad y presencia.Todos somos iguales como el círculo simboliza. Cada una es única e irrepetible. No te limites en tu hacer cotidiano; emerge cual ave Fénix y place de vivir.

Biodanza

Rolando Toro y la danza

Teoría de Biodanza, Rolando Toro.

«El primer conocimiento del mundo, anterior a la palabra, es el conocimiento por el movimiento (en la experiencia humana). Más que un espectáculo, la danza es el movimiento interior que origina los actos vitales: el abrazo, el mecimiento del bebé, las caricias y los besos, el trabajo, los saltos de alegría, los juegos, los gestos abatidos de soledad y los gestos espléndidos del encuentro. La danza es lo que nos mueve como criaturas apasionadas o como tristes espectros de la muerte.

Danza es el acto de la siembra, el de la oración e invocación a los dioses y del movimiento de dar y recibir. Caminar, nadar, comer, son parte de la danza infinita. Los astros danzan la danza celeste en la armonía y en el orden de la naturaleza. Las semillas se levantan desde la oscuridad de la tierra en misteriosa danza, elevándose al sol. Las rosas se abren y esparcen sus pétalos, los bosques se despiden en profundo otoño con hojas errantes».