Teoría de Biodanza

Episteme y Transformación: la Raíz de la Línea de Sexualidad en Biodanza

La línea de vivencia de la Sexualidad en Biodanza es, a mi entender, la más desconocida o quizás la más erróneamente interpretada en lo que respecta a la teoría que la sustenta.  Según mi experiencia, la teoría no es precisamente, uno de los fuertes de la formación de Biodanza, ya que ésta se centra en la vivencia. De hecho, el cuerpo epistemológico del sistema Biodanza, pasa de soslayo, a penas como una nota a pie de página o un anexo en el contexto formativo como profesoras y profesores de Biodanza.

El hecho de profundizar en el campo epistémico del sistema Biodanza, nos proporciona a los profesionales biocéntricos, un abanico de información que enriquece nuestra labor con matices sutiles y profundos. La vivencia es integradora y biocéntrica, lo que quiere decir que, además del movimiento, la música y el grupo, también intervienen la comprensión, la reflexión ampliada, la palabra sentida, reeditar creencias que se hicieron verdades a costa de repetición.  

Nuestro compromiso con la Episteme nos permite realizar una Transformación profunda, anclando la vivencia corporal en la comprensión reflexiva. Estudiar la Línea de Sexualidad, nos empuja a desvelar su raíz profunda, y la complejidad ética y teórica de sus pensadores. Para facilitar procesos de integración biocéntricos, hay que estudiar y comprender la Vida.

Episteme y Transformación

Dicho esto, al profundizar en la Línea de Sexualidad de Biodanza, nos encontramos con la evolución del psicoanálisis y las posturas políticas e ideológicas de sus tres grandes protagonistas, Sigmund Freud, Wilhelm Reich y Carl Gustav Jung.  Rolando Toro, con su mirada profundamente biocéntrica, selección y trascendió la Episteme de estos autores, para crear un sistema donde la consigna y la vivencia, con la música, el movimiento y el grupo fueran agentes de reparación de una humanidad perdida en la nostalgia de amor.

Para entender la raíz profunda de nuestra línea de Sexualidad, es crucial desglosar las tres miradas que abordan la libido, punto de partida de la líneas de vivencia de la sexualidad:

  • Para Freud, la libido es la energía de los instintos sexuales (Eros pulsión de vida/sexual) que, al estar en el núcleo de la vida psíquica, puede ser reprimida, transferida o sublimada, causando la neurosis. Es la fuerza ligada a la función sexual, que impulsa el movimiento y la acción, desde el deseo de satisfacción sexual hasta las expresiones más complejas de la cultura (Tanatos pulsión de muerte/agresión).
  • Para Reich, aunque en un principio se mantuvo fiel a la definición sexual de la libido, sus estudios clínicos lo llevaron a afirmar que la libido no es solo una energía psíquica, sino una energía bio-psíquica real que se acumula y descarga en el organismo, principalmente a través del orgasmo completo, preservando así la salud mental y física. La represión de su libre circulación produce la neurosis y otras enfermedades. El enfoque de Reich es estrictamente biológico y somático.
  • Para Jung, la libido deja de ser solo energía sexual y pasa a ser energía psíquica vital inespecífica, o la fuerza que impulsa todos los procesos psíquicos que engloban el metabolismo, la voluntad, la creatividad, etc. El fin último de la libido es la realización del Sí Mismo (individuación), con un enfoque teleológico (orientado a un fin) y energético (energía del universo).

Aquí te presento una tabla que resume las diferencias clave de los tres autores:

ConceptoSigmund FreudWilhelm ReichCarl Jung
NaturalezaEnergía de la pulsión de vida (principalmente sexual)Energía biofísica, orgón (Orgástica)Energía psíquica general (Élan vital)
AlcanceEnfocada en la sexualidad y búsqueda de placerLigada al cuerpo, a la tensión y descarga físicaImpulsa todas las funciones psíquicas y la vida
ObjetivoSatisfacción pulsional entre Eros y TanatosPlena capacidad orgástica y salud biofísicaRealización del Sí mismo (Individuación)

Cuando Reich va desarrollando su praxis clínica, advierte la suma importancia de las bases biológicas en la actividad psíquica y la consecuencias que derivan en una estratificación de lo llamó la coraza caracterológica. Este principio fue tomado por Toro, desarrollando los ejercicios de Biodanza que conocemos como  ejercicios segmentarios, aunque nos son entendidos como segmentos separados, sino como partes de un todo integrado.  

Podríamos seguir desarrollando el tema hacia la bioenergética, pero en esta ocasión, quiero centrarme en un fragmento de la página 137 del capítulo 5. El Desarrollo de la Técnica del análisis del carácter, del libro: La función del orgasmo, Wilhelm Reich. Editorial Paidós, Surcos 39, ítem: La coraza caracterológica y los estratos o capas dinámicos de los mecanismos de defensa. El fragmento que me llamó la atención dice así:

 “Jung generalizó el concepto de libido al punto de hacerle perder completamente su significado de energía sexual. Terminó con un “inconsciente colectivo” y, con éste, en el misticismo que más tarde representó oficialmente como nacionalsocialista”.

Esta crítica rotunda de Reich me llevó a investigar en el inconsciente colectivo (explícitamente marcado con comillas en el fragmento que cito) y su relación con el movimiento nacionalsocialista. Lo que sigue es el fruto de mi investigación. Deseo que la disfrutes.

Del Inconsciente colectivo al Misticismo

Para Jung la relación entre el cuerpo (soma) y la psique no es dualista; se enmarca en un principio de Unidad Psicosomática. Jung dice “el cuerpo es meramente la visibilidad del alma, de la psique; y el alma es la experiencia psicológica del cuerpo”. Cuerpo y psique o energía psíquica (libido) se experimentan como tensión: relajación en el cuerpo o soma, y deseo, emoción o pensamiento como flujo de la libido o psique.

El cuerpo a menudo personifica la Sombra del Yo, o sea, los aspectos rechazados o inconscientes de la personalidad, que son los causantes de enfermedad e instintos perturbados, forzando así a la conciencia a confrontar la realidad instintiva y biológica en pro del Sí mismo o individuación. Jung usa la metáfora de la alquimia para describir el proceso de individuación, aludiendo al cuerpo como recipiente material donde se manifiesta y se integra el cambio psíquico o libidinal.

Como la libido o energía psíquica es vital y para Jung la dualidad no existe, la libido se conecta directamente con los instintos psíquicos, o sea, el inconsciente colectivo (arquetipos del alma o psique) de manera que el cuerpo encarna el arquetipo. Por ejemplo, si en una persona predomina un arquetipo concreto como puede ser el del Héroe, la manera de relacionarse en y con el mundo, está sujeta a las respuestas psíquica instintivas de ese arquetipo concreto. Vale decir que nunca se presentan solos los arquetipos.

Hasta aquí tenemos diferentes abordajes según los autores. El problema surge tras la Segunda Guerra Mundial y el intento de exterminio del pueblo judío.

La evolución de la psicología Analítica tras la guerra

Ante la catástrofe colectiva y para dar respuesta al horror vivido, Jung introduce el concepto de Sombra colectiva, la que encarna la suma de toda maldad, crueldad irracionalidad y los instintos destructivos que son inherentes a una cultura. Esta sombra colectiva se proyecta y es la fuente de la “mentalidad de masas”.

En los ensayos y artículos posguerra de Jung, el autor argumenta que las atrocidades masivas son el resultado de la proyección no reconocida de la Sombra Colectiva, de manera que si el individuo niega su potencial para lo que denominamos mal, esta energía psíquica se acumula en el inconsciente colectivo hasta que un líder o una ideología, la usa, la organiza y la dirige, tal y como hizo Hitler, a quien Jung consideraba poseído por el arquetipo Wotan.

En esa época, Sigmund Freud, que era judío, terminó exiliándose forzosamente en Londres, ya que los nazis quemaron públicamente sus libros por considerar el psicoanálisis una “ciencia judía” y “pervertida”. A Wilhelm Reich, también judío, lo expulsaron del círculo psicoanalítico y también del movimiento marxista, por argumentar que el fascismo no sólo podía explicarse por la economía de Marx, sino por la represión sexual inculcada en la familia, que hacía que las masas fueran psicológicamente sumisas a un líder. Reich promocionaba el sexo prematrimonial, el control de la natalidad y el aborto. La represión política y la ideológica, forzaron a Reich a huir de Alemania a Estados Unidos, tras la subido al poder de Hitler.  

A diferencia de Freud y Reich, Jung era suizo, y afín a la mística de la Alquimia, el I Ching, la gnosis y los mitos. Su visión psicoanalítica convirtió el nacionalsocialismo en un movimiento de masas místico que, más allá de ser un programa político, encarnaba los mitos germánicos ancestrales y un destino colectivo de sangre y posesión de la tierra, que culminó en su ensayo Wotan (1936) donde describe el nazismo como una fuerza divina e irracional que había poseído al pueblo alemán. Aunque su intención pudiera ser meramente descriptiva, esta visión mitológica del nazismo, lo inhibe de su base política, social y material, donde la represión de la sexualidad, la crisis económica y la estructura de poder eran defendidas en el análisis de Reich.

Jung argumentaba que el alma alemana, dormida y reprimida por siglos de racionalismo cristiano, había sido repentinamente poseída por el arquetipo del antiguo dios germano Wotan (Odin), el dios de la furia, el éxtasis, la guerra y el frenesí. En este sentido, al mitologizar el fenómeno nazi, Jung lo convirtió en una fatalidad arquetípica, en un fenómeno místico e instintivo impulsado por el arquetipo germano.

Dos años antes (entre 1933 y 1934) Jung publicó en la revista de la Sociedad de la Psicoterapia) varios artículos controvertidos, en los que Jung diferenciaba la psicología alemana de la judía. Uno de los artículos más significativos fue “Sobre la situación actual de la psicoterapia” donde hizo una distinción explícita que dice:

“El inconsciente ario tiene un potencial mayor que el judío […]. A mi juicio, la actual psicología médica ha cometido una grave error al aplicar indiscriminadamente categorías, que ni siquiera son válidas para todos los judíos, a los germanos cristianos o eslavos”.

Jung sugería que el psicoanálisis de Freud solo es adecuado para la “psique judía”, supuestamente carente de la profundidad mítica y de los arquetipos germánicos. Defendió que la psique aria estaba regida por fuerzas arcaicas y telúricas que la psicología freudiana, al ser demasiado centrada en lo personal y sexual, no podía comprender.

La consecuencia de sus afirmaciones, al establecer esta distinción, dio una base teórica a la idea nazi de la “supremacía del alma alemana” y a la necesidad de una psicoterapia nacionalsocialista que se ajustara a los arquetipos de la raza aria.

En esta misma etapa (1933) justo cuando Hitler llegó al poder, la rama alemana de Sociedad General Médica Internacional de Psicoterapia, adoptó la ideología nazi, y excluyó a los miembros judíos. Con la ausencia de Freud y los psicoterapeutas judíos expulsados, le propusieron a Jung asumir la presidencia de dicha Sociedad, a lo que Jung asintió con la justificación de que esto permitiría mantener la organización “internacional” como refugio o al menos mantener lazos con los psicoterapeutas no arios (principalmente judíos) que habían sido expulsados de la rama alemana. Sin embargo, el consenso histórico y crítico afirma que Jung no logró que la Sociedad actuara como un refugio efectivo.

Al aceptar la presidencia del organismo oficial con una clara alineación con la ideología nazi, Jung legitimó indirectamente la purga que se estaba llevando a cabo en Alemania.

Sus críticos, entre ellos Reich, le recriminan este enfoque que despolitiza y absuelve la responsabilidad individual y social de los alemanes, no como nación, sino como humanos, al atribuir sus acciones a un “dios enloquecido”, en lugar de buscar causas materiales y soluciones prácticas.  

El resultado de la gestión de Jung como presidente de la Sociedad fue que no proporcionó una red de seguridad ni una estructura de apoyo para las carreras de los psicoterapeutas no-arios ni sus vidas, y las publicaciones de Jung fueron teóricamente marginadas como base pseudocientífica para la exclusión del psicoanálisis freudiana (etiquetado como judío). Ante el fracaso de su supuesta misión de refugio, Jung renunció a la presidencia en 1939, al estallar la guerra.

Jung siempre negó haber sido nazi, alegando que sus distinciones eran puramente culturales y que su presidencia internacional era para proteger a los colegas, con la intención de mantener la psiquiatría internacional viva, pero su ejecución y retórica no lo consiguieron: nunca utilizó su púlpito en la Sociedad para condenar públicamente la persecución o el antisemitismo, y los artículos que publicó en esa época de su presidencia, fueron considerados por la comunidad internacional como un oportunismo profesional, usando su rol como el de alguien que se acomodaba a la situación para beneficio de su propia escuela y pensamiento.

El sentido de la Transformación

Con todo lo descrito, puedo comprender la dura crítica de Reich, pero más allá de los conflictos, lo que realmente me conmueve es la inmensa capacidad de Rolando Toro de integrar esta compleja Episteme del pensamiento de Reich y de Jung, trascendiendo las “sombras” ideológicas para percibir la grandeza de los aportes de ambos autores y recrear la magnificencia del ser humano, en un sistema de integración humana que trasciende culturas, civilización, creencias, dogmas, mitos.

