En Barcelona desde hace más de un año, facilitadoras de Biodanza Sistema Rolando Toro nos reunimos cada mes para tejer vínculos. Este entrelazar surgió del deseo de unir intenciones, experiencias y sueños que llevaban en el tintero del tiempo una espera prolongada, solitaria, ausente, dolorosa, anudada y con enredos de colores para atender y desenredar.
Nuestra tribu está compuesta en la actualidad por dieciséis mujer-árbol que van aprendiendo a dar forma y contenido a un estilo de vida que nace de las profundas y recias raíces de la afectividad. Rolando Toro, el creador del sistema Biodanza, era un hombre-árbol que un día se empeñó en repoblar la tierra estéril del desamor y sembrarla de significados que recordaran la fertilidad del suelo humano. De eso hace más de 50 años y hoy hay centenares de campos sembrados de danza de la vida.
La Biodanza y la Educación Biocéntrica nos reúne en la tierra fértil de Espai Viu, uno de los asentamientos base de la nueva comunidad humana. Allí nos reunimos con la intención de escuchar el Silencio y dejar que su sabiduría guíe nuestros actos y acciones. A veces hay tanto ruido en nuestro interior que Silencio espera paciente a que se aquiete la mente ansiosa y se aposente en el regazo del corazón común para cantarnos verdades que emergen de la Tierra.
Así tejemos nuestra comunidad luna a luna, con hilos de humanidad. Somos mujeres-árbol provenientes de muchos lugares. Algunas somos descaradas, otras somos prudentes, las hay que somos quejosas, miedosas, ruidosas, charlatanas, llorosas, somos gordas, también las hay que somos flacas, deportistas, algunas somos ancianas, otras somos niñas y también las hay que somos jóvenes; somos críticas, también hay quien somos dudosas, otras somos poetas, otras somos coquetas. Todas somos mujeres-árbol que vivimos abrazando nuestros potenciales para ser, hacer y conseguir todo lo que podemos soñar. De a poquito aprendemos a realizar nuestros sueños porque soñar es tejer hilos de unión que reúnen atención e intención y ahí vamos. Juntas construimos para materializar nuestros más profundos deseos. Lo intentamos hacer en soledad pero no funciona, es inorgánico.
Somos mujeres-árbol. Días vendrán que la comunidad crecerá y juntas y juntos aprenderemos a tejer nuevas formas y diseñar nuevos modelos, a probar y jugar para crear nuestra hermosa y común realidad. No es ensoñación. Es sueño hecho realidad.
