Biodanza

El recurso de los cuentos populares en la aplicación deBiodanza y familia

En el Ayuntamiento de Rubí, Barcelona, dentro del programa educativo «Efecte E», han incluido de nuevo Biodanza en familia. Es la segunda edición y para mí es todo un reto y una satisfacción poder compartir Biodanza en familia con niños y niñas de entre 3 y 5 años. 

Como ya conté en mi post anterior Biodanza en Familia: encuentro con lo esencial, los niños y niñas vienen acompañados de sus mamás. La ausencia del papá o de la figura masculina es notoria y en cierto modo alarmante. ¿Serà que las mamás no trabajan fuera de casa y disponen de más tiempo que los papás?. Las respuestas que obtuve fueron del todo convencionales asumiendo que ésto es lo normal, y sólo de forma excepcional es cuando el papá aparece. Me pregunto si somos conscientes del mensaje que estamos dando a nuestro hijos e hijas repitiendo los mismos esquemas que nos han llevado a estigmatizar los roles femenino y masculino. Todavía son muy pocos los papás comprometidos con la paternidad consciente y muy pocas las mamás dispuestas a llevar a la práctica real lo que teóricamente está muy claro; pero no me cabe juzgar lo que cada quién hace como mejor puede. 

Mi interés en este post es compartir el uso de la herramienta del cuento popular en las sesiones de Biodanza en familia, y para ello me voy a remitir a un libro titulado «Cuentos Sanadores» de Susan Perrow, que me ayuda muchísimo a construir las sesiones para que, no sólo pasemos un buen rato en familia, sino que ese rato sea rico de experiencias y vivencias integradoras por los ejercicios de Biodanza en sí mismos y también, por el contexto en que se desarrollan. 

A medida que un/a niño/a pequeño crece física y emocionalmente, su capacidad para imaginar y su fantasía se desarrollan. […] Mientras que un/a niño/a de menos de dos años imitará la actividad de la persona adulta, en los tres y cuatro años jugará con los objetos y los utilizará de forma imaginativa. […] En este estadío, las fuerzas imaginativas del/de la niño/a están floreciendo y preparadas para recibir el «alimento» de los cuentos populares y de los cuentos de hadas.

Los cuentos de hadas, en el sentido amplio del término, es decir, los cuentos populares de culturas de todo el mundo, […] tienen una calidad atemporal y satisfacen el profundo anhelo de lo maravilloso en los/las niños/as y ofrecen consuelo y esperanza. La profundidad de su sabiduría es un contrapeso saludable frente a nuestra época materialista, y su magia los hace valiosos para todos los niños/as.

Cuentos Sanadores. Susan Perrow. Una ayuda para padres y educadores para gestionar situaciones difíciles y desafiantes. 

Desde muy niña recuerdo mi pasión por los cuentos; me han ayudado a vivenciar experiencias que no podría haber vivido de otra manera. Siempre hay un problema o situación que debe ser resuelto, una confrontación con el mal, el cual puede tomar muchas y diversas formas, desafíos que hay que superar para conseguir la satisfacción final. Es un entrenamiento anímico que estimula el desarrollo saludable de la criatura, y por eso decidí incluir el recurso del cuento popular en mis clases de Biodanza en familia. 

A veces me ayuda de mi muñeca Paula [ver foto] que es la protagonista de la historia o la que la cuenta; otras veces soy yo misma la relatora, y en la medida del transcurso de la aventura, intercalo las vivencias de Biodanza con sus músicas, alimentando así la experiencia enriquecedora. Para mí como facilitadora y cuentacuentos, es una satisfacción ver y sentir las miradas de los/as niños/as, sus reacciones, aportaciones, cómo siguen la creación de la historia, olvidando por algunos instantes a sus mamás presentes, para recuperarlas después, desde el hèroe y la heroína en la que se han convertido.

El proceso de creación de la sesión es el siguiente: uso un cuento popular, lo adapto de forma que la curva metodológica de Biodanza cumpla su efecto integrador, intercalando vivencias y músicas adecuadas que sigan el hilo de la historia, y termino con una ronda de cierre. Nunca hay moraleja, la acción sucede en una secuencia natural (más verbos que adjetivos y más acción que descripción), y preferiblemente incluyo una rima o repetición en la narrativa del texto que siempre ayuda a los más pequeños a seguir el hilo de la historia. Te pongo un ejemplo para que lo entiendas mejor. 

El cuento que voy a usar se titula La Manzana Estrella. Es un cuento popular de origen desconocido y es adecuado para todas las edades. Cuando lo cuento, suelo cortar la manzana (horizontalmente) y después la pongo junta en un paño, para que en el momento adecuado de la historia, pueda mostrarla. El cuento dice así: 

Érase una vez un niño pequeño que estaba aburrido de mirar todos sus libros de imágenes, de todos sus rompecabezas y de todos sus juguetes. -¿Qué podría hacer?, – le preguntó a su mamá. La madre sabía cosas hermosas que podían hacer los niños pequeños, y le dijo: – Deberías ir de viaje a buscar una casita roja, sin ventanas y sin puertas y con una estrella escondida en su interior.- Los ojos del niño se abrieron por la emoción. – Pero madre, ¿dónde puedo encontrar una casa semejante?- dijo. – Sigue la calle, para la casa del granjero y sube colina arriba. Recuerda que cuando la encuentres debes traerla para enseñármela.- contestó la madre.

