Notas de navegación

¿desde dónde?

La intención es energía focal con la que dirigimos acciones que construyen y descontruyen. Ambas fuerzas son imprescindibles para la evolución de la Vida.

A veces me pregunto qué sentido tiene escribir, decir, dialogar, cuando todo parte y regresa al mismo lugar; ese lugar que no es lugar, que es percibible y percibido, donde Nada es Todo y el Todo es Vacío Pleno. Me cuestiono la vida como una caminante sin rumbo más que el vivir, sabedora en el núcleo de la célula, que experienciar es lo que cuenta. Ese contar es autoreferenciado.

Autoreferenciado quiere decir que todo lo que percibo que es el vivir tiene como referencia mi propia visión, mi momento, el instante en el que estoy navegando, el tiempo de navegación, el aire que me lleva y que me aquieta, …Yo soy la referencia, más ¿qué es Yo Soy?.

En los sistemas de dominancia, sean encubiertos y descubiertos, sutiles y densos, frágiles y pesados, la referencia del ser naciente, siempre se halla fuera del sí mismo. Para las pedagogías modernas, basadas en estudios, investigaciones y análisis segmentarios, Ser en el mundo es personalizado por nuestra madre, padre, abuela, abuelo, maestras en la escuela, ídolos de las artes, gurús espirituales, avatares, y más recientemente influencers y otros… Siempre fuera de nosotras mismas, siempre alguien a quien poder parecerse, a quien seguir, a quien superar, a quien combatir. Si bien esto parece la mejor propuesta para enfocarnos hacia un destino que nos satisfaga, desde una mirada biocéntrica, esta perspectiva sigue alimentando la ilusión de la separación, donde para Ser hay que ir hacia algún lugar, una meta, un destino donde llegar.

Esta perspectiva de Ser, no ha sido ni es así en todas las partes del mundo. Los pueblos originarios de la Tierra, las culturas que guardan y mantienen la sabiduría de la Marona, la Mare, la Pacha, de la Gran Madre, se referencian en la Vida representada en todo lo viviente.

la Vida es Somos y Soy


Aunque cambiante en su forma, la Vida Es permanente; lo cambiante, lo que muda es la expresión dinámica de Ella que se destruye y construye al ritmo de la evolución: yo conmigo, con la otra, con el cosmos, tal como propone Rolando Toro.

Desde la mirada androcéntrica, referenciarse en la Vida carga etiquetas de: primitivo desde la omnipresente ciencia; animismo desde la immaculada iglesia católica apostólica romana y sus derivados religiosos; y de simple desde la compleja emocionalidad urbana (añadiría europea pero aunque sería apropiado, estaría olvidando todos los pueblos originarios de la misma Europa que forman parte de la Cultura de la Tierra, aunque silenciada).

Cuando la referencia es la Vida, no hay cómo no percibir la pertenencia pues es el estado natural de todo lo viviente. Al identificarnos en lo personal o la expresión dinámica, evolutiva y cambiante del ser, perdemos el centro y por mucho que en nuestro lenguajear hablemos de biocentrismo, sigue siendo mente. Moojibaba dice que lo personal es como las nubes en el cielo: solemos encantarnos en sus formas, sus colores, … pero las nubes son pasajeras, como todo lo personal. Aquello que permanece es el cielo. Mientras nos sigamos creyendo nubes siendo cielo, pasaremos de un estado de percibir a otro, según el viento que nos sople.

La dualidad del pensamiento reduccionista, ahora sí añado, de la vieja Europa, ha potenciado la separación hasta su propia muerte y consecuente transformación; porque en la Vida sólo perdura lo que permanece y lo que perdura tiene el nombre de Amor, como el estribillo de la canción de SIlvio Rodríguez Sólo el amor, que dice así:

(...)
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro
(...)
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto

Aquí te dejo el video de la canción entera por si te apetece escucharla.