Retrato de Rolando Toro, fundador de Biodanza, reflejando su filosofía sobre la transformación y la vivencia de la sexualidad.

Al profundizar en la Línea de vivencia de la Sexualidad, las personas profesionales de Biodanza podemos catalizar una Transformación real que es, en esencia, reeducación afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida.

Teoría de Biodanza

Vivencia integrativa: la mente de Chardin y el arraigo simbiótico de Toro

La crisis ecológica y existencial que vivimos en estos tiempos requiere trascender la visión lineal de la evolución, en pro de una mirada sistémica, biocéntrica e integrativa. Nos urge incorporar la vivencia de procesos complejos e indivisibles que incorporen diferentes visiones que, si las miramos por separado, puedan parecer opuestas pero que desde una perspectiva integradora convergen y suman.

Esta es la intención de este nuevo artículo, que complementa al anterior “La sinfonía de Convergencia Biocéntrica: el Amor, la Consciencia y La Evolución en Teilhard, Toro y Fagin”. La Integración Humana propuesta por Rolando Toro, puede explicarse de muchas maneras, pero hoy quiero centrarme en la sinergia continua entre dos ejes o movimientos complementarios entre sí: la Convergencia Consciente (Teilhard de Chardin) y el Arraigo Simbiótico (Rolando Toro).

El objetivo de este artículo es que la Noosfera se encarne en la Biosfera, superando la histórica disociación entre mente y matriz de la vida, y así alcanzar una Integración Éticamente completa. Para ello voy a centrarme en tres puntos clave:

  1. De la antropocentralidad implícita de la Noosfera (Chardin) al principio biocéntrico (Toro): para evitar la disociación de ambas miradas (antropocéntrica y biocéntrica), la conciencia de la convergencia (Noosfera) debe ponerse al servicio del sistema viviente.
  2. De la reflexión humana (Chardin) al espectro biológico (Toro): la integración humana requiere de la mente unificada (Reflexión-Chardin), y la certeza profunda del cuerpo conectado (Inconsciente Vital-Toro)
  3. Del Punto Omega (Chardin) a la Integración continua y Ecológica (Toro): El proceso de convergencia (Punto Omega) solo se completa cuando se le suma la dimensión ética al transformarse en un proceso de Regeneración Continua y Ecológica (Principio biocéntrico).

Punto 1. De la antropocentralidad implícita de la Noosfera (Chardin) al principio biocéntrico (Toro)

La obra de Pierre Teilhard de Chardin, jesuita, paleontólogo y teólogo francés se centra en una visión cosmológica integradora de la evolución. Para Chardin el universo no es aleatorio y casual, sino un proceso dinámico y direccional (gráficamente lo representa con una flecha), regido por la Ley de Complejidad-Conciencia (Loi de Complexité-Consciencie).

A medida que la materia se organiza en estructuras de mayor complejidad, la consciencia (la “psique interior”) aumenta correlativamente. Es un movimiento esencialmente vertical, de la materia a la mente, que nos direcciona a un propósito cósmico. Se inicia en la Geosfera (materia inanimada), dando lugar a la Biosfera (vida), de la que emerge una forma incipiente de consciencia, que culmina con la Noosfera (la esfera del pensamiento, la mente y la consciencia humana).

Esta direccionalidad ascendente se representa como un sistema de embonación (uno dentro de otro), siendo la Noosfera la capa última que envuelve la Tierra, donde se encuentra la mente colectiva y las interconexiones que surgen de la humanidad, representando según Chardin, el punto más alto de complejidad y reflexión conocido hasta ahora.

El surgimiento del ser humano o Hominización dentro de la evolución es el evento crucial donde la consciencia se vuelve reflexiva (le repli de l’être sur soi, se repliega sore sí mismo). Es cuando el ser humano no solo conoce, sino que sabe que conoce. Este hecho marca la transición de la evolución biológica a la evolución psicosocial (Noosfera), que para Chardin implica la integración total, en un centro convergente que llama Punto Omega hacia el que tiende irresistiblemente la Noosfera. El Punto Omega es entonces el punto de máxima consciencia, de máxima complejidad y de máxima unidad, o sea, el punto de plenitud existencial (sur-vie– sobre-vida).

Esta unificación intencional de la especie humana, superior a todas las demás especies por su capacidad reflexiva, es de personalización de manera que cada elemento se hace más complejo y único al unirse con los demás en una unidad de consciencia superior, que Chardin llama Amor o Caridad Cósmica, no como una fusión que diluye las personas en su singularidad, sino como una especificación que se dirige hacia un orden superior, un campo de conciencia colectiva; como lo hace cada célula de nuestro organismo entendido como un “todo”, que se especializa en sus funciones componiendo órganos y sistemas: el organismo funciona como el Punto Omega que atrae y da sentido a las partes, y las células representan la singularidad o personalización. No hay disolución, sino especificación para contribuir al todo.

Si bien el desarrollo de la consciencia reflexiva y la capacidad de unificación intencional marca el movimiento de la mente humana hacia la totalidad transcendente como una flecha direccionada hacia un objetivo final, esta direccionalidad necesita un ancla que incluya la vida no reflexiva (la Biosfera), el ancla simbiótica que Toro aporta con el Principio Biocéntrico.

El Principio Biocéntrico pone la Vida al centro, sin jerarquías funcionales. Toro no niega el fenómeno de la conciencia, sino que lo resitúa de manera que la Vida no es el resultado aleatorio de la combinación atómica: es un proyecto-fuerza que organiza el universo. La conciencia humana es una expresión altamente compleja de la Vida, pero no su único sentido ni su polo final. La sacralidad de la Vida se aplica a todo lo que existe, desmantelando así la idea de que la vida vegetal y animal es solo la base de la pirámide evolutiva. La sabiduría profunda, no verbal ni reflexiva que compartimos con el cosmos, no puede ignorarse o ser superada por lo reflexivo. Es en la integración simbiótica con la Biosfera y el Universo Viviente, donde radica el Inconsciente Vital postulado por Toro, que se garantiza la autorregulación, autopoiesis, conservación y evolución de todo cuando existe.

La Integración en sí exige un doble movimiento de la consciencia, como ocurre en la Danza de la Vida (yin-yang, luz-oscuridad…): mientras Chardin enfatiza la Consciencia Reflexiva para la plenitud del ser, Toro pone el foco en la Consciencia Biológica o el Inconsciente Vital, que remite a la sabiduría celular y a la memoria genética de la especie garantizando así la conservación y evolución de la vida en su totalidad. Son dos movimientos complementarios que convergen en una ética biocéntrica donde la evolución y la integración del ser, se da tanto en lo reflexivo como en lo simbiótico, de manera que el conocimiento y la consciencia unificada retornan al ciclo vital (el centro) para garantizar la continuidad de la matriz organizadora.

Punto 2. De la reflexión humana (Chardin) al espectro biológico (Toro)

La complementariedad de Chardin y Toro se da cuando examinamos cómo conceptualizan la consciencia. Chardin la percibe como un fenómeno que culmina, mientras que para Toro la conciencia es una cualidad inherente y expandida de la vida. Veamos con detalle estos puntos:

• Para Chardin la consciencia o “psique interior”, es intrínseca a toda materia (la “cara interna” de las cosas) pero su relevancia evolutiva se dispara con el fenómeno de la reflexión (volver sobre sí mismo) que se da en la transición de la Biosfera a la Noosfera, Esta conciencia reflexiva es el motor que permite la unificación intencional hacia el Punto Omega. En este modelo, las formas de consciencia o “psique interior” presentes en animales y plantas, se consideran pre-consciencia o consciencia inmediata, con una capacidad limitada o nula para la convergencia teleológica, o sea, no pueden entender su naturaleza, de manera que la integración plena pasa necesariamente por la capa de la mente humana.

• Para Toro la consciencia es una cualidad de la Vida en sí misma, manifestada de forma diversa en todo el espectro biológico. Reside en las células y garantiza la autorregulación y conservación de la vida. Es como una inteligencia que compartimos con el resto del reino biológico que Toro llama Inconsciente Vital. La cultura, la educación, las costumbres y los hábitos antropocéntricos nos han desvinculado de esta “sabiduría innata» que evoca en sí misma la pertenencia al sistema viviente mayor. Para que el ser humano restaure esta disociación, Toro propone la vivencia integrativa biocéntrica que, en Biodanza y Educación Biocéntrica, es el vehículo práctico o el “laboratorio” para activar la consciencia cenestésica en pro de la expresión saludable de las Cinco Líneas de Vivencia (vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad y trascendencia), a través de la música, el movimiento, el grupo, el canto y la consigna.

Para Toro la consciencia no es solo una función pensante o reflexiva (Noosfera) sino también es una función sintiente y relacional (conciencia cenestésica) que nos vincula simbióticamente con el resto de la creación. Se despliega en dos direcciones que danzan unidas entre sí: la unidad trascendente del pensamiento y la unidad inmanente de la biología.

Como síntesis a este punto diría que el ser plenamente integrado es aquel cuya mente está unificada y dirigida (Chardin) y cuyo cuerpo y sentir están arraigados en el flujo continuo de la vida (Toro). La aportación más significativa para mí es que la propuesta de Toro no es sólo teórica, sino metodológica, aplicando el Principio Biocéntrico en el sistema Biodanza y la Educación Biocéntrica.

Punto 3. Del Punto Omega a la Integración Biocéntrica

El Punto Omega es el punto externo de máxima complejidad y convergencia, de manera que la conciencia lograda transcienda el fin entrópico del planeta y asegure así la permanencia, hacia una dimensión de plenitud a otro plano o dimensión, en un destino del proceso evolutivo fuera de la Bios.

Para Toro la integración del ser sólo puede validarse si se transforma en acción simbiótica y regeneración continua, asumiendo la inmanencia del ciclo vital, como proceso continuo, tal como lo ejemplifica la analogía de la semilla y el fruto: el fruto (consciencia personalizante o singular del Punto Omega) es la culminación de un proceso biológico evolutivo (Chardin). La plenitud del fruto se demuestra en su capacidad de regresar al ciclo vital (semilla) asegurando la regeneración continua y ecológica de la Biosfera.

El fin último o teleológico del Punto Omega propuesto por Chardin, donde la conciencia se personaliza y trasciende la muerte entrópica del planeta, desde la mirada biocéntrica de Toro se transforma en un proceso continuo de renovación orgánica y reeducación afectiva en el ciclo vital, cuyo objetivo es la alegría de sentirse vivir y la conciencia de honrar y preservar la vida en todas sus manifestaciones, sin aspirar a un escape porque la vida es sagrada.

La flecha de la evolución de Chardin se transforma en un ciclo de vida sintiente que restaura el vínculo con el cosos y todo lo viviente.

La complementariedad de estas dos visiones (Chardin y Toro) nos marca una hora de ruta donde la dirección unificadora de la mente y la voluntad, danzan con la certeza de la corporeidad viviente arraigada en el Inconsciente Vital hacia el Inconsciente Numinoso. El ser humano deja de ser visto como la cúspide que se separa para ascender, y se convierte en la expresión de la sabiduría biológica (Biosfera) en acción consciente y ética (Noosfera) para el beneficio del sistema completo.

Par a mí, ambas visiones son dos grandes propuestas de pensamiento, complementarias, danzantes, inclusivas y reveladoras en estos tiempos de cambio real tan convulsos y aparentemente caóticos.

La Vida nos guía. El Amor nos une. El Servicio nos mueve.

Teoría de Biodanza

La Sinfonía de Convergencia Biocéntrica: El Amor, la Consciencia y la Evolución en Teilhard, Toro y Faggin


Me gusta leer, me apasionan las palabras. Mejor dicho, las amo, así que no me canso de encontrar convergencias que me llevan al eje central que mueve mi existencia: el principio biocéntrico. Deseo que este artículo sea inspirador para tí.

1. Hacia un paradigma unificado de la consciencia
Uno de los autores que conforman el cuerpo epistémico de Biodanza y Educación Biocéntrica, cuya base es el principio biocéntrico, es Pierre Teilhard de Chardin. Rolando Toro bebió de su fuente, como la de otros muchos autores, para ir configurando la Biodanza como un sistema de integración humana fundamentada en las ciencias de la vida. Ese era su interés genuino, hacer que Biodanza ocupara un lugar en el vasto mundo del conocimiento de la Vida al servicio de la Vida y con la Vida. Y lo consiguió, junto a un extenso equipo de personas que colaboraron con él para cumplir ese objetivo común, aportando sus conocimientos en distintas áreas.

Rolando tenía la capacidad de reunir conocimientos aparentemente dispares entre sí, centrarlos en el eje común del principio biocéntrico y adaptarlos a una metodología que fue creándose paso a paso sustentada por su propio modelo teórico que recoge el proceso completo de la integración humana.

En la teoría de Biodanza no se nombra a Federico Faggin. Quizás no era conocido para Rolando, más para mí es uno de los autores contemporáneos más lúcidos cuando hablamos de consciencia. Así que me he decidido escribir sobre un punto de convergencia fundamental entre estas tres visiones del universo: la teología evolutiva de Pierre Teilhard de Chardin, la teoría de la Biodanza de Rolando Toro y la filosofía de la consciencia de Federico Faggin.

