Cuentos biocéntricos

De hermoso gusano a bella mariposa

Ayer me sorprendí gratamente cuando fui a regar mi jardín. En la ruda se encontraba un hermoso gusano que llegado su momento se convertirá en una bella mariposa. Hoy sé que el gusano es hermoso y será una bella mariposa porque hace tres años, cuando todavía el miedo a la vida seguía instalado en rincones ocultos casi imperceptibles, de mi memoria, encontré en la misma planta de ruda, a seis gusanos exactamente iguales al de hoy.

Cuando hace tres años los ví allí quietos en mi hermosa planta de ruda, quedé cautivada por su belleza y tamaño. No pasaron más de unos pocos segundos cuando pensé en la posibilidad que fueran dañinos para mi planta. Me asusté. – No quiero que mi planta se muera-. pensé. – Tengo que salvarla.

Con mucho cuidado y también miedo, cogí uno a uno de los hermosos gusanos que para mí eran pequeños monstruos peligrosos y los tiré por la alcantarilla del patio aliviada, pensando que había salvado a mi querida planta. Después de tirarlos pensé en la posibilidad de haberme equivocado. – ¿Y si no eran dañinos?. Escribí a un amigo agricultor y hortelano experto, para hacerle la consulta. Su respuesta fue: son las futuras mariposas más coloridas, grandes y hermosas que hay en el mundo.

No te puedes imaginar cómo me sentí. Seis enormes gusanos preciosos, con sus colores brillantes en mi planta de ruda, esperando a ser mariposas y yo los tiré por la alcantarilla donimada por un sentimiento de miedo y de ignorancia. Ese día aprendí una lección que no he olvidado jamás: la Vida no reacciona, acciona. La acción nace de la atención plena de lo que ocurre en el Ahora y Aquí. Si mi atención está en lo que fue, lo que será, lo puede ser, no estoy presente y por tanto no soy consciente. También entendí que la muerte de los gusanos era una pura ilusión porque ellos habían aparecido en mi planta para ofrecerme el aprendizaje. Su desaparación no fue una muerte; la muerte no existe como la entendermos. Es una transformación, una mutación energética para que la evolución continue su camino.

Cada año he mirado por si alguna vez volvían. Hasta ayer nunca volvieron.

Cuando encontré al hermoso gusano descansando en la rama de la misma ruda que entonces, me sentí feliz. – Estoy aprendiendo- me dije. Y así sigo, aprendiendo y desarrollándome cada día en el arte del Bien-decir.

De todo lo aprendido escribí un cuento que hoy comparto contigo. Te dejo el enlace para que puedas leerlo y si es tu deseo, bajarlo en formato pdf . Sólo te pido que si lo usas en tus aula o en tus labores, cites la autoría.

Amor y Servicio


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