Así que el niño salió de casa. Era un día hermoso de otoño, brillaba el sol en un cielo azul y él se sentía feliz porque iba a vivir una aventura. Bajó la calle saltando y cantando. No había ido muy lejos cuando vió al granjero, al lado de un gran granero marrón, observando sus campos sembrados de grano y maíz.

-Disculpe Sr.Granjero,- dijo el niño. ¿Podría decirme dónde puedo encontrar una casita roja, sin ventanas ni puertas y con una estrella en su interior?.  – He vivido un montón de años aquí y no sé nada sobre una casa así. Deberías preguntar a la abuela. Ella teje mitones rojos, sabe hacer palomitas de maíz caramelizadas y muchas cosas más. Seguro que la abuela lo sabe. -le dijo el granjero.  

El niño siguió calle abajo buscando la casa de la abuela. Pronto llegó a dónde estaba la abuela sentada en su mecedora en medio de su jardín lleno de hierbas aromáticas y de flores de caléndula. – Disculpe abuela, -dijo el niño,- ¿Podría decirme dónde puedo encontrar una casita roja, sin ventanas y sin puertas y con una estrella escondida en su interior?. – Oh!- suspiró la abuela,- ¡Cuánto me gustaría a mí saber dónde hay una casita así. Podría estar calentita en las noches frías de invierno y la estrella daría una hermosa luz. Deberías preguntar al viento. Él sopla sobre las colinas y los valles, sopla por todas partes y conoce todos los secretos.

Así que el niño continuó su viaje en busca del viente. Empezó a subir la colina y bo había ido muy lejos cuando el viento vino a su encuentro. Sopló una vez sobre su cabeza y una más, y otra más. – Disculpe Sr.Viento- dijo el niño. ¿Podría decirme dónde puedo encontrar una casita roja, sin ventanas y sin puertas y con una estrella escondida en su interior?. El viento empezó a reírse y le dijo- Sígueme. Sopló hacia lo alto de la colina donde crecía un manzano y sopló una vez sobre el hermoso árbol, volvió a soplar y otra vez, hasta que se desprendió una manzana de una de sus ramas y cayó en la hierba, debajo del árbol.  Cuando el niño recogió la manzana, la sostuvo en sus manos y la miró atentamente. Era redonda y roja, no tenía ventanas ni puertas, tenía un pequeño tallo en lo alto que parecía una chimenea. Se preguntó: -¿será ésta la casita? . Entonces sacó de su bolsillo una pequeña navaja y cortó la manzana justo por la mitad. Cuando separó las dos mitades, vió que dentro había escondida una estrella!!!!.  -¡Gracias Viento!-dijo.  -De nada – susurró el Viento. Y el niño regresó a casa para enseñarle a su mamá la hermosa casita roja, sin ventanas ni puertas y con una estrella escondida en su interior. 

En este cuento he hecho algunas modificaciones como por ejemplo: cuando va de camino a casa del Sr. Granjero, se encuentra con otros niños y niñas que los acompañan un trecho del camino, entonces introduzco la coordinación rítmica a dos, o el trenecito; cuando encuentra al granjero, éste le dice que no sabe donde está la casita pero que antes de ir a por la abuela, se quede a ayudarle en las tareas del campo y aquí pongo una canción infantil para hacer los gestos universales de los trabajos primordiales (arar, sembrar, recoger, moler,…). En otro momento del cuento, cuando encuentra a la abuela, ésta está cocinando y bailando con su gato y su perro, entonces pongo una música para hacer danza a dos creativa; cuando se encuentra con el viento, introduzco la vivencia de la Garza o una danza de fluidez como si estuviera flotando en el aire… y así voy creando las variaciones hasta que encuentro que la historia y las vivencias siguen la curva metodológica de integración. Mi experiencia es muy satisfactoria. 

Espero que este post haya sido de tu interés y te haya podido inspirar a crear tu propia forma de facilitar Biodanza en diferentes contextos.

Hasta pronto. Un abrazo. 

Biodanza

Biodanza en familia: el encuentro con lo esencial

Estoy trabajando con un hermoso grupo compuesto por mamas y papas [pocos papas, aún son pocos los hombres que participan de las actividades fuera del horario escolar] y niños/as de 5 a 7 años, aunque también vienen hermanitos y hermanitas menores. Es un programa promovido por el Ajuntament de Rubí, al que doy las gracias por su disponibilidad y confianza.

El primer día pregunté si alguien sabía qué era la Biodanza. Nadie la conocía excepto una mamá que estuvo mirando por internet para hacerse una idea. Le pedí una palabra para definir la sensación que le produjo y dijo «Desestresante». ¿por qué has escogido esa palabra? le pregunté curiosa y contestó que el hecho de que cada uno se moviera a su antojo, libremente, le pareció muy desestresante. Sonreí para mis adentros, recordando esa sensación de estar sujeta a hacer las cosas que toca hacer cuando los hijos/as son aún pequeños y requieren tanta atención y cuidado que no hay apenas tiempo para hacer nada más que lo que toca hacer.  Pensé lo importante que es cuidarlas a ellas también, creando espacios para ellas/os mientras están con sus criaturas.

