Este fin de semana, 21 y 22 de mayo 2011, se ha celebrado en Can Benet Vives, el Taller de Biodanza y Neuromusicologia titulado RITMO: DE LO INSTINTIVO A LO SAGRADO fundamentado en el trabajo de investigación neurocientífica que Carmen Helena Gessinger y Lilian Rose Marques, didactas de Biodanza, vienen desarrollando desde el año 2008.
Carmen y yo nos conocimos en Milán (Italia) durante la formación de Neurociencia impartida por el departamento de Metodología de la IBF. Durante el año que duró la formación, surgieron vínculos de amistad y sintonía que fueron dibujando la posibilidad de traer a España el excelente trabajo que están desarrollando en Brasil.
Tanto para Carmen como para mí, concretar éste taller ha sido un sueño hecho realidad. Desde octubre del 2010 empezamos a trabajar buscando el lugar adecuado, la publicidad, la forma de difusión, combinar los vuelos, las fechas,… y el fin de semana llegó.
Podemos decir que iniciamos el taller el viernes por la noche asistiendo a un concierto de flautas y tambores chamánicos en Barcelona. Fue también un regalo de la vida conocer a Utara, el artesano que hace las flautas y los tambores, dedicando su vida a divulgar la cultura de los indios nativos americanos con sus conciertos. Su hacer, su amor alegre, sencillo y sincero por la cultura indiana, nos estimuló a asistir al concierto. Fue una grata experiencia.
Dormimos poco pero el sábado despertó el día con un sol radiante que pronosticaba buenos augurios. Y así fue.
Tengo el placer de compartir mis sentires respecto al trabajo realizado en Can Benet. Pienso que acontecimientos como los de este fin de semana son mucho más que un taller experiencial donde aprender nuevas formas de relacionarnos con nosotros, el
otro y el cosmos. Desde la vivencia, Carmen y Lilian nos han guiado magistralmente al retorno al origen y, desde allí hemos irradiado ondas armónicas de energía pulsante que viajan a través de la intención, colocándose en lo profundo, consciente, sensitivo, humano y cósmico del ser, con claras repercusiones en la humanidad entera y nuestra Madre Tierra.

El respeto al orden cíclico de la vida, se ha instalado en las células de cada una de las personas que participamos en la celebración, y ya no hay yo sin nosotros, y nosotros sin la totalidad. Somos Uno. Uno con la savia del árbol ascendiendo de la tierra a los cielos, somos uno con el agua de la vida que fluye, uno con el aire que susurra el canto de la buenaventuranza, uno con la pulsación del cálido corazón de la humanidad,… porque los tiempos son llegados. La tierra nos reclama. Navegamos juntos hacia la conciencia del Ser. El inconsciente numinoso, propuesto por Rolando, se expande.
El fuego del impulso vital se ha encendido con la Presencia. No hay vacío, solo un profundo sentido de vivir integrado en Gaia.
Los tambores han sonado y despertado la conciencia de la sacralidad de la vida. El ritmo ha mecido aguas estancadas por el olvido y el temor, despertando el movimiento pulsante de las fuerzas vivas de la tierra. La sabiduría chamánica, la metafísica, la neurociencia, la alquimia, se han reunido para hacer sonar una única voz compuesta por centenares de alientos que elevan su sonido de la tierra a los cielos, comunicando que la vida está viva y que está en mi, en ti y en todos, porque todos formamos parte de ella, minerales, plantas, animales y humanos.
Combustiones de alegría y afecto, espacios de silencio, miradas, cantos armónicos, tambores sagrados acunándonos en el viaje al reencuentro con lo originario, la Luz.
Algo nuevo ha nacido en mí: la fuerza de la mujer chamán, el canto que cura, el sonido que armoniza, la mirada de la presencia, el abrazo del corazón fiel. Estaba en mí, pulsante, latente, aguardando la certeza, y este fin de semana se ha manifestado con mi plena complicidad. No hay conflicto, sólo ritmo, cadencia, armonía.
Nuevos caminos se muestran con claridad. Las nieblas han desaparecido. La temporalidad se amplifica y el arte se manifiesta con conciencia de la acción. Es tiempo de vida, tiempo de arte, tiempo de amar.
Amar a todos y a todo. Diluyendo estructuras creadas para sobrevivir, divulgando la verdad libre de sincretismos, liberándonos para ser todos Uno.
El universo pulsa e impulsa hacia la unicidad. Los tiempos están presentes. Los ancestros viven en la piel, en la sangre, en el sudor, en los bosques y los ríos,… Es momento de actuar. Gaia nos reclama. Ser y estar para hacer juntos la realidad de nuestro sueño común de prosperidad, alegría y presencia. Ya no más lucha, es tiempo de arte.
Unos seguirán impulsados por el ritmo imparable de la propia evolución natural; otros escogemos continuar con la presencia en la vida como un acto sagrado de servicio y creación. Para mí es expandir mi alegría y mi amor.
Para ti, ¿qué es?
Persigue tus sueños y sé.