Notas de navegación

El gemelo solitario. Relato de una vivencia integradora biocéntrica

dedicado a mi querido amigo Gunther, un hombre de bien

Toda la vida me he sentido ajena al mundo, como si perteneciera a otra galaxia, a otra atmósfera, a otra gente. Una añoranza profunda me ha invadido siempre, con una intensa sensación de querer volver a algún lugar que nunca acabo de encontrar por mucho que lo intente. A simple vista nadie lo diría, pero quiero contártelo porque lo que he descubierto en mí es tan importante y trascendente que quizás pueda ayudarte a ti o a un familiar tuyo, un hijo, una hermana, tu pareja, la amiga tan rara como tu, que quizás ha pasado por la experiencia de iniciar su vida intrauterina como gemelo y al llegar el parto, sin dejar rastro, ha nacido en solitario. No es tan extraño que esto ocurra; entre un 10 y un 15% de los embarazos en Europa, se sabe que inician como gemelos y sólo acaba sobreviviendo uno de ellos, sin dejar a penas rastro del otro, quizás algunas manchas o pequeñas pérdidas en los tres primeros meses de gestación.

Con la inseminación artificial, el porcentaje de embarazos gemelares han aumentado considerablemente y nos cabe prestar mucha atención a las secuelas que ocasiona en el gemelo superviviente la pérdida de su gemelo, el primer amor puro e incondicional, más significativo incluso que el amor materno.

En estos últimos años de mi vida, y ya son sesenta, en alguna ocasión he pensado que quizás sufría de un desequilibrio bioquímico o mental que me hacía sentir desgraciada, ausente, nostálgica de algo que no conseguía descubrir, viviendo un sin vivir, más allá de las bondades que me regala diariamente la vida. ¿Por qué siento esta tristeza que lo tiñe todo de un gris clarito, como si de un paisaje con niebla baja se tratara mi vida? ¿por qué no acabo de sentirme plena con nada y la plenitud que puedo sentir es tan pasajera? ¿Qué es lo que tengo que hacer para sentirme plenamente viva? Estas han sido las preguntas que se repetían una y otra vez en mi interior como un secreto muy oculto nunca compartido, aunque tengo amigas con las que lo comparto todo, absolutamente todo y gracias a ellas, muchas veces, me encuentro de nuevo cuando me he extraviado. ¿Tengo alguna tara que afecta mi psique?

Un cansancio imperceptible se estaba acumulando con tal magnitud, que siento que hubiera podido enloquecer si Gunther y su compañera Ainhoa no hubieran aparecido en mi vida. Nada es casual, ya lo sabes.

Nos conocimos gracias a nuestros respectivos perros, en esos lugares donde los caninos puedan estar con otros de su especie, jugando y socializándose, mientras sus humanos entablan conversaciones que van desde lo más superficial hasta lo más trascendente. Enseguida conectamos, sobretodo con Gunther. Había algo muy familiar en él que me recordaba a mí misma.

Gunther y yo coincidimos varios días seguidos en nuestros paseos y nos hicimos hermanos. Coincidíamos en gustos musicales, en la necesidad de contacto, en el placer por el silencio y la naturaleza, en la búsqueda de la trascendencia y la profundidad del vivir. En uno de nuestros paseos, con nuestras conversaciones transcendentes sobre la vida y el vivir, me dice que él percibe que yo inicié mi vida intrauterina con un gemelo que no prosperó. Cuando me lo dijo no me sorpendió. Me paré y escuché mi interior: todo mi cuerpo me dijo que era verdad. Al abrir la puerta de la certeza, recordé que, en dos ocasiones diferentes, con muchos años de distancia entre ambas, esta información ya me había llegado de forma muy sutil e indirecta. La primera vez fue con un profesor al que yo respetaba mucho que, en un momento dado me preguntó si antes que yo naciera había habido algún aborto. Lo ignoraba así que se lo pregunté a mi mamá y ella lo negó rotundamente. Muchos años después, una alumna mía de Biodanza me invitó a un taller que impartía ella misma sobre el Gemelo evanescente. Yo no sabia nada sobre el tema, así que me lo explicó con detalle. En ese momento, me llamó la atención pero no sentí que fuera para mí y lo dejé pasar. Años más tarde, (a la tercera va la vencida), llega Gunther y en un paseo por el bosque sencillamente me lo dice y yo siento que es verdad.