Hablamos brevemente sobre la propuesta de Biodanza e hicimos mención a la autorregulación, la progresividad, el grupo, y especialmente a «Portarse bien»; estas dos palabras me las enseñó mi querida amiga Rosa Palacios, fruto de su larga experiencia con niños/as y familias. En Biodanza el «Portarse bien» no existe; no conocemos este concepto porque entendemos que siempre hacemos lo mejor que sabemos. Esto da pie a  invitar a las mamás y papás a que descansen de su rol de padres y madres, y dejen que las cosas sucedan tal como son, sin exigencias. Sí indicamos que si no deseamos hacer algo, podemos optar por descansar o hacer otra actividad siempre que ésta no moleste a nadie ni al grupo. El respeto es primordial.

Dejar el rol de padres/madres, generalmente causa un efecto de alivio: tienen el permiso de pasárselo bien ellos y ellas, sin controlar lo que hacen sus hijos e hijas. Es inevitable que, al  menos en la primera sesión, los más pequeños vayan pegados a sus progenitores si no conocen a ningún otro niño y niña, pero a lo largo de la sesión y de los días, cada vez hay más espacio entre ellos. Después de dos o tres sesiones, cuando la confianza en el lugar y en la facilitadora se ha generado, empezamos a hacer propuestas de vivencia en las que los adultos interactúan sólo entre ellos mientras los más pequeños los observan, y al revés; por ejemplo, con ruedas concéntricas, rondas de presentación al centro, juegos de interpretación. Es muy interesante ver el efecto que causa en los papas y mamás y también en sus hijos e hijas. De primer momento, los adultos suelen encontrarse algo desubicados cuando no están con sus hijos/hijas y se encuentran con otros/as adultos, como si por un instante se dijeran a sí mismo/a ¿Pero esto no era para los más pequeños?, pero la música ya está sonando y la propuesta está en acción así que se entregan a la vivencia. Sus hijos e hijas están allí mirándolos, observando con sus ojos limpios de juicio. Quizás hay algún pequeño que se puede pegar a las piernas de la mama o el papa mientras están allí sin ellos, pero no suele ocurrir; en general les gusta ver a sus papas y mamas haciendo cosas que no suelen hacer: los ven jugar entre ellos, divertirse como niños y niñas, hacer y deshacer con la misma simplicidad que nuestros pequeños y pequeñas. Es un momento mágico. La sala se llena de un hermoso aroma de Alegría y Libertad. La esencia del Ser se manifiesta y no hay diferencia entre personas y personitas.  Así es como va ocurriendo la trans-forma-ción: danza a danza, movimiento a movimiento, círculo a círculo.

Hay otro momento especialmente significativo en la aula de Biodanza y Familia: es la parte de la curva metodológica donde descendemos y las músicas son melódicas, las propuestas de movimiento son más lentas y las expresiones de afecto y cariño se hacen más evidentes. ¡Cuán distinto es este momento en las sesiones con adultos!!!! Con los niños, el darnos amor, cuidarnos, querernos, es algo natural. Pocos pequeños rehuyen el contacto afectivo: sus manitas aman a sus compañeros/as, aman a sus mamas y papas y se dejan amar.  En Biodanza para adultos, la progresión hacia la expresión de la ternura, es lenta en el tiempo, muy progresiva, leve y con consignas poéticas para no herir sensibilidades.

Observarles en ese acto amoroso que surge como caricia, para mí es un momento de Gran Belleza. Padres/madres junto a sus hijos/as se expresan amor mutuo acurrucados en un nido afectivo, apoyados unos con otros con cuidado,  estirados en el suelo, en un tren de descanso o en un mandada,… y surge la caricia, el mimo, el contacto de la piel con la piel que nutre. Siento que esos instantes amorosos son como cantos de Esperanza y de Fe en el Ser Humano, en la Vida, en el vivir.

La Biodanza es un sistema de induce a la reeducación afectiva proponiendo vivencias integradoras que devuelven el sentido a Ser Humano.

 

Biodanza

Cuentos sanadores: La semilla fértil

Había una vez una semilla que había caído en tierra de Nadie.  Los días se sucedían uno tras otro y nada nuevo ocurría. El Sol aparecía en el horizonte y todo brillaba con intensidad; después volvía a esconderse y la Luna despuntaba allà en lo alto reluciente a veces, otras invisible. Parecía que jugaban entre ellas. Al principio le pareció divertido pero cada día sucedía la misma historia una y otra vez:  nunca se encontraban el Sol y la Luna.  La semilla empezó a preguntarse què hacia allí, en esa tierra de Nadie donde nada nuevo pasaba.

Un día apareció una hormiga y se la llevó. Semilla estaba contenta porque iba a conocer otros lugares, nuevos mundos. La hormiga anduvo mucho rato con la semilla a cuestas hasta que se sumergió en un profundo agujero bajo tierra.

¡Cuantos pasillos hay aquí dentro!, dijo la semilla maravillada. – No sabía que debajo de la tierra hubiera tantas cosas. Todas las hormigas andaban de un lugar a otro transportando cosas y almacenando todo lo que traían en su lugar correspondiente; todo estaba perfectamente organizado. Semilla estaba contenta con tanta actividad a su alrededor. ¡Había tantas cosas que mirar!