Desde la perspectiva de una investigadora biocéntrica, el propósito de este análisis es ir más allá de identificar coincidencias, y mostrar cómo estas ideas, originadas en la ciencia, la espiritualidad y la psicología, se entrelazan para validar un paradigma unificado: aquel en el que la vida es más que un epifenómeno; es el centro del cosmos, y la consciencia su propiedad más fundamental.

Al situar el Principio Biocéntrico como la tesis unificadora, podemos afirmar que el universo existe precisamente porque existe la Vida, y no a la inversa, en contraste radical con el mecanicismo y el materialismo clásico. A través de esta mirada, pretendo examinar cómo cada uno de estos pensadores, desde sus respectivos campos, llegan a una conclusión similar sobre la naturaleza de la evolución, la consciencia y, de manera crucial, como el papel del Amor es el motor universal de la integración humana.

2. El universo como proceso de cefalización. La visión de Pierre Teilhard de Chardin

Pierre Teilhard de Chardin, a través de su visión interdisciplinar cosmológica, propuso una teoría de la evolución que trasciende el determinismo darwinista. Para él, la historia del cosmos va más allá de un proceso ciego y aleatorio; es en sí un movimiento dinámico y con propósito, que se despliega a través de tres grandes umbrales: la cosmogénesis (el surgimiento del mundo mineral e inorgánico), la biogénesis (la aparición de la vida orgánica) y la antropogénesis (el nacimiento del pensamiento en los humanos).

Este proceso evolutivo se caracteriza por una creciente «centricidad o consciencia» en los seres vivientes de manera que, a medida que la evolución avanza, se produce una «cefalización» o desarrollo de un sistema nervioso más complejo, y una «cerebración» o un cerebro más complejo, que llega a su expresión máxima con la aparición del ser humano. En este punto de inflexión, por primera vez según el autor, la evolución adquiere la capacidad de reflexionar sobre sí misma. La visión de Chardin establece un marco en el que la evolución es un proceso biológico y complejo, que tiene un camino: hacia una mayor complejidad, consciencia y espiritualidad.

2.1. La Noosfera y el Punto Omega: La Convergencia Final

Para Chardin, este camino de evolución puede ser descrito en los conceptos que él denomina como Noosfera y Punto Omega. La Noosfera es la «esfera del pensamiento«, o sea, la capa de consciencia colectiva que envuelve el planeta que va emergiendo de la Biosfera amedida que la humanidad se une a una consciencia ampliada y superior través de la comunicación y el entendimiento mutuo. Metafóricamente podríamos verlo como las diferentes “capas” de irradiaciones del campo energético que rodea la Tierra.

El movimiento que impulsa esta convergencia consciente colectiva es fruto de la atracción del Punto Omega, definido como un «foco cósmico personalizante de unificación y de unión». Nos vamos a detener en esta definición para entender su dimensión:

  • El Punto Omega siendo en sí mismo el resultado final de la evolución, no se trata de un punto físico en el espacio. Existe preexistiendo, o sea, posee la característica de estar ya «existente» y se “concretiza”, si podemos decirlo así, como fuerza tractora, como un agujero negro que absorbe y atrae hacia otros estados. En el caso del Punto Omega, Chardin aboga al camino de la evolución cósmica hacia estados superiores de consciencia.
  • Personalizante en el sentido de que, dado que el Punto Omega es el objetivo final del proceso evolutivo, tiene que ser personal por naturaleza, ya que actúa como centro unificador y divino del universo. Para Chardin esa personalización es identificada con Cristo, no como hombre, sino como consciencia crística, un estado puro, cristalino de consciencia.
  • Unificación y unión son el proceso dinámico de integración de la materia inorgánica a la vida y finalmente a la consciencia reflexiva o espíritu, guiados por la fuerza tractora y unificadora del Punto Omega como centro cósmico y personal, impulsados por la energía unificadora del Amor.

2.2. El Amor como energía radial, la sangre de la evolución

Para Chardin, la fuerza directriz de la evolución es una energía que no puede ser explicada por la física clásica. El autor distingue entre la energía tangencial, que es la fuerza física y medible, y la energía radial, que es la fuerza de atracción hacia una mayor centricidad y consciencia. Chardin identifica sin lugar a dudas, la energía radial con el Amor: una fuerza que emana del Punto Omega y atrae a todas las cosas hacia sí, produciendo seres cada vez más conscientes. En ese sentido y como anécdota, recuerdo que mi mama (tendría 91 años en 2025) decía que antes, en su época, lo bebes nacían con los ojos cerrados y ya sus nietos no. ¡Qué decir de mis nietos!

El Amor, en este contexto que propone Chardin, no se limita al sentimiento humano, cambiante, efímero y caprichoso; es una reserva sagrada de energía, que describe como «el torrente sanguíneo mismo de la evolución espiritual». En sus formas más primitivas, el Amor se manifiesta como fuerza molecular, que a lo largo del proceso evolutivo, se identificará con funciones mucho más complejas, como las reproductivas.

Con la aparición de la consciencia reflexiva en el ser humano, el Amor se eleva a un nuevo nivel. Chardin lo analiza en un modelo tripartito: el amor sexual (deseo exclusivo de fusión creativa con el otro), el sentido humano (el amor que se extiende más allá del par, y se manifiesta en la amistad y el sentido de la pertenencia y unidad global) y, finalmente, el sentido cósmico, que según Chardin es la etapa más elevada y la afinidad profunda con la totalidad que nos envuelve. Fundamentalmente, el sentido cósmico es el Amor de Omega, el centro de los centros, hacia el cual converge toda la evolución universal.

Para Chardin, la materia y el espíritu no son dos sustancias separadas, sino «dos estados o dos rostros de una misma Trama cósmica». El Amor, al ser la energía radial que opera en todos los niveles, desde lo molecular hasta lo reflexivo, es la fuerza que unifica estos dos estados (espíritu y materia) de manera que la evolución en sí misma es un proceso en el que la consciencia se desarrolla y adquiere complejidad en la medida que avanza el universo.

Así es como Chardin demuestra que la evolución no puede ser solo un proceso físico, sino una manifestación progresiva del espíritu a través de la materia, siendo el espíritu la consciencia y la interioridad de la realidad, y su manifestación a lo largo de la evolución es el propósito del universo.

3. El Principio Biocéntrico y la Vivencia: La Teoría de Rolando Toro

3.1. Fundamentos de la Biodanza y el Principio Biocéntrico

La teoría de Rolando Toro Araneda[3] se basa en el Principio Biocéntrico, que propone que el universo existe porque existe la vida, y no al contrario, como hemos apuntado al principio del artículo. Biodanza se define como un sistema de «integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de la vida». En el corazón de la teoría anida el concepto del Inconsciente Vital, la fuerza que emana del «psiquismo celular» y genera el impulso innato de vivir.

Esta visión revoluciona el paradigma mecanicista, que considera la vida como una casualidad en un universo inerte. Al igual que Chardin, Toro postula un universo en el que la vida tiene un lugar central y un propósito inherente. El Inconsciente Vital es el equivalente de la «fuerza directriz» de Chardin: un psiquismo celular o la memoria cósmica inscrita en las células, que más allá del pensamiento consciente, moviliza los potenciales genéticos de cada ser vivo en pro de la armonía orgánica como expresión de la Vida. Este proceso culmina en el inconsciente numinoso como estrato más profundo y sublime del ser, directamente vinculado a la liberación de la naturaleza esencial del ser humano, contrarrestando la cultura que tiene a hacerlo insignificante.

3.2. El rol central de la vivencia

La metodología de la Biodanza se fundamenta en la vivencia, un concepto clave que la distingue de otras prácticas y metodologías, pero cuando hablamos de vivencia en Biodanza, no es una vivencia cualquiera; es una vivencia biocéntrica. Toro la define como una experiencia subjetiva que integra al ser en su totalidad. Esta definición transciende el conocimiento conceptual de vivencia como “momento vivido” para convertirse en un estado del ser que unifica la experimenta vivida a través del cuerpo, el movimiento y el encuentro con el otro.

Toro afirma que «no hay cambio sin conciencia, pero tampoco hay un cambio real sin la vivencia«. Esta afirmación establece una relación causal y recíproca entre la consciencia y la experiencia: la vivencia [biocéntrica], como la experiencia de sentir y de ser, es la condición indispensable para un cambio profundo y la integración personal. Es a través de la experiencia directa que se logra acceder al Inconsciente Vital, donde se manifiestan el deseo de vivir y el amor como un «estado de ser». Esta idea encuentra una resonancia en las reflexiones de Federico Faggin, quien también enfatiza la experiencia subjetiva como el «flujo de sentido» que diferencia la vida de los procesos meramente algorítmicos.

3.3. El Amor como un estado de ser y fuerza cósmica

Para Rolando Toro, el Amor es el núcleo que organiza la existencia humana. El Amor más allá del sentimiento, trasciende las relaciones amorosas para abarcar la conexión con la humanidad y el cosmos, siendo en sí mismo un «estado» que se contrapone directamente a la defensa del ego. El Amor es concebido como un «atractor del caos existencial» hacia el orden cósmico y una «forma de integración al infinito». Desde el principio biocéntrico postulado por Rolando Toro, el Amor es comprendido como la conciencia plena de estar vivo aquí y ahora. No es poca cosa, en este mundo de inmediatez y predominio del individualismo extremo.

La teoría de Biodanza articula este fuerza organizadora llamada Amor (resonando con la propuesta de Teilhard de Chardin) a través de sus cinco líneas de vivencia o expresiones del ser humano: Vitalidad, Sexualidad, Creatividad, Afectividad y Trascendencia. Cada una de las líneas que acompañan el proceso de integración humana, es una expresión del Amor y un camino hacia la integración total del ser, de ahí que Toro enfatice que, para recibir amor, primero hay que darlo como una danza activa y transformadora que, al ser ejercitada, genera la vitalidad y la integración que hacen posible que “la vida camine”. Este caminar viviente sucede con la corporeidad vivida: el contacto, los gestos, la piel, la mirada que nos conecta como seres vivos en proceso de vivir, superando el individualismo y el miedo, para abrazar una existencia basada en la conexión con una misma, con la otra persona y con todo lo que nos rodea (visible e invisible).

4. La consciencia como propiedad fundamental: El legado de Federico Faggin

4.1. Del Microprocesador a la Consciencia Irreducible

Federico Faggin[4], el inventor del primer microprocesador, hizo una transición radical del mundo de la ingeniería a la exploración de la consciencia. Su vida de éxito según el paradigma antropocéntrico materialista, no lo llevó a lo que él consideraba felicidad. Inició una búsqueda de sentido que lo llevó a la exploración de la consciencia. Su conclusión fundamental es que la consciencia no es un subproducto del cerebro o un mero proceso algorítmico, sino una «propiedad fundamental» e «irreducible de la naturaleza».

Faggin, como Chardin y Toro, propone un “monismo” en el que la materia no está separada del espíritu. Más bien, la materia es la «expresión estructurada» o el «rostro visible» del espíritu, y el universo es un campo consciente. Esta perspectiva, emergente de su profundo estudio de la física cuántica, que a lo largo de su carrera ha sido y es uno de sus pilares fundamentales ya que le proporciona una validación científica para su visión holística del universo, donde la consciencia precede a la materia y es su base intrínseca. Para Faggin, lo que la física cuántica ha revelado como información inmaterial, es en realidad la consciencia.

4.2. La Consciencia, la Vivencia y el «Flujo de Sentido»

Una distinción clave en la teoría de Faggin es la que existe entre la información (objetiva, sin significado) y la consciencia (la cual da significado a través del sentir y la experiencia). En estos tiempos donde el transhumanismo parece ganar adeptos, Faggin sostiene que la inteligencia artificial no puede ser verdaderamente consciente o autónoma porque carece de la capacidad de sentir. Un robot puede procesar datos sobre una rosa, pero no puede sentir su aroma, por ejemplo.

Esta distinción es de naturaleza ontológica. La vivencia, como la cualidad interna de sentir y ser, es el factor que define a un ser vivo, con un propósito y una interioridad, y es lo que nos diferencia de una máquina o un «zombie que actúa sin propósito mayor». El trabajo de Faggin culmina en su Modelo CIP (Consciousness Integrated Processor), que busca integrar la lógica con la experiencia subjetiva, la intuición y las emociones. En este modelo, un árbol no «procesa» la luz del sol, sino que «experimenta» el proceso de crecer, y una mariposa no «ejecuta un programa» para volar, sino que «vivencia» su movimiento. Esta visión, a mi entender, coincide con la vivencia biocéntrica de Biodanza y Educación Biocéntrica como fundamento científico.

4.3. El Amor como Sustancia Primordial y el Origen de la Teoría

La génesis de la teoría de la consciencia de Faggin se encuentra en una experiencia espiritual personal, como he dicho antes. En un momento de revelación, él sintió una «oleada de energía poderosa» que emergía de su pecho. Esta energía era Amor, pero un amor en mayúsculas, «tan intenso y tan increíblemente gratificante que superaba cualquier noción que había tenido antes». En ese instante, comprendió que esta energía era la «sustancia de la que todo lo que existe está hecho», y que era esta sustancia la que había «creado el universo» a partir de sí misma.

