En un momento dado, pierdo la perspectiva de futuro; se ha desvanecido en un furtivo instante donde no da para respirar, sólo contener el aire y soltarlo después. ¿Qué está ocurriendo en mi vida que nada es lo que parece, que todo ocurre deprisa y despacio a la vez, que no consigo encontrar ese punto medio donde quedarme?.
Escribir un libro no es fácil; requiere más constancia de la que pensaba, más tesón y dedicación que lo que pudiera haber imaginado. Y a pesar de ello, no puedo hacer nada más que escribirlo, darle forma, cuidarlo, confiar en mi. ¡Qué ardua tarea!!!
Entre sentir, pensar, decir, y luego leer lo escrito para seguir adelante, se me pasa el tiempo. Voy dando forma literaria a fragmentos de mi vivir que agolpan sensaciones, recuerdos, y hoy concretamente, el desconcierto, el desafío de lo incierto se presenta como posible protagonista de una jornada que tengo la sensación que aún no ha empezado.
Busco orientación en mi libro de cabecera. Sigue adelante, – parece decir. -El camino se hace caminando.
No queda otra. Entiendo.