Los días fueron pasando y semilla empezó a aburrirse de nuevo. Le dejaron de interesar las actividades de las hormigas, sus quehaceres, sus juegos. Cada día le parecía igual, hasta que vinieron las lluvias. El hogar subterráneo de las hormigas empezó a inundarse con tanta lluvia que caía del cielo, y decidieron que debían guardar su comida en otro lugar seguro, donde el agua no estropeara su comida. Las hormigas se movilizaron rápidamente transportandolo toda su comida a una colonia amiga que vivía en un gran árbol.

El árbol donde vivía la colonia amiga de hormigas era un gran roble de muchos, muchos, muchos años. Era un árbol savio donde habitaban muchos seres en perfecta comunión: había lechuzas que cantaban en la noche y pàjaros saltarines que de día jugaban entre sus ramas; una familia de ardillas y una gran colonia de hongos y setas que anidaban en su hermoso y frondoso tronco; también vivían en él un par de enanitas que tenían su pequeña casita en la parte norte del tronco, allí donde crecía la hiedra y no dejaba ver la diminuta puerta de entrada a su hogar; en una de las largas ramas del roble vivía también una pequeña ciudad de hadas y elfos que cuidaban del bosque; una tortuga que se escondía entre la tierra y las grandes raíces que sobresalían del gran roble sabio; y ¡cómo no! la gran colonia de hormigas amigas que iban a dar cabida a sus hermanas-vecinas y a su comida, hasta que la lluvia cesara y la tierra estuviera firme para construirse un nuevo hogar.

La semilla se había quedado sin habla al ver aquel hermoso árbol donde tanta vida habitaba. Me gustaría ser como este gran árbol,- dijo la semilla. Seguro que nunca se aburre- pensaba.

Una mañana que semilla estaba silenciosa pensando en lo aburrida que era su vida, el gran roble sabio le habló en un susurro que sólo ella podía escuchar, y le dijo: Estás triste porque caíste en tierra de Nadie y no has podido germinar. – ¿Germinar?– dijo semilla. – – contestó el gran roble sabio- Brotar de tu interior hacia fueraHasta ahora sólo has mirado lo que hay fuera de tí y todo te acaba aburriendo. Debes brotar-le dijo. – ¿Cómo?- preguntó inquieta la semilla. El gran roble sabio, quedó pensando en silencio. Al cabo de un buen rato, le dijo: Todas las mañanas cuando sale el Sol, viene un colibrí a cantarle; después parte hacia otras tierras. Sólo tienes que decirle que te lleve allí donde tú quieras, y llegado el momento, el colibrí te soltará para que tu caigas en tierra fértil y puedas germinar. 

La semilla estaba asustada. ¿Cómo haría para subir a la rama más alta del árbol?- pensó. Yo no sé andar. No puedo hacerlo. Sólo soy una semilla. Estaba tan asustada que los días iban pasando y las lluvias se marcharon. La tierra estaba secándose y las hormigas empezaron a organizarse para construir la nueva casa y trasladar todas sus reservas de comida. Semilla tenía que decidirse: o subía a la rama o se quedaba bajo tierra con las hormigas. Por fin se decidió: ¡Voy a subir a la rama más alta y voy a decirle al colibrí que me lleve a tierra fértil para poder germinar!.

Se llenó de coraje y le dijo a una de las hormigas exploradoras si la podría llevar a la rama más alta para ver cómo salía el Sol antes de que volvieran a sumergirse en las entrañas de la tierra. La hormiga exploradora accedió de buen grado pues era exploradora y le gustaba andar de aquí para allá, así que a la mañana siguiente, cogió a la semilla y la dejó en la rama más alta justo antes de salir el Sol.

Al poco rato se acercó un hermoso colibrí volando que se paró en la misma rama donde estaba la semilla. El Sol empezó a despuntar allá a lo lejos y el colibrí entonó las primeras notas de su canción. Cada vez cantaba más fuerte y el Sol salía cada vez más hasta que lo iluminó todo con su esplendor. Entonces, el colibrí se dispuso a alzar el vuelo, cuando la semilla le preguntó alto y fuerte: ¿Podrías llevarme contigo hasta tierra fértil para  poder germinar?. El colibrí no lo dudó un instante; cogió delicadamente a la semilla entre su pico y voló. Voló y voló. La semilla miraba todo desde la altura. ¡Qué hermoso era!. Al rato, cerró los ojos; quería sentir en su interior la llamada de la tierra que la haría germinar. Dudó un instante pero las palabras del gran roble sabio volvieron a resonar en su interior :»llegado el momento, el colibrí te soltará para que tu caigas en tierra fértil y puedas germinar». Semilla dijo alto y fuerte al colibrí : ¡Estoy preparada!. 

El colibrí soltó la semilla que cayó en tierra fértil. Allí germinó, se enraizó a la tierra con firmeza y surgieron los primeros brotes de su interior. Luna a luna, Sol a Sol, sus brotes fueron creciendo y convirtiéndose en un robusto tronco. De sus ramas surgieron hojas en las que anidaron pájaros.  Cada año crecía más y más. La Luna y el Sol jugaban cada día al mismo juego de siempre, pero nunca más le pareció aburrido. La semilla se había convertido en un gran manzano donde habitaban muchos seres del bosque y sus frutos eran apreciados por todo aquel que sabía apreciarlos.

