«Si el acto de vivir es una manifestación sutil del portentoso movimiento de un universo biológicamente organizado y en permanente creación actual, la creatividad humana podría considerarse como una extensión de esas mismas fuerzas biocósmicas expresadas a través de cada individuo. Somos, al mismo tiempo, el mensaje, la criatura y el creador», testimonia Rolando Toro.
Y sigue diciendo «nuestra grandeza no está en el espíritu, sino en la existencia. Y dicho de una manera más radical, nuestra grandeza es nuestra vida». La genialidad de Rolando llega a una profundidad que va más allá de los conocimientos adquiridos. Su mensaje surge como expresión vivenciada de la grandeza de todo su ser.
Le había visto en persona pocas veces y sólo hablé con él durante un momento en Vicenza (Italia) cuando Giovanna me lo presentó. Fueron breves instantes. Principalmente le conocía por sus escritos, su poesía, entrevistas que le habían hecho en radio y televisión, por artículos de prensa en diferentes periódicos de salud y ciencia,… Su obra maestra es el Sistema Biodanza cuyo principio es el pensamiento biocéntrico.
Hay una frase del querido maestro que me gusta recordar. «la Biodanza surgió como respuesta a un mundo herido de «nostalgia de amor». La nostalgia según el diccionario, es: ausencia de afectos, recuerdos de dicha perdida.
La naturaleza humana es afectiva. Forma parte de la evolución de la especie. Fue la significación instintiva de sobrevivencia, que acuño las bases de los vínculos amorosos al proteger a los recién nacidos de las tribus primigenias humanas. La supervivencia les empujaba a vivir en comunidad y a proteger a los más indefensos, sus hijos, en todo el proceso de crecimiento. Las crías humanas requieren un largo proceso de independencia que facilitó un desarrollo intelecto-afectivo progresivo. El cerebro tenia más espacio conforme el ser humano se enderezaba en su caminar dando lugar a la aparición paulatina del neocortex con sus funciones de lenguaje y otras en desarrollo. La articulación de nuevos sonidos por su estructura ósea cambiante, originó fonemas que expresaban un pensamiento complejo, interpretando la vida.
Nuestro ser biológico está dotado de esa información primigenia porque pertenece a la historia de la humanidad. No podemos separar los procesos biológicos, de los psicológicos porque somos susceptibles a los cambios por la interacción constante con el medio. La dualidad no es divisoria, es complementaria.
Reflexionando profundamente sobre la vida, Rolando Toro escribió «el mundo está herido de nostalgia de amor». Pensadores, investigadores, exploradores, científicos, filósofos, educadores, físicos, astrónomos, de todo el planeta proclaman honrar la vida y colocarla en el lugar que corresponde: Justo en el centro de ti, en el centro del otro, en el centro de la vida (biocéntrico), unidos en la diversidad y en el interés común de seguir evolucionando hacia la la armonía de todas las partes, sin exclusión. Construyendo juntos desde el diálogo, la solidaridad y la afectividad.
El arquetipo del amor incondicional es Jesús de Nazaret. La revolución más grande de la historia de la humanidad es «Amar al prójimo como a ti mismo». Es una máxima que proclama un cambio de conciencia en el que el hombre tiene un papel importante que desempeñar: el de sentirse vivo, perteneciente a la vida, parte integrante de ella y co-responsable de su evolución.
Cuando podemos conectar con la profunda sensación de estar vivos, la vida es un presente, un regalo, una bendición.
EXPRESIÓN ARTISTICA
Rolando dice » Todos los seres humanos posees capacidades creativas potenciales que deben ser cultivadas. (…) La actividad creadora estimula la autorreguación, posee un poder ansiolítico de regulación neurovegatativa y de homeostasis. Además, los estados de exaltación creadora poseen efectos todavía más profundos de autoorganización, estimulando procesos a nivel celular e inmunológico».
En Biodanza y la expresión con arcilla, las formas plasmadas no son representaciones de la realidad externa. La obra surge de vivencias inducidas por la música, la danza, el contacto, y el continente afectivo del grupo.
El taller de Biodanza y creatividad con arcilla que titulé El Llenguatge silenciós, forma parte de una trilogía donde nos experimentamos recreándonos con la mirada, el encuentro, la pintura, la arcilla y la expresión afectivo-creativa, posibilitándonos un contacto profundo con nuestra identidad y sensibilizándonos hacia el acto creador.
Estas son algunas de las creaciones. Deseo que las disfrutéis.