Seguimos hablando sobre el tema y me deja un libro de dos terapeutas que después de diez años de experiencia, han recopilado muchos datos de los efectos que causa esa vivencia temprana. Devoro el libro casi de un tirón. En mi interior siento que la pieza del puzzle que nunca encontraba y que pensaba perdida, ya ha aparecido y todo comienza a encajar a gran velocidad: mis dos trabajos con dos currículum (secretaria de investigación médica de día y de noche Integradora social) ademas de madre y esposa, con una capacidad de trabajar que para mí era normal pero siempre creaba asombro a mi alrededor; mi desarraigo a lo palpable, lo material, lo efímero, siempre mirando hacia el cielo en búsqueda de algo que me enraizara, que diera pleno sentido al vivir; viviendo con prisas, como si siempre se me acabara el tiempo, con la muerte presente como algo natural en mi vida. De hecho mi tesis de titulación como profesora de Biodanza se titula “Hablamos de muerte”, y un sinfín de cosas más con las que me iba identificando en la medida que leía los diferentes relatos de los gemelos solitarios. Todo se estaba ordenando en mi interior a gran velocidad.

Con los días, voy reconociendo el impacto que me causó haber compartido los primeros meses de mi vida intrauterina con un hermano gemelo al que llamo Marcelo, nuestro amor absolutamente incondicional y genuino, auténtico, invencible; mucho más puro y real que el de una madre con su criatura. Sí, como oyes. Hoy sé que el amor entre gemelos es el amor del que hablan los maestros espirituales, vivido en la carne desde el mismo instante de ser concebidos, dejando la impronta en nuestra memoria celular del único Amor que existe y que es la Fuente de todo.

Mucho ha sido el sufrimiento sostenido de una muerte silenciosa vivida en el vientre de la madre, percibir como el ser que te complementa, que está unido a ti en la más absoluta intimidad posible, se va desvaneciendo poco a poco sin poder hacer nada, sin entender, sin saber qué está ocurriendo, sin poder escapar al horror. Recuerdo un olor de putrefacción que me generaba nauseas y una rabia feroz; una soledad inconmensurable por su pérdida, una ausencia devastadora que me impulsaba a desear morir desesperadamente aunque la Vida ya me habitaba fuertemente y no había cómo deshacerse de ella. La Vida era para mí un castigo, una penalidad, y todo eso sin palabras, sin raciocinio, sin elaboración mental, sólo vivencia desgarradora que se incrustaba en mis células condicionando mi manera de relacionarme conmigo, con el otro y con la Vida.

Una ecografía muy temprana en la que se percibe como un embrión sigue creciendo y el otro va reduciéndose hasta desaparecer.

A lo largo de mi vida, en esa búsqueda incansable de ser Libre, he tenido momentos que han marcado un antes y un después en mi proceso de ser-en-el-mundo. En Biodanza tuve dos experiencias de renacimiento muy transformadoras. Una de ellas fue en el agua, con Margarita Karger como profesora, en el año 2002; recuerdo la sensación de estar en el vientre de mi madre y literalmente ahogarme, morirme de desesperación. La otra fue con Silvia Eick en la extensión Renacer donde yo no tenía fuerzas para salir al mundo. Esta última y tercera, ha sido con Gunther y Ainhoa en su casa, un día que acudí a ellos en plena crisis de angustia imposible de sostener porque las memorias prenatales se habían activado muy fuertemente y todo ocurría a gran velocidad. Ambos me sostuvieron en esos momentos de profunda desesperación y poco a poco, todo fue calmándose.