Biodanza

Cuentos sanadores. La Espada de Luz de Lobo Blanco

Creado por Teresa Tendero.

Había una vez una gran manada de lobos. Todos tenían hermosos pelajes negros, grises, marrones, colorados, excepto una loba que era totalmente blanca. Se sentía extraña la loba en su reluciente pelaje blanco; ella quería ser como los demás. Intentaba disfrazarse con pelajes ajenos pero siempre acababa sacándoselos porque le daban mucho calor.

Un día vino a la manada un joven lobo blanco. Cuando Loba y Lobo se encontraron, a pesar de su diferencia de edad, se pusieron muy felices porque los dos eran blancos, y empezaron a divertirse juntos. Les gustaba pasear por el bosque, correr a gran velocidad y rodar por los prados verdes, nadar en los lagos y secarse al Sol.

Los Escritos Sagrados dicen que los Lobos Blancos son los Magos y Magas de la manada. Tienen el Poder de la Transformación y lo hacen con sus Espadas de Luz que habitan en su corazón, pero sólo pueden usarla para hacer el Bien y mejorar todo lo que tocan. Loba y Lobo Blanco no sabían que eran Magos porque nadie les había contado eso.

Un día de sus múltiples y diarias aventuras, estaban paseando por el bosque y encontraron dos ramas rotas en el suelo. Las usaron como espadas para jugar a Guerreros de las Galaxias y se inventaron una canción:

Yo Soy el Guerrero de la Luz,
con mi espada luminosa
nadie ni nada me puede vencer.
Aho, Aho, Aho.
Yo Soy la Guerrera de la Luz,
con mi espada luminosa
nadie ni nada me puede derrotar.
Aho, Aho, Aho.


Mientras  jugaban a guerreros con sus espadas de rama de árbol, Lobo dijo:

– Hagamos una invocación: Por el Poder que me otorga la Magia Divina, Yo Ordeno que esta Vara sea mi Espada de Luz con la que vencer toda clase de dragones y monstruos.

Entonces Loba dijo:

– Por el Poder que me otorga la Magia Divina, Yo Ordeno que esta Vara sea mi Espada de Luz con la que pueda Iluminar toda Oscuridad.

Para su sorpresa, las dos varas se convirtieron en Verdaderas Espadas de Luz. Con ellas jugaron a ser piratas y corsarios surcando mares en busca de grandes tesoros; a ser vikingos conquistando tierras lejanas; a ser reina y rey del país de la Música y el Baile; a ser artistas de cine, aviadores,…

Un día la Loba Blanca quiso jugar a ser mamá. Como Lobo Blanco era más joven que ella, pensó que él no podría ser el papá que ella estaba necesitando, así que decidió partir a las Tierras del Este, donde nunca hace frío, al encuentro de un papá para hacer realidad su sueño.

Lobo Blanco se quedó triste y desconsolado, pero aunque joven, era un Guerrero Valiente, así que decidió conocer las Tierras del Oeste, donde nunca hace calor.

Así estuvieron treinta y tres años viajando cada uno por su lado: él por las Tierras del Oeste, ella por las Tierras del Este. Durante todo este tiempo aprendieron a sobrevivir a las inclemencias del tiempo: Loba, tras sufrir graves quemaduras de Sol con las que estuvo a punto de perder la vida, aprendió a andar de Noche con las estrellas y la Luna, y a jugar con las luciérnagas y los Seres del Bosque. Lobo aprendió a tejerse un grueso y gran abrigo con el que se protegió de las grandes nevadas y los fríos hielos del Oeste. Cada uno en su viaje hicieron muchas cosas, buenas y malas, conocieron gentes de todos lados, tuvieron hijos, rieron, lloraron, cantaron y se olvidaron de su canción, aunque siempre guardaron en su corazón su Espada de Luz.

Un día de invierno, tras treinta y tres años de viaje, Lobo Blanco decidió que era tiempo de cambio y se mudó cerca del mar, donde pudiera despojarse de su gran y pesado abrigo para tumbarse al Sol y estar calentito. Mientras descansaba en la arena de la playa, vino a su memoria la canción olvidada y empezó a tararearla.

Yo Soy el Guerrero de la Luz,
con mi espada luminosa,
nadie ni nada me puede vencer.
Aho, Aho, Aho.

Cada vez cantaba con más fuerza, más y más hasta que tan fuerte fue su canto que se le podía escuchar a centenares de kilómetros de distancia.

Justo en ese instante mágico, Loba Blanca paseaba por los bosques de la Tierra Media y escuchó la canción. La empezó a cantar primero como un susurro y poco a poco con más intensidad hasta que sólo se oía una sola voz. Ambos cantaron tan fuerte y tanto tiempo, que sus voces se fueron acercando hasta encontrarse en la Tierra de la Opulencia y allí volvieron a jugar.

Cada vez que se encontraban en la Tierra de la Opulencia, su hermoso pelaje blanco relucía con un brillo especial. Pasaban el rato contándose sus aventuras y desventuras, jugando a hacer magia de nuevo con sus flamantes Espadas de Luz que brillaban como nunca, y empezaron a hacer planes para viajar juntos esta vez.

