Diario de navegación Proyecto “La Trobada, el trobador i la trobairitz”. Biodanza para personas afectadas de la nueva pobreza. Data estelar 12.112.013
Esta es la tercera sesión.
Al llegar al recinto, me encuentro con G sonriente. Me cuenta que A no puede venir porque han tenido un problema de salud en casa: su perrita ha sido atropellada de gravedad y han tenido que operarla de urgencias, perdiendo un ojo y quedando mal herida. Durante unos días, se hace necesario que una de las dos se quede al cuidado de la perrita, hasta que esté en un estado más óptimo. Han decidido turnarse para no perder la sesión. Después me entrega las fichas de participación de A y ella rellenas y añade que ha abierto un grupo de facebook para promocionar Biodanza y Tai-chi en la Trobada. Mi pecho se llena de satisfacción.
R está mirando expectante sin decidirse qué hacer. Sus compañeras le han hablado de Biodanza y tiene deseos de quedarse pero hoy termina el curso de catalán al que asiste para que le ayude a encontrar trabajo. Aún así, colabora con los preparativos de la sala. Llega J deprisa excusándose por llegar tarde y me entrega su ficha rellena con foto incluida. E no viene por asuntos personales. J tampoco,… En total, hoy el grupo es de cuatro personas. ¡Dios mío! – susurro internamente. – ¡Una sesión con cuatro personas!!. Pensaba que no me volvería a pasar más, pero sí. – continuo en mis adentros. No me preocupa la dificultad de estar cuatro personas nada más. Lo que me ocupa es la falta de asistencia.
Finalmente R se queda porque nos ha ido escuchando y se ha contagiado del «buen rollo» dice, y el poder de convicción de J 😉
Iniciamos la sesión con Rueda de intimidad verbal. Recojo dos puntos importantes que comentan: 1) la sonrisa que se instala en su ser después de la sesión y no les abandona en dos o tres días; 2) la diferencia de sesión que notaron con más participantes y menos. La riqueza de la diversidad. Esto me da pie a enfatizar la importancia del grupo, la sensación de pertenencia. Hablamos brevemente del significado de cuidar al grupo asistiendo a la sesión, la sensación que surge de «echar en falta» cuando alguna de las personas no está presente.
Ha llegado el momento de comunicarnos con el cuerpo. Empieza sesión para principiantes. En la progresión del crescendo de vitalidad, después de dos caminares, propongo «Caminar con ímpetu festivo» con Carmen de Bizet. La respuesta es óptima: consiguen lanzarse al vuelo y se escucha algún grito de entusiasmo. Seguimos con coordinación rítmica y sincronización melódica. En esta propuesta recuerdo la diferencia entre movimiento rítmico y melódico y la importancia de ni dominar ni dejarse dominar, evocando la sensación de dialogar danzando, tener en cuenta al otro a través de la mirada. Hago la muestra con R que es su primer día. Tiende a dominar la situación con movimientos rítmicos. Sin dejar de mirarla, opongo una suave resistencia melódica. Si sigo su ritmo, la propuesta se volvería sincronización rítmica y quiero que experimenten la cadencia del movimiento melódico, redondo, lento.
R se muestra extraña al ver que no hay la respuesta que esperaba encontrar. Sin dejar de danzar, me mira interrogante. Mi actitud le provoca atención y busca la manera de encontrarme, de coincidir. En breves segundos, su movimiento se vuelve más lento, más sentido y,… empezamos una danza placentera melódica a dos, que nos provoca sonrisas a ambas mientras seguimos danzando. ¡Lo hemos conseguido!!! En poco más de un minuto, hemos encontrado el punto medio que nos permite disfrutar a ambas, sin renunciar a nuestra individualidad. Gracias Rolando Toro por la maravillosa simplicidad de la «Sincronización melódica».
La curva metodológica de Biodanza sigue avanzando. Vamos bajando suavecito hacia el momento que considero clave de la sesión: «Acunamiento encadenado». Se trata de situarse en el suelo, en fila, apoyados en el vientre del otro en actitud de descanso. Para mí es importante recalcar tomarse tiempo para encontrar la postura verdaderamente cómoda para todos y esperar hasta que el grupo está cómodo, en actitud de entrega. La comodidad permite entregarse al placer de descansar en el otro y juntos.
Llegado este punto, los movimientos de las cuatro personas se han enlentecido; en sus rostros se dibuja gratificante relax. Dos vivencias más y terminamos la sesión en ronda tranquila mientras nos miramos.
En el momento de recoger la sala, R dice: ¡Tengo claro que voy a venir! Ya es una prioridad para mí venir a Biodanza.- dice sonriendo. Todos estamos satisfechos.
El coordinador del proyecto, me ha facilitado una lista con nombres y teléfonos de todas las personas que han pasado por «La Trobada». Estoy dispuesta a llamarlas una a una para intentar captar su atención y vincularlas de nuevo al proyecto. Hay muchas cosas que podemos hacer juntas. Es momento de vivencia de comunidad, de unir fuerzas, de construir la comunidad afectiva que queremos.
Seguimos en pie de paz, danzando en la vida y por la vida.