Tengo cincuenta y cuatro años; dejé de ser niña en el momento que me dijeron que ya era mujer por sangrar mi vientre, pero eso no deja de ser una mentira más de la que nos cuentan, no sólo nuestras madres, sino el mundo entero. Nos hacemos mujeres pensando que ser mujer es lo que nos han dicho que es: trabajar para ser independientes económicamente y no depender de un hombre que nos mantenga; ser igual al hombre, aunque en realidad hemos de ser mejor que ellos para demostrar lo que valemos), escoger nuestra pareja en función que sea un buen padre y hombre trabajador para tirar la familia para delante, y tantas otras falacias que nos han contado que forman parte del imaginario colectivo que perdura a pesar de los bienintencionados intentos de nuestras madres, hermanas y otras mujeres y hombres también. En resumen: Se una mujer de éxito. Pero ¿qué es el éxito en nuestra condición femenina?
Después de todo lo vivido desde mi niñez hasta el día de hoy ocho de marzo de dos mil diecisiete (8-3-2017), hoy, conmemoro el Día Internacional de las Mujeres, y vuelvo a ponerme en pie aunque me duela la espalda, vuelvo a levantar mi cabeza bien alta, vuelvo a mirar al frente con los ojos bien abiertos y mi corazón henchido de coraje, porque me siento orgullosa de ser la Mujer que Soy, y digo con voz clara y firme, bien alto, para que me escuche mi familia de sangre, mis hermanas de afecto, mis amigas y todas las Mujeres y los Hombres que saben que el Femenino no es una cuestión de género sino un hecho del vivir: ¡BASTA!!! Basta ya de tanta mentira. Basta ya de tanta insensatez. Basta ya de seguir alimentando todo lo que nos han contado que es la Mujer. Basta a la fidelidad incondicional a la familia porque es en ella donde también se gestan las mayores crueldades, las más grandes aberraciones, abandonos y desprecios, los atroces silencios que debemos perpetuar por respeto a la sangre. ¡Basta!!!
La única sangre que merece sagrado respeto es la que sale de nuestras entrañas y nos hace fértiles, no por tener hijos e hijas, sino porque es la sangre la que nutre la Vida, la que alimenta su opulencia y la hace florecer aunque la tierra esté seca.
¡Basta a los lazos familiares que en nombre de la Familia, somete a sus miembros a la esclavitud emocional de la obediencia y el silencio, a pagar precios muy altos con tal de ser como conviene que seas, porque siendo como eres no mereces afecto, consideración, respeto y escucha.
¡Basta a la sumisión sentimental que nos hace cuidar del bienestar de los que son crueles con nosotras sólo porque son cuñados, suegros, hermanas, madres. Basta y mil veces Basta.
Ninguna muerte más, ni una víctima más de sumisión, ni un intento de asesinato nunca más. Hay muchas formas de intentar matar a una mujer; algunas son tan retorcidamente sociales y normalizadas que nos pueden llevar a pensar que estamos locas por sentir cómo sentimos, que perdemos el juicio por ser como somos, que no somos merecedoras de afecto ni respeto porque somos distintas; rebeldes nos llaman, rebelde me dicen; pero te juro que esto no es así. Ni estamos locas ni somos idiotas.
Dicen que el amor basta, pero Yo digo que No. El amor no basta para amarse, son los actos que acreditan el Amor, y por amor se mata, se hiere, se asesina, se oculta, se silencia, se desprecia, se somete.
Basta de esconder desarraigos, de ocultar las desdichas. Ni un silencio más, ni un callar prolongado hasta el ahogo. Nunca más.
Amo la Libertad en Mayúsculas y por eso, porque la única fidelidad a la que estoy dispuesta a honrar es a Mí misma, a Mi derecho de Ser tal y como Yo Soy, digo en voz alta y firme que es la Vida la que me concede este derecho y nadie más; y Yo escojo honrarme aunque por ello pierda mi familia, mi empleo, mi marido, mi hermana, mi madre, mi sea lo que sea. Nadie ni nada pueden hacer callar la Verdad que nos habita dentro. Ya no.
Honra la Vida que eres, y Se quien Eres. Sólo tú puedes hacerlo, sólo nosotras podemos. La Verdad está en Tí, en Mí. No dejes que nadie, nadie y repito nadie, te inculque la duda de ello. Se quien Eres. El precio de la Libertad es muy elevado, escandalosamente alto, pero vale la pena pagarlo; no por ti, ni siquiera por mí misma, sino por todas las mujeres de la historia, las que conocemos y las que no, las que están cerca y las que viven lejos, las que murieron, violaron, abusaron, ultrajaron, lapidaron, incluso por las que olvidaron. Digamos ¡Basta, basta y mil veces basta!.
No lo dudes. Somos muchas las que hemos pagado el precio que nos han reclamado, muchas las que nos precedieron, muchas las que siguen adelante, constantes, confiantes a pesar de la dura y atroz presión. Muchas las que seguirán, muchas más las que vendrán a seguir en Pie de Paz, hasta que este mundo deshumanizado, recuerde que la Vida es en femenino y que debe ocupar su lugar para que el equilibrio se dé tal como está escrito que sea.
Revisa tus afectos y sé fiel a la Libertad de Ser.