Como Lobo y Loba vivían en tierras lejanas, un día Lobo tuvo que atender asuntos urgentes que le ocuparían tres días enteros, así que estuvieron tres días en silencio, sin cantar, sin jugar ni hacer magia. Fueron tres días sin Luna.

Cuando Lobo Blanco regresó, había pasado tanto frío allí donde había estado, que volvió a ponerse el gran y pesado abrigo para calentarse. Tanto frío tenía, que se quedó quieto, paralizado, acurrucado con su abrigo, ajenos a todo, esperando a volver en calor.

Loba fue a su encuentro y al verlo tan quieto y helado, intentó encender una Gran Hoguera para que entrara de nuevo en calor. La Tierra estaba húmeda, había llovido mucho y la madera no prendía; entonces Loba sacó su Espada de Luz y le ordenó que encendiera el fuego para calentar a Lobo, pero el fuego no se encendía; era necesario que Lobo sacara su Espada de Luz y la empuñara con fuerza y vigor.

El abrigo era tan pesado que le costaba moverse, tenía mucho frío aunque su corazón ardía por el fulgor de su espada. Lobo estaba aturdido, enfadado, disgustado, inmóvil. Entonces, desde la profundidad de su Ser escuchó la canción.  En ese instante se dijo a sí mismo que no quería tener más frío nunca más, que deseaba sentirse ligero y soltar de una vez el gran y pesado abrigo para andar calentado por el Sol Interno que se manifiesta Allá en el Cielo y Aquí en la Tierra. Con decisión Lobo empuñó su Espada de Luz y ordenó que se encendiera la Gran Hoguera. Así se hizo.

Con el ímpetu, el gran y pesado abrigo cayó dentro de la Gran Hoguera. Lobo Blanco quiso salvarlo pero ante su sorpresa el abrigo empezó a arder y de sus llamas brotaban monedas de oro sin cesar. Tantas monedas de oro dió, que nunca jamás le faltó de nada, ni a él ni a nadie que estuviera con él.

Namasté

Cursos

Embarazo y Gestación en Biodanza

¿Deseas tener un/a hijo/a? ¿De donde viene el deseo de concebir una nueva vida? ¿Te has imaginado en tu interior como madre, como padre? ¿qué es para tí la maternidad, la paternidad? ¿cómo te gustaría que fuera tu familia, el vínculo con tu hijo/a?

Cuanto pensamos y sentimos se gesta en el universo cuántico donde todo ocurre en el ahora de forma transdimensional, o sea, alma-mente-cuerpo se expresan en diferentes frecuencias vibracionales que nos producen la sensación del tiempo (antes, después, lento, rápido). En esa condensación de la forma, lo que llamamos materialización (pues se corporifica, toma cuerpo), existe un traspaso de información que se asienta en la biología para asegurar que todo lo establecido se llevará a cabo. Ese asentamiento biológico es llamado memoria celular: allí se encuentra nuestra biografía desde antes de nuestra gestación como organismos vivos.

La memoria celular guarda todos los programas que heredamos del Inconsciente Familiar con sus fidelidades, secretos y pactos de amor que van a marcar nuestra experiencia de vida de una manera decisiva, así como las vivencias que experimentamos en el vientre materno y durante los primeros siete años de vida.

Cuando un óvulo y un espermatozoide se unen, empieza la gran danza de la Vida, que en su fase evolutiva embrionaria, dura aproximadamente nueve meses, durante los que el sentido de individualidad no existe ya que éste se desarrolla fuera del vientre materno, al cabo de unos meses de vida. Todo lo que la criatura gestante percibe, es vivido en primera persona, de ahí la importancia de vivir el proceso de gestación con plena consciencia de todo cuanto pensamos, decimos y hacemos. La criatura que habita en el vientre materno, va a percibirlo todo: pensamientos, emociones, sensaciones,… que influirán en el crecimiento o contracción de las células de nuestro bebé.

La propuesta de Biodanza nace de la Biología, de la corporeidad vivida. Todo el sistema Biodanza Rolando Toro está diseñado para generar impulsos que potencian gradualmente la expresión de nuestra identidad integrada y la alegría de vivir; por eso Biodanza es progresiva y autorregulada. Cada música, consigna y propuesta de movimiento, sigue una cadencia sonora y vibracional estudiada para que el organismo de todas las personas participantes responda a su estímulo, proporcionando vivencias integradoras que estimulan la sensación profunda de sentirse vivo, viva.

Cuando se practica Biodanza en la gestación, estamos ofreciendo a nuestro bebé, a través de nuestros cuerpos, impulsos de vida relacionados con la confianza, el cuidado, la celebración, la escucha, el respeto, la atemporalidad, la alegría, la comunidad afectiva y, la certeza de unos padres y madres deseosos de darse amor así mismos, a los otros y a la vida. Las heridas y herencias del inconsciente familiar, pueden ser reeditadas con danzas de amor, caricias de luz, miradas sin juicio, rondas de canto, encuentros afectivos, baños de dulzura, en un entorno afectivo donde la comunidad humana honra la Vida y la singularidad de cada una/o.

Hay demasiada nostalgia de amor aún hoy; nuestro mundo sigue carente de abrazos sinceros. Rolando Toro, el creador del sistema Biodanza, creó la Biodanza para llenar las vidas de todas las personas de danzas de amor, de gestos de afecto, de miradas limpias que borraran el dolor y las heridas que la humanidad carga generación tras generación.