Después Ainhoa me hablaba despacio, dejando que todo volviera a su sitio desde otro lugar nuevo donde la comprensión de lo vivido se iba aposentando lentamente. Pasé dos días sin a penas hablar, sin hambre, descansando mucho, y… al tercer día resucité.

El proceso sigue su evolución. Ya no siento ese vacío frío en mi interior. La tristeza se ha desvanecido, el miedo también. Me han crecido nuevas raíces que se agarran a la tierra con ganas. Lo que buscaba ya lo he encontrado. Siempre ha estado en mí y siempre estará. Somos dos y uno a la vez. Empiezo a vislumbrar la que soy desde una nueva identidad integrada que me llena de Paz. La prisa se está difuminando. Soy y estoy Aquí y Ahora de verdad. Sigo adelante con una renovada sensación de vivir y estar presente.

Te dejo un video de los autores del libro «El gemelo solitario», Peter Bourquin y Carmen Cortés por si es de tu interés.

Amor y Servicio más que nunca.

Biodanza

La mística en el Movimiento Biodanza y la cultura Biocéntrica

Cuando hablamos de paradigma biocéntrico, estamos poniendo la Vida al centro y la Vida conlleva, entre muchas otras cosas, misterio. Para mí el misterio de la Vida está asociado a la vivencia mística, espiritual, esotérica, que me llevó a estudiar filosofía, psicología transpersonal y antropología desde una perspectiva autodidacta, ya que mi formación oficial es Informática y Administración.

Cuando inicié la formación de Biodanza, tuve que familiarizarme con un lenguaje nuevo para mí, el de la Biología, que no deja de ser una manera más de explicar qué es la Vida, una porción más del gran puzzle cósmico del conocimiento, si podemos decirlo así.

Después de titularme como facilitadora de Biodanza, seguí mi formación en Milán, Italia, con la neurociencia aplicada a la Biodanza y de allí a la Educación Biocéntrica y algunas extensiones de Biodanza como Biodanza Acuática, Identidad y Cuatro Elementos, l Tarot de Biodanza, El Árbol de los Deseos y actualmente Biodanza y I Ching. Todo lo que he ido estudiando en relación con la propuesta biocéntrica, me lleva invariablemente a la mística, o sea, a la fuente de las enseñanzas casi siempre herméticas que bien se daban por inspiración divina a sabios y ascetas, o bien por experiencia vivencial. Estoy hablando de la mística que yo conozco sin ser una gran experta: la filosofía advaita-vedanta, el Tao, la Kabbalah, la cosmología maya e inca y el Cristianismo original.  Y digo cristianismo original porque desgraciadamente, el cristianismo que nos llega a nuestros tiempos difiere bastante,  por no decir que poco recuerda al mensaje original de Jesús el Nazareno, pues el Nuevo Testamento ha sido manipulado e interpretado a conveniencia del poder dominante para satisfacer intereses personales que nada tienen a ver con el Bien Común y la Buena Nueva crística.

Si revisamos la bibliografía que sustenta el paradigma biocéntrico, muchos son los autores que beben de la fuente de la Kabbalah, de la escuela filosófica hindú clásica y, minoritariamente, del Tao. Siempre me causó una grata impresión ver reflejado de forma particular, lo que en realidad es Uno, dicho y contado de diversas maneras y formas. Incluso la cuántica cada vez se acerca más a la Unidad Divina y Sagrada, con nombres diversos que apuntan a la divinidad.