Esta experiencia personal de Amor fue el dato primario que la ciencia materialista no podía explicar. A partir de este evento, Faggin se dedicó a construir una teoría que sí pudiera hacerlo. Esto demuestra que la interioridad y la vivencia personal, que son la base de la Biodanza, no son solo un fin en sí mismas, sino que pueden ser la fuente de un conocimiento radicalmente nuevo sobre la realidad, un conocimiento que une la física y la espiritualidad.

5. Sinfonía de Convergencia: Un Análisis Comparativo de Coincidencias

5.1. Tabla Comparativa de Coincidencias Clave

La siguiente tabla sintetiza las profundas coincidencias que emergen de las obras de Pierre Teilhard de Chardin, Rolando Toro y Federico Faggin.

PensadorVisión del UniversoMotor de la EvoluciónNaturaleza de la ConscienciaRol del AmorLema Clave
Teilhard de ChardinUn cosmos viviente, en constante evolución. Materia y Espíritu son dos caras de una misma realidad.La energía radial, la fuerza de atracción del Punto Omega que guía la evolución hacia una mayor consciencia y complejidad.Una «centricidad creciente» que emerge de la materia. Es el fin y la causa del proceso evolutivo.La energía radial. La «sangre de la evolución espiritual». La fuerza que unifica y atrae hacia el Punto Omega.«El amor es la más universal, formidable y misteriosa de las energías cósmicas.»
Rolando ToroUn «sistema vivo prodigioso» donde la vida es el centro del cosmos y no un subproducto.El Inconsciente Vital, el «deseo de vivir» que proviene del psiquismo celular y moviliza los potenciales genéticos.La capacidad de sentir y ser, accesible a través de la vivencia, que es la esencia del ser humano.Un «estado de ser» y un «atractor del caos». Una fuerza de integración al infinito, expresada en las cinco líneas de vivencia.«El ser humano sufre de nostalgia de Amor.»
Federico FagginUn «campo consciente» del que la materia es su expresión. Un universo que se busca conocer a sí mismo a través de nosotros.La evolución de la consciencia y los sistemas físicos de manera simultánea. El universo evoluciona para conocerse a sí mismo.Una propiedad «fundamental» e «irreducible de la naturaleza», que se manifiesta como el sentir y la vivencia.La «sustancia de la que todo lo que existe está hecho». El origen de la realidad que se revela en la experiencia subjetiva.«La consciencia es la base misma de la realidad.»

5.2. Convergencias Temáticas

A pesar de sus diferentes orígenes, los tres pensadores convergen en puntos temáticos cruciales:

  • Un Universo Unificado y Viviente: Los tres rechazan el dualismo cartesiano y la visión del universo como una máquina inerte. Chardin ve la materia y el espíritu como «dos caras» de un solo proceso, Toro postula un universo como un «prodigioso sistema vivo» que existe gracias a la vida, y Faggin propone que la materia es la «expresión estructurada» de un campo consciente.
  • Evolución con Propósito: Todos postulan que la evolución no es un proceso aleatorio. Para Chardin, es un camino dirigido por la atracción del Punto Omega hacia la noosfera y el ultra-humano. Para Toro, es un camino hacia la «integración humana» y la evolución de la especie a través de las vivencias integradoras. Para Faggin, la consciencia y los sistemas físicos evolucionan «a la vez», con el propósito de que el universo se «conozca a sí mismo a través de nosotros».
  • La Consciencia como Base, No Subproducto: Los tres coinciden en que la consciencia es una propiedad intrínseca, no un epifenómeno. Chardin habla de una «centricidad creciente» como fuerza de la evolución. Toro describe el Inconsciente Vital como el «psiquismo celular». Faggin concluye que la consciencia es una propiedad «fundamental» e «irreducible de la naturaleza».

5.3. El Amor: El hilo conductor del universo

Para mí, este es el punto culminante de la convergencia: Chardin, Toro y Faggin describen el Amor como la fuerza causal universal. La «energía radial» de Chardin, el «atractor» de Toro, y la «sustancia primordial» de Faggin son, de hecho, la misma fuerza. Es la fuerza de unión que actúa como la causa de la evolución cósmica (Chardin), la causa de la integración humana (Toro) y la causa de la propia existencia (Faggin). El Amor es el principio de la unificación en acción, el motor intrínseco de la realidad que busca la conexión y la complejidad a través de la consciencia. Es una fuerza cósmica que se experimenta en la intimidad de la vivencia personal.

6. Síntesis Final: Hacia un Paradigma Biocéntrico Integral

6.1. La Validación de la Visión Biocéntrica

Las coincidencias en los conceptos de consciencia, evolución y del Amor en estos tres pensadores, validan de forma profunda el Principio Biocéntrico de Rolando Toro. El análisis demuestra que el biocentrismo es un paradigma que encuentra eco en la vanguardia de la teología evolutiva del siglo XX y en la física cuántica del siglo XXI. El universo es un vasto proceso vivo, consciente y amoroso. El trabajo de Faggin, a mi entender particular, proporciona una base científica profundamente biocéntrica: la Vida y la Consciencia son la esencia de todo.

6.2. Implicaciones para el Futuro

La convergencia de estas visiones tiene profundas implicaciones para la humanidad. En una era de creciente externalización de la inteligencia y la consciencia a través de la tecnología, como advierte Faggin, es urgente reconectar con la consciencia que nos hace humanos y parte de la vida.

La integración de la ciencia objetiva con la vivencia subjetiva es indispensable para una comprensión completa de la realidad. El Amor, más allá de ser una emoción, emerge como la energía que permite la evolución y facilita el camino hacia la transcendencia, liberándonos del miedo y del egocentrismo. La tecnología, bien utilizada, puede servir como un apoyo para acelerar nuestra evolución inevitable, pero la elección de no convertirnos en esclavas y esclavos depende únicamente de cada individuo.

En última instancia, Chardin, Toro y Faggin, a mi entender, nos invitan a un camino de transformación individual y colectiva, a un reencuentro con el ser que somos, y a una comprensión del universo como un todo vivo, consciente y amoroso. Su mensaje conjunto nos llama a ser participantes activos en el proceso de evolución cósmica, cultivando la consciencia y el Amor como la fuerza tractora del Universo.

Bibliografía consultada


[2] Pierre Theilard de Chardin (1881-1955), sacerdote jesuita, paleontólogo y filósofo francés.

[3] Rolando Toro (1924-2010), educador, psicólogo, antropólogo y poeta chileno.

[4] Federico Faggin (1941, Vicenza, Italia) Ingeniero eléctrico y físico.

Si te interesa el artículo en formato pdf, aquí te dejo el enlace

Teoría de Biodanza

La línea de vivencia de la Sexualidad en Biodanza (parte 1)

Hablarte sobre la segunda línea de vivencia de Biodanza, la Sexualidad, es fruto de una serie de acontecimientos que quiero contarte como introducción al tema, ya que dan sentido al mismo.

Desde hace unos meses estoy profundizando en dos líneas de trabajo con Biodanza y Educación Biocéntrica que me apasionan: el Tarot Biocéntrico con toda su simbología arquetípica, y la Danza del I Ching. Me formé en ambas extensiones hace unos años, pero ha sido recientemente cuando realmente me estoy sumergiendo en sus aguas profundas y ofreciendo aulas al respecto.

«Desde los albores de la historia, los distintos pueblos han manejado modelos energéticos para explicar el funcionamiento de los organismos y del propio universo«, dice Rolando Toro en el capítulo V de la colección de textos de la Teoría de Biodanza, Tomo II, editada por ALAB, 1985. Esto tiene que ver directamente con la Sabiduría Perenne, también llamada Tradición unánime, Sabiduría primordial y Filosofía perenne, que en resumen son las enseñanzas que nos han dejado las culturas originarias de la tierra, en concepto de verdades y valores transculturales y comunes a todos los pueblos (el Chamanismo, el modelo esotérico y metafísico, el Tao y los Cinco Movimientos, la Teosofía, la Kábala, el Tantra,…). De hecho, en el mismo capítulo nombrado anteriormente, como introducción al Modelo Teórico de Biodanza, Rolando Toro describe con detalle los diferentes modelos de transmutación de energía (el Yoga y los chakras, el chamanismo, el modelo esotérico, la Teoría de la Sublimación de Freud y la visión de Jung, la Bioenergética, el modelo integrado de Tai Chi con el I Ching, la Psicosíntesis, el modelo teosófico y el cabalístico) y en la clasificación de los diferentes modelos, añade el Modelo Biocéntrico creado por él mismo, definido como la percepción del universo en un sistema biológico unitario en el que lo orgánico y lo psíquico son aspectos de una sola realidad. «Este modelo pretende demostrar que los sistema biológicos y semánticos pertenecen a un sólo sistema mayor, que es el organismo humano en integración con su ambiente». (pág. 252 Teoría Biodanza, Tomo II). A partir de esta hipótesis Rolando argumenta que el Modelo Teórico de Biodanza tiene un eje estable, que parte del potencial genético y se expresa sobre la trama de las cinco líneas de vivencia que son, por orden ascendente: Vitalidad, Sexualidad, Creatividad, Afectividad y Trascendencia.

Profundizando en los arquetipos del Tarot, que en Biodanza están representados en los cuatro elementos como arquetipos simbólicos (tierra, aire, fuego y agua) y los cuatro animales como arquetipos psicomotores e instintivos (serpiente, garza, tigre, hipopótamo), el recorrido de los arcanos mayores se inicia en el Loco y termina en el arcano del Mundo como punto máximo de integración y plenitud. En la carta del Mundo están representados los cuatro animales y una figura humana en el centro. Todo encaja en el principio cuaternario occidental: cuatro direcciones, cuatro estaciones, cuatro fases de la Luna, los cuatro jinetes del Apocalipsis, los cuatro evangelios, las cuatro nobles verdades del budismo, el cuarto camino de Gurdjieff, las cuatro dimensiones,…

Cuando me sumerjo en los principios del I Ching (el Tao y los Cinco Movimientos), me sorprende que su perspectiva abarca cinco elementos, cinco estaciones, cinco animales, cinco ciclos estacionales, … basándose en el principio de la transmutación de la energía. Y es aquí cuando recuerdo los cinco sólidos platónicos. A partir de aquí, empiezo a cuestionarme que si la integración del ser humano-divino pasa por el número cuatro en occidente y en oriente con el cinco, ¿cuál es el motivo que en Biodanza tengamos cinco líneas de vivencias?.

En la última sesión que impartí en el grupo regular, en el que estamos sumergiéndonos en los arcanos menores del Tarot Biocéntrico, como introducción al arquetipo del tigre, les pregunté qué les evocaba la palabra felino. Todas las participantes nombraron varias cualidades: elegancia, ligereza, precisión, … y sobre todo sensualidad, erotismo, sexualidad, fuego, pasión,… Entonces, pensé: si las personas al ser preguntadas por los atributos que les evoca el felino, responden de forma natural con referencias claras a la sexualidad, ¿por qué la sexualidad en sí misma es una línea de vivencia y no forma parte de la Creatividad, como energía creadora propiamente dicha?. Me puse a investigar en los antecedentes de la línea de vivencia de la sexualidad y me encuentro con la teoría de la Sublimación de la energía sexual, propuesta inicialmente por Freud y comentada por Rolando en el mismo capítulo V.

Freud defiende, en su teoría de la Sublimación, que la energía sexual origina la creatividad y la cultura de tal manera que, el arte y la ciencia son la forma en que el individuo opta para expresar adecuadamente la energía sexual que está reprimida por valores y creencias castradoras. Para Jung la Sublimación de la energía sexual no está relacionada con la creatividad sino con la trascendencia. Para Lacan la sublimación de la sexualidad es el Vacío existencial que todo ser humano aspira a sentir como punto de Unión con la divinidad. El caso es que los tres grandes psicoanalistas de la historia convergen en un punto común: la energía sexual existe como proceso de Sublimación.

En la pág 252 Teoría de Biodanza, ALAB, Rolando dice que «la transmutación de la energía se produce por el crecimiento y recíproca retroalimentación de las cinco líneas del potencial genético, mecanismo deflagrado por los ecofactores, cuya carga semántica es variable». Según mis investigaciones, mi hipótesis es que la línea de la sexualidad es mucho más que una línea de vivencia; es en sí misma la línea de Integración del Ser, el eje del Modelo Teórico de Biodanza. Lo desarrollo a continuación.