La palabra Amor alberga un conocimiento eterno, fractal, universal y autoreferenciado. El uso y abuso indiscriminado que se ha hecho de ella, nos ha llevada a confundir la ilusión con certeza y ante tanta locura, ¿cómo discernir la Verdad?.

El tiempo presente, la nueva era de la evolución, nos pide regresar a lo que en geometría sería el punto que es círculo que es Cero para replantearnos creencias, costumbres, maneras de hacer, de percibir y de pensar. Prácticamente todo o casi todo lo aprendido está contaminado de egocentrismo y el ego al centro ha dado todo de sí. Ha llegado el momento del cambio, y aunque el cambio se dará sí o sí por la propia inercia de la evolución, requiere total atención, máxima atención. Para sembrar semillas sanas debemos estar desnudos de pasado, desnudos en presente.

«estar con» nos separa

«ser con» nos une

Vamos a conseguirlo juntas, no hay duda; no hay como no conseguirlo porque la evolución no se detiene pues es Vida. Ni tan sólo en la muerte se detiene pues es transformación. La clave para saber si vives o estás muriendo puede ser ¿desde dónde percibo lo que percibo? ¿qué hay en el último de los últimos desde dónde? Sólo Allí podremos construir lo construido y reiniciar unidas lo que fué desunido.

Amor y Servicio

PD. Aprovecho para comunicarte que durante el mes próximo voy a dedicarme de pleno a mi proyecto Cuentos biocéntricos: cuentos ilustrados para disfrutar contando y leyendo con grandes y pequeños, en comunidad de dos o más, para crear el conocer y el conoci-miento.

Nos vemos a la vuelta. Disfruta.

Educación Biocéntrica

La otra: mirada, espejo, maestra

Introducción

Martin Heidegger cuando analizó la esencia del existir, creó la palabra en alemán dasein para definir lo que se ha traducido como «ser en el mundo». Para Heidegger, según escribe en su «Carta sobre Humanismo», la palabra «mundo no significa en ningún caso un ente ni un ámbito del ente, sino la apertura del Ser». Para el filósofo alemán, mundo es un fenómeno unitario que representa ontológicamente un carácter del existir mismo y, por tanto, “ser en el mundo” solo puede hacerse (según Heidegger) de forma plena y comprensiva desde un punto de vista fenomenológico del concepto del mundo.

Cuando hablamos de la esencia del existir, podemos abordar el tema desde múltiples ángulos de visión. Muchos autores han escrito sobre éste tema. Yo escojo el abordaje de Martin Heidegger por ser parte de la teoría de Biodanza y uno de sus fundamentos epistemológicos.

Qué és la otra?

Ser en el mundo implica pertenencia, un poder observarse involucrada en los acontecimientos cotidianos de la vida como una parte implícita del todo, des de las estrellas escondidas por la reluciente luminosidad del astro Rey, las mareas que balancean las aguas de vida, las aves que nidan su permanencia contribuyendo al equilibrio homeostático planetario, el autobus que diariamente pasa a la misma hora para transportarme a mi lugar de trabajo, el perro que ladra cuando percibe el gato callejero,…  Todo está inmerso en el mundo como manifestación de la diversidad y de la unidad.

Tambien ocurre con la identidad que está sujeta a transformaciones constantes sin dejar de ser la misma. Si consideramos la etimología del concepto identidad, proviene del latín identitas, identitatis, derivado de ídem (adjetivo,pronombre demostrativo), que significa «lo mismo», formado según el modelo de ens «ser». Encontramos algunas acepciones que remiten a la cualidad de «Idéntico», y otra que alude a la «relación entre cosas idénticas».

Así, mi identidad se conforma del ser mismo, íntegro en mi e idéntico al otro. Podemos decir que somos en apariencia respecto al otro, cuerpos humanos de la misma especie, constituidos por los mismos elementos aunque en diferentes proporciones. Estas proporciones aluden a nuestras diferencias dentro de mismicidad. El caso es que la otra, es la misma persona que yo, con proporciones distintas que diseñan las diferencias dentro de la complejidad de las forma de vida. Estas diferencias hacen de cada una de nosotras espejos de la otra, completando la diversidad y haciendo patente la identidad a través de la otra. Lo que yo veo, percibo en la otra, está en mi en alguna proporción, de lo contrario no podría identificarlo.