Eso es lo que me cautivó de Biodanza: su mensaje. Si bien el lenguaje de Biodanza me era ajeno, podía reconocer su propuesta como lo que para mí es “El Cielo en la Tierra”, aunque desde la experiencia puramente física, biológica, corporal, intuitiva y esencialmente salvaje[1]. Esa era la gran novedad: la corporeidad vivida. Cézar Wagner en el vol. I de la Teoría de la Biodanza nos lo cuenta así:

[1] Salvaje, era una palabra que Rolando usaba mucho. Curiosamente salvaje proviene del catalán occitano salvatge y no del francés como se dice. A su vez, estas formas derivan del latín vulgar salvaticus que hace referencia a bosque.

Biodanza se expandió por todo Brasil por contener en su esencia: la belleza, el placer de la vida y la autenticidad de expresarla como corporeidad vivida. El camino no fue fácil, se encontraron con reacciones diversas, desde la plena aceptación hasta el rechazo total y persecución por el Consejo Federal de Psicología de Brasil. Aún así, superó todos los obstáculos y se configuró como disciplina de desarrollo humano


En la Teoría de Biodanza, volumen I y II, encontramos textos muy valiosos en relación a la mística que desaparece en el material teórico de la formación de docentes de Biodanza. El motivo es obvio: el interés de Rolando y todo el equipo de colaboradoras y colaboradores era posicionar la Biodanza como un sistema de desarrollo humano nuevo y revolucionario en la época y desmarcarlo de cualquier indicio esotérico o espiritual que pudiera cuestionar o desacreditar el sistema en sí mismo. En este sentido, cabe reconocer el papel del cientifismo o la tendencia, por decirlo de alguna manera, del afán de acaparar la totalidad de la realidad desde una perspectiva científica exclusivamente, que no deja de ser limitada y estrecha. No estoy diciendo que se equivoque, sólo aludo al papel totalitario que ejercía en la década de los 70-80 y que aún persistente quizás con menos fuerza pero todavía con un gran carácter de exclusividad.

Para abordar la mística en el movimiento Biodanza y la cultura Biocéntrica, primero definiremos la palabra mística y seguiremos con los antecedentes históricos del Movimiento Biodanza, que posteriormente, con la incorporación de la Educación Biocéntrica, pasa a ser la Cultura Biocéntrica, donde la mística es nombrada por su nombre.

ETIMOLOGIA

La palabra mística proviene del griego mystikós, relativo a los misterios. Tanto en Grecia como en Roma los misterios se asociaban a un tipo de práctica espiritual y culto religioso hermético, que guardaba los secretos o que los iniciados “sólo pueden murmurar porque no se saben bien la letra de los cánticos y las recitaciones”, según notas del diccionario de la Real Academia Española. ¿Porqué tanto secreto? Porque en Grecia y Roma había dos tipos de cultos religiosos: uno público y otro privado. El culto público estaba dedicado a los dioses tradicionales para reverenciarlos y pedirles favorecer o agradecer los favores recibidos a cambio de ofrendas y sacrificios que se hacían al aire libre con una actitud respetuosa a las deidades protectoras que permanecían en el interior de los templos junto a las ofrendas. El culto privado o también llamado los cultos mistéricos, de donde viene la mística, sólo podían acceder aquellas personas que deseaban la “salvación” que provenía del más allá (entendiendo “más allá” como la revelación del alma).

Las características de los cultos mistéricos son:

  1. Hay verdades de fe que se deben aprender y sólo son para aquellas personas que se consideran en fase de iniciación. Una vez aprendidas, son bautizados (ritual de reconocimiento de grado alcanzado) y se convierten en iniciados, o sea, mantienen el secreto, la boca cerrada. Cuando son bautizados pueden practicar las enseñanzas y los rituales. Suelen haber grados de iniciación que proporcionan mayor sabiduría al servicio de la comunidad.
  2. El culto y el ritual se practican en el interior del templo cerrado donde solo acceden los iniciados y no pueden contar lo que allí acontece.
  3. Las enseñanzas giran en torno a una divinidad femenina y una masculina que suele ser su hijo, acólito o esposo). La divinidad masculina sufre la prueba de la muerte y la resurrección como la dádiva divina que se consigue si se ha cumplido estrictamente todo el proceso de maestría.