En occidente hablamos del número cuatro en relación a lo fenomenológico porque el quinto elemento es el que hace referencia al punto de encuentro donde todo converge y se transmuta; es el punto donde vida y muerte conviven, donde oscuridad y luz finalizan su recorrido para iniciar otro. El quinto elemento, es el quinto estado de transmutación de la energía donde el Ser Divino se manifiesta como Aquello que Es, y desde la mística hermética, se prohíbe nombrarlo porque representa lo más alto, lo más sagrado y sólo nombrarlo lo empequeñece, así pues la única manera de nombrarlo es a partir de sus atributos. En occidente, su representación gráfica es el elemento Éter que no se nombra; en las cuatro direcciones es el Centro que tampoco se nombra; en las cuatro estaciones es el punto medio de impás entre estaciones y a partir de ese punto se transforman. En el Chamanismo, el quinto punto no se nombra, probablemente porque está asumido que es el ser humano como nexo entre Cielo y Tierra; la integración del ser humano en su estilo de vida no concibe la separación, de ahí que el quinto estado se asume por sí mismo. La clave la encontré en el I Ching basado en el Taijitu o símbolo del Yin-Yang y los Cinco Movimientos.

En la curva sinusoidal, que es en la que se basa la metodología de la vivencia en Biodanza, se pueden ver los cinco puntos (Figura 1), que representan los cinco elementos, las cinco direcciones, las cinco estaciones, … Como se ve en la figura, hay un eje de marca la dirección y es punto de encuentro. Estos cinco puntos son en la Sabiduría China, las cinco estaciones, los cinco elementos, las cinco direcciones,… Todo en la China se basa en este principio: la Medicina Tradicional China, el Feng-Shui, las diferentes artes marciales, … En la Figura 2 vemos la curva sinusoidal doblada, como la doble hélice del ADN así como en su representación del símbolo Taijitu o Yin-Yang (figura 3 y 4).

En el Modelo Teórico de Biodanza, el eje fijo donde las cinco líneas de vivencia fluctúan como productoras de cofactores que provocan la expresión de los potenciales genéticos, es el que llamamos Integración que parte de la base Filogenética y asciende en Ontogénesis (desarrollo del individuo) hasta la Identidad Integrada. En la figura 5 podemos ver el Modelo Teórico de Biodanza completo.

Figura 5. Modelo Teórico de Biodanza

El eje que marca la integración es el punto de encuentro que nace en la base de la columna vertebral (geniales desde la visión frontal), justo donde alojan las ocho células madre que nunca mutan a diferencia de todas las demás del cuerpo humano.

Si pudiéramos dibujar el recorrido en movimiento de la onda sinusoidal sería, tanto en occidente como en oriente, el elemento Tierra el eje del recorrido de la onda sinusoidal, dando como resultado la imagen toroidal de la figura 6.

Figura 6. Onda sinusoidal en movimiento creando esta imagen geométrica

En el video que sigue, puedes ver las cinco direcciones en movimiento sinusoidal:centro, delante, detrás, arriba y abajo (en matemáticas se representa en el número Phi), cómo crea la forma toroidal llamada la Flor de la Vida o Matriz de la Vida.

Por todo lo expuesto hasta ahora, mi hipótesis es que la Línea de Vivencia de la Sexualidad, es el eje del Modelo Teórico de Biodanza. En una próxima entrega, voy a fundamentarla en los textos de la Teoría de Biodanza, donde Rolando Toro explica la Línea de Sexualidad.

Te dejo el vídeo que comparto en mi canal de Youtube, donde puedes encontrar más información al respecto.

Gracias por haber llegado hasta aquí.

Amor y Servicio

Teoría de Biodanza

Definición de Biodanza. Parte 1.

Muchas personas tituladas como profesoras de Biodanza, en los primeros años de ejercer como tal, se encuentran con la dificultad de transmitir qué es Biodanza. A mí también me ocurrió al principio; no encontraba la manera de expresar lo que define a Biodanza como un sistema de integración y desarrollo humano. Esta es la inquietud que me expresan muchas facilitadoras y facilitadores titulados o en fase de preparar su tesis, y es por eso que hago este post, por si puede inspirarte en tu Ser-Facilitadora-en-el-mundo.

Voy a dividirlo en tres entregas para no extenderme tanto en un sólo artículo.

Para el entendimiento de algo, para mí, lo más importante es ordenar y estructurar la información que ya tengo sobre ello para, a partir de ella, encontrar la mejor manera de expresar aquello que realmente quiero transmitir. Muy a menudo durante el proceso, se revelan nuevos datos, nuevas comprensiones que resultan muy agradables y estimulantes. Vamos allá.


En la definición oficial de Biodanza de la colección de textos de la Teoría de Biodanza, editada por la Asociación latinoamericana de Biodanza (ALAB) en 1991, que sirve como base para la formación reglada de docentes de Biodanza, dice: Biodanza es un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida.

Para facilitar el entendimiento, vamos a ir desglosando la definición según el orden en que aparecen las palabras.

La primera palabra que encontramos es sistema. Se entiende como sistema a un conjunto ordenado de componentes interrelacionados que interactúan entre sí conformando una estructura que tiene un objetivo específico. Te propongo que vuelvas a leer la frase anterior que define sistema y ésta vez añadas imágenes a las palabras; esto quiere decir que vas a tener que unir los dos hemisferios cerebrales para tener una visión más amplia del significado de la palabra. En la medida que incluyas las imágenes a las palabras, éstas van a impregnarse de sentido para tí, no sólo de significado. Vas a abarcar un campo de comprensión más amplio y unificador. Como nota decirte que hay un impacto emocional en la palabra que solemos obviar y nos cabe rescatar.

Una vez que ya hayas podido leer la palabra y verla, habrás percibido que un sistema abarca lo micro y lo macro, como una célula que es una entidad en sí misma conformada por otros componentes más pequeños (la membrana celular, el núcleo, el aparato de Golgi, citoplasma, ribosoma…)y más grandes a la vez (tejido, órgano,cuerpo…). Así que en un sistema hay componentes interrelacionados que interactúan de forma ordenada dando forma a una estructura, que en Biodanza es el Modelo Teórico de Biodanza (MTB). Ahora bien, para que el sistema se dé como tal, en su estructura ordenada necesita un objetivo específico, un motivo de existir, podríamos decirlo así. El objetivo específico de Biodanza es sentirse viva, la alegría de vivir.

Entender que Biodanza es un sistema es muy importante porque nos sitúa en la comprensión de algo complejo, ordenado, coherente, que se estructura en un modelo teórico que a su vez fundamenta una metodología basada en la vivencia. Así pues, Biodanza no es una herramienta, una técnica, no es un método… es algo mayor: un sistema. Para Rolando Toro definir Biodanza como sistema era muy importante porque cuando hablamos de sistema estamos abarcando una visión unitaria donde las partes y el todo constituyen una unidad indivisible que construye conocimiento ampliado.

Seguimos con la definición oficial de Biodanza y encontramos tres puntos básicos: 1) Integración afectiva, 2) renovación orgánica y 3) reaprendizaje de las funciones originarias.

Ante la pregunta ¿qué es integración afectiva?, la respuesta oficial es: Restablecer la unidad perdida entre percepción, motricidad, afectividad y funciones viscerales. El núcleo integrador es, según nuestro abordaje, la afectividad, que influye sobre los centros reguladores límbico-hipotalámico. La propuesta es transformar al ser humano disociado en un holón.

Lo primero que vemos es que para restablecer la unidad perdida, quiere decir que hemos perdido la percepción de unidad, así que nos percibimos como seres separados, disociados en partes aisladas que nos componen como individuos, y también separados de la Vida que transcurre ahí afuera. La sensación de ser parte de la Vida se ha olvidado: no reconocemos el aire como elemento necesario para nuestra existencia, o el agua, la tierra, por poner un ejemplo, pero eso no es todo. Nosotros somos también aire, tierra, agua… Estamos compuestos de los mismos elementos. Nuestra Gaia es un sistema mayor donde habitamos como sistema menor. Hemos perdido la vivencia de la Unidad, de pertenencia a la Vida. No estoy viviendo una vida, soy Vida.

Cuando Rolando dice integración, está hablando de algo integral, como cuando vamos a la panadería que encontramos pan blanco (refinado) y integral (con todos los componentes de la semilla).

La integración es afectiva porque el Amor nutre sin discriminar ni excluir.

Por último, la base de la integración es el Amor y su manifestación es la expresión afectiva. En la última frase de la respuesta que ofrece Rolando sobre la integración afectiva como parte de la definición de Biodanza, encontramos … transformar al hombre disociado en un holón. ¿Qué es un holón?.

Arthur Koestler acuñó el término holón en su libro de 1967 titulado The Gost in the Machine, en el que profundiza sobre la tendencia humana a la violencia generándose, según el autor, a partir de la división reduccionista mente-cuerpo. Koestler dice que para comprender algo se necesita abarcar el contexto de su relación con el todo mayor en el que reside. Desde esta comprensión surge el término holón que representa tanto una parte del todo como el todo en sí mismo. En el holón hay un flujo bidireccional de información del todo a las partes y de las partes al todo, con dos tendencias claras: «La tendencia autoafirmativa es la expresión dinámica de la totalidad del holón; la tendencia integradora es la expresión dinámica de su parte». Así tenemos que holón implica la la autoafirmación de sí-mismo como un Yo Soy integrado; y la integración que reconcilia las partes y las totalidades de los organismos.

Geométricamente el holón se representa como un toroide.

Sistema dentro de un sistema mayor y así en lo micro como en el macro, en interrelación ordenada, estructurando la Vida. Cuando conseguimos sentir este estado de unidad, de pertenencia a la Vida, podemos decir que estamos en una vivencia integradora, que como algo vivenciado se instala en el cuerpo reorganizando la estructura bio-psico-trascendente del ser humano con tendencia a la armonía.

En la segunda parte hablaremos sobre la renovación orgánica.

Te dejo un video hermoso sobre la integración de la Vida.

Amor y Servicio

Teoría de Biodanza

Hannah Arendt, una de las fuentes que inspiraron las nociones políticas de Rolando Toro

En el capítulo II de la Teoría de Biodanza, editada por ALAB, titulado Una nueva visión de los problemas sociales y humanos, encontramos en el punto 6 lo que Rolando tituló Política, Un acto de amor.  

Al respecto de este punto, la semana pasada compartí en mi canal de YouTube un video con la lectura parcial del texto y comentarios sobre ella. Por si es de tu interés aquí te dejo el enlace: Biodanza: la Política del encuentro humano En la lectura, obvié algunos puntos para no extenderme demasiado, y hoy te traigo una frase del texto mencionado, que me parece muy reveladora para seguir profundizando en el pensamiento que inspira a Rolando Toro. Dice literalmente “Hannah Arendt, Paulo Freire, Wilhelm Reich y Roger Garaudy[1] integran nuestras nociones políticas”.

De los cuatro autores mencionados por Toro, Hannah Arendt era totalmente desconocida para mí, así que me puse a investigar porqué Rolando la tenía entre sus referentes de pensamiento político. Te cuento lo que he descubierto y las reflexiones que me han surgido a partir de este interesante hallazgo.

Hannah Arendt (1906-1975) es alemana judía de Hannover. Estudia con Martin Heidegger y Karl Jaspers, ambos tuvieron una gran influencia en su pensamiento y manera de entender el mundo. En 1933, debido al ascenso al poder de Hitler, Hannah huye a Praga y después Ginebra donde pasa algunos meses; después se traslada a París y se instala durante seis años, colaborando en varias organizaciones de refugiados judíos. En el año 1941 se ve obligada a abandonar Francia (por algún motivo que no he encontrado) y se traslada a Nueva York con su segundo esposo y su madre, donde permanece hasta su muerte. En Nueva York se relaciona con un influyente círculo de escritores e intelectuales, dando conferencias y charlas por diferentes escuelas y centros.  Ejerce como profesora de filosofía política en la New School for Social Research hasta su muerte en 1975.

Publica varios libros que la sitúan entre una de las pensadoras políticas seminales del siglo XX. Entre los títulos publicados más importantes se destacan Los orígenes del totalitarismo, un importante estudio de los regímenes nazi y estalinista, y La condición humana su obra más importante. En 1961 asiste como reportera del The New Yorker al juicio de Adolf Eichmann[1] en Jerusalén. Le causa tal impresión que dos años después del juicio escribe un libro que provoca una profunda crítica en los círculos judíos y en diferentes sectores del ámbito intelectual, llegando incluso a perder alguna amistad por diferencias de pensamiento.

La fuerza, el coraje y la originalidad del pensamiento de Hannah la sitúan en un pensamiento político que no puede identificarse ni con el liberalismo ni con ninguna otra categoría de pensamiento político tradicional, ni tan siquiera con el pensamiento político comunitario. Hannah piensa críticamente sobre la democracia representativa, enfatiza el compromiso cívico y la deliberación política, la separación de moralidad y política y elogia la tradición revolucionaria, pero su aportación más relevante al pensamiento político se basa en la idea de ciudadanía activa, o sea, la relevancia del compromiso cívico y la deliberación colectiva sobre todos los asuntos que afectan a la comunidad. Su percepción se inspirada en la tradición clásica de Aristóteles materializada en los escritos de Maquiavelo[1], Montesquieu y otros, que dicen que la política encuentra su expresión auténtica cada vez que los ciudadanos y ciudadanas se reúnen en un espacio público para deliberar y decidir sobre asuntos de interés colectivo, no porque pueda conducir al acuerdo o a una concepción compartida del bien, sino porque permite a cada ciudadana desarrollar su identidad ejerciendo sus poderes de gestión, su capacidad de juicio y concretar acciones con un cierto grado de eficacia política, lo que en educación biocéntrica llamamos de acción transformadora real.

