Notas de navegación

El laberinto y la intuición

Estoy en el presente- me digo. Hace un momento estaba en el pasado; desde allí he creído mirar el futuro y he entrado en pánico. El miedo ha dominado la escena y se me ha congelado el corazón. – ¿Dónde voy delante de tanta miseria y desolación? Las personas no tienen el menor interés en curarse del olvido, no quieren salir de su mediocridad para vivir una vida plena de sentido-. Esto es lo que mi mente me dictaba y desde ese no-estar presente, me he quedado quieta, indagando en la no-presencia. El pensamiento, conforme lo observaba, se ha ido desvelando ante de mí. Aquí te cuento qué ha revelado, porque no es sólo para mí; es para todo aquel que quiera escuchar.

Vivir una vida plena de sentido implica un enfrentamiento a la mediocridad, a la superficialidad del vivir o de lo que nos han hecho creer que es el vivir. En realidad es sobrevivir al control de un ego dominante que hábilmente se disfraza de responsabilidad, de madurez y otros estándares culturales que aquietan las angustias, pero sólo en la superficie pues actúa como un sedante instantáneo que aniquila los sentidos excepto uno. El más importante: el instinto. Éste no puede silenciarse nunca porque pertenece al alma. El instinto es el nexo de lo tangible con lo intangible, y si aprendes a escucharlo, te va dando hilo (cual hilo de Ariadna) para que continúes hasta la salida del laberinto de la mente, donde vas a encontrar hombres y mujeres cantando y danzando, celebrando la hazaña que has realizado.

Sí, hazaña. No me he equivocado, porque al sumergirme en las profundidades del laberinto de la mente, me encuentro de frente con el temido monstruo que, al mirarlo a la cara, a sus ojos, descubro asombrada su vulnerabilidad: él es yo. No hace falta luchar cuerpo a cuerpo; ya lo he descubierto, ha dejado de estar oculto (de cubrirse) y nada de lo que pueda hacer puede dañarme. Paro todos sus golpes y su furia antes que lleguen a mi campo energético. Soy la heroína de esta hazaña; sólo hay una. No pueden haber dos en este juego de la dualidad, así que al reconocer al monstruoso ser, de alguna manera he reconocido que él me habita pero ahora ya no me domina. ¿porqué? porque el presente me ha traído al alma y estando en ella he acogido al temido monstruo y en mi coraje se ha fundido, desaparecido en la forma que me habita. Es la alquimia de la materia quintaesenciada por lo inmutable: la divinidad que todo Es, que Somos.

Vivencia en palabras. Vivencia nombrada, compartida, más la cuestión es ¿cómo sostener la divinidad entre el desconcierto? ¿Cómo mantengo la lucidez de lo vivido y lo habito en mi cotidiano, cuando los imprevistos me sorprenden y me duelen?. ¿Cómo ejercito mi ser divino viviendo una experiencia terriblemente humana?

El cómo en lo individual sólo podemos hacerlo cada una de nosotras. Ahí no podemos intervenir porque vivimos en un universo dual regido por la ley del Libre albedrío que nos dice que cada quien es libre de experimentarse como decida. Ahora bien, en lo colectivo si puedo intervenir con mis acciones conscientes y una de ellas es crear espacios seguros y biocéntricos, libres de juicios y prejuicios, para ejercitarnos como aquello que somos y así crear a su vez, acciones transformadoras reales al servicio de la Vida.

Así nacen los Círculos de Cultura Lunar; para transitar el Camino de la Rosa, o lo que es lo mismo, de fuera adentro, allí donde habita la esencia más preciada de la Bella Reina Rosa. Desde su perfume podemos abrirnos, en espiral sagrada, para reconocer los lugares del camino de retorno donde suelo atascarme como ser humano y como tribu humana; donde los miedos vuelven a aparecer y me/nos paralizan y nos confunden. Desde la esencia de la Rosa puedo vislumbrar los puentes que esperan ser cruzados para vincularme de lo transitorio a lo inmutable y en ese viaje, que es aventura, no soy yo la que regreso. Soy alma jugando al juego divino de ser humana auténtica, como dice María Magdalena, no sólo humus.

La Vida me moldea como la obra de Arte Magna que Soy. Yo como el yo pequeño, sólo puede percibir la sombra que proyecta la Luz y eso da miedo; miedo a desaparecer, pero ¿quién desaparece? Desaparece la fantasía que he proyectado de mí para encantarme con la vida, pero como sólo es fantasía nunca tengo suficiente y sigo enredada a las proyecciones temporales de un amor idílico, una economía fantástica, una vida imaginada según los patrones de las creencias que se han instalado como verdades porque no tengo experiencia en escuchar el lenguaje de la INTUICIÓN, el que me vincula a lo que soy en realidad.

Qué hacemos en los Círculos de Conciencia Lunar? cosas cotidianas como dialogar, reflexionar en grupo, escribir, pintar, compartir historias de vida, que se tornan rituales a la luz del continente afectivo y metodológico de la Educación Biocéntrica. Todo recobra la sacralidad de lo viviente en el acontecer cotidiano.

¿Para qué? para construir y reconstruir el conocimiento de la Vida, con la Vida y en la Vida. Cuando construimos conocimiento desde el compartir colectivo, podemos generar acciones transformadoras reales que sirven a la evolución de la Vida generando más Vida, si podemos decirlo así.

¿Por qué en grupo? La evolución sólo puede darse cuando lo individual y lo colectivo van juntas, como ocurre con las células de todos los organismos y el universo entero. El humano es gregario, como Vida que és. El aislamiento nos mata, nos destruye. Necesitamos la comunidad y el egregor de la tribu humana genuina, y añado genuina para discriminar lo autèntico de lo sintético, o sea, lo original (divino y humano) de lo sintético (humano y máquina).

Rescatar al humano de sí mismo y devolverlo a la divinidad es una prioridad.

Si te resuena, participa de nuestros encuentros mensuales. El próximo es el viernes 11 de noviembre 2022 de 17.30 a 20.30 en Dona’t Espai de Castellar del Vallès. El tema generador de este encuentro es LA ESCUCHA.

Amor y Servicio.

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