Los principales cultos mistéricos en el mundo griego son los misterios órficos de Orfeo, de Dionisio y los misterios eleusinos (Deméter y Perséfone).

En el mundo romano los cultos mistéricos proceden de Oriente (Mitra y el culto al Sol Invicto- Persia), Asia Menor (Atis y Cibeles) y Egipto (Isis y Osiris).Ishtar/Inanna en Babilonia. Solsticio de invierno en Mesoamérica (culto a la feminidad)

Todos los cultos se erradican con la llegada al poder del cristianismo en el IV d.C. aunque sostiene bastantes ritos y rasgos formales que adapta al cristianismo para borrar la huella popular.

En un principio puede parecer que el misterio o la mística, no tiene nada que ver con el movimiento Biodanza y la cultura biocéntrica, pero si prestamos atención a los textos originarios de la Teoría de Biodanza, comprobamos cómo la mística forma parte de la epistemología y ontología de Biodanza. No en vano en las danzas de los tres aspectos de la divinidad (Vishnu,  Brahma y Shiva), de los animales, los elementos, y las danzas yin-yang, así como las extensiones como Biodanza I CHing, El camino del héroe- Proyecto argonauta, Proyecto Minotauro, el Tarot de Biodanza, Neochamanismo, Identidad de los cuatro elementos, encontramos la psicología de los arquetipos, el rescate de mitos, leyendas, ceremonias ancestrales y diversas técnicas que facilitan estados de éxtasis y de expansión de conciencia. No es casual que estas extensiones referenciadas en enseñanzas ancestrales místicas que explican con detalles cómo es la vida, formen parte de la formación de Biodanza, más allá de la básica de facilitación.

ANTECEDENTES HISTORICOS

Rolando Toro llegó a Brasil, concretamente a Sao Paulo, Brasilia, Belo Horizonte y Rio de Janeiro en 1975, desde Buenos Aires, Argentina. Había sido invitado por profesionales, mayoritariamente psicólogos que “reconocieron en su trabajo algo nuevo y revolucionario en el contexto de los abordajes existentes sobre desarrollo humano en esa época”.

Originalmente Rolando nombró al sistema naciente como Psicodanza y en 1979, pasó a llamarse Biodanza, fruto de reflexiones y discusiones realizadas en el año 1978 por Rolando Toro, Cecilia Luzzi y varios profesionales que completaban el equipo de colaboradores. Cézar Wagner cuenta que la década de los 80 fue significativamente difícil, con grandes obstáculos que fueron superando paso a paso, expandiendo la Biodanza de forma integrada por toda Abya Yala y en Europa en Italia y Suiza (estamos hablando de 1991) -en la actualidad Biodanza se encuentra por todo el mundo-. Fue así como fueron construyendo una sociedad biocéntrica que llamaron Movimiento Biodanza.  Teoría de Biodanza, Tomo I.

La revolución del sistema Biodanza la encontramos en la definición de Biodanza que hace Cézar Wagner en el año 1991, que dice:  “Biodanza es una disciplina de desarrollo humano, que ofrece al ser humano la posibilidad de vivenciar y orientarse por principios que emergen de la propia vida. No se propone como filosofía de vida, pero sí como manifestación de un fabuloso sistema viviente (el Universo) en cada ser humano, a partir de su vida instintiva. Esto significa que toda vivencia tiene cualidades inmanentes[1] y trascendentes, alternando entre ellas la predominancia”.


[1] Inmanente: Inherente a algún ser o unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella. RAE.

Esta dimensión universal de Biodanza no puede sostenerse sólo con aspectos fisiológicos, mitológicos, psicológicos y filosóficos, como encontramos en los cuadernos de formación de docentes de Biodanza, siendo que la mística estaba presente en los cuadernos originarios de la Teoría de Biodanza como en seguida vamos a ver.