Hay cuatro temas principales que Hannah presenta en su manera de concebir la filosofía política: concepción de modernidad, teoría de la acción, teoría de juicio y concepción de ciudadanía. Me parece interesante desarrollarlos brevemente para poder entender porque el pensamiento de Arendt es un referente para Toro.

1.Concepción de la modernidad

Para Arendt la modernidad se caracteriza por la pérdida del mundo de la pluralidad y la libertad (no libre albedrío que sería la libertad interior), de solidaridad y convivencia comunitaria, de experiencia y acción, que construyen un sentido de la realidad y la propia identidad individual y colectiva.

Cuando leí “pérdida del mundo”, enseguida me vino la “nostalgia de amor” de Rolando Toro (Arendt desde una visión política, Toro desde un lenguaje poético, pero en el mismo sentido). Para Hannah la pérdida del mundo es efecto del surgimiento de formas totalitarias de gobierno, como el nacismo y el estalinismo, que han roto la continuidad de la historia occidental y ha dejado a la humanidad huérfana de esperanza porque la tradición política no ha resistido los embates de las consecuencias absolutistas. Arendt dice: Solo reapropiándonos del pasado y no de la tradición, podemos esperar devolverle sentido al presente y arrojar algo de luz sobre la situación contemporánea”.  Inspirada por Martin Heidegger propone deconstruir la tradición filosófica occidental para recuperar los orígenes perdidos en el olvido y salvar los fragmentos del pasado que aún pueden ser significativos para el presente.

Recuperar los orígenes es para Hannah recuperar la experiencia original de la polis griega, el “tesoro olvidado” del pasado más allá de la tradición. Para Arendt la polis no es la ciudad-estado en su ubicación física; es la organización de las personas tal como surge del actuar y hablar juntos, y su verdadero espacio se encuentra entre las personas que viven juntas para este propósito, sin importar dónde se encuentren”. Ella entiende la polis como el espacio de aparicióndonde me aparezco a los demás como los otros se me aparecen a mí, donde los hombres existen no sólo como otras cosas vivas e inanimadas, sino para hacer su aparición explícitamente”. Esta frase de Arendt, muy de Heidegger, me hace recordar la frase de Rolando cuando dice “el otro habla de mí«, en su percepción de la Poética del Encuentro humano. Para Hannah este aparecer de la identidad humana es el resultado de tres valores asociados a lo laboral (condición humana de vida), al trabajo (actividad ligada la condición mundana) y a la acción (ligada a la pluralidad).

2. La teoría de la acción

Para Arendt recuperar la antigua noción de praxis (acción vinculada con la libertad y la pluralidad) es esencial para distinguirla de poiesis (fabricación). La acción son libertad y pluralidad. La libertad es para Arendt la capacidad de empezar de nuevo, de hacer lo inesperado, de crear sólo por el hecho de haber nacido. La acción como realización de la libertad, tiene sus raíces en “el hecho de que el hombre sea capaz de actuar, significa que se puede espera de él lo inesperado, que es capaz de realizar lo que es infinitamente improbable. Y esto es nuevamente posible solo porque cada hombre es único, de modo que con cada nacimiento algo singularmente nuevo viene al mundo”. (La condición humana, 1958). ¿Podría apoyar la vivencia del éxtasis del renacido, la línea de vivencia de la Creatividad, los potenciales genéticos, la identidad…? ¿qué crees tu?

La pluralidad es la virtud de actuar y relacionarnos con los otros seres de manera única y distintiva y así, contribuir a una red de acciones y relaciones extraordinariamente complejas e impredecibles. Esta red de acciones es lo que conforma el ámbito de los asuntos humanos, el espacio donde los individuos se relacionan directamente a través del lenguaje.

Para Arendt la acción política, transformadora y comprometida con la polis, implica el habla ya que por medio del lenguaje somos capaces de articular el significado de nuestras acciones y de coordinar las acciones del conjunto. A su vez, el habla implica acción, no sólo por el discurso en sí mismo como acto sino porque a través del habla verificamos la sinceridad del ser humano. Hannah afirma que cuando palabra y acción están unidas, no se han separado y las palabras no se usan para velar intenciones sino revelar realidades, es cuando las personas actuamos en “concierto”, o sea, en armonía sonora con la Vida. ¿Quién soy? Me revela; ¿Qué soy?’ habla de las habilidades y talentos.

Acción y habla solo pueden revelar en retrospectiva, justo cuando surge la palabra que cuenta los hechos y las actuaciones, o sea, narra la historia. De esta forma el narrador, el poeta, el trovador, nos revela la identidad del actor. Los historiadores y narradores develan el quien.

Para Hannah poeta e historiador son clave para preservar la memoria de las acciones pasadas y hacer de ellas una fuente de instrucción para el futuro. Para ser preservadas estas narraciones, necesitan de una audiencia, es decir, una comunidad de oyentes que se conviertan en transmisores de los hechos que han sido inmortalizados. Sheldon Wolin dice “la audiencia es una metáfora de la comunidad política cuya naturaleza es ser una comunidad de recuerdo”. Una de las funciones primordiales de la polis griega era ser la comunidad de memoria, preservar las palabras y los hechos del olvido y dejar testamento para el futuro.

3.La teoría del juicio

La teoría inacabada del juicio, según Hannah, representa su legado central al pensamiento político del siglo XX.

Enfrentando los horrores de las dos grandes tragedias políticas del siglo XX, el nazismo y el estalinismo, Arendt insiste en comprender estos fenómenos desde la aceptación de lo ocurrido con toda su crudeza, sin ubicarlos en precedentes o esquemas históricos, partiendo de un lugar nuevo, donde la capacidad de juzgar debe reinventarse desde un lugar imparcial y distante que nos permita la comprensión y la reconciliación con la realidad del siglo XX.

Esta concepción sobre el juicio proviene de su participación como reportera en el juicio de Eichmann a principios de los años sesenta. Observar las respuestas del acusado, la simplicidad de su pensamiento, su evidente incapacidad de discernir y cuestionar, le suscita la necesidad de aceptar una realidad que desafía la comprensión humana. Ella se cuestiona ¿Cómo pudo un individuo tan común, rigurosamente respetuoso con la ley y demasiado humano, haber cometido tales atrocidades?  Aquí ella plantea lo que llama la banalidad del mal, o sea, la capacidad irreflexiva del individuo que le impide juzgar aquello que hace. Hannah dice “pensar no es una prerrogativa de unos pocos sino una facultad siempre presente en todos; del mismo modo la incapacidad de pensar no es un defecto de mucho que carecen de capacidad intelectual, sino una posibilidad siempre presente en todos”. Intentando encontrar respuestas al impacto que le causó Eichmann, ella se centra en comprender la mente y se apoya en Kant que defendía que para que nuestros juicios sean válidos debemos trascender nuestras condiciones privadas o subjetivas en favor de las públicas e intersubjetivas, apelando al sentido común de lo humano.

4.Concepción de ciudadanía

Para Arendt la ciudadanía en el mundo contemporáneo pasa por la recuperación de una visión del mundo compartida y por la creación de espacios colectivos donde los individuos puedan revelar sus identidades y establecer relaciones de reciprocidad y solidaridad. La unidad lleva implícita la participación directa en las prácticas y actividades que son características de ese espacio y los agentes que los habitan.

Esta concepción participativa de ciudadanía de Arendt aborda la constitución de la identidad colectiva para que sea reconocida, probada y transformada de manera democrática y discursiva. Como alternativa a un sistema de representación basado en partidos burocráticos y estructuras estatales, Arendt propone un sistema federado de consejos a través de los cuales los ciudadanos puedan determinar sus propios asuntos mediante la participación política directa, es decir, la acción común y la deliberación colectiva.

Estos serían los cuatro puntos significativos del concepto de filosofía política de Arendt, explicados brevemente. Cuando realmente me sorprendió la propuesta de Hannah fue verla en grabaciones antiguas, donde le hacían encuestas. Hay una película que te recomiendo que veas, que trata sobre ella y el juicio de Eichmann; la traducción al español es bastante deficiente, según dicen los comentarios en YouTube, cuando Hannah habla con Martin y éste le pregunta «¿Me quiere enseñar a pensar?, es ¿Quiere que le enseñe a pensar?; y en otro momento del final del film, la frase es «la banalidad del mal» y no la banalidad de nuestro mal, como está traducido. Aquí te dejo el video completo.

Por otro lado, también te dejo el video de una entrevista que le hacen, porque allí es ella tal cual, con su lucidez, su feminidad, su inteligencia al desnudo.

Entiendo que Rolando Toro se inspirara en Hannah por su visión delante de un mundo “perdido” como dice ella, ante tamaños desconciertos mundiales, con valores devastados y una crítica muy aguda sobre lo social y los avances tecnológicos que Hannah hace en sus escritos con gran elegancia, según mi parecer. El concepto de ciudadanía de Arendt, la libertad experimentada no desde lo filosófico sino desde lo político, que ya defendían los pensadores griegos del siglo IV a.C., la acción que se da en la pluralidad del espacio público con la palabra como fruto de la capacidad intrínseca del ser humano de crear y recrear un espacio social de sorprendentes posibilidades, recuperar la polis y la praxis de los clásicos griegos, a mi entender, dice mucho sobre el sistema Biodanza.  ¿Tu que opinas?

Desvincular la política de la integración humana, es perpetuar la ilusión de separación entre lo viviente y la Vida.

Amor y Servicio


[1] Roger Garaudy, te dejo un enlace al vídeo donde hago una breve explicación sobre este autor y otro enlace que puede que sea de tu interés.  Roger Garaudy . Roger Garaudy (2)

[1] Adolf Eichmann, alto funcionario de la SS alemana, encargado de organizar la identificación, reunión y transporte de judíos de toda la Europa ocupada a sus destinos finales en Auschwitz y otros campos de exterminio en la Polonia ocupada por los alemanes

[1] Rolando Toro, en el punto 6 del capítulo 2 del volumen 1 de la Teoría de Biodanza, punto que estamos comentando, nombra a Maquiavelo en El Príncipe conceptualizando el Poder como categoría de valor en sí mismo.



Teoría de Biodanza

De la vivencia epistemológica y el conocer

En la Teoría de Biodanza, Tomo I, capítulo IV, punto 11, titulado BIOLINGÜÍSTICA, encontramos una detallada exposición del estudio de los lenguajes a partir de su origen biológico. En apenas nueve páginas, Rolando Toro, de forma resumida, describe y clasifica la filiación evolutiva de los protolenguajes, a partir de las investigaciones bio-lingüísticas en el ser humano, resaltando la importancia del lenguaje poético, hasta llegar a la vinculación poética de algunos de los poetas dentro del Modelo Teórico de Biodanza y las cinco líneas de vivencia.

No voy a transcribir la totalidad de las páginas, pero sí voy a remarcar aquellas partes que hablan específicamente del lenguaje en Biodanza como una vivencia epistémica.

El camino que va desde el sentir orgánico y su formulación en lenguaje es complejo y accidental.

Podríamos formular la hipótesis de que nuestro lenguaje es una extensión de nosotros mismos y que nuestras palabras constituyen la semántica del ser. Sin embargo, esto no es así, porque el hombre es capaz de disociar la vivencia de la expresión, es decir, puede construir falsos lenguajes.

Si mis palabras son una expresión de mí mismo, una extensión mía, semejante a las extensiones de mi cuerpo, una secreción absolutamente real, entonces mis palabras deberían tener el sentido total de lo que yo soy como hombre. Pero no es así, debido a que, en su trayectoria de formalización, el lenguaje enrarece sus vínculos con el origen e incorpora elementos de la cultura adquirida a través de la memoria. Estos elementos adulteran la pureza o veracidad de lo que nos proponemos decir. Así, el lenguaje surge dentro de una dialéctica de expresión y simulación, de veracidad, de autenticidad y falsedad.

(…) pienso que la única manera posible de encontrar el camino a la intimidad a través del lenguaje es considerar las palabras que designan el objeto como parte del hombre que expresa el objeto. (…) las palabras no poseen una realidad autónoma, sino que son la substancia, la secreción biológica de la interacción entre la parte incomunicable y silenciosa y aquello que finalmente se formula.

Es aquí donde surge la noción de poesía como el camino directo entre la vivencia y la palabra; donde la conexión originaria con el sentir orgánico se conserva siempre. Es en la poesía donde se salva el abismo entre el ser y no ser. La mutación visceral consiste en la transformación de sensaciones en conciencia fulminante. Ahí surge la veracidad, cualidad de desnudez, cópula energética con la realidad, que nace del encuentro en el diálogo, una dimensión de la esquiva noción de libertad. La poesía, una oportunidad para la libertad.

Si somos los mentores siderales de la vida, nuestras palabras pueden ser los puentes de conexión con otras vidas, con otros misterios de conciencia y otros ámbitos del corazón.
Nuestras palabras se vuelven, en la poesía, el néctar para la nutrición de los humanos con los humanos, bajo las estrellas.
En el lenguaje poético establecemos la trama de un misterio fabuloso: la intimidad; nos envolvemos con el misterio del otro, establecemos un pacto: palabras simples, verdaderas, directas, extensiones de la vida en la vida.

