Ayer participé en la presentación de Reorganización Ciudadana con Edwin John y el equipo de Comunidades del Bien Común en España. Al llegar al lugar del evento, quedé maravillada por la belleza y estructura simple del edificio que configura la Lleialtat Santsenca, una cooperativa obrera del barrio de Sants, Barcelona, que ha sido recuperada y es autogestionada por diferentes entidades del barrio. Si el lugar en sí ya emanaba Belleza (la que surge de la ilusión por la Vida), las personas con las que me iba encontrando conforme me adentraba al lugar del evento, formaban parte de esta red humana maravillosa, enlazada por el Amor, la Sabiduría y el Poder (Yo Amo, Yo Sé, Yo Puedo) que pulsa en mi interior como faro que guía.
Había llegado pronto y aún estaban organizando el espacio, así que me quedé observando; entonces Edwin John se acercó sonriente, mirándome, con interés de saber de mí. No fue el único; los encuentros surgían de forma natural, tal y como somos los seres humanos, afectivos por naturaleza, aunque nuestra sociedad actual se empeñe en hacernos olvidar.
En ese clima de Amor, Ilusión, Cooperación, Deseo y el objetivo común de crear acciones conjuntas que contribuyan al Bien Común, empezaron las diferentes presentaciones. A lo largo de las dos horas y media del evento, todo fluía con perfecta naturalidad. Edwin nos contó el origen de su proyecto que surgió observando a un bebé intentando desplazarse sin saber andar todavía; lo conseguía agarrándose a un punto de anclaje. ¿Cuál es nuestro anclaje como seres humanos? Primero surge el deseo, después la acción. Los sueños son realidades cuando creemos que podemos hacerlos realidad y esa es la clave.
Desde pequeños somos educados en la productividad que alimenta un sistema basado en la desigualdad para abastecer a un reducido sector de la población cuyo valor es la posesión y la acumulación de bienes para su uso y disfrute. En este sistema educativo, las ideas que el ser humano genera por su característica innata de creador, son sistemáticamente abortadas haciéndonos creer que la imaginación sólo sirve para crear cuentos que nunca llegarán a ser realidades. Nos permiten imaginar porque la imaginación es libre, pero se encargan de hacernos sufrir la osadía de crear y recrear. Pero, como ya he dicho, la Imaginación no conoce fronteras y cuando osamos creer en lo que sabemos, osamos hacer lo que sabemos, y amamos los que sabemos, surge el Poder del Ser vivos, de Ser Vida, y las cosas ocurren.
Ayer, mientras escuchaba a Edwin, en mi interior sonaban tres palabras que se repetían danzarinas «Sí Se Puede».
El ser humano, con intención de explicar la Vida y la complejidad del vivir, generó símbolos y significados que definían conceptos e ideas que recreaban la Vida y el vivir. Con el paso del tiempo, esas palabras dejaron de ser usadas para ampliar la conciencia y se emplearon para manipular las conciencias. Así se generó la mentira, la mente en ira, la mente enloquecida que intenta engañar los sentidos para su juego iracundo; pero… la Fuerza de la Verdad es eterna; se alimenta del Amor y así se gesta la Vida. Sólo el Amor alumbra lo que perdura, así que llegado el momento, el de cada uno y el colectivo, creamos realidades que se replican exponencialmente sin parar.
Hoy quiero regalar mi sueño, el ser y estar del viajante donde el vocabulario verdadero existe sólo para explicar las cosas que la Vida contiene en sí misma, y no hay cabida para lo que no es Real, como la palabra imperfección. La imperfección no existe, es un invento humano que lleva a la confusión, así que ¿para qué vamos a tener y usar palabras que nos confunden?. La imperfección no existe. Dejemos de usarla y creemos juntos y juntas el diccionario de la Vida donde nuestros hijos e hijas, y las hijas y los hijos de las próximas generaciones hablen en Verdad como Camino del Saber.
La rEvolución está en marcha, nadie puede pararla ya.