Si eres una pareja que estás pensando en embarazarte, una mujer, un hombre, un ser humano gestando un proyecto de vida en tu vientre o en el de tu amor, ven a conocer la Biodanza. Te garantizo que tu cuerpo reconocerá el beneficio desde la primera sesión.

Estamos en Centre MÖUU, carrer Lacy, 102 Sabadell. Miércoles de 18:45 a 20h. +info: tenderoteresa@gmail.com y 649 085 439.

 

Notas de navegación

Cambia dentro para que fuera cambie

Han pasado dos semanas del inicio de la escuela y los niños y niñas menores de 5-6 años siguen llorando desconsoladamente. Es difícil acostumbrarse al abandono; es tormentoso adaptarse al encierro en un lugar donde, por muy buenas intenciones que haya, es un lugar de entrenamiento para controlar las emociones y «normalizar» el sentir.

La escuela debería ser el lugar donde aprender a pensar y a decir, donde aprender a escuchar y contar las cosas que nos ocurren, que transcurren en nuestro vivir. En lugar de eso, en la escuela nos enseñan a memorizar, a ejercitar la obediencia y el silencio, a acumular fechas, nombres y conceptos que están desligados de la cotidianeidad, del convivir. ¿Acaso nadie se da cuenta de ello? Creo que sí, que somos muchas y muchos que pensamos que el sistema educativos actual no cumple los requisitos para crecer como personas, como seres humanos en un mundo donde todo cambia demasiado deprisa y no hay tiempo para sentir.

Me pregunto qué hacer ante tanta demencia, y la respuesta que calma la posible ansiedad es: Sé quién eres con la máxima coherencia, sin juicio ni luchas; sonrÍe ante la alienación ajena y siente que todo cuanto ocurre es perfecto tal y como es. Si algo no te gusta, cámbialo dentro de tí para que se refleje en el exterior tal como te gustaría que fuera. No dejes de insistir en ello. Ser quién eres; que no te doblegue la insatisfacción y que la acción sea la de pleno sentido.

Nada cambia fuera si el cambio no viene de dentro.

Notas de navegación

Honrando la Mujer que somos

Tengo cincuenta y cuatro años; dejé de ser niña en el momento que me dijeron que ya era mujer por sangrar mi vientre, pero eso no deja de ser una mentira más de la que nos cuentan, no sólo nuestras madres, sino el mundo entero. Nos hacemos mujeres pensando que ser mujer es lo que nos han dicho que es: trabajar para ser independientes económicamente y no depender de un hombre que nos mantenga; ser igual al hombre, aunque en realidad hemos de ser mejor que ellos para demostrar lo que valemos), escoger nuestra pareja en función que sea un buen padre y hombre trabajador para tirar la familia para delante, y tantas otras falacias que nos han contado que forman parte del imaginario colectivo que perdura a pesar de los bienintencionados intentos de nuestras madres, hermanas y otras mujeres y hombres también. En resumen: Se una mujer de éxito. Pero ¿qué es el éxito en nuestra condición femenina?

Después de todo lo vivido desde mi niñez hasta el día de hoy ocho de marzo de dos mil diecisiete (8-3-2017), hoy, conmemoro el Día Internacional de las Mujeres, y vuelvo a ponerme en pie aunque me duela la espalda, vuelvo a levantar mi cabeza bien alta, vuelvo a mirar al frente con los ojos bien abiertos y mi corazón henchido de coraje, porque me siento orgullosa de ser la Mujer que Soy, y digo con voz clara y firme, bien alto, para que me escuche mi familia de sangre, mis hermanas de afecto, mis amigas y todas las Mujeres y los Hombres que saben que el Femenino no es una cuestión de género sino un hecho del vivir: ¡BASTA!!! Basta ya de tanta mentira. Basta ya de tanta insensatez. Basta ya de seguir alimentando todo lo que nos han contado que es la Mujer. Basta a la fidelidad incondicional a la familia porque es en ella donde también se gestan las mayores crueldades, las más grandes aberraciones, abandonos y desprecios, los atroces silencios que debemos perpetuar por respeto a la sangre. ¡Basta!!!

La única sangre que merece sagrado respeto es la que sale de nuestras entrañas y nos hace fértiles, no por tener hijos e hijas, sino porque es la sangre la que nutre la Vida, la que alimenta su opulencia y la hace florecer aunque la tierra esté seca.

¡Basta a los lazos familiares que en nombre de la Familia, somete a sus miembros a la esclavitud emocional de la obediencia y el silencio, a pagar precios muy altos con tal de ser como conviene que seas, porque siendo como eres no mereces afecto, consideración, respeto y escucha.

¡Basta a la sumisión sentimental que nos hace cuidar del bienestar de los que son crueles con nosotras sólo porque son cuñados, suegros, hermanas, madres. Basta y mil veces Basta.

Ninguna muerte más, ni una víctima más de sumisión, ni un intento de asesinato nunca más. Hay muchas formas de intentar matar a una mujer; algunas son tan retorcidamente sociales y normalizadas que nos pueden llevar a pensar que estamos locas por sentir cómo sentimos, que perdemos el juicio por ser como somos, que no somos merecedoras de afecto ni respeto porque somos distintas; rebeldes nos llaman, rebelde me dicen; pero te juro que esto no es así. Ni estamos locas ni somos idiotas.