El poder curativo de las palabras no lo encontraremos jamás en el idioma de la psicología, sino en el lenguaje poético capaz de restablecer vínculos originarios.

(…) los problemas humanos pueden abordarse, sin duda, a nivel simbólico, a través de una poética en la que la palabra realiza, verdaderamente, la síntesis vital, creadora, capaz de dar acceso a una modificación profunda.

Rolando nos recuerda que la explicación de un mecanismo puede aliviar, pero no cura. Su interés radica en la sanación del ser humano, en su integración con y en la Vida. Sigue diciendo: El alarido como forma poética, la protesta política, la elegía, el canto de amor, la inducción de estados de conciencia cósmica y de éxtasis mediante el lenguaje poético, son elementos poderosos que podrían emplearse en la curación de las angustias existenciales.

En estas palabras de Rolando es donde encuentro el sentido a la palabra emocionada que se pretende en la Rueda de Intimidad Verbal. No hablamos de ser poetas como la cultura nos ha enseñado que es. Ser poeta, poetisa, es un estado de conciencia que nos conecta con la Vida que somos, que nos permite expresarnos verbalmente como una extensión del ser, recordando de dónde surge la palabra simple, sencilla, cotidiana, sagrada siempre: de la corporeidad viviente.

En el Simposio de didactas, de marzo de 2002, Raúl Terrén con el título Epistemología del Trance, nos recuerda la definición del acto de conocimiento: “la cognición es la acción corporizada», pero ¿qué es conocer? y aquí no podemos hacer la pregunta desde fuera, pues el conocer nos habita. Es así como el pensamiento racional entra en una encrucijada y como no sabe dónde ir, se detiene – dice Terrén- y en ese instante se puede entrar en un trance cognitivo (…) que puede ser una “vivencia epistémica” donde la confusión inicial se transforma en conocimiento. De esto podemos deducir que la vivencia epistémica implica un estado de trance, de cambio de estado de consciencia.

Esta vivencia epistémica, también llamada en Biodanza como trance integrativo, se da en la corporeidad vivida como la verdadera instancia del saber sin entender, como un proceso viviente de creatividad cognitiva, que se desarrolla entre el inconsciente vital, el inconsciente emocional y el inconsciente cognitivo en interacción, y que, al pasar a la conciencia y a la memoria, llamaremos conocimiento, lo ya conocido.

En Biodanza, el proceso de integración abarca la estructura unitaria música-movimiento-vivencia, más música es también la musicalidad de lo viviente, los sonidos vitales, las vibraciones sonoras donde la palabra emocionada, poética en sí misma, también puede llegar a ser vivencia, si hay disponibilidad para que eso ocurra.

En las dos últimas páginas de las nueve que he mencionado de la Teoría de Biodanza, Rolando Toro hace una distribución “apenas aproximativa” de los poetas que él considera “los verdaderos terapeutas de la especie humana” dentro del Modelo Teórico de Biodanza, a modo de propuesta, tanto en las cinco líneas de vivencia como dentro de los parámetros centrales del Modelo Teórico (integración-Expresión Genética, Identidad y Regresión-Trance.

Termina con un poema de Rilke expresando su vivencia de crecimiento en círculos concéntricos, el mismo modelo de espiral infinita de una Cantata de Bach:

Vivo mi vida en círculos concéntricos
que crecen y se alejan sobre el mundo.
Quizás el círculo mayor no llegará a cerrarse nunca a pesar de mi esfuerzo.
Giro en torno a Dios en este viaje sin edad desde hace millares de años.
¿Quién soy? Lo ignoro aún.
¿Un halcón, una tempestad o una inmensa canción?

Teresa Tendero, marzo 2023

Teoría de Biodanza

Sistemas vivientes en la teoría de Biodanza

Nos encontramos en el punto 6 – Sistemas Vivientes – de la Teoría de Biodanza publicada por ALAB en 1991, el capítulo 1 donde Rolando Toro desarrolla el concepto de “Danza de la Vida”.

Cuando estudiamos los sistemas vivientes podemos observar una constante que se repite: la adaptabilidad para conservar el equilibrio funcional. Si bien la Vida se rige por un Orden Cósmico universal, su expresión singular y diferenciada es altamente compleja. Esa complejidad adaptativa es llamada plasticidad biológica.

La plasticidad biológica alude a la capacidad celular y de los organismos para adaptarse a los cambios producidos en el medio y modificar sus propiedades sinápticas, morfológicas, inmunitarias, entre otras. Se había dado por hecho que las células tenían una función y un comportamiento diferenciado, fijo y estable, pero los avances científicos han demostrado que el acontecer del vivir, incluso en su fractalidad más minúscula como es el comportamiento de las células, corresponde a un proceso dinámico que puede llegar a modificar la estructura celular y conformar otra que configure un organismo entero diferenciado. O sea, que hay células pueden modificar su destino final si el medio en el que habitan así lo exige, como por ejemplo las células en su fase embrionaria. Las investigaciones afirman que si las células embrionarias se trasplantan y se exponen a un micro entorno distinto, modifican su función de manera que los factores epigenéticos[1] (gen y entorno) marcan la variabilidad fenotípica.

Es verdad que la determinación genética propone caminos de solución altamente específicos pero la especificidad de los organismos está ligada a principios organizacionales propios de su capacidad para “renovarse y establecer nuevos equilibrios a partir de ciertos estados de desorden”. En este sentido, quisiera recomendarte la lectura del libro La Biología de la creencia del biólogo celular Dr. Bruce H Lipton que aporta datos muy interesantes que complementan lo abordado en este tema.

Seguimos en el texto de Rolando Toro y nos encontramos con una cita de Edgar Morín y la transcripción de un párrafo del autor que dice así:

la máquina artificial, luego que constituida, sólo puede comenzar degenerando, mientras que la máquina viva, aunque temporalmente, es no-degenerativa, es decir, apta para aumentar su complejidad”.

Esta renovación biológica me lleva a Humberto Maturana y Francisco Varela[2], creadores del término autopoiesis, aunque Rolando no los nombre en el texto.

Autopiesis es la capacidad de adaptabilidad de un sistema a su entorno, de manera que la red propia de su sistema puede crear o destruir elementos del mismo sistema, como respuesta a las perturbaciones del medio, pero, aunque el sistema cambie estructuralmente, la red permanece manteniendo la identidad del sistema durante toda su existencia. En otras palabras, se autogenera a sí misma cuando algo externo incide en el sistema y su equilibrio pide una adaptabilidad para continuar vivo, entonces referenciándose en sí mismo, se auto recrea. En el caso del cáncer, cuando ya el sistema no puede regenerarse, colapsa y el organismo muere, pero también existen casos de remisión espontánea, renovando el equilibrio funcional provocado por el cambio de un estilo de vida.

Francisco Varela describe tres criterios que validan el sostén de un sistema autopoyésico:

  1. Borde semipermeable. Constituido por componentes moleculares que discriminan entre interior y exterior del sistema.
  2. Red de reacciones: los componentes de la barrera o borde semipermeable son producto de una red de reacciones que opera al interior de la barrera.
  3. Interdependencia. La red de reacciones es generada por condiciones producidas por la existencia de la misma barrera. O sea, 1 y 2 son interdependientes.

Varela no estaba de acuerdo en extrapolar la autopoiesis a otros campos y Maturana sí, así que se distanciaron, lo que no impidió que la capacidad autopoyésica de los sistemas vivas, siguiera su curso, tal  y como lo hizo la teoría de las Redes de Niels Jerne (1974), ésta sí nombrada por Rolando en el texto, que explica el funcionamiento del sistema inmunológico adaptativo, reconociéndolo como una red interactiva de linfocitos y moléculas que tienen componentes conectados que interactúan en tolerancias y afinidades, como una red comunitaria para el equilibrio del sistema mayor. Esta teoría de Redes, incide en la importancia de los procesos de innovación y creación biológica, que pueden extenderse a otros campos como la sociología, la psicología, la economía, etc.

Rolando hace énfasis en la necesidad de “acostumbrarnos a pensar holísticamente el organismo” y olvidar las dialécticas que impiden la concepción sistémica del ser humano. no en vano estamos desarrollando el concepto de Danza de la Vida y si nos referenciamos en ella veremos que todo cuanto existe, aunque singular es un unidad a la vez, comparten esta paradoja asombrosa que se repite en el micro y el macro pues todo es Vida. Enmarcar la concepción de la Vida desde el pensamiento sistémico propicia comprender la realidad como un sistema de objetos interconectados con otros subsistemas y sistemas mayores, que permanecen unidos para la recreación de más vida en la misma vida. Esto nos habla de nosotros también, aunque cueste de creer. Somos Vida, no lo olvides. No soy alguien o algo viviendo la Vida. Soy la propia Vida expresándose a sí misma.

Rolando termina el texto diciendo: “La dialéctica Taoísta o la occidental, deben considerarse superadas por el pensar sistémico”. Cuando dice occidental no sé qué quiere decir exactamente, pero en referencia al pensamiento taoísta, manifiesto mi sorpresa ante tal afirmación ya que el Tao, si hablamos de pensamiento sistémico, es el pensamiento sistémico por excelencia desde hace miles de años, antes que existiera el concepto, y si no que se lo digan a Fritjof Capra en su magnífico libro El Tao de la Física, que te recomiendo.

Amor y Servicio


[1] La Epigenética es el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarias y que no se pueden atribuir a alteraciones de la secuencia de ADN.

[2] Humberto Maturana y Francisco Varela. De máquinas y seres vivos (1973)

Teoría de Biodanza

El principio biocéntrico de Rolando Toro

Cuando hablamos del Principio de Vida, nos referimos a algo muy preciso: a funciones universales, a formas de vinculación y a desarrollo evolutivo. Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos”-dice Rolando Toro. Esa manera de pensar y de sentir, referenciada en la vivencia y en la comprensión de los sistemas vivientes, Rolando la llamó Principio Biocéntrico.

Estamos en el punto 5 titulado El Principio Biocéntrico, del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza, donde Rolando Toro desarrolla el significado de la Danza de la Vida. La Teoría de Biodanza son dos volúmenes con los textos originales escritos por Rolando Toro y editados por ALAB (Asociación Latino Americana de Biodanza) en el año 1991.


La Vida, tal y como nos la cuenta la ciencia tradicional, nos dice que surgió como consecuencia de la combinación y recombinación de elementos químicos expuestos a determinadas condiciones de ambiente, temperatura y presión que favorecieron la creación de la diversidad de las formas que conocemos. En resumen, la Vida es una consecuencia de procesos atómicos. Para Rolando Toro y muchos otros pensadores, la Vida no es una consecuencia; Ella es preexistente a la creación; es la guía y la estructura que construye el Universo. Las combinaciones de los elementos se dan por un Orden Mayor preexistente que ordena y estructura los grados de integración que se manifiestan en el Universo conocido. El Universo existe porque la Vida existe, no a la inversa.

Esta afirmación, que Rolando Toro define como Principio Biocéntrico, parte de la vivencia de un universo organizado en función de la Vida. No es un planteamiento antrópico (producido por la actividad humana), cosmológico (parte de la astronomía que estudia las leyes universales), ni teológico (ciencia que trata de Dios y de las cosas divinas). El planteamiento del Principio Biocéntrico es biocosmológico ya que es la Vida la que organiza y estructura todo cuanto existe, ya sean elementos, astros, plantas, animales, moléculas; todo cuanto existe son componentes de un sistema viviente mayor llamado Bios = Vida, con sus ciclos vitales.

A pesar de que en el modelo teórico de Biodanza, la Anábasis y Catábasis se incorporaron unos cuantos años después de su planteamiento, Rolando Toro, en sus textos originales nos habla de los ciclos de la vida definidos por:

  • La función catabólica, en biología, sería el descenso de los nutrientes orgánicos hasta su degradación y muerte y en mitología Catábasis hace referencia al descenso al inframundo como parte del proceso evolutivo donde deviene la «muerte» como transformación necesaria para resucitar.
  • La función anabólica, que en biología es el proceso metabólico de fabricar y almacenar y en mitología Anábasis hace referencia al resurgir de la Catábasis o muerte, como ser transformado para compartir lo vivido e incidir en y con el mundo.

Todo este proceso viviente es, literal y simbólicamente, la expresión de la propia evolución del universo, que es la evolución de la Vida; no como aquello que se crea conforme a algo externo que favorece o no el proceso, sino como algo interno que lo permea todo, que lo habita todo dotándolo de estructura y orden para que la Vida siga evolucionando en sí misma, como sistema viviente. Como nota, te dejo dos enlaces a dos conferencias de Jaime Buhigas sobre Anábasis y Katábasis como proceso evolutivo de la Vida y Anábasis y Katábasis dentro del Laberinto.