En la introducción a los textos de la Teoría de Biodanza, vol. I, Cézar Wagner escribe, de acuerdo con los escritos de Toro de 1978:

El movimiento primordial es el generador primero de nuestra esencia libertaria, semilla original que pulsa e impulsa al ser a la vida, que tiende a florecer en dimensiones cada vez más plenas de un ser cosmogónico y creador de sí mismo.

Aceptamos profundamente la existencia de una esencia humana libertaria, en algo interior que impulsa al ser a la realización, cuyo origen no reside en la conciencia sino en nuestra raíz animal y salvaje.

Encontramos allí las potencialidades humanas, muchas veces bloqueadas, reprimidas, negadas y siempre presentes. (…) Para alcanzarlas es preciso “el retorno a los orígenes de la propia reflexión y descubrir su suelo (su terreno) anterior a la actividad reflexiva y responsable por ella”.

Necesitamos regresar al existir en un mundo sensible y original, que no acepta la ruptura entre el ser y el no-ser. (…)

El individuo trae en si un potencial de vida capaz de proyectarlo en múltiples posibilidades de realización y singularidad. Somos semillas del Cosmos, palpitando, vibrando, ligadas por hilos de Naturaleza entre sí y al Infinito, que a su vez nos llama. (…). Cada ser vivo es una semilla que vibra conducida por una experiencia de billones de años. No hay en la cultura humana algo más sabio y precioso. (…) No es una tarea fácil. Es un sueño de aquellos que escuchan el corazón de la Naturaleza y sienten la profunda realidad de la vida aconteciendo.”.

El texto es más largo y de una belleza extraordinaria. Si tienes ocasión, te invito a que lo leas completo. Mi intención es que tomes atención en la profundidad de las palabras, que nos llevan a la mística vivenciada, a la espiritualidad vivida, entendiendo espiritualidad como el “hacerse cargo de la realidad”.

Después del texto introductorio de Cézar Wagner sobre la Biodanza, encontramos la definición oficial de Biodanza como “un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida”.

Dada la riqueza de la definición que nos llevaría varias páginas en desarrollar, hoy nos quedaremos sólo en la primera parte de la definición oficial: Sistema de integración afectiva. Rolando explica el significado diciendo que “el núcleo integrador es la afectividad, que influye sobre los centros reguladores límbico-hipotalámicos. La propuesta es transformar al hombre disociado en un holón[1]” (el todo y la parte al mismo tiempo, unidad organizacional básica en sistema biológicos y sociales).


Que Rolando nombre el holón, nos indica que conoce los sistemas de transmutación de energía pues en realidad, nada existe que no sea un holón: desde una idea, un impulso, un pensamiento…  El holón no es el todo ni las partes sino la integración de ambas realidades en una única Realidad mayor e indivisible. Como dice Ken Wilber en su obra El Ojo del Espíritu[1], “el estudio de los holones, consiste en el estudio de las verdades anidadas”.

Después de recorrer varios capítulos, que iremos compartiendo y comentando a lo largo de las semanas, donde Rolando Toro escribe sobre el significado amplio de Danza de la Vida, Una nueva visión de los problemas sociales y humanos, Estilos de vivir y estilos de enfermar, Para una inversión de la Estrategia epistemológica, en la Parte II de la Teoría de Biodanza, capítulo V, encontramos Modelos de Transmutación de Energía, primer capítulo sobre el Modelo Teórico de Biodanza.

En este capítulo, Toro se extiende ampliamente sobre los antecedentes de los modelos de transmutación de energía que ha habido a lo largo de la historia de la humanidad, y que tienen como fobjetivo explicar el funcionamiento de los organismos y del propio universo.

