La génesis del amor
Al planteamiento cartesiano «Je pense, doncs je suis», traducido seria «Pienso, entonces soy», hoy podemos complementar diciendo: «Siento, entonces soy vida». La conexión con la vida converge hacia una comprensión que, según Edgar Morin «nos instruye a asumir la misión antropológica del mileno:
- trabajar para la humanización de la humanidad;
- efectuar un doble pilotaje del planeta: obedecer a la vida, guiar la vida;
- alcanzar la unidad planetaria en la diversidad;
- respetar al otro, al mismo tiempo, la diferencia y la identidad cuanto a sí mismo;
- desarrollar la ética de la solidaridad;
- desarrollar la ética de la comprensión;
- enseñar la ética el genero humano». (Morin 2000)
Pienso que una de las claves indispensables para la construcción comunitaria de este «nuevo paradigma» es redimensionar el papel de la Educación. Para mi, la maestría de Paulo Freire en su propuesta Pedagógica Evolucionaria Dialógica, marca la transición de la etapa experimental que sólo permitía ver una cara u otra de la realidad. Ahora sabemos que la realidad es un sistema complejo de actuaciones interconectadas entre sí que se organizan y estructuran de tal forma que siempre están en movimiento por la propia evolución del conjunto.
La Biología Molecular, la nueva Física, la Teoría General de Sistemas, la Informática, la Psicologia Transpersonal, la Ecología Profunda, en interacción todas ellas, han contribuido para la comprensión de la importancia de las relaciones micro-macrocósmica en la construcción del ser y su entorno. La realidad se redimensiona en un proceso complejo de creación y autocreación (autopoiesis) que integra la conciencia como elemento organizador y estructural en un constante flujo de acción y evolución.
Ahora el reto para mí, se encuentra en la resignificación de la Educación. Los enfoques educativos que potencian la comprensión cognitiva y efectiva ligada a las emociones, tal y como propone Goleman, son tratados por Toro desde una perspectiva biocéntrica donde el aprendizaje se enraíza en los instintos y culmina en el vínculo como impulsor de las estructuras cognitivas. «La biología celular revela también la existencia de verdaderas comunidades celulares que integran acciones bioquímicas de cooperación celular. Cuando los organismos vivos lo requieren, las células son capaces de alterar su comportamiento bioquímico en beneficio de la comunidad celular. Principios de afinidad y rechazo se integran en beneficio de la unidad biológica» (Toro 2002, Afectividad).
La dimensión social en el proceso de organización y estructuración de la existencia del hombre propuesta por Henri Wallon, es complementada por el estudio de Antonio Damasio sobre la neurobiologia de la emoción y los sentimientos que apuntan hacia la percepción del ser humano como la integración de todas las formas de inteligencia, convergiendo en un punto de partida, que Toro llama Inteligencia Afectiva o principio psicogenésico de la afectividad.
Son muchos los pensadores que aportan sus hipótesis sobre la comprensión del desarrollo intelectual del ser humano afirmando que todo conocimiento es construido socialmente, teniendo como base las relaciones humanas. La propuesta del pensamiento biocéntrico es cultivar las energías organizadoras y conservadoras de la vida, y nuestra labor como educadores es reeducar afectivamente a través del vínculo.
Cesar Wagner afirma que la Educación Biocéntrica es una propuesta pedagógica donde el principal instrumento de aprendizaje es la persona, incorporando dimensiones éticas y dialógicas ya que considera al educando como un ser entero «que piensa, que habla, siente y reacciona en comunicación con los otros, no apenas en una relación interpersonal y sí en inter-conectividad, o sea, relaciones conectivas en una forma de regulación y autoregularización.» (Cavalcante, 2004).
molt be, em sembla d'un gust exquisit.
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