Todo cuanto existe, desde los neutrinos hasta los quarks, las rocas, los mares, los pensamientos más sutiles, la danza del vivir es la expresión de la Vida manifestándose a sí misma, sin otra finalidad que el gozo de vivir, que la alegría de existir. La vida no tiene que alcanzar un fin; la Vida es y se manifiesta como aquello que es en infinitos ensayos de sí misma. El problema radica en que las condiciones sociales y culturas que predominan en nuestro planeta son anti-vida y en esas condiciones, el ser humano ha olvidado su naturaleza divina y se ha identificado separado de la Vida, como si la Vida estuviera fuera de sí mismo. Esa identificación ilusoria lo hace buscar permanentemente un sentido al vivir, un objetivo, una finalidad, ya sea asociada al poder (paradigma político), al saber (paradigma científico), al tener (paradigma económico) o al estar (paradigma espiritual), lo que sigue alejándolo más aun de su naturaleza esencial que es Ser Vida.

El Principio Biocéntrico postulado por Rolando Toro transforma los parámetros de un estilo de vida basado en una cultura anti-vida y los eleva a la comunión con la Vida Cósmica, con la clara intención de presentarse al mundo como un punto de partida para estructurar las nuevas percepciones y las ciencias, dando prioridad a lo viviente, transformando la ilusión del determinismo físico y el pensamiento lineal, en “una percepción topológica y en la poética de la similitud”-según palabras del mismo Toro; pero ¿qué quiere decir con percepción topológica y la poética de la similitud?

La percepción topológica es una propuesta de Lin Chen (1982) en la que demuestra que el funcionamiento de nuestro sistema de percepción visual se basa en la percepción de ciertas características topológicas del objeto relacionadas con la razón matemática o la comparación de dos objetos, prescindiendo de los significados concretos. Posteriormente, el cerebro añade información geométrica, contexto y semántica.

Cuando Rolando habla de la poética de la similitud encontramos que similitud tiene la raíz etimológica de sem, que quiere decir la unidad frente a la dualidad.

Así, el Principio Biocéntrico apunta a una mirada, semántica y contexto centradas en la Unidad de la Vida y su infinita diversidad manifestada, donde “los hábitos intelectuales de selección, evaluación y juicio sobre objetos y fenómenos serán reemplazados por la percepción de todas las expresiones, de todos los movimientos, en tanto que lenguajes de lo viviente”.

En la interpretación de Copenhague de la física cuántica, desarrollada por Bohr y Heisenberg en la década de 1920, se revela la interconexión existente en el universo y se demuestra que no es posible descomponer el mundo en las más pequeñas unidades que existan independientemente. A medida que se va penetrando en la materia, los físicos encontraron que está hecha de partículas, pero éstas no son los «ladrillos básicos» al estilo de Newton, sino meramente idealizaciones que resultan útiles desde un punto de vista práctico, pero sin significado en sí mismas. Según Niels Bohr: «las partículas materiales aisladas son abstracciones, y sus propiedades son definibles y observables sólo a través de su interacción con otros sistemas«[1].

Más adelante, en el punto 5 de la Teoría de Biodanza titulado El Principio Biocéntrico, Toro dice “Frente al terror del origen, frente a la soledad inexpugnable del infinito, los seres buscan la respuesta mirándose a los ojos. Todo gira en el fuego de una pasión misteriosa; piel y escalofrío, semen y besos entre las estrellas”.

Para mí, es innegable que Rolando Toro tubo experiencias místicas donde el universo es vivenciado como una danza cósmica inseminada de Amor difícilmente descriptible a no ser por un lenguaje poético donde la atracción de las fuerzas y energías que componen la Vida, gozan en el éxtasis de Ser Vida.

No es de extrañar que para Rolando Toro fuera muy importante fundamentar toda la base epistemológica y ontológica de Biodanza con la Biología, la Antropología y las ciencias de la Vida, para que Biodanza no se confundiera con algo esotérico, espiritual o una propuesta más del movimiento New Age. Rolando Toro insistía en que la Biodanza trascendiera las barreras ideológicas y se reconociera como un sistema de integración humana con la Vida y en la Vida, no sólo como un sistema de desarrollo humano que cambia la conducta.

Han pasado más de 30 años y si bien la ciencia va encaminándose hacia formular la Unidad de lo viviente, tal como las tradiciones ancestrales de oriente y los pueblos originarios de la Tierra afirman desde tiempos inmemorables, Biodanza hoy ya no puede ocultar más la mística de su propuesta. La ciencia y los otros tres paradigmas imperantes (la política, la economía y la religión) que han regido nuestro último ciclo histórico, ya no tienen credibilidad por sí mismos. El ser humano ya no admite que le digan qué es verdadero o falso; la Verdad habita en su interior y ya no hay cómo ocultar esta máxima. Sólo en la vivencia directa podrá trascender el engaño en sí mismo, y reconocerse como parte integrante de la Vida. Por eso Biodanza es, ante todo, vivencia, porque la vivencia es transformación, es la que nos permite vivir y experimentar el proceso evolutivo de la Vida, con sus Katábasis y Anábasis danzando sin otro objetivo que la Danza en sí misma.

Biodanza seguirá adelante en este tiempo histórico de transición, porque es un sistema de integración humana que, como otros sistemas de integración humana, sostiene al ser humano en su proceso de ser humano auténtico y reconocerse como Aquello que Es y siempre ha sido.

Seguimos.


[1] N. Bohr, Atomic Physics and the Description of Nature (Cambridge University Press, Londres, 1934), pág. 57.

Teoría de Biodanza

Sacralización de la Vida según Rolando Toro

Sacralización de la Vida es el título del punto 4 del capítulo 1 de la Teoría de Biodanza publicada por ALAB en el año 1991. Vamos a ver el desarrollo que Rolando Toro nos ofrece en relación a este punto.

Lo primero que Toro nos dice es que, si bien las investigaciones y hallazgos de la Biología y las ciencias de la Vida nos dan un “punto de partida sólido y fecundo para comprender muchos misterios de la biosfera, de modo alguno son suficientes para exprimir todos los significados esenciales acerca de la condición humana”.  Se hace necesario “incorporar las grandes intuiciones sobre aspectos aun no revelados y misteriosos de la vida humana«.

Estas palabras son de hace treinta años y si bien es verdad que la cuántica y las neurociencias están aportando una visión mucho más amplia y flexible a los dogmas científicos imperantes en el paradigma antropocéntrico, dejando entrever atisbos de sacralidad incluso en los nombres con los que bautizan sus hallazgos -como por ejemplo el bosón o Partícula de Dios[1], también queda mucho camino para incorporar lo sagrado a lo profano, si podemos decirlo así. Y es aquí donde Rolando incide en esta diferencia impuesta por un sistema de creencias que mantiene al ser separado de su naturaleza esencial. Pero, antes de seguir adelante, detengámonos en la etimología de profano y sagrado.

Sagrado hace referencia a sacro, que en anatomía es el nombre del hueso situado en la parte inferior de la espina dorsal/columna vertebral, compuesto por cinco vértebras unidas entre sí que componen una estructura piramidal cuadrangular. También hace alusión a lo divino, aquello que es digno de ser venerado y profundamente respetado y aquello que recibió la consagración o el reconocimiento por el cumplimiento de las ceremonias y ritos considerados sagrados por una religión o culto religioso.

Profano proviene del latín profanum, palabra que se forma con el prefijo latino pro-, que significa ‘enfrente’ o ‘antes’, y la voz fanum, que significa ‘templo’, por lo tanto, se refiere a aquello que está separado o es distinto al templo. En la Antigüedad se usaba este término para referirse a las personas que no eran permitidas dentro de los templos para participar en los rituales, ritos o misterios.

En antropología se define sagrado como aquello perteneciente al reino transcendental y lo profano a lo que involucra los reinos del tiempo y el espacio; causa y efecto. Por otra parte, Lo sagrado y lo profano es una obra del rumano Mircea Eliade (Budapest, 1907-Chigago, 1986) publicada en el año 1956, donde define por primera vez lo sagrado como una oposición a lo profano.

Para Toro, “la vida tiene una cualidad sagrada y su expresión a través de las criaturas, es la más grande hierofanía (manifestación de lo sagrado en un ambiente profano), absolutamente fascinante y absolutamente terrible”.  ¿a qué se referiría cuando dijo terrible? ¿será quizás el espanto que produce la disolución del ego?  ¿o el terror de ser divinos con todo lo que ello implica?

En Biodanza, el cuerpo va más allá de la forma y pasa a ser la corporeidad viviente, el templo donde converge lo finito con lo infinito, lo mesurable con la inconmensurable, donde sagrado y profano (según el concepto de la antropología) se fusionan como las cinco vértebras lumbares para crear un único hueso fuerte y grande, que es la base de la conexión Tierra y Cielo mediante la columna vertebral que sustenta el gran templo humano. Todo nos habla de sacralidad cuando estamos dispuestas a contemplar la vida tal y como es: fractales de una única Unidad organizada y estructurada que se manifiesta en todo lo viviente.

Las personas, al relacionarse en una Danza de Amor, restablecen un sentido cósmico que las integra a una unidad mayor. Los magnetismos de la danza generan campos creativos, eróticos y biológicos que no pretenden representar una realidad trascendente, sino que constituyen en sí mismo, la gran ceremonia de la Vida, trascendente por sí sola.”  Y es que la sacralidad de la Vida es profundamente vital, trascendente y sexual, pero cuidado con la palabra sexual, no confundirla con la genitalidad. Sexual como la gran energía creadora que, concentrada en nuestra zona sacra que compone la pelvis, va más allá del placer genital para fundirse en el pulso del corazón y la consciencia ampliada, convirtiendo el placer en un goce eternamente renovado, creador de realidades basadas en la alegría de vivir. Es así como el Universo sintoniza y crea sinfonías que se manifiestan en el plano material: a través del goce y la alegría de vivir.

El ser humano puede teorizar sobre el inicio y el fin de la Creación; podemos intuir la existencia de un Vacío creador y un Infinito eterno, podemos teorizar sobre aspectos transcendentes y sobre todo lo que queramos, pero de lo único que podemos dar cuenta es del proceso del vivir, y es en este sentido que el ser humano vive aquí-ahora eternamente renovado. Rolando Toro dice “Toda la realidad es sagrada para el hombre de Biodanza y todo tiempo es litúrgico”. Es así como “lo sagrado no se da en un espacio mandálico ritual. Lo sagrado se da en cualquier circunstancia en que la vida se hace presente pues toda la Vida es Sagrada”.

Es evidente que no todos los lugares favorecen percibir habitar en lo eterno, pero “si Ud. está vinculado de centro a centro con el principio de Vida, experimenta la vinculación cosmobiológica, la antigua familiaridad con las piedras, con los pájaros, con el Sol, con el mar. (…) Podríamos hablar de que los Principios de Vida surgen de una inteligencia divina que trasciende valores egocéntricos.”

Para Rolando Toro, el sentido de lo sagrado se referencia en las funciones universales, las formas de vinculación de lo viviente, en el desarrollo evolutivo de la vida. Es esa mirada reverente por la Vida la que confiere a Biodanza una dimensión trascendente y libre. “Biodanza se inspira en los principios generales de lo viviente y no en ideas a priori o en dogmas religiosos”.  

En uno de los párrafos del texto que nos ocupa, Rolando hace mención del hinduismo como “la más catastrófica filosofía”, por considerar que la antiquísima tradición oriental afirma que la vida es una ilusión, “apenas la manifestación de los infinitos velos de Maya”, lo que Toro considera una grave descalificación de la vida como expresión máxima de lo divino. Quiero aclarar este punto, porque entiendo que Toro para afirmar lo que dice, se referenció en la interpretación que hizo Arthur Schopenhauer en su sistema filosófico del término sánscrito Maya. En este sentido, recomiendo la lectura del artículo de Luis Vivanco Saavedra, El concepto de Maya (I) en el pensamiento indio y El concepto de Maya (II).

El término sanscrito Maya etimológicamente significa “medida” pero generalmente se traduce como ilusión. ¿porqué? Porqué la realidad es infinita y por lo tanto no puede estar sujeta a medición, de la misma manera cualquier medición que haga la mente sobre la realidad es una ilusión. Un ejemplo es la concepción del tiempo y espacio. 

El velo de Maya sería la ilusión fruto de las creaciones de nuestros propios pensamientos, influenciados por creencias, aspectos culturales y tendencias, que son las que dan forma a las realidades en nuestra naturaleza humana. Cuando tomamos nuestros propios conceptos como realidades, es cuando podemos decir que estamos bajo el Velo de Maya, o sea, bajo la ilusión de nuestro ego. Trascender el Velo de Maya significa vencer el espejismo, la ignorancia y las limitaciones que nos impiden conocer la verdadera naturaleza de nuestra unión en armonía con el Todo.

La Vida no es una ilusión en la antiquísima tradición oriental del hinduismo, como afirma Rolando Toro; nunca puede serlo porque Todo es Uno. La ilusión es cuando nos percibirnos separados de lo que siempre es y siempre ha sido.

Amor y Servicio


[1] Peter Higgs, físico cuántico e investigador de las partículas subatómicas que componen el Universo. Su objetivo principal era describir la fuerza que sostiene al cosmos, bajo una misma ley y un mismo principio. Teorizó sobre una partícula subatómica que porta un campo magnético que, a su vez, dota de masa a todas las partículas elementales del Universo. A esas partículas se las nombra bosón o en lenguaje popular partícula de Dios.