Hace referencia amplia a los modelos de transmutación de energía bajo la perspectiva del Chamanismo, del Yoga con la explicación detallada de los chakras, del modelo Cabalístico con detalles del árbol de la vida y las diez sefirot con sus nombres en hebreo, de la mística cristiana, de la Bioenergética y ciertas técnicas orientales, como Don-In, Tui-na, la Acupuntura y la Digitopuntura. También habla sobre los diferentes cuerpos energéticos: mental, astral y etérico según la Teosofía, el modelo del flujo de energías del Tai Chi,  y sólo de manera referenciada también nombra otras teorías religiosas y bioenergéticas, psicológicas y biológicas. En el modelo biológico, nombra el modelo biocéntrico propuesto por Rolando Toro con la siguiente explicación: el universo sería un sistema biológico unitario en el que lo orgánico y lo psíquico son aspectos de una sola realidad”. Sigue nombrando el modelo somático, la transmutación de la energía por movimientos de fluidez basado en los ocho trigramas principales del I Ching i su base filosófica Tao Te King,  hace referencia al Tai Chi CH’wan y los ciento ocho movimientos “que fluyen como una danza”-  dice Rolando, sigue describiendo tres modelos más de transmutación de energía por contacto basados en el Tai Chi, y finalmente dice:

el estudio realizado sobre la evolución histórica de los modelos de energía, permite al estudiante de Biodanza, no sólo una visión panorámica de los esfuerzos humanos por comprender estos procesos, sino sobretodo una toma de consciencia acerca de los procedimientos mas adecuados al ejercicio de las técnicas de integración y crecimiento.”.

Utilizando los múltiples recursos de integración, tales como la fluidez y el contacto, el encuentro, la caricia, el trance, el desafío existencial, al Biodanza induce efectos acelerados de transmutación, concentración y expansión de la energía del ser humano. (…)

Es a partir de esta reflexión, que Rolando continúa diciendo que: el concepto de energía utilizado en Biodanza corresponde al de la Biología contemporánea. (…) Partiendo del concepto de programación genética, las distintas formas o canales de energía aparecen, ya desde el inicio, altamente diferenciadas en la estructura instintiva. – Lo que lleva a afirmar que “según nuestra hipótesis la energía vital sería canalizada en cinco líneas de manifestación: vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad y trascendencia.

(…) En resumen, este modelo pretende demostrar que los sistemas biológicos y semánticos pertenecen a un solo sistema mayor, que es el organismo humano en integración con su ambiente.

A partir de aquí se presenta el modelo teórico y se profundiza en él. Con el tiempo, Rolando siguió investigando y desarrolló el Inconsciente Numinoso; con él terminó el Modelo Teórico de Biodanza.

Mi aportación al respecto de la espiritualidad evidente en el sistema Biodanza, no nombrada en los cuadernos de formación aunque obvia si se lee entre líneas, es referenciar la Mística como parte fundamental del Movimiento Biodanza y la cultura Biocéntrica. La Ciencia Sagrada detallada en las enseñanzas védicas, en el Tao, la cosmovisión de los pueblos originarios, y en el  Cristianismo original, difundido especialmente por Maria Magdalena en el sur de Francia y después por Europa y el resto del mundo, rescatando el Sagrado Femenino que junto al Sagrado Masculino, se funda en una corporeidad vivida en pos de la construcción “Aquí en la Tierra como es el Cielo” de un mundo de Paz y Amor, como corresponde a la evolución planetaria y cósmica de la Vida.


[1] Ken Wilber. El ojo del espíritu. Editorial Kairós, 1998.

[1] Arthur Koestler (1905-1983), originario de Hungría, acuño el término holón en 1967 en su libro El fantasma de la máquina.

[1] Salvaje: la palabra salvaje no viene del francés sauvage, como normalmente se relaciona, sino del catalán occitano con fusión con el latín vulgar salvaticus documentado en el siglo IV d.C. que hace referencia a bosque, o sea, es un adjetivo que referencia al bosque, la selva, la floresta.

La Mísitica en el Movimiento Biodanza y la Cultura Biodanza – 23 mayo 2022