Dicen que el amor basta, pero Yo digo que No. El amor no basta para amarse, son los actos que acreditan el Amor, y por amor se mata, se hiere, se asesina, se oculta, se silencia, se desprecia, se somete.

Basta de esconder desarraigos, de ocultar las desdichas. Ni un silencio más, ni un callar prolongado hasta el ahogo. Nunca más.

Amo la Libertad en Mayúsculas y por eso, porque la única fidelidad a la que estoy dispuesta a honrar es a Mí misma, a Mi derecho de Ser tal y como Yo Soy, digo en voz alta y firme que es la Vida la que me concede este derecho y nadie más;  y Yo escojo honrarme aunque por ello pierda mi familia, mi empleo, mi marido, mi hermana, mi madre, mi sea lo que sea. Nadie ni nada pueden hacer callar la Verdad que nos habita dentro. Ya no.

Honra la Vida que eres, y Se quien Eres. Sólo tú puedes hacerlo, sólo nosotras podemos. La Verdad está en Tí, en Mí. No dejes que nadie, nadie y repito nadie, te inculque la duda de ello. Se quien Eres. El precio de la Libertad es muy elevado, escandalosamente alto,  pero vale la pena pagarlo; no por ti, ni siquiera por mí misma, sino por todas las mujeres de la historia, las que conocemos y las que no, las que están cerca y las que viven lejos, las que murieron, violaron, abusaron, ultrajaron, lapidaron, incluso por las que olvidaron. Digamos ¡Basta, basta y mil veces basta!.

No lo dudes. Somos muchas las que hemos pagado el precio que nos han reclamado, muchas las que nos precedieron, muchas las que siguen adelante, constantes, confiantes a pesar de la dura y atroz presión.  Muchas las que seguirán, muchas más las que vendrán a seguir en Pie de Paz, hasta que este mundo deshumanizado, recuerde que la Vida es en femenino y que debe ocupar su lugar para que el equilibrio se dé tal como está escrito que sea.

Revisa tus afectos y sé fiel a la Libertad de Ser.

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BIODANSA PER PARES I MARES EMBARASSADES

Està embarassada és un dels moments més importants de l’ésser humà. El vincle entre pare, mare i criatura és per sempre i ens condiciona la manera de relacionar-nos amb la vida. Tot es transforma dintre i fora del pare, la mare i la criatura gestant. Hi ha canvis físics, químics, emocionals, estructurals, organitzatius; sorgeixen pensaments, sentiments, records, pors, certeses, somnis, il·lusions, enyorances i tot un garbuix de sensacions que es confabulen per nodrir el nou ésser i la nova família. Expressar-les amb el cos ens possibilita connectar amb el llenguatge silenciós de la vida, la comunicació primigènia, la que el nostre nadó experimenta dintre de l’aigua que el sustenta i la cova que el gronxa. Ens cal recordar aquesta sonoritat, el silenci compassat en el que viu la criatura i la mare, la fusió del sentir i sentir-se habitada per acompanyar tot el procès del parir i parir-se.

No només neix una criatura, neix una familia, una petita unitat que haurà de trobar noves formes de relacionar-se, de tenir-se cura, de gaudir del procès, d’afrontar-se a situacions inesperades. Ens cal la comunitat per aprendre què volem com a pare i mare, què volem transmetre a la nostra criatura i com. La comunitat afectiva és la que propicia que no estem sols soles, per què la soletat ens ailla i enmalalteix.

Recordar vol dir “tornar a passar pel cor”. Compartir aquesta etapa de la vida amb grup és la possibilitat de retrobar la saviesa del cercle de la vida. Compartir amb el llenguatge primigeni, el més antic de tots els llenguatges, el del cos, ens possibilita el retorn a la senzillesa i la veritat.

Biodansa per pares i mares embarassades ofereix un espai d’integració motora, emocional i transcendent. La música, el moviment, el cos, la comunicació silent, impulsen els potencials genètics que ens connecten a viure amb autenticitat, vulnerabilitat humana i comunió afectiva.

El marc que proposa Biodansa possibilita:

connexió amb el cos: aprendre a escoltar el cos i els seus missatges, el tempo corporal. Això facilita poder viure embaràs i part amb la confiança de saber que el cos es savi i sap seguir l’impuls harmònic de la vida.

relació grupal: vincular-se amb la comunitat humana, compartir el viatge de la maternitat i paternitat genera la vivència de pertinença, imprescindible per estimular una identitat integrada.

honrar la singularitat: tots i totes som diferents i complementaris. Cal aprendre a reconèixer la singularitat i honrar-la, transcendint patrons i estructures socials limitants.

família ecològica: un entorn afectiu que propici relacions basades amb el respecte a la vida i la seva diversitat.

rescatar la innocència: ser pares mares també és restablir l’estat d’innocència que ens permet confiar en la vida i els nostres instints.

parella ecològica: revisar rols, masculí i femení, trobar noves formes de viure la sexualitat

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Sessions de presentació

dilluns 21 i 28 de setembre 2015

Lloc: PINGUPANDA – Carretera de Sentmenat, 110 – Castellar del Vallés

Horari: de 19 a 21h.  Imprescindible reserva prèvia.

+info Pingupanda