Paramahansa Yogananda, en «Autobiografía de un yogui» dice: «Los rishis enseñaron que cada ser fue creador por Dios como un alma: un alma destinada a expresar en forma única algún atributo especial del Infinito, antes de reasumir su Identidad Absoluta». 

Entonces, ¿qué es la otra? ¿Qué papel desempeña en mi ser en el mundo, en mi percepción de la vida?  ¿Podemos disociar el «yo» del «nosotros»?. El yo sin el nosotros no existiría. ¿En qué medida está implícita la otra en mi proyecto existencial?

De repente, la otra pasa a tener un papel tan protagonista como yo misma: espejo, mirada, maestra. Es la oportunidad de reconocer la belleza, magnificencia e inteligencia divina de la biodiversidad, la complementariedad de ser en el mundo, en la vida, de compartir nave. La competitividad pasa a ser una fase de la evolución humana por la que asienta la identidad y no una manera de vivir.

Quizás el problema radica en la identificación, o más fin en el foco de la identificación que también va construyendo nuestro ser en el mundo. Educados en identificarnos en las formas y satisfacer patrones impuestos al servicio del lucro y el poder esclavizante, relegamos al olvido y al menosprecio los instintos, las intuiciones, las percepciones sensoriales, el lenguaje del silencio y el «yo biológico» que siente, percibe y es. Ahí radica una maravillosa fuente de sabiduría donde aprender a integrar lo que soy y lo pienso con lo que expreso y muestro; tomar conciencia de que cada acto realizado, palabra manifestada y pensamiento sentido, repercuten en la estructura de la realidad que percibimos y vivenciamos porque somos identidades únicas con la única misión de ser en el mundo, yo, tu y nosotras.

Vivenciar  la otra

En Educación Biocéntrica las palabras tienen la importancia de la construcción del conocimiento y el compartir saberes. Hablar de identidad, de «yo» tiene sentido cuando involucramos la vivencia en el juego de la construcción, porque la vivencia resignifica conceptos abstractos que forman parte de un mundo teórico/retórico que ensaya entender la vida y explicarla. Es en el diálogo donde creamos el verdadero conocimiento porque dialogar es construir comunitariamente a partir de compartir experiencias de vida que tejen la identidad planetaria, la pertenencia, la unicidad, la alteridad, la comunidad, y posibilita cambios existenciales que favorecen la vida y su evolución.

Cuando la palabra ha emitido su vibración sonora, ha compartido su saber, ha dejado espacios de silencio, de escucha, de íntasis y éxtasis, el cuerpo aparece como receptor/emisor de todo lo registrado y es momento de danzar, no como movimiento estético, pensado y elaborado, si no como transmisor del sentir. Puede parecer difícil. Acostumbran a  entretejerse patrones de «no se danzar»,»no tengo ritmo», «no me sale bien», pero ese ruido se aquieta cuando la música aparece calma, integrando el espacio, los cuerpos, la atmósfera. La mirada desconcha su miedo y su vergüenza para encontrase progresivamente con la otra y surge la sorpresa ineludible de la presencia que pulsa al son de ser en el mundo, sonriendo, fiel a su propósito existencial.

Educación Biocéntrica utiliza como mediadora la Biodanza y como eje impulsor el Principio Biocéntrico que coloca la vida en el lugar sagrado que le corresponde, el centro, la mónada, el punto de partida de toda creación.

Vivenciar qué es la otra, cómo repercute en mi, como influye en mis relaciones, mis reacciones y mi «ser en el mundo», cuánto me entrego/doy en la relación con la otra,….. Todo una vivencia. Ven a sentirla.

Co-habitar. 2º Taller de Educación Biocéntrica de la trilogia «Habitar». Domingo 7 de abril a Espai Berkana